"Cuando el narcotraficante Pablo Escobar fue asesinado en 1993, la violencia imperante en Colombia no murió con él. En el libro There Are No Dead Here (Aquí no hay muertos: una historia de asesinato y negación en Colombia),
Maria McFarland Sánchez-Moreno, quien trabajó durante muchos años como
investigadora de Colombia para Human Rights Watch, escribe sobre la
desgarradora violencia perpetrada por los grupos paramilitares que
surgieron a finales de la década de los noventa.
Se
enfoca en las historias de tres hombres que trataron de resolver esa
problemática a pesar de tener todo en su contra: el activista por los
derechos humanos Jesús María Valle, quien fue asesinado por sus
revelaciones; el fiscal Iván Velásquez,
y el periodista Ricardo Calderón.
El libro trata sobre el peligro que
conlleva su labor, los vínculos entre los paramilitares y las élites
políticas de Colombia y la influencia de la Administración para el
Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) y su guerra contra las drogas.
McFarland, quien ahora es directora ejecutiva de la Drug Policy
Alliance, habla sobre la valentía de las personas que aparecen en su
libro, la inspiración que siente por los fotoperiodistas que trabajan en
las zonas de conflicto y mucho más.
¿Cuándo surgió la idea de escribir este libro?
Todo
comenzó cuando finalicé mi trabajo como investigadora de Colombia para
Human Rights Watch. Pasé seis años llevando un registro de las
atrocidades y tratando de que el gobierno se ocupara de los problemas.
Pero estaba frustrada porque todos los documentos que produje no
captaban la realidad que llegué a conocer tan bien, las historias de
esta gente extraordinaria que, a pesar de las condiciones deplorables, a
menudo insistían en pelear por la verdad, por la justicia; insistían en
ser increíblemente honestas incluso cuando fácilmente podían haber
tomado otra dirección, sobre todo porque fueron muy presionados.
En
Estados Unidos, cualquiera que supiera algo de Colombia había oído
hablar de Pablo Escobar y las Farc, pero poca gente sabía de los
paramilitares; las historias normalmente retrataban a los héroes como
agentes de la DEA o judiciales. Se perdían toda esta otra parte, a esta
gente común que hace enormes sacrificios, toma riesgos inmensos y muchas
veces es asesinada porque se mantiene fiel a sus principios.
Comencé
con la idea de escribir solo un artículo en 2012. Estaba muy centrada
en la historia de Iván Velásquez, quien rastreó los vínculos entre
miembros del congreso y los escuadrones de la muerte paramilitares. En
gran medida trabajó solo y sin mucho apoyo, y enfrentó una campaña de
desprestigio impulsada por funcionarios gubernamentales de alto rango y
miembros del servicio de inteligencia.
Cuando hablé con él, me di cuenta
de que era parte de una historia mucho mayor. Estaba conectado
personalmente con los otros personajes. Comencé un borrador para una
propuesta de libro que tardé cuatro años en terminar. Escribir el libro
me tomó dos años.
¿Qué aprendió durante el proceso de escritura del libro?
Yo
sabía que eran personas valientes, pero cuando empecé a indagar sobre
los detalles de sus historias, quedé sorprendida por la cantidad de
riesgos que tomaron. Además, cuando hablé con sus familiares, me di
cuenta de que ellos también recibieron amenazas y se vieron envueltos en
sus actividades, lo que los afectó mucho.
Aun así, nunca trataron de
convencerlos de que dejaran de hacer su labor. De hecho, María Victoria,
la esposa de Iván, mantuvo en secreto varias amenazas serias que
recibió porque no quería que él dejara su trabajo. Sabía que eso lo
podría quebrar porque continuar con su compromiso era una parte muy
importante de su identidad.
Con
Calderón, no me había dado cuenta del tipo de riesgos que había tomado.
Lo conocí como reportero y sabía que él había revelado los escándalos y
los esfuerzos para manchar a Velásquez. No me había dado cuenta de lo
intrépido que fue porque se comportaba con mucha humildad. Años después
supe que fue secuestrado por sus fuentes en el servicio de inteligencia.
Pensaban que los iba a traicionar y necesitaban saber si les seguía
siendo leal.
Le dieron una droga para decir la verdad y perdió la
conciencia toda la noche. Sin embargo, continuó haciendo su trabajo: al
día siguiente volvió a reunirse con ellos y recibió sus disculpas.
¿En qué aspectos difiere este libro del que pretendías escribir al principio?
Comencé
con la historia del hombre que inició estas investigaciones, pese a ser
muy atacado, y después terminó por convencer a todos.
Luego se
convirtió en una narración mucho más sustanciosa cuando incorporé a los
otros personajes e indagué más en la historia. Una vez que tuve una
visión más amplia y más personajes, pude trazar el modo en que los
paramilitares crecieron —lo que eran y cómo lograron tener tanto poder e
influencia— y desarrollar todas estas conexiones. Si el libro solo se
hubiera tratado sobre una serie de investigaciones, no habría podido
mostrar todo eso. (...)"
(Entrevista a Maria McFarland Sánchez-Moreno,
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