"(...) Miles de mujeres fueron presas políticas de la posguerra y hasta bien
entrada la dictadura. ‘Cuerda de presas’ refleja la represión, poco
conocida, que sufrieron las mujeres republicanas al acabar la Guerra
Civil.
Este libro, publicado por primera vez en 2005 por la editorial
Astiberri, ha sido rescatado hace unas semanas por la misma casa en
formato de tapa dura. Está compuesto por 11 historietas de mujeres
escritas por García, quien se asoció con el ilustrador Fidel Martínez para realizar el que sería su primer trabajo conocido a escala nacional. (...)
El título ‘Cuerda de Presas’ se refiere a la práctica
de atar a los presos en hilera para su traslado. Un hilo invisible que
une las historias de aquellas que enfrentaron el horror, la vejación y
la humillación de un régimen inclemente aliado con la Iglesia para
ejercer un férreo control sobre las cautivas.
Nos topamos con Luisa, la
única mujer de la cárcel no es rapada y puede conservar su melena solo
para el disfrute de los captores que la violan. Matilde y Nieves, dos
mujeres lesbianas que sufren una represión todavía más brutal que el
resto de sus compañeras.
O Martina, quien da a luz a su hija en prisión y
pronto es apartada de ella. También queda reflejada la crueldad contra
los niños de las republicanas, quienes eran despreciados por ser “hijos
de rojas”.
Las historias son ficción, pero no hay ninguna de las
experiencias de ‘Cuerda de Presas’ que no reflejen la realidad de la
vida en prisión de estas mujeres entre el año 1939 y los primeros años
del franquismo hasta 1951. García, licenciado en Historia, realizó un
profundo trabajo de investigación para rescatar sus vivencias.
Se sirvió
de la que fuera presa republicana y luchadora antifranquista Tomasa Cuevas,
quien se dedicó a recoger los testimonios orales de las compañeras que
sufrieron su misma suerte. También se sirvió de la obra de la periodista
Carlota O’Neil que narró su
experiencia en ‘Una mujer en la Guerra de España”.
Pero el autor
encontró el tono para su libro más allá de nuestras fronteras. La
inspiración vino de ‘El furgón de los locos”, un libro del uruguayo Carlos Liscano que reflexiona sobre la tortura y su propia experiencia como preso político. (...)
“Rastreé los problemas comunes que tenían y los expuse de una manera
dramática”, explica García. Frente a los traslados, las comidas escasa y
con bichos, las enfermedades, el hambre, los abusos, también están “sus
pequeñas rebeliones”, que se convierten en “actos con un valor muy
grande en un universo tan represivo”, explica el guionista.
La idea
siempre fue tratarlas “con mucho respeto a ellas y a la realidad de su
vivencia” porque a su autor, que se define más alejado de las
convenciones ideológicas de la época por su edad –42 años–, se encontró
con una historia de injusticia, de falta de ética y de humanidad contra
aquellas víctimas. (...)
El número de mujeres que comenzaron el calvario tras la Guerra Civil en
las cárceles o lugares destinados para otros fines –conventos, iglesias y
hasta cines– aun hoy es desconocido. Se sabe que fueron miles. En la cárcel de Ventas, con capacidad para 500 mujeres, por ejemplo, llegaron a ingresar 14.000, explica el mítico guionista de historietas Felipe Hernández Cava
en el prólogo de este libro.
“Y esa ‘profiláctica’ vejación (…) entra
en el olvido: primero, por la censura franquista; después, por el pacto
de silencio aceptado por la transición; más adelante por el miedo del
Gobierno socialista a abrir los truenos de la memoria; y, finalmente,
por los años de plomo del Partido Popular, en que el revisionismo
empieza a campara a sus anchas (…)”, resalta. (...)
“Hay gente que quiere pasar página, pero creo que para pasar página hay
que recordar ciertas cosas”, explica García. “Si lees atrocidades como
as que yo he leído, difícilmente puedes quedarte al margen, sale la
comprensión”, añade.
Por otro lado, Martínez reseña que los sucesivos
gobiernos no han tenido el mínimo en interés en recuperar la memoria”,
al margen de un tímido intento de los socialistas durante el Gobierno de
José Luis Rodríguez Zapatero. “Habría que volver a ajusticiar a todos los agentes implicados y eso es algo que no interesa al Estado”, sentencia." (María F. Sánchez, Cuarto Poder, 01/01/18)
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