"(...) Las elecciones municipales de 1936,
permitieron por vez primera en la historia de Villanueva, que jornaleros
entraran a dirigir el ayuntamiento, ante el estupor y resentimiento de
los regidores habituales a los que sustituyeron y que se consideraban
vitalicios, los grandes propietarios agrícolas.
Las Comisiones Gestoras
del Frente popular en medianos y pequeños municipios, querían impedir el
boicot a la legislación social republicana por las derechas y caciques:
Jornada máxima de 8 horas, salarios mínimos determinados por las “Bases
de Trabajo”, o “Términos municipales”, estableciendo la preeminencia de
contratación de los vecinos del pueblo.
La Comisión de Villanueva se
propuso sanear las cuentas municipales recaudando impuestos pendientes
de los años 1934 y 35, diseñó un programa político para traer fluido
eléctrico, la conversión en regadío tierras de secano, y medidas para
combatir el paro.
El 18 de julio de 1936 los golpistas desencadenaron una represión generalizada
contra el Frente Popular, en Valladolid, deteniendo a miles de
Republicanos, entre ellos el gobernador civil, Luis Lavín, que sería
fusilado un mes después y el general Molero Lobo,
jefe de la 7ª División con sede en la ciudad, que sería juzgado y
condenado a muerte.
En toda la provincia, la resistencia a los
sublevados fue escasa y débil. Los insurgentes decidieron eliminar a
todos los cargos públicos y militantes y simpatizantes del Frente
Popular y sindicatos. No hubo venganzas en caliente o descontrol en la
represión, los jefes militares elaboraron listas, controlaron
detenciones, asesinatos, e inhumaciones clandestinas. En Villanueva de
San Mancio, fueron arrestados varios vecinos, jornaleros, entre ellos 6
miembros de la Comisión Gestora del Frente Popular que regía el
ayuntamiento.
El 13 de Agosto, 12 detenidos fueron
maniatados y transportados en un camión hasta Castil de Vela (Palencia).
Allí, junto a un arroyo llamado “Las Porcachas”, fueron tiroteados y
rematados a muerte. Uno de ellos, Ángel Ruiz, pudo huir, volvió
malherido a Villanueva pero un cura le denunció, y nuevamente detenido
fue asesinado horas después junto a Antolín Sánchez, y enterrados en
lugar desconocido.
Los 11 asesinados en Las Porcachas fueron trasladados
a una fosa común en el cementerio de Castil de Vela, registrados como
“fusilados por las milicias de defensa nacional”. Ese 13 de agosto los 2
curas del pueblo desoyeron las llamadas para que intercedieran en
impedir los asesinatos de sus convecinos. Se produjo venganza
eclesiástica porque los nuevos Gestores del Frente Popular habían
declinado participar anteriormente en la procesión autorizada del
patrono del pueblo.
Se impidió a las esposas de los
asesinados que buscaran a sus maridos, amenazadas de correr la misma
suerte. El nuevo régimen sometió a los supervivientes de las familias
afectadas, esposas, hijos, amigos, compañeros, a un terror extremado
para crear una sociedad nacional-católica 100% conforme al ideal social
de los vencedores.
Quedaron destruidos, sin recursos, culpabilizados,
sin voz, no bastaba los asesinatos de esposos, padres e hijos,
soportaron una larga travesía de penurias, malos gestos, requisamientos,
segregación, adoctrinamiento ideológico y religioso, etc. El silencio
impuesto no implicó el olvido, pero la ocultación de la historia
familiar por las viudas fue la única forma de supervivencia para
proteger a los hijos.
Tuvieron que convivir con los asesinos,
instigadores, cómplices. Las viudas trabajaron duramente para criar a
sus hijos, que tuvieron que abandonar la escuela para trabajar, los
varones en el campo, las mujeres sirviendo, a veces, en casas de los
verdugos. Muchos emigraron de Villanueva, pero la pesadilla les
acompañaría siempre. (...()" (Documentalismo Memorialista y Republicano, 18/10/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario