"A Concepción González Trigo, la edad (tiene 83 años) y una enfermedad
en las piernas le impiden trasladarse hoy desde Vigo. En su lugar
hablará Ángel Rodríguez Gallardo, un historiador que conoce bien su
historia, especialmente trágica, porque además de que mataran a su padre
al principio de la Guerra Civil, Concepción tuvo la mala suerte de ser
ella quien encontró el cadáver.
“Lo habían dejado tirado en un camino a las afueras del pueblo
(Ponteareas). Los falangistas habían ido a buscarlo de madrugada hasta
Tui, porque sabían que quería huir a Portugal. Su intención, según
dijeron, era matarlo en la plaza del pueblo, pero cuando llegaron, a las
siete de la mañana, había mucha gente colocando los puestos de la feria
para ese día, así que se lo llevaron en un camión, lo fueron torturando
por el camino y a las afueras lo mataron”, relata Rodríguez.
Poco después, Concepción encontraba el cuerpo. “Ella recuerda que
tenía los brazos y las piernas partidas. Lo habían molido a palos”.
Cuando fueron a enterrarlo se dieron cuenta de que le faltaba el reloj,
una pieza del patrimonio familiar que había pasado de padres a hijos
durante generaciones. “Concepción sabía quién lo había matado porque vio
al falangista muchas veces con él puesto”. Como un trofeo. Los verdugos
nunca se escondieron." (El País, 31/01/2012)
"¿Puede haber poesía después de Auschwitz?"(Adorno).............. "¡Es un deber vivir después de Auschwitz!"(Imre Kertéz).............
1/2/12
"Cuando fueron a enterrarlo se dieron cuenta de que le faltaba el reloj... Concepción sabía quién lo había matado porque vio al falangista muchas veces con él puesto”. Como un trofeo. Los verdugos nunca se escondieron"
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