"Nos expulsaron del pueblo tras fusilar a mi padre". Félix asegura que a su padre lo mataron por "ser de izquierdas". "No podías desahogarte y decir 'soy hijo de fusilado'. Ahora se puede hablar".
Carmen Cortés, que tiene a dos de sus tíos, Germinal y Lumen Cortés, bajo el mismo suelo, fue la última en abandonar la zona. "Sin hablarlo, mi padre era capaz de transmitir su dolor".
Jaime Cortés, sindicalista de UGT durante la II República, perdió otros dos hermanos más y un cuñado, repartidos ahora en otras fosas comunes de Burgos, Valladolid y Palencia." (El País, ed. Galicia, 17/08/2011, p. 15)
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