La vez anterior que se debatió, hace un mes, "la presión internacional consiguió detenerla". La internacional, y la local. "Pasamos dos días acampados delante del Congreso", relata. "Para el presidente [Yoveri Museveni] el apoyo internacional es muy importante, él es nuestra esperanza, porque si el Congreso aprueba la ley, él tiene que ratificarla, y confiamos en que no lo haga", cuenta.
Donde no espera tener mucho apoyo es en las organizaciones religiosas. "Los motivos de Bahati son religiosos. Él es evangelista y ellos están impulsando el odio", dice. De otras confesiones, como la católica, lo mejor que puede decir es que "se han quedado al margen". "Tienen otra estructura, son más jerárquicos, no nos apoyan, pero no han activado la persecución", afirma.
No es que la situación en Uganda sea en estos momentos buena para gais y lesbianas. "Te pueden arrestar por una manifestación de cariño en público. A muchos les ha pasado, sobre todo a los jóvenes. Ellos no entienden que tienen que tener cuidado, que tienen que disimular", relata.
Como prueba de esa violencia, Dennis cuenta que su organización "tiene que cambiar de sede cada poco tiempo. Ya nos han atacado dos veces. Cuando se enteran de a qué nos dedicamos, nos asaltan y nos lo destrozan todo. La última vez se llevaron los ordenadores". (WAMALA DENNIS: "La pena de muerte para los gais volverá a discutirse en el Parlamento". El País, 18/06/2011, p. 42)
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