"Temporeras extranjeras denuncian abusos de sus patronos en la recogida
de fresa en Huelva. Los abusos y violaciones sexuales con hostigamiento
laboral a las mujeres temporeras en los campos de fresa no es de ahora,
pese a que la consejera de Justicia e Interior de la Junta, Rosa
Aguilar, informó ayer en el Parlamento, haber denunciado a la Fiscalía,
al menos un caso, tras reunirse con sindicatos y organizaciones sociales
de las comarcas de la fresa. «Tienes que ser buena, o no vuelves el año
que viene».
«Los patronos se deslizan por la noche en los barracones
de las trabajadoras marroquíes. Las casas, prefabricados llenos de
literas, quedan en medio del campo, perdidas entre los invernaderos de
fresas, a kilómetros del pueblo más cercano. Levantaban las sábanas y
contemplaban el cuerpo de las mujeres desnudas sobre la cama. Luego
pasaban al baño.
Si alguna se estaba duchando, la obligaban a continuar
delante de ellos: −O te dejas, o te quedas sin trabajo», contaban en el
reportaje Víctimas del oro rojo, el 13 de junio de 2010 en El País.
Dos
denuncias de abusos sexuales contra cinco patronos españoles, se
presentaron en 2010, por ocho mujeres marroquíes de entre 18 y 30 años.
Las trabajadoras de la fresa (mayoritariamente marroquíes, rumanas y
polacas) que cada año recogen 250.000 toneladas de frutos nunca habían
levantado la voz contra empresarios y encargados.
Contra otros
extranjeros responsables de agresiones y violaciones, sí −en los andenes
de las carreteras, en los campos de noche, a las puertas de las
discotecas−, pero las acusaciones no tocaban a los jefes y, en los
contados casos en que lo hacían, no llegaban a juicio. Todo a pesar de
que hace 20 años que en Huelva se habla de visitas nocturnas a la caseta
de las mujeres. Ahora se sigue repitiendo; parece que fue ayer.
El pasado 18 de mayo, el Sindicato Andaluz de Trabajadores denunciaba la explotación que están sufriendo las trabajadoras migrantes que recolectan las fresas.
No lo hacía sólo por las condiciones laborales «infrahumanas», sino
también por los abusos y la explotación sexual que sufren estas
trabajadoras. Por ello pidió a las administraciones y a la Fiscalía que
tomen medidas para hacer frente a esta situación. «No hay suficiente
respuesta por parte de las entidades competentes, ni del Gobierno de
España ni de Andalucía.
Entendemos que tiene que haber un Instituto de
la Mujer en condiciones que defienda a las compañeras, y que no sufran
la explotación sexual y laboral y que no se atreven a denunciar porque
necesitan el dinero», denunciaba.
Se calcula que unas 18.000
mujeres marroquíes trabajan en la recolección de fresa y frutos rojos en
los campos de Huelva esta temporada. Mujeres migrantes, contratadas en
origen, que no hablan español y que, aparentemente, no acuden a pedir
ayuda en caso de sufrir abusos ni a las administraciones públicas, ni a
los grandes sindicatos, ni a las ONG que trabajan en la zona.
La
Consejera Aguilar también ha pedido ayuda a la ministra de Trabajo
Fátima Báñez, para que las inspecciones de trabajo, cooperen y atajen el
problema. La diputada de IU Elena Cortés, en la sesión de control del
Parlamento, lamentó que haya sido a través de un medio de comunicación
extranjero «que se haya conocido la situación de abusos por razón de
sexo sobre mujeres trabajadoras en la recogida de la fresa en
Andalucía».
La diputada de IU, se refería a un reportaje
publicado originalmente en revista digital alemana y en BuzzFeed en
distintos idiomas. En él, dos periodistas, una alemana y otra italiana, denuncian los continuos abusos sexuales e incluso violaciones que sufren las mujeres que recogen las fresas.
Las periodistas, que afirman haberse entrevistado con decenas de
mujeres recolectoras de fresas en los campos onubenses, afirman que los
abusos sexuales son constantes y que hay varios casos de violación,
aunque sólo uno de los casos se denunció. También la revista La mar de Onuba y El Confidencial Andaluz
se han hecho eco de la denuncia de la pasividad institucional y el
manto de silencio que desde diversas organizaciones se tiende sobre las
condiciones de estas mujeres.
La Fiscalía de Huelva ha abierto
diligencias de investigación tras recibir la documentación remitida por
la Dirección General de Coordinación de Políticas Migratorias de la
Junta de Andalucía. Esta información se une a la aportada también por los reporteros de El Español Andros Lozano y Marcos Moreno, que coincide con la investigación que lleva realizando desde hace más de una semana la Policía Nacional.
Ocho
años después, y sobre la base de un mismo relato, se ha logrado poner
en marcha los mecanismos del Estado que protegen a las mujeres más
vulnerables. Recursos que ya existían, pero que por algún inexplicable
motivo, no habían llegado aún a las mujeres marroquíes del campo
onubense como al resto de las mujeres en España.
La declaración del
Gobierno Andaluz a través de la Consejera de Justicia, abre la puerta a
corregir ese déficit, y cabe esperar que a partir de ahora las campañas
del oro rojo onubense acojan a trabajadoras conocedoras de sus derechos y obligaciones, y las leyes que las amparan.
Fuentes
judiciales onubenses han manifestado a La Mar de Onuba, que no es
legalmente plausible abrir una única causa judicial sobre los casos
conocidos, y los que empiezan a aflorar, por testimonios de víctimas,
testigos, agresores y «escenas del crimen».
Las mismas fuentes apuntan
la determinación del Fiscal, de investigar todos los casos conocidos y
detectar otros sobre los que aparezcan indicios, así como perseguir
todos los delitos contra la Libertad de la mujeres que se hayan podido
cometer en Huelva.
Según los empresarios de la fresa, se contrata
solo a mujeres, porque son perfectas para este trabajo. Genéricamente
se adaptan mejor a estas labores que los hombres, tienen las manos más
sensibles y la recolección es mejor. También por su anatomía las mujeres
resisten más tiempo en la posición agachada que requiere el trabajo.
Se
trata de una población altamente vulnerable y empobrecida, proveniente
de las zonas agrícolas de Marruecos donde no hay trabajo, y estas
contrataciones pueden suponer su única fuente de ingresos durante todo
el año. Son las peor pagadas en los campos andaluces.
Según convenio,
estas trabajadoras ganan por jornada de trabajo 38 euros netos por una
jornada de entre seis y media o siete horas, en condiciones duras bajo
los plásticos. Esto supone, unos diez euros menos que lo que cobran
otros trabajadores agrícolas en Andalucía. Más si se lo compara con la
recogida de la aceituna, donde, según el SAT, los sueldos mínimos están
por encima de los 50 euros por jornada.
Hace años, resultaba
difícil encontrar en Huelva a alguien que aceptase hablar mal de la
fresa y lo que se ocultaba, a cara descubierta. El fruto que se conoce
como el «oro rojo», factura anualmente 320 millones de euros. Guardia
Civil, jueces, políticos, empresarios, periodistas, todo el mundo ha
oído algo sobre abusos, pero no es un tema de conversación agradable: la
fresa es el sustento de media provincia.
Pocas personas hablan
abiertamente de la existencia del problemas de los abusos o violaciones y
cuando lo hacen es en condición de anonimato. Hoy, siguen los abusos y
la violencia hacia las mujeres, las instituciones, al menos, parece, que
se han comprometido.
Del «desconocimiento», a pedir la intervención de
la Fiscalía, en tres o cuatro días.
Una de las últimas noticias conocidas es que la Policía Nacional ha
detenido a un hombre de nacionalidad española por los presuntos delitos
de abuso sexual y coacción sobre jornaleras marroquíes y no se
descartan más detenciones. El investigado tiene 47 años y ocupa el
puesto de manijero (encargado) dentro del tajo.
Su labor es la de
supervisar a las temporeras durante la jornada laboral. El detenido ha
quedado en libertad con cargos. Estos hechos están en primera línea de
la actualidad, después de que La Mar de Onuba reprodujera sendos
reportajes de Paslae Mueller y Stefania Prandi en Correctiv y Buzz Feed
News, que reflejaban estas trágicas historias.
Perico Echevarría
recuerda que la película Casablanca esconde uno de esos momentos
imprescindibles del cine, que resume a la perfección la reacción del
poder cuando se ve obligado a intervenir ante «conductas inapropiadas» y
conocidas. Es la respuesta del capitán Renault cuando a Rick le
pregunta por qué cierra su café: «¡Es un escándalo! He descubierto que
aquí se juega». Bien está lo que bien acaba; ¡si acaba!" (Víctor Arrogante , Rebelión, 29/05/18)
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