"Ni el golpe militar del 36 fue una respuesta al caos desatado por la izquierda, ni había una revolución comunista en marcha, ni la Iglesia apoyó a Franco en respuesta a las matanzas de religiosos, ni existió una unánime "Galicia leal".
Son consensos a los que los historiadores -aunque los debates continúan abiertos-, van llegando. El
periodista Federico Cocho sintetizó y reunió en un libro, 'Guerra
civil. Que pasou en Galicia e en España', (Xerais), los principales
datos y conclusiones sobre las causas, desarrollo y
consecuencias de la contienda que enfrentó no a dos, sino a tres
Españas, la reformista, la revolucionaria y la reaccionaria. (...)
Así, en los primeros meses de la Guerra Civil fueron asesinados en
Galicia los cuatro gobernadores civiles, los alcaldes de cinco de las
siete ciudades gallegas y los 26 de las poblaciones más importantes.
Fueron ejecutadas también las máximas autoridades militares gallegas que
se opusieron al golpe, los civiles más activos en la defensa de la
legalidad y aquellos con cierta relevancia social en determinadas
comunidades como maestros, médicos, farmacéuticos y abogados. En total,
4.699 ciudadanos asesinados. (...)
"Los falangistas de O Incio empezaron con las amenazas a la familia.
Nadie daba crédito de lo que estaba pasando. Un día apareció muerto el
perro de mi tío y ya decidieron los hermanos que tenían que escapar",
cuenta a Público Esther García, que explica que finalmente los
dos hermanos fueron capturados y trasladados a la prisión de Monforte de
Lemos, donde ofrecieron a Manuel partir al frente como médico de los
nacionales: "Yo no soy veterinario, no curo animales", contestó Manuel,
según relata Esther. (...)
A partir de ese momento comenzó el particular infierno de Manuel. Fue sacado de la cárcel en un paseo
nocturno aunque consiguió escapar herido refugiándose en casa de un
"amigo suyo de derechas", el famacéutico de Sarria Antonio Peña. "Allí
fue apresado por la conocida cuadrilla de falangistas de Layosa. Le
fueron atadas las manos a una soga prendida de la cola de un caballo y
fue arrastrado durante varios kilómetros
hasta llegar a la entrada de O Incio. Al llegar allí, aún con vida y
consciente, fue asesinado. Luego le amputaron un dedo para robarle la
alianza", prosigue Esther.Era el 11 de septiembre de 1936. En los
primeros cinco meses de 1936 fueron asesinados en Galicia un promedio
de 14,25 personas por día, mientras que a finales de 1939 la cifra de
ejecuciones había descendido a 0,7 al día. (...)
"Estaban acusados de haber hecho frente a las tropas sublevadas, es
decir, de oponerse al alzamiento nacional. (...) No eran ni
sindicalistas exaltados, ni agitadores políticos, sólo habían tenido la
mala suerte de haber participado en asociaciones sindicales y
políticas", cuenta Miguel a Público, que añade que "la represión y el terror
continuó cebándose en las familias de estas personas, que tuvieron que
padecer acoso y humillaciones, el incendio y saqueo de sus casas y las
burlas e insultos cuando los primeros de noviembre llevaban flores a las
sepulturas donde se habían enterrado a sus familiares asesinados". (...)
En octubre de este 1936 fue también asesinado Julio Sanz Martín,
enfermero-practicante en la Marina. Su nieta, Elvira Sanz, lo denuncia
ante la Justicia argentina. "Mi abuelo tenía 34 años. El 22 de octubre
de 1936 fueron unos hombres a su casa, donde vivía con su mujer y sus
dos hijos, y dijeron que se lo llevaban a un juicio. Al día siguiente,
el 23 octubre, apareció el cadáver en una cuneta de San Juan de Ouces.
Su muerte quedó anotada en el Registro Civil causada por una "hemorragia
intensa". (...)
Como Julio, la represión en el estamento militar en Galicia afectó a 140
marinos ejecutados, así como al almirante Antonio Azarola Gresillón; el
general de división Enrique Salcedo y el gobernador militar de Galicia
Rogelio Caridad Pita. (...)
El asesinato selectivo o indiscriminado no fue la única vía de
represión. Con el objetivo de destruir una sociedad civil, plural y
organizada fueron condenados a cadena perpetua 1.597 ciudadanos y 1.981 fueron sentenciados a
diferentes penas de prisión inferiores. En total, 28.234 víctimas
gallegos sufrieron algún tipo de persecución judicial por las nuevas
autoridades militares. "Es imposible la cuantificación o estimación
sobre otras formas de coerción o violencia: desde los encarcelamientos y
torturas hasta las rapas y purgas de mujeres
que se perpetran con idéntica escenificación en todo el territorio
gallego y, a diferencia de las otras tipologías represivas, estaban
diseñadas para su exhibición pública", señala la investigación de Nomes e
Voces.
Así, en la Galicia de la Guerra Civil pueden ser
perseguidos y exterminados desde un líder comunista local a un
simpatizante de un sindicato que busca mejorar sus condiciones
económicas pasando por la "burguesía progresista que a través del
socialismo, el republicanismo o el galeguismo aspiran a consolidar el
liberalismo democrático". "No se trata, pues, de un ataque a una posible
revolución de tipo soviético —sin ninguna base documental—, sino de
acabar con un sistema en el que cobra el protagonismo principal la
participación ciudadana en un escenario tendente a la modernidad y el progreso", concluye la investigación de Nomes e Voces." (Público, 15/03/2014)
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