"(...) El trabajo de Díaz recoge el horror que acompañaba a los enterramientos. Incluso circula información, explicó el historiador, sobre la posibilidad de que algunos de ellos fuesen sepultados vivos,
como denunció el capellán del Hospital de San Lázaro ante los servicios
religiosas del cementerio.
Así se lo comunicó una persona que huyó de
Sevilla a las autoridades republicanas en Málaga en 1937: “Con un grupo
de los nuestros, no se preocuparon de rematarlos y al día siguiente, el
capellán fue a protestar ante el general Queipo de Llano. Fue asesinado
un día después”.
Para Díaz, es más que probable que la situación fuese
frecuente, dados los testimonios. Algunas víctimas fueron rematadas a
pie de zanja, incluso por el propio sepulturero. (...)" (Público, 18/03/2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario