Un pájaro en la cerca del viejo campo de exterminio de Majdanek, en Polonia
"En Auschwitz no
había espacio para la poesía pero, sorprendentemente, sí lo hubo para la
ornitología. Una de las historias más asombrosas de aquel lugar
espantoso es la de la insólita empresa de documentar la población de
pájaros del campo que llevó a cabo un naturalista miembro de las SS.
Mientras los trenes llegaban, las cámaras de gas mataban y los hornos
ardían, el naturalista y Obersturmführer (teniente) Günther Niethammer
identificaba las aves del lugar y los alrededores con un celo científico
que resultaría admirable en cualquier otra situación.
Niethammer (1908-1974) era ya entonces un ornitólogo prestigioso que
había realizado expediciones y logrado en 1932 el retorno a Alemania de
la célebre colección Brehm. Se afilió en 1937 a las SS y entre 1940 y
1942 fue guardia en Auschwitz-Birkenau, donde convenció al comandante
del campo, el infame Rudolf Höss, para que le dejara realizar su
investigación, de la que derivó la que posiblemente sea la más
alucinante monografía escrita por un ornitólogo: Beobachtungen über die Vogelwelt in Auschwitz
(Observaciones sobre la vida de las aves en Auschwitz).
En las 40
páginas del opúsculo, Niethammer recoge pormenorizadamente las 126
especies identificadas y estudiadas, entre ellas algunas que cuesta
especialmente imaginar en el infierno, como el petirriojo, el ruiseñor y
la alondra.
El que alguien pudiera dedicarse al birdwatching en medio
del exterminio y extasiarse con, por ejemplo, el carricerín cejudo
resulta asombroso y surrealista. Aunque desde luego para los deportados
era mucho peor que a un SS (como Mengele) le interesara la medicina...
Al escritor alemán Arno Surminski (1934) la historia de Niethammer le sirvió de inspiración para una novela Los pájaros de Auschwitz,que acaba de publicar en España Salamandra. (...)
No obstante, el autor explica que el personaje del ayudante también
tiene un origen auténtico, un preso polaco de Auschwitz, Jan Grebackis,
que asistió forzado al ornitólogo nazi y al que se pierde la pista al
final de la guerra.
Le señalo que el obituario oficial de Niethamer, que lo describe como
una eminencia científica, autor del manual de referencia sobre las aves
europeas y durante años presidente de la Sociedad Alemana de
Ornitología, no menciona para nada su vinculación al nazismo ni su
ensayo sobre Auschwitz, dedicado por cierto a Höss, que ya es
dedicatoria. “Era de una familia distinguida.
Fue un gran ornitólogo,
admirado y respetado. Lo de Auschwitz se supo mucho más tarde. El final
de la novela coincide bastante con la realidad. Se entregó y declaró que
nunca hizo daño a nadie. La sentencia fue leve”.
En la novela tiene un papel importante un abejaruco. “Ese pájaro tan
bonito y multicolor llega a Auschwitz en un vagón de deportados y Grote
se muestra preocupado y compadecido por su suerte tras los seis días de
viaje.
Toda la monstruosidad del personaje y de la situación está
contenida ahí. No ve a la gente que camina hacia las cámaras de gas sino
solo al pájaro. Es una escena capital”. (El País, 25/02/2013)
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