"El mercante Udondo, fue apresado en la mar por las tropas sublevadas
de Franco en septiembre de 1936. A sus 40 tripulantes y a los dos
pasajeros que viajaban en él, les fusilaron contra la tapia del
cementerio de Serantes, cerca de El Ferrol sin juicio alguno. El Estado
Mayor del Ferrol se apropió de todo su dinero y sus joyas.
Hoy, María
Josefa Zorroza, sobrina de uno de los ejecutados, Teófilo Zorroza, pide
justicia y reparación ante la jueza argentina María Servini de Cubría
que instruye la querella por los crímenes del franquismo. Su testimonio
en videoconferencia, será uno de los primeros que conocerá la
magistrada.
“Teofilo Zorroza Gezuraga, de quien quiero levantar testimonio en la
querella 4591-10, era mi tío paterno, nacido en Morga, que embarcó a los
20 años, en septiembre de 1935, en el vapor UDONDO, para ayudar a la
familia”. Así comienza el testimonio de María Josefa Zorroza entregado
en la querella argentina de los crímenes del franquismo, uno de los
primeros que verá la jueza María Servini de Cubría en videoconferencia.
“Un año después, en septiembre de 1936, el buque UDONDO fue apresado en
la mar, junto a otros cuatro navíos más (Genoveva Fierro, Abando, Ulia y
Juan Mary) llevando carbón, fosfatos, víveres y pasajeros. El 27 de
septiembre del mismo año, muere afusilado contra el muro del cementerio
de Serantes (Ferrol), junto al resto de la tripulación, en total, 40
hombres y dos pasajeros.
Estas 42 personas fueron ejecutadas en tres
días consecutivos sin la vista de un juicio, «por traidores a la
patria».” Luego, les arrojaron a una fosa común excavada en la tierra. (Ver lista de fusilados en pdf)
Aclara Teófila que el buque, matriculado en Bilbao, realizaba
habitualmente transporte de carbón de Gijón a Barcelona, y fue capturado
el día 12 de septiembre a 10 millas al norte de Gijón por el Bou
artillado Tritonia.
“Trasladado en principio a Ribadeo, las autoridades
de Marina de Ferrol ordenaron que esos marinos fueran “pasados por las
armas” sin acusación documentada, es decir, sin juicio ni sentencia
previa, como consta en el Expediente 22/1936”.
Entre el 25 y el 27 de ese mes murieron fusilados en el cementerio de Serantes, en el municipio contiguo a Ferrol, los cuarenta y dos hombres que iban a bordo; los mataban en tres grupos de catorce por día, comenzando la primera jornada por el capitán, los oficiales, el contramaestre y los maquinistas.
Les colocaron contra el muro del
cementerio de la parroquia, cerca de la entrada. Al otro lado les
esperaba una fosa común excavada en la tierra. “Fueron condenados a
muerte sin consejo de guerra según la propuesta del auditor de la Base
Naval de Ferrol García Rendueles, confirmada por el jefe de la Base, el
vicealmirante Núñez. Rendueles no tuvo empacho en proponer la muerte de
todos los embarcados”, continúa la denuncia.
“Estaba el barco comandado por Óscar Blanco, un asturiano natural y vecino de Gijón, de 35 años, que dejaba cinco huérfanos. Los oficiales eran levantinos (dos de Valencia y uno de Cartagena). Los marineros y fogoneros procedían en su mayoría de Asturias, Galicia y Vizcaya, pero además entre los ejecutados se hallaban dos afiliados a CNT que viajaban según la documentación como pasajeros”, sigue Josefa.
¿Y qué pasó de
sus pertenencias? “El Estado Mayor de Ferrol recibió en octubre 9.521
pesetas, recogidas a la dotación del vapor, además de veinte libras
esterlinas, un aro y un anillo de oro, un monedero de plata y dos
cadenas de oro, una con medalla de oro y otra con medalla de plata. Los
bienes fueron requisados, pasando a formar parte del Tesoro Nacional”. (...)
En su testimonio, la denunciante recuerda que el Udondo no fue el
único barco cuyos tripulantes fueron ejecutados por los franquistas. “El
28 de setiembre son sacados de la Escollera y del “Plus Ultra” ocho
marineros de la Armada, para ser paseados frente al muro del cementerio
del barrio alto de Canido y enterrados en una fosa común”.
Cita también
que a finales de noviembre de 1936 aún se produce un nuevo fusilamiento
masivo sin juicio. “La decisión de un auditor de Marina lleva a la
muerte a diez tripulantes del vapor “Dómine”, tras determinar que se ha
tramado un complot para apoderarse del barco y pasarse al enemigo”.
Los diez ejecutados, seis con residencia en Barcelona, tenían entre 19 y 33 años”. (El Plural, 02/01/2012)
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