"La muerte de Steve Jobs, fundador y dirigente de la empresa Apple, ha
sido el espectáculo mediático empresarial más teatral vivido este año. (...)
En esta divinización (y no creo exagerado este término para definir
el clamor unánime de alabanzas) se ignoran varios hechos de su biografía
que dan otra versión del personaje. En realidad, Steve Jobs era muy
representativo del emprendedor que ha hecho una enorme fortuna a base de
utilizar y explotar para beneficio propio bienes comunes sin los cuales
no hubiera alcanzado su éxito.
Es más, su fortuna se basó, en parte, en
una enorme explotación de otros seres humanos. Veamos los datos,
comenzando por sus características como empresario empleador. Apple, la
empresa de Steve Jobs, no fabrica sus productos en EEUU. Lo hace en
Shenzen, una ciudad de China conocida como el Silicon Valley chino,
donde trabajan 420.000 trabajadores en condiciones miserables.
El grupo
empresarial Foxconn dirige tal conglomerado de industrias que producen
aparatos electrónicos. En este lugar, incluidas las fábricas de Apple,
se explota brutalmente a sus trabajadores (no es extraño que trabajen
seis días a la semana 16 horas al día) en condiciones militares en sus
cadenas de montaje.
Existe un ambiente de terror bien documentado por la
obra de Mike Daisey (The agony and the ecstasi of Steve Jobs) en ninguna parte mencionada en la bacanal de elogios escritos a razón del homenaje a su figura.
Su fortuna personal (estimada en 8.500 millones de dólares) y los
enormes beneficios de su empresa se basaban, en parte, en esta súper
explotación de otros seres humanos. El número de suicidios, consecuencia
de las horribles condiciones de trabajo, ha sido denunciado en varios
medios internacionales.
Según el diario londinense Daily Mail, a
los trabajadores de las fábricas de Apple en China se les fuerza a
firmar un contrato en el que se comprometen, ellos y sus familias, a no
denunciar y a no llevar a la compañía a los tribunales en caso de
accidente, daño, muerte o suicidio.
La insensibilidad hacia las condiciones de trabajo en sus empresas
reflejaba una actitud muy representativa del gran emprendedor del siglo
XX.
Su antagonismo, casi hostilidad, hacia la clase trabajadora, era
bien conocido. Como señala Eric Alterman en su artículo titulado Steve
Jobs. Una vergüenza americana (Steve Jobs. An American Disgrace publicado en The Nation.
28-11-11), Steve Jobs había aconsejado al presidente Obama a imitar a
China y permitir a las empresas estadounidenses hicieran, no sólo en
China, sino también en EEUU, lo que quisieran, sin ningún tipo de
protección a los trabajadores ni al medio ambiente.
Su obsesión era acumular dinero, sin ningún freno en ello. Era el
“perfecto emprendedor” de la Corporate America, que se nos quiere
presentar como modelo y ejemplo. No se conoce que diera dinero a actos
sociales benéficos, como los súper ricos suelen hacer en aquel país como
estrategia de marketing para mejorar su imagen.
En realidad, ridiculizó
a Bill Gates por crear una fundación que lleva su nombre, atribuyendo
un supuesto retraso tecnológico de las empresas de Bill Gates (la
hostilidad de Steve Jobs hacia Bill Gates era bien conocida) al
“excesivo interés de Bill Gates en ayudar a los pobres”. Steve Jobs era
un personaje que pertenecía al mundo definido por Charles Dickens." (Rebelión, 16/12/2011, 'El otro Steve Jobs', de Vicenç Navarro,Público)
"¿Puede haber poesía después de Auschwitz?"(Adorno).............. "¡Es un deber vivir después de Auschwitz!"(Imre Kertéz).............
16/12/11
En este lugar, incluidas las fábricas de Apple, se explota brutalmente a sus trabajadores (no es extraño que trabajen seis días a la semana 16 horas al día) en condiciones militares en sus cadenas de montaje. Existe un ambiente de terror bien documentado
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