"Hasta que los franquistas ganaron la guerra, casi la totalidad de los
territorios de las 5 provincias castellano-manchegas permanecieron del
lado de la legalidad republicana. En la posguerra, la miseria, el miedo,
la represión marcaron la vida de las gentes.
Los vencedores generaron
una terrorífica violencia sobre los vencidos, mostrando una feroz ansia
de venganza, fusilamientos, ejecuciones extrajudiciales, asesinatos
incontrolados, humillaciones públicas especialmente contra las mujeres,
reclusión en campos de concentración o prisiones a lo largo y ancho del
paisaje manchego, hacinamiento, infecciones, mano de obra de presos en
régimen de esclavitud, depuraciones, controles sociales obsesivos,
persecuciones…
Durante la década de los 40, además de los exiliados y de miles de
funcionarios depurados, las víctimas de la represión, cifra recogida
hasta el momento representando una mínima parte del total, fue de
20.957.
En la provincia de Albacete fueron 12.010, en Toledo 4.592, en
Guadalajara 2.566, en Ciudad Real 1.064 y en Cuenca 707. De ellas, 2.290
son mujeres.
Tras juicios militares sumarísimos hubo ejecuciones,
muchos de sus cuerpos se encuentran todavía en fosas comunes; 10.405
víctimas pasaron por prisión; el número de presos fallecidos mientras
cumplían sentencia serían 1.549. Asesinados extrajudicialmnete 1.015.
Hay muchas evidencias calladas y silenciadas, toda una memoria por
recuperar.
Decenas de miles de prisioneros pasaron por los campos de
concentración de Jadeña, Palacio de Cijara, San Martín de Pusa, Talavera
de la Reina, Ocaña, Casa Zaldívar, Toledo-San Bernardo, en Murcia hubo
30.000 presos, en Ciudad Real 11.600, Hellín, Manzanares, Valdepeñas,
Santa Cruz de Mudela, Almagro, Daimiel. Cientos, miles, estuvieron en
los campos de Castilblanco, Los Yébenes, Jarosa, Fuenlabrada de los
Montes, Villarta de los Montes, Nava de Ricomalillo, Villanueva de los
Infantes, La Higueruela, Orgaz, Tembleque, Yébenes, Consuegra,
Madridejos, Toledo-San Bernardo, Almuradiel. Además las prisiones
provinciales de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Almadén,
Chinchilla, Hellín, Ocaña, Sigüenza, Talavera de la Reina.
La violencia criminal se ejerció con saña. Salvino Ramos Esteban un
avanzado maestro nacional, defensor de la idea Republicana de escuela
pública, gratuita, obligatoria, laica falleció en prisión, y su familia
fue también duramente represaliada.
J. C. L., 26 años, bracero de
Tarazona de la Mancha (Albacete), fue ejecutado en noviembre de 1939 en
las tapias del Cementerio de Albacete acusado de “ser miliciano armado
en los primeros momentos de la guerra”.
A. A. G. natural de Quintanar de
la Orden (Toledo), hijo de una presa política, falleció con 7 meses en
la cárcel de Ocaña en junio de 1940 mientras su madre cumplía condena.
Francisco Vindel Carrillo, primer exhumado de las fosas de Uclés, murió
tras recibir la enésima paliza de la Falange de Horcajo de Santiago en
la Cárcel de Uclés en Agosto de 1941.
Valeriano Serrano García murió en
el centro de Falange de Cuenca en abril de 1939, por “suicidio por
ahorcamiento”.
Gervasio Martínez murió en su casa de El Provencio, se
pasaron con la silla eléctrica. Juan Araque Martínez, Presidente de UGT y
Alcalde de Sisante, torturado hasta la muerte en su pueblo, su cadáver
quedó expuesto al público frente al ayuntamiento.
Las mujeres Republicanas se habían organizado en retaguardia apoyando
a los hombres en el frente, realizando las tareas del campo,
implicándose en la organización municipal, militando en organizaciones,
sindicatos. Todo ello agravó la represión franquista sobre ellas,
diferente en la forma, que no en la intensidad, respecto a la de los
hombres, más sutil, sibilina, dañina, ejemplarizante y humillante.
Recibieron castigos despojándolas de toda dignidad, exhibiendo
públicamente su cuerpo vejado o mutilado, sometiéndolas. Muertes
violentas de mujeres entre 1939 y 1943 aparecen como “suicidio,
ahorcamiento, asfixia por presión”, enmascarando su asesinato. Hay que
añadir las muertes por pobreza, miseria, marginación social,
produciendo: “colapso por hambre”, “agotamiento por falta de alimento”,
“avitaminosis”, etc.
Blasa Jiménez Chaparro, primera mujer alcadesa de Alhambra (Ciudad
Real) murió en la prisión de Amorebieta (Vizcaya) como consecuencia de
las torturas y el hambre. Milagros Atienza Ballestero, de Ciudad Real,
cenetista ejecutada también a garrote vil. La primera mujer afiliada al
PSOE y UGT en Ciudad Real fue Milagros Atienza Ballesteros, natural de
Ciudad Real, nacida el 19 de noviembre de 1915, mecanógrafa en la
Diputación de Ciudad Real. Acusada de intervenir en actos marxistas,
condenada por un delito de adhesión a la rebelión, ejecutada a garrote
vil el 17 de Noviembre de 1939.
Elena Tortajada Marín, natural de Valdepeñas, maestra nacional en
Ciudad Real, militante del PCE, participó en mítines y actividades
políticas. El 1 de Abril de 1939 ingresó en la Prisión Provincial de
Ciudad Real con su hijo de 3 meses. Ejecutada a garrote vil en la cárcel
de Ciudad Real con 28 años al día siguiente de que su bebé cumpliera 9
meses. Poco antes entregó su hijo a sus compañeras diciendo delante de
los guardias y soldados con voz clara y firme: “Aquí os confío y os pido
que le eduquéis y le inculquéis mis ideales y que nunca olvide por qué
murió su madre”.
Muchas presas se vieron obligadas a entregar sus hijos a un destino
incierto, instituciones religiosas, hospicios, donde ingresaban al ser
ejecutadas sus madres. Amalia Arenas Martín, natural de Almagro, casada,
37 años, madre de 8 hijos, sus 2 hijas Jorja y Dolores Valencia Arenas
de corta edad, permanecían con ella en prisión, fueron entregadas al día
siguiente de la ejecución de su madre a las religiosas del Hospicio
Provincial de Ciudad Real.
También fueron víctimas Paz Ruiz Sánchez, de Brazatortas, deportada a
Mauthausen con el n.º de prisionero 36.314 en enero de 1941, trasladada
al campo de Gusen en febrero de 1941 donde falleció en diciembre de
1941. Remedios Muñoz Fernández, de Cózar, deportada a Mauthausen con el
nº de prisionero 81.798, en marzo de 1941, trasladada a Gusen falleció
allí en agosto de 1941.
Con la posguerra llegaron “los años del hambre”, agravados por las
políticas autárquicas del régimen vencedor. Los años 40 fueron una
década completamente perdida para Castilla-LaMancha. Las familias
humildes castellano-manchegas sobrevivían y superaban mal el hambre, la
malnutrición, las enfermedades. La imposición de restricciones oficiales
y cartillas de racionamiento contrastaba con la certidumbre de las
corrupciones oficiosas y el mercado negro. (...)
Información de alto interés se encuentra en la web en continua actualización Víctimas de la Dictadura. Documentos: Eldiario.es (Paula de la Torre, Alicia Avilés). Foro por la memoria. La guerra civil en Castilla-La Mancha, 70 años después. Periodicoclm (S. Jiménez). El Franquismo en Castilla-La Mancha (Pedro Oliver Olmo). Memoria antifranquista. Imagen original de Gbienbo" (Tulio Riomesta, Documentalismo memorialista y republicano, 08/04/18)
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