"(...) ‘Es más la miseria que el miedo’ recupera la figura del que fuera
alcalde de Barakaldo, José María Llaneza, quien llegó a prohibir que las
vecinas salieran a la calle sin medias. De acuerdo a los testimonios
recogidos, el jefe de los alguaciles era quien se encargaba de comprobar
que ninguna mujer violase esta inédita norma.
En el caso de los
hombres, el alcalde les prohibía pasearse en manga de camisa. El informe
incluye extractos de la ordenanza municipal en la que se dictaminaba
cómo debían vestir los vecinos de Barakaldo.
En la norma se lamentaba
que muchas mujeres caminaban "en formas poco correctas y decorosas en
sus vestido y ademanes, so pretexto de recrearse en las playas, haciendo
como digo gala en calles y plazas a las idas y regreso de estos lugares
de su escandalosa desenvoltura y desvergüenza, exhibiendo sus piernas
sin recato de sus medias y simulando ir vestidas". (...)
"De repente en la mitad o en el cuarto de la película, se paraba y
subía a la pantalla una foto enorme de Franco, todo Franco en la
pantalla. Y la gente rápidamente se tenía que poner de pie así (brazo en
alto) en el cine. Y una vez me contaba mi madre – yo eso no lo vi – que
estaba ella con una amiga en el cine.
Y había más gente, porque el cine
de Portugalete, todo el mundo conocido, imagínate. Sale Franco…Y mi
madre no se levanta. Y le decía un amigo: ‘¡Mari Carmen, levántate, que
nos llevan a todos! ¡Levántate!’. Y le decía mi madre: ‘Si es que estoy
mala, es que me duele la pierna’. Se tuvo que levantar. Eso era, eso era
el franquismo", apunta, por su parte, Miren Begoña Sánchez Aranzeta,
nacida en Barakaldo.
Juan Villanueva, de Sestao, no olvida un crimen. "En Urbinaga mataron
a dos mujeres. Las fusilaron. Una me parece que se llamaba Anita. Y la
otra Berta. (...) Cuando la guerra, mataron a un cura de la Campa, un
tal Lahuerta, le fusilaron porque se marchó con algún batallón de
nacionalistas y le habían cogido, me parece que en Vitoria y le
fusilaron.
Y cuando se oían estas cosas en el barrio pues esas gritaban,
‘¡había que colgarlos a todos!’… Entonces estuvo el Cabo Quilates, que
era un barco, en la dársena de Portu. Era un barco–prisión. Y ahí había
gente de derechas, gente destacada, de Sestao, Barakaldo, Santurtzi,
Bilbao…Y fusilaron a algunos cuando los bombardeos (...).
Decían que
habían causado la muerte de éstos, por sus gritos y sus cosas. Fusilaron
a esas dos. Dos pobres mujeres (…). Era gente de pueblo. Muy del pueblo
además, y quizás hasta con pocas luces, no muy destacadas. Pero como de
la Arboleda había salido la Pasionaria, Dolores Ibarruri, pues hicieron
ver que éstas eran como la Pasionaria, pero en Urbinaga".(...)" (Itsaso Álvarez, El Correo, 24/02/2015)
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