El exalcalde de Villanueva del Pardillo, Carlos Hipólito.
"Dicen algunos vecinos de Villanueva del Pardillo (16.000 habitantes) que
un tipo llamado Carlos Hipólito fue un héroe. También fue el alcalde
—de izquierdas— de este pueblo, localizado a 27 kilómetros al oeste de
Madrid, durante los primeros meses de la Guerra Civil.
En esa época,
evitó el derramamiento de sangre de sus vecinos, sobre todo de los
ciudadanos de derechas, que eran cazados por grupos incontrolados del
bando republicano. Quizás un hombre con este perfil, por encima de
cualquier ideología, merezca tener su propia calle. (...)
Carlos Hipólito, en cambio, gobernó Villanueva del Pardillo entre
febrero y octubre de 1936. Estaba afiliado a UGT y gobernaba con
Izquierda Republicana. Su ideología no le impidió, sin embargo, que
protegiera a los vecinos de derechas durante esos primeros meses de
guerra.
El pueblo no resistió durante mucho tiempo. En 1939, estaba destruido
y su población dispersada. De los 575 vecinos que había en 1936, solo
237 pudieron regresar. Y no se olvidaron del alcalde que les salvó la
vida. Lo testifica una carta firmada por más de 40 de ellos el 28 de
noviembre de 1939, enviada al Gobierno para pedir la liberación de
Carlos Hipólito.
Respecto a los primeros meses de guerra, en los que
grupos de izquierdas actuaban en los municipios madrileños, dicen:
“Carlos Hipólito, que estaba sumado a la causa roja, demostró tener buen
corazón y buenos sentimientos (...) En todo momento se le vio decidido a
evitar derramamiento de sangre de cualquier persona (...) Se le oyó
decir que antes de sacar a cualquiera del pueblo, tendrían que sacar su
cadáver arrastrado (...)”.
Recuperar esta historia es la intención de los concejales del PSOE e
IU, que presentaron una moción para que la calle de García Morato se
llame calle del Alcalde Carlos Hipólito. Los vecinos de hoy están, sin
embargo, alejados de este debate, y muchos prefieren mantener el nombre
por una cuestión práctica.
Es el caso de Alberto, que ha vivido a lo
largo de sus 58 años en esta misma calle. “No tengo nada en contra.
Incluso soy de izquierdas, pero me va a suponer un gasto cambiar todos
los documentos”. (...)
La carta que los vecinos enviaron en 1939 al Gobierno para liberar a
Carlos Hipólito convenció al Gobierno franquista. El exalcalde pudo
entonces vivir sus últimos años en Valencia. Pero el documento no ha
sido suficiente para que el exregidor recibiera un homenaje del pueblo
al que salvó.
Carta a favor de Carlos Hipólito, enviada al Gobierno el 28 de noviembre de 1939
"Sabido es, por todos los que vivimos aquellos momentos, el peligro
que corría, por cualquier pueblo de la zona dominada por el Gobierno
rojo, toda persona que tuviera significación de derechas o estuviera
considerada como católica, no solo por las organizaciones de los
pueblos, sino por las hordas, que de otros pueblos y de la Capital,
pasaban constantemente en coches, con los fusiles asomando por las
ventanillas de los mismos.
En estos apurados momentos y siendo alcalde
de este pueblo, el detenido Carlos Hipólito Serrano, que aunque por sus
ideas estaba sumado a la causa roja, demostró, antes y durante el
Movimiento, tener buen corazón y buenos sentimientos; supo imponerse, en
tan terribles momentos, a cuantas insinuaciones de los que pasaban en
opulentos coches, buscando víctimas, preguntando si había personas de
derechas en aquel pueblo.
En todo momento se le vio decidido, no solo a
evitar derramamiento de sangre de cualquier persona del término, sino a
que fuera detenida ni una sola de ellas. A tal objeto, y entre otras
medidas, advirtió a las mujeres, que según costumbre, se reunían a coser
en corrillos, a las puertas de sus casas que tuvieran mucho cuidado con
la lengua, que si los que pasaban en los coches preguntaban por las
personas de derechas del pueblo, les enviasen al Ayuntamiento donde les
informarían de lo que preguntaban.
En otras ocasiones se le oyó decir
que antes de sacar a cualquier persona del pueblo, tendrían que sacar su
cadáver arrastrado, pues no lo consentiría en lo que tuviera vida.
Gracias a estas medidas y las energías, con que despachaba a cuantos
extraños trataban de mezclarse en asuntos del pueblo contamos hoy, los
que suscribimos con nuestros padres, maridos, hijos o hermanos.
Por todo ello, a V. S. suplicamos que sean tenidas en consideración
estas manifestaciones que pueden atestiguar todas las personas de orden
del pueblo, y dentro de las normas de Justicia, que V. S. con tanta
rectitud observa, haga que puedan servir de paliativo en el sumario de
referencia, pues en circunstancias tales, contadísimas personas de las
que figuraban a la cabeza de los pueblos, han tenido un comportamiento
semejante.
Villanueva del Pardillo, 28 de noviembre de 1939 — Año de la Victoria" (El País, 17/04/2014)
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