" Las dos mujeres liberianas que han recibido el Nobel de la Paz han sido
claves para el fin de la guerra civil en el país. Su influencia se ha
extendido a otros movimientos de mujeres en varios países africanos.
Ellen Johnson-Sirleaf, de 72 años, fue la primera mujer en alcanzar
la presidencia en un país africano. Heredó una Liberia destrozada por
una guerra civil larga y especialmente cruel que destruyó la economía,
el tejido social y el futuro de una generación de jóvenes (más de 20.000
guerrilleros desmovilizados) a los que el conflicto les robó la
infancia y la educación.
El trabajo de Johnson-Sirleaf ha sido
impulsar la reconciliación, sentar las bases de un país en paz,
recuperar la autoridad de los ancianos, de la ley y dejar atrás
personajes tan siniestros como Charles Taylor, exguerrillero y
expresidente liberiano juzgado en La Haya por sus crímenes en la vecina
Sierra Leona.
No ha habido milagros, pero en estos años su país ha
recuperado la autoestima, el orgullo de ser liberiano, el derecho a un
futuro mejor.
Johnson tiene una mirada firme y directa, capaz de imponerse sin
elevar la voz. La imagen de una mujer al mando en África fue muy
importante para millones de mujeres de ese continente que son el sostén
de sus familias. Y más ahora con el premio Nobel de la Paz. Han pasado
los años, llegaron los problemas, las crisis, los fracasos y los
errores, pero su imagen de mamá África sigue intacta.
La
lucha de Leymah Gbowee, de 39 años, comenzó con un sueño. En 2002, tras
13 años de una sangrienta guerra civil que se había cobrado más de
150.000 vidas, Gbowee soñó que encabezaba una reunión en una iglesia y
que comenzaría a pelear por la paz en Liberia. Se despertó y lo hizo.
La
trabajadora social y entonces madre de tres hijos (ahora tiene seis)
reunió a un grupo de mujeres en un mercado y, acompañada por otra mujer,
la musulmana Asatu Bah-Kenneth -Gbowee es cristiana- comenzó el
Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia. Al principio eran decenas,
al final eran miles.
Gbowee es conocida por organizar la llamada huelga de sexo, un
movimiento pacifista que instó a las mujeres a no mantener relaciones
sexuales y logró poner fin a la segunda guerra civil de Libe en 2003.
Tras meses de presión, las mujeres consiguieron una reunión con Taylor y
le obligaron a prometer que establecería un diálogo de paz con los
grupos rebeldes en Ghana. Sus acciones trajeron la paz a su país y
facilitaron el camino para la elección la primera presidenta africana,
Ellen Johnson-Sirleaf." (El País, 08/10/2011, p. 5)
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