“Encarceladas en el franquismo bajo el "azote de la fe".Una historiadora investiga la vida en las cárceles gestionadas por monjas.
Con las monjas gobernando las cárceles, las autoridades franquistas cumplían dos objetivos: por un lado, efectuar una labor adoctrinadora y, por otro, darle utilidad a estos recintos en un tiempo en el que el número de cárceles se quedaba pequeño y donde la mano de obra era gratuita. Las monjas, por su parte, utilizaban a la población reclusa, que en el caso de Saturrarán, pasó de 700 a 1.700 residentes, para trabajar sus huertos y plantaciones. A cambio, las alimentaban con "pan duro y legumbres con gusanos".
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