“El némesis de Manuel Vázquez fue Rafael González, director de la editorial Bruguera. Rafael González, inventor de muchos de los personajes de aquellos tebeos, era un hombre duro y amargo. Su misión consistía en explotar a los dibujantes y los guionistas, en censurar cualquier detalle potencialmente problemático (ahí se llegaba a extremos delirantes; las hermanas Gilda, por ejemplo, no podían tener novio) y, en definitiva, en asegurar los beneficios de los señores Bruguera. Vázquez contaba pestes de González, y viceversa. En realidad, González admiraba profundamente a Vázquez. Eso lo sé porque le conocí: Rafael González era mi tío-abuelo. Quiero pensar que también Vázquez, que le sacaba a González lo que quería, sentía un cierto respeto por su jefe-enemigo.
"¿Puede haber poesía después de Auschwitz?"(Adorno).............. "¡Es un deber vivir después de Auschwitz!"(Imre Kertéz).............
2/6/08
Historia de postguerra. La vida perdida (como todas) de los sicarios de la patronal
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