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3/10/22

Åsne Seierstad, la periodista noruega que quiso entender al terrorista de Utoya... La profunda “frustración” de algunos individuos, explica Seierstad en la entrevista, es la semilla de los extremismos y el motor íntimo de no pocos ataques terroristas

 "Cuando le dan a escoger entre una austera silla de oficina y un sofá de escay blanco que parece bastante cómodo, Åsne Seierstad (Oslo, 52 años) no lo duda. Lleva 40 horas despierta. 

Ha estado corrigiendo sin descanso su último libro, sobre el primer año de Gobierno de los talibanes en Afganistán, y ha volado de Oslo a Barcelona para dar una charla, Remontar después de la tragedia. Seierstad se acomoda en el sofá bajo un cuadro de Tàpies que no ha podido apreciar y responde, ágil pese al agotamiento, en el salón principal del Palau Macaya, joya modernista de una ciudad que no pisaba desde que presentó su novela El librero de Kabul (2002) y de la que ha estado algo desconectada. 

Confiesa, con cierto pudor, que no estaba muy al tanto de los atentados de La Rambla, que dejaron 16 víctimas mortales en 2017. Pero intuye que a los jóvenes yihadistas del 17-A les corroe la misma “frustración” que a un terrorista de extrema derecha que conoce demasiado bien: Anders Breivik, el neonazi que el 22 de julio de 2011 hizo explotar una bomba ante la oficina del primer ministro noruego, en Oslo, y después alcanzó la isla boscosa de Utoya, donde mató a 69 chicos, la mayoría miembros del gobernante Partido Laborista.

En Uno de los nuestros (Península, 2022, con traducción de Laura Lecuona González; Edicions 62 en catalán, 2022, traducida por Mireia Alegre e Imma Estany Morros), la periodista y escritora explora la personalidad de Breivik y descubre que, bajo la máscara de un extremista implacable que pretendía ser faro de la extrema derecha en Europa, se esconde una personalidad frágil, un chico desubicado, que se siente víctima y que reclama atención a gritos. La profunda “frustración” de algunos individuos, explica Seierstad en la entrevista, es la semilla de los extremismos y el motor íntimo de no pocos ataques terroristas.

 Pregunta. La masacre cometida por Anders Breivik puso el acento en las consecuencias del supremacismo blanco. ¿Cree que es un movimiento en auge?

Respuesta. No soy una experta, pero es cierto que vemos más atacantes individuales y es un asunto con el que Europa debe lidiar. También Estados Unidos, que está viviendo ataques de la extrema derecha contra mexicanos o contra mujeres que a veces resultan difíciles de definir. Hay mucha gente frustrada. Gente que piensa que merece más de lo que tiene, y que culpa a los demás de todo lo que les pasa.

P. ¿Cuál cree que es el remedio contra ese naufragio personal que, como dice, puede conducir a la radicalización?

R. Tengo una respuesta muy aburrida, pero creo que es la única válida. Hay que intentar construir sociedades funcionales, inclusivas, donde los chicos tengan salidas... Por ejemplo, deportes y actividades gratis. No vale decir que, de no haber sido Breivik, habría 50 personas más dispuestas, eso no es cierto.

P. Una vez juzgado y condenado, ¿qué ascendencia tiene Breivik sobre los movimientos de extrema derecha?

R. Breivik concentró su mayor poder cuando no sabíamos nada de él, cuando solo conocíamos sus fotos, en las que aparecía armado, con uniforme, y parecía más alto de lo que es en realidad. Pero cuando lo diseccionas ves que hay mucha tristeza, que es un pequeño chico gritando: “¡Mírame, mírame!”. No es una persona carismática, no es un líder; tampoco es bueno con las palabras. Su único logro es que tiene el récord de haber sido el terrorista en solitario que ha matado a más gente. Pocos pueden hacer lo que él hizo, la mayoría de los terroristas falla.

P. ¿Qué tiene en común Breivik con, pongamos, los terroristas yihadistas? ¿Les mueve el mismo odio?

R. Comparten el odio, sí, pero el odio por sí mismo no es suficiente. Todos ellos necesitan una ideología para justificarse, necesitan decir que lo hacen por una gran causa. Si estudias a los yihadistas, ves que muchos también tienen problemas psicológicos. Pero el terrorismo es siempre un medio para conseguir el objetivo, la fama o lo que sea. Y la religión es a menudo solo un pretexto.

P. En el caso de Breivik, parece que ha encontrado algunas respuestas en su biografía y en el estudio de su personalidad.

R. Sí, es un caso especial. Cuanto más indagaba más me parecía que, en él, las razones personales eran muy fuertes. Breivik nunca encajó en ningún sitio. Los jóvenes socialistas [de la isla de Utoya] eran el enemigo del día, simplemente un grupo al que podía odiar. Pero sus víctimas podrían haber sido otras.

P. Cree que Breivik no disfrutó mientras cometía la matanza.

R. No, creo que es un mito. Al principio, mucha gente decía que iba sonriendo y cantando mientras disparaba, y esa es la historia que quedó. Pero después, cuando entrevistas a los supervivientes uno a uno, nadie te puede decir que le hubiera visto sonreír, sino que habían escuchado que alguien le había visto.

 P. ¿Sabe si Breivik ha leído su libro?

R. No lo sé, pero he recibido varias cartas de él. Cuando estaba en prisión, quise entrevistarlo para el libro. Me respondió que tal vez sí, pero puso como condición escribirlo juntos, o al menos tener su parte en el texto. Le dije que no. Mientras escribía pensaba: tiene que leerlo, tiene que conocer a las víctimas a las que mató. Se sentía halagado de que yo escribiera sobre él, en el fondo pensaba que yo también era una nazi o que teníamos alguna conexión...

P. ¿Le ha costado desembarazarse de su presencia?

R. Tras la publicación del libro, siguió escribiéndome cartas, pero no quise responderle. Estuve interesada en él mientras escribí, pero ahora no, ya no forma parte de mi vida. En cambio, sigo en contacto con las familias y cargaré con las víctimas el resto de mis días. No sé en España, pero en Noruega no somos muy buenos con el duelo. Y con estos padres aprendí a no tener miedo al duelo.

P. Explica que, el día del ataque, Noruega no estuvo a la altura.

R. Sí, el país falló masivamente. Fracasamos. La policía se durmió. Pero después, hemos podido reaccionar. El juicio fue una lección de transparencia, se analizó la ideología, la forma de funcionar del cerebro de Breivik... Fue casi un curso universitario para todos los ciudadanos.

P. ¿Cómo ha cambiado su país en esta década?

R. Pues que tenemos esta herida y hemos de asumirlo. Pero no hemos cambiado en lo fundamental. Noruega es uno de los países con los niveles de confianza más altos del mundo: confías en tu vecino, en tu profesor, en la policía... Tras los atentados bajó un poco, pero ahora se ha recuperado.

P. ¿La masacre no incidió en el difícil equilibrio entre seguridad y libertad?

R. Realmente, no. El 11-S cambió el mundo: Afganistán, Irak, los controles en los aeropuertos... Todo eso empezó ahí. Pero aquí no. El único signo visible en Noruega es que hay más seguridad en los edificios gubernamentales."                   (Entrevista a Åsne Seierstad, Jesús García Bueno, 03/10/22)

14/9/21

El intelectual del terror Abimael Guzmán, fallecido este sábado en prisión, lideró a los fanáticos de Sendero Luminoso con la rabia de los pobres, sumada a la formación académica de los ricos

 "Hace exactamente 29 años, yo iba en un taxi hacia un bar del centro de Lima cuando la radio transmitió la noticia: la policía peruana había capturado a Abimael Guzmán. Nunca olvidaré ese momento.

El taxista y yo estábamos tan felices que nos abrazamos. Reímos como viejos amigos. Incluso me hizo una rebaja. Nos hermanaba como un vínculo familiar la esperanza de un país sin coches bomba, sin apagones por explosión de torres eléctricas, sin masacres a cuchillo, sin cadáveres dinamitados, sin perros colgados de los postes.

Bajo la dirección de Guzmán, las señas de identidad del grupo terrorista Sendero Luminoso eran escalofriantes. Sus atentados no sólo perseguían la destrucción de sus objetivos, sino el pánico de todos los que quedábamos vivos. Más de 30.000 personas fueron asesinadas con esos métodos. Siempre que podían, los asesinos dejaban en los cuerpos carteles que especificaban las razones de su muerte. Para que a nadie se le ocurriese repetirlas.

Por increíble que parezca, Guzmán no era capaz de realizar físicamente ninguna de esas acciones. No participaba en enfrentamientos militares. En la casa donde lo capturaron, ni siquiera había armas. Su trabajo era completamente intelectual.

Empezaba el día leyendo los periódicos y viendo los noticieros. Según esa información, calculaba dónde podía encontrar brotes de descontento popular. Pedía a sus huestes informes sobre el terreno, que procesaba con su equipo, como una oficina del terror. A continuación, planeaba campañas para captar a esos descontentos y tomar el control de sus comunidades, sindicatos o federaciones de estudiantes. Generalmente, para conseguirlo, hacía falta eliminar a los líderes, alcaldes o cualquier tipo de autoridad.

 Con ese sistema, adaptado de la estrategia de Mao en China, Guzmán llegó a controlar un tercio del territorio nacional. No daba discursos ni salía en televisión. De hecho, durante años, se le creyó muerto. Pero era el único poder, el verdadero gobierno en buena parte de la Sierra peruana.

Si no era un pistolero, tampoco era pobre. O no exactamente. Guzmán fue el hijo de un abuso de clase. De un derecho de pernada. Su padre era un próspero hacendado arequipeño. Su madre, una mujer sin recursos, quizá una campesina, o una vendedora ambulante, que no podía ocuparse del niño y lo abandonó.

Para su suerte -no para la nuestra-, Guzmán fue recibido en casa de su padre, junto a muchos otros de sus hijos ilegítimos. Como miembro de una familia con dinero, asistió a un colegio religioso y estudió dos carreras. Pero no tenía derecho a heredar nada, y por lo tanto, no podía arraigar en la clase social que lo rodeaba. El cóctel resultante era letal: la rabia de los pobres sumada a la formación académica de los ricos.

De manera natural, su estrategia fue extender esa condición a su alrededor. Durante los años sesenta, llegó a jefe de personal del departamento de Educación en la universidad San Cristóbal de Huamanga, Ayacucho. Desde ahí, irradió profesores maoístas hacia los colegios de toda la Sierra Sur. Para cuando inició la lucha armada, en 1980, había formado a una generación entera de jóvenes.

 Los alumnos de Guzmán estaban dispuestos a matar. Pero su jefe se negaba comprar armas, para no depender de otras guerrillas o Estados. Así que a veces, mataban cuerpo a cuerpo, con piedras o cuchillos, lo que los empujaba más allá del umbral del salvajismo. Además, esos chicos creían a toda costa que triunfarían. Y por lo tanto, no tenían miedo de morir. Abimael les había hablado de la “cuota de sangre” que debían ofrecer para cambiar la historia. En su opinión, la muerte solo los convertía en héroes.

El sistema de organización de Sendero potenciaba este aspecto. Si un atentado salía mal, no podía ser culpa de la policía, de la logística o de la mala suerte. Los miembros del comando organizaban una asamblea y culpaban al camarada encargado, por haber permitido que su miedo, su incapacidad o su individualismo estropeasen el plan.

Desde un punto de vista estratégico -asumiendo que el objetivo es volar al Estado en pedazos-, Guzmán fue hábil. Superó los fallos de la guerrilla cubana, que había fracasado una y otra vez en la región andina, se independizó de cualquier injerencia externa y puso en jaque al Perú como no lo logró ninguna otra guerrilla en el continente fuera de Cuba o Nicaragua. Pero esa misma frialdad lo hizo insensible a los intolerables niveles de sufrimiento quien producía, ya no en la élite poderosa de la capital, sino en los propios campesinos a los que decía defender. La derrota de Sendero Luminoso no solo se debió a la caída de su líder, sino también al abandono de sus bases rurales, campesinos e indígenas hartos de su violencia extrema y su fanatismo.

 Ahora bien, el mayor muro de contención contra Guzmán no fue la policía o el ejército, sino los servicios públicos. En realidad, Sendero solo logró crecer donde el Estado no existía. Lo que pasa es que ese espacio era muy amplio. Ya he dicho que puso profesores donde no los había, aunque fuesen profesores fanáticos, porque no había con qué compararlos. También hizo juicios donde no había jueces, para procesar a violadores y abigeos. Y ofreció una milicia a la población. Donde las Fuerzas Armadas confundieron a los campesinos con comunistas y los reprimieron indiscriminadamente, legitimaron sin querer a esa milicia.

Para los habitantes de la costa, o de la Sierra Norte, para los peruanos de 40 años después, para mí mismo, el orden senderista sería una pesadilla infernal, una mezcla de autoritarismo, mojigatería y crueldad pura. Para muchos peruanos de zonas rurales de los años ochenta, era el único. La alternativa era la ley del más fuerte.

Hace un par de años, fui invitado a conversar con alumnos de un colegio público de Ayacucho, a pocas calles de donde Abimael había comenzado a formar su tropa. Los niños ahí me saludaron en español, quechua y un poco de inglés. Me enseñaron canciones y dibujos sobre la historia de nuestro país. Los que tenían más de once años, me hicieron preguntas sobre mis libros, y sobre otros de autores peruanos que hablaban sobre su historia. Algunos me descubrieron textos que yo mismo no conocía.

Ese día fue para mí tan emocionante como ese otro, en el taxi en 1992. Porque si un colegio como ese hubiese existido mucho antes, Sendero nunca habría podido crecer. Habría muerto de asfixia.

Guzmán supo aprovechar todos los espacios que el estado dejaba vacíos, y en particular, el de la mente de los jóvenes. Si queremos derrotar a la gente como él, es ahí donde debemos librar la batalla."                      (Santiago Roncagliolo , El País, 11/09/21)

10/2/20

Javier Cercas: los que no somos víctimas tenemos el deber de conocer a los verdugos! ¿Sabes por qué? Porque es la única forma de combatirlos. Tú no puedes combatir el mal sin comprenderlo... Claro que son hijos de puta, pero ¿por qué se han convertido en eso?

"(...) Los yihadistas que cometen atentados siempre acaban igual. ¿No nos quedamos sin una parte importante del relato al eliminarlos?

Evidentemente.

Hace poco le pregunté a Philippe Lançon, y me dijo que a él ese relato no le interesaba nada… 

Philippe es amigo mío. Pero a él no le puedes pedir que se interese por eso. A las víctimas no debemos pedirles que entiendan a los verdugos, porque eso las destruiría. No po-de-mos. ¡Pero: los que no somos víctimas tenemos el deber de conocer a los verdugos! ¿Sabes por qué? Porque es la única forma de combatirlos. Tú no puedes combatir el mal sin comprenderlo. A mí lo que me interesa realmente, y se lo diría a Philippe, es entender precisamente por qué estos chavales fueron capaces de cometer esas barbaridades. Eso me fascina. Yo he intentado entender a un falangista.

 Hace poco me encontré al director de un medio y le pregunté cómo habían publicado el artículo de un supuesto historiador que decía que “Javier Cercas blanquea el falangismo”, o el fascismo. Yo ya contesté a ese sinvergüenza, que vive aquí en Sevilla, por cierto, aunque es extremeño de origen. En fin, la gente no quiere que entiendas.

 Equiparan entendimiento con connivencia?

En ese caso era pura promoción personal, pero en general no ven que entender es lo contrario de comprender, es darte las armas para poder combatir. Con las víctimas hay que estar a muerte, pero es más importante conocer a los verdugos que a las víctimas. Claro que son hijos de puta, pero ¿por qué se han convertido en eso? El chico que atropelló a 19 personas en la Rambla… yo he leído muchísimo sobre eso, y no descarto meterme en ese asunto, aunque me parece muy pronto. ¿Qué decía todo el mundo al que entrevistaban? Que era un chaval maravilloso. No puede ser él, es imposible, repetían. ¿Qué pasó en la cabeza de este chaval?

¿Qué?

Obviamente, vino un adulto y le comió el coco. Pero, ¿cómo? Eso es lo que necesitamos saber, y la gente no quiere. Prefieren pensar que las buenas personas hacen el bien, y las malas el mal. ¡Mentira! Las buenas personas pueden hacer el mal. Y eso es muy complicado de explicar. “Todos los franquistas son unos hijos de puta”. No. Lo que hay que saber es por qué hicieron eso.

Algunos incluso creían que estaban del lado bueno de la Historia…

Ahí está, pero la gente no quiere eso, quiere tranquilidad. Y están también quienes pretenden aprovecharse de todo eso. Si tratas de entender a un falangista, tú eres otro. Y no te digo si es un yihadista. Porque somos burros, la burricie tiene un poder extraordinario. Y la bestialidad, y la maldad. (...)"                       (Entrevista a Javier Cercas, Alejandro Luque, m'sur, 20/01/20)

18/7/16

“Tony Blair es un criminal de guerra”... pero la cuestión es: ¿alguien responderá por eso, o se trata de un ejercicio meramente terapéutico?

"(...) El informe Chilcot contiene 2,6 millones de palabras, tres veces la extensión de la Biblia. Sirviéndose de extractos de la correspondencia privada entre el antiguo Primer Ministro, Tony Blair, y el Presidente de los EEUU, George W. Bush, el informe detalla cómo Blair empujó a la Gran Bretaña a la guerra, aun a falta pesar de informes concretos de los servicios de inteligencia. 

Por ejemplo, ocho meses antes de la invasión, Blair escribió a Bush: “Estaré contigo, pase lo que pase”. Luego, en junio de 2003, menos de tres meses antes de que empezara la invasión, Blair escribió privadamente a Bush que la tarea en Irak “es absolutamente imponente, y no estoy ni mucho menos seguro de que estemos preparados para ella”.

 Blair añadía: “Y si se derrumba, todo se derrumba en la región”. Para ahondar en este asunto hablamos hoy con el escritor, comentarista y autor  británico-pakistaní Tariq Alí. [Para ver la entrevista televisiva original, pulse AQUÍ.]

JUAN GONZÁLEZ: Bien, a mí me gustaría preguntar a Tariq Alí por su impresión sobre el informe, particularmente sobre las secciones que hablan de la quasi-obsesión de Blair con el cambio de régimen en Irak, con librarse de Saddam Hussein. Y también por el hecho de que se tardara siete años en terminar este informe.

TARIQ ALI: Tardó siete años, porque todas y cada una de las personas entrevistadas tenían que tener oportunidad de ver el informe, y Blair y sus abogados se miraron con lupa cada línea, lo mismo que los generales y otras gentes.

Los descubrimientos del informe, para ser honrados, no son muy destacables ni muy originales, como ha dicho ya Sami [Ramadani]. Son cosas que se habían dicho ya por nuestra parte antes de que la guerra empezara. Era lo que dijeron todos los intervinientes en la multitudinaria manifestación Stop de War desarrollada en Londres. 

Tony Benn y Jeremy Corbyn, señaladamente, dijeron todo esto. Ahora, es agradable tener la confirmación oficial de que todo lo que habíamos venido diciendo era verdad. Pero es demasiado poco y llega demasiado tarde.

Y puesto que el informe no quería o no podía discutir la legalidad del asunto, eso significa que, aun cuando hay pruebas en el informe suficientes para que abogados independientes promuevan una iniciativa ciudadana para llevarlo a los tribunales, el informe mismo no basta para que el Estado persiga de oficio a Blair por crímenes de guerra. Es un criminal de guerra.

 Empujó al país a esa guerra ilegal. Sus partidarios en el Parlamento, apoyados por los grandes medios de comunicación, buscan ahora librarse de Jeremy Corbyn, quien tuvo el 100% de razón en esa guerra. Así que nos encontramos en una situación extraña.

 El informe, creo yo, indignará a mucha gente que, a diferencia de nosotros, no llegó en su día a ser convencida por el movimiento antibélico de que nos hallábamos ante una gran mentira y de que era ilegal. Lo que vaya a pasar ahora está por ver, pero yo vería con mucha esperanza que grupos de abogados y juristas independientes exigieran ahora que Blair sea acusado y procesado.

 Es muy claro que él empujo a la guerra. Obligó a los servicios de inteligencia a preparar dossiers chapuceros. Presionó a su fiscal general para que cambiara de opinión antes de comparecer ante el gabinete. Todo esto consta en el informe. La cuestión es: ¿alguien responderá por eso, o se trata de un ejercicio meramente terapéutico?    (...)

JUAN GONZÁLEZ: En Irak el número de víctimas registrado el pasado sábado tras el atentado con coche-bomba en Bagdad ha llegado a 250, lo que lo convierte en el más mortífero de su género desde la invasión estadounidense en 2003. Me gustaría volver al antiguo Primer Ministro Tony Blair. En noviembre pasado reconoció ante Fareed Zakaria –de la cadena CNN— que había “elementos de verdad” en la afirmación de que derrocar a Saddam Hussein desempeñó un papel en la creación del ISIS. Escuchen:

- FAREED ZAKARIA: Cuando se observa el auge del ISIS, mucha gente apunta a la invasión de Irak como causa principal. ¿Qué tiene usted que decir a eso?

- TONY BLAIR: Yo creo que hay elementos de verdad en ello. Pero, una vez más, creo que tenemos que ser extremadamente cautos aquí, porque, si no, nos equivocaríamos respecto de lo que está pasando ahora mismo en Irak y en Siria. Usted no puede decir, obviamente, que quienes derrocamos a Saddam no tenemos ninguna responsabilidad en la situación de 2015.”

JUAN GONZÁLEZ: Sami Ramadani, ¿qué tienes que decir de esas declaraciones y del reciente atentado en Bagdad y de la situación general en Irak hoy, 13 años después del comienzo de la guerra?

SAMI RAMADANI: Pues, por lo pronto, que tengo que contener mi indignación, porque escuchar a Tony Blair pontificando aquí sobre su papel en esa guerra genocida tiene que indignar a cualquier ser humano que guarde un poco de humanidad. 

Tras toda esta muerte y destrucción, ahí lo tienes apoltronado y tratando de justificar el hecho de que a partir de 2003 se llevara el terrorismo a Irak, todos esos llamados líderes del ISIS… Dicho sea de paso: el ISIS era al-Quaeda en Irak. 

Era su nombre oficial. Y sabemos que al-Quaeda se fundó en Afganistán con la ayuda de la CIA y el apoyo de Gran Bretaña, etc. Pero, como suele ocurrir, algunas de estas organizaciones terroristas favorecidas y armadas por ellos terminan ocasionalmente mordiendo la mano que les da de comer.

Pero eso no altera la imagen estratégica de que prácticamente todos los iraquíes, incluso muchos de los que apoyaron la invasión y la ocupación, dan testimonio de que las fuerzas de ocupación –británicas, no menos que norteamericanas— estimularon el terrorismo. Y la miríada de organizaciones terroristas existentes ahora se vio también favorecida por las potencias regionales: Arabia Saudí, Quatar, Turquía… Son todas aliadas de los EEUU. Fundaron esas organizaciones.

 Les suministraron armas. Turquía llegó gradualmente a ser la base logística de esas organizaciones terroristas. Unos 30.000 combatientes, según Naciones Unidas, llegaron procedentes de 80 países distintos de todos los rincones del globo. Combatientes entrenados, el grueso de ellos. Procedentes de Chechenia, de Libia, de Túnez, de Arabia Saudita, etc. 

Y la CIA, como han revelado The New York Times, como ha revelado Seymour Hersh y como han puesto en evidencia tantas y tantas fuentes de todo punto fiables, la CIA, digo, coordinaba buena parte de eso desde Turquía.

Y escuchar ahora a Tony Blair tratando de disociarse a sí mismo y a George Bush y a quienes tomaban decisiones políticas de la proliferación de grupos terroristas vesánicos en Irak… Realmente, si preguntas a los iraquíes, te dicen que seguimos en guerra. La invasión y ocupación del país en 2003 no ha terminado. Este terrorismo es la continuación de aquella guerra. 

Porque ellos ven esas organizaciones terroristas como un brazo de la misma invasión y de la misma ocupación del país. Siguen dividiendo e imperando. Siguen buscando dominar Irak, porque el pueblo iraquí tiene una gran historia de lucha por la independencia, por el progreso, incluso por el socialismo…

AMY GOODMAN: Sami Ramadani…

SAMI RAMADANI: … y no pueden controlar tan fácilmente el país, el terrorismo les sirve.

AMY GOODMAN: Sami y Tariq, quiero que escuchéis una secuencia de Donald Trump grabada ayer en Raleigh, Carolina del Norte, hablando de Saddam Hussein:

DONALD TRUMP: Saddam Hussein fue un mal chico. ¿Vale? Fue un mal chico, realmente malo. Pero ¿sabéis qué hizo bien? Mató terroristas. Y lo hizo muy bien. No les leían los derechos. No dialogaban con ellos. Eran terroristas. Punto. Hoy, Irak es Harvard para el terrorismo. ¿Quieres ser terrorista? ¡Vete a Irak! Es como Harvard.”

AMY GOODMAN: Eso decía ayer Donald Trump. Tariq, ¿qué dices a eso?

TARIQ ALI: Bueno, ya ves, ¿cómo se puede negar la verdad de lo que está diciendo? La BBC emitió ayer una entrevista filmada con un chico que había ayudado al derribo de la estatua de Saddam Hussein, un acontecimiento publicitariamente escenificado, Amy, como sabes, inmediatamente después de la ocupación de Bagdad.

 Ese muchacho salió ayer en la BBC y dijo que se avergonzaba de lo que hizo. Quiere disculparse. Dijo: “Saddam mató a familiares míos, pero la vida, la vida cotidiana en Irak era con él mucho mejor que ahora”. El grueso de los iraquíes, incluidos los que odiaban y sufrieron a Saddam, dicen que la vida era mucho mejor con él que bajo la ocupación y actualmente.

Así que Trump no anda errado, y precisamente porque es capaz de decir cosas como ésta y Clinton, no, porque su cónyuge estuvo implicado como presidente en las sanciones contra Irak… Madeleine Albright [Secretaria de Estado con Clinton] defendió la muerte de medio millón de niños causada por las sanciones… Así que, ¿qué se puede decir?

 Y otra cosa que vale la pena recordar: todos dicen ahora que cometieron errores en Irak. Pues bien; han cometido los mismos y aun peores errores en Libia. Los están cometiendo ahora mismo en Siria. No hacen nada para detener la invasión saudí del Yemen o la ocupación saudí de Bahrain. 

Y luego pretenden ser un poco más humildes: “No volveremos a cometer los mismos errores”. Pues los están cometiendo a la vista de todos en Occidente."                    (Entrevista a Tariq alí, Amy Goodman y Sami Radamani. Fuente: Democracy Now, 6 Julio 2016, en Sin Permiso, 10/07/16)

6/7/16

El alcalde de Tel Aviv devuelve a los israelíes a la realidad sobre la ocupación.

"El alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, ha dicho en público lo que pocos políticos israelíes se atreven a decir tras un atentado. 

En la noche del miércoles, dos individuos armados entraron en un restaurante y comenzaron a disparar de forma indiscriminada contra los clientes. Cuatro personas murieron y 16 resultaron heridas.  Los atacantes eran palestinos de la población de Yata, cercana a Hebrón.

Huldai ha hecho un ejercicio de realismo político en unas declaraciones en las que ha puesto a los israelíes ante los hechos que allí suelen ser ignorados. Mientras la mayoría de los políticos relaciona cualquier acto de violencia con el odio a los judíos, Huldai ha recordado que esos ataques no se pueden entender olvidando la ocupación de territorio palestino desde 1967.
“Quizá seamos el único país del mundo donde hay otra nación que está bajo ocupación y sin derechos civiles. No puedes mantener a una gente en una situación de ocupación y confiar en que ellos lleguen a la conclusión de que todo está bien y que van a seguir viviendo igual”.
“Ha habido una ocupación durante 49 años, de la que yo fui parte y que conozco bien, y sé que los líderes con valor deben tomar decisiones, y no limitarse a hablar.
El hecho de que estemos sufriendo no debe llevar a cambiar lo que debe hacerse. No hay valor a la hora de hacer lo que se debe hacer para alcanzar un acuerdo” (de paz).
Huldai, de 71 años, fue piloto de caza (participó en la guerra de 1967) y general de la Fuerza Aérea. Forma parte del Partido Laborista y es alcalde de Tel Aviv desde 1998.

El Ministerio de Defensa no ha tardado mucho en confirmar con sus acciones las palabras del alcalde. Los dos autores del atentado fueron detenidos, pero los castigos se dirigirán contra miles de  palestinos. Se congelarán los permisos que tienen 83.000 palestinos en Cisjordania para visitar a parientes en territorio israelí durante el mes del Ramadán. 

El nuevo ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, ha dicho sobre el pueblo del que proceden los atacantes: “La vida en Yata no va ser normal ahora. Un pueblo que tiene a terroristas viviendo en él tiene que pagar el precio”.                 (Guerra eterna, 10/06/16)

2/1/14

Explicar el Mal requiere ir a sus raíces. En el País Vasco, como en el del nazismo, está en una ideología política fundada sobre el odio

"(...) Los etarras habrían sido unos jóvenes vascos como otros cualquiera, quienes llevados del patriotismo actuaron como instrumentos de una organización envuelta en la dinámica del Mal generada por ‘el conflicto’.

Por encima de la variación de las circunstancias históricas, el mecanismo de exculpación hace obligada la cita de un famoso antecedente: la elaboración por Hannah Arendt del concepto de ‘banalidad del Mal’, sobre la base del proceso a Adolf Eichmann. 

Para la discípula de Heidegger, el comportamiento del acusado durante sus sesiones desmentía la imagen tópica del nazi como un monstruo asentado en su paranoia y en su ideología. Eichmann habría sido un tipo de limitado entendimiento, incapaz en sus respuestas de salirse de la condición instrumental que había desempeñado cuando organizó los transportes de judíos a los campos/mataderos.

 Emblema de tantos mediocres que integraron el aparato burocrático hitleriano, carentes de actitud crítica frente a sus consecuencias criminales.

El esquema interpretativo de Arendt explica el consenso de masas alcanzado por el régimen de Hitler, por encima de sus conocidas atrocidades. Lo mismo cabría decir de tantos vascos que secundaron con entusiasmo las de ETA (el mundo de Bildu) o, en el mejor de los casos, de nacionalistas demócratas que callaron o buscaron disculpas acudiendo al ‘conflicto’.

 Por los datos que hoy tenemos sobre Eichmann, y por algunos que debió conocer, Arendt erró al minusvalorar su implicación y la de tantos burócratas nazis. Las declaraciones ante el tribunal en Jerusalén constituyen una obra maestra donde Eichmann exhibe una supuesta torpeza para explicar todo aquello que desborda su esfera profesional. Incluso en la conferencia de Wannsee habría sido un simple redactor de actas que se tomó luego un coñac con los jefes.

 Un Poncio Pilatos. Arendt no le ve antisemita, aun cuando organizara la ‘solución final’ en Hungría en 1944. Solo que Eichmann disipó dudas en una entrevista antes de ser raptado. No fue un instrumento, «pues no era un tonto»; intervino en las decisiones.

 Y lamentaba que hubiesen sido eliminados menos de los diez millones de judíos posibles. Para desengaño de kantianos despistados, resaltó la centralidad de su labor: «La cuestión judía, en su conjunto, no era más que una cuestión de transportes».

Para explicar el Mal, según Arendt, evitemos «ir a las raíces». El Mal sería un fenómeno de superficie, que surge en determinadas circunstancias, y al cual se adhieren hombres comunes, por ser incapaces de desarrollar un pensamiento crítico frente a la realidad de las cosas.

 El fenómeno de la adhesión acrítica, descrita por Arendt, encaja perfectamente con la militancia en ETA y la conversión de los ‘patriotas’ en instrumentos del terror/‘violencia’. Solo que quedarse ahí es muy útil para el relato nacionalista, al arrancar del ‘conflicto’ y desviar hacia él toda responsabilidad.

 Los etarras serían buenos vascos que tras un período de ‘sufrimiento’ colectivo, solo esperan la reconciliación para mostrar su faz democrática.

 La derrota en la guerra contra el Estado no existe. Autocrítica, ¿para qué?

Bien al contrario, explicar el Mal requiere ir a sus raíces. En nuestro caso, como en el del nazismo, una ideología política fundada sobre el odio, cuya asunción por los militantes llevaba a una praxis de destrucción del otro. Sin esclarecerlo, la reconciliación implica supervivencia larvada del Mal."                 (EL CORREO 02/01/14, ANTONIO ELORZA, en Fundación para la Violencia)

31/7/12

Por qué un universitario de 30 años, con un buen empleo, dos hijos y casado intenta poner una bomba en el corazón de Nueva York

"Lo que estamos viendo hoy es más típico de lo que la gente cree. ¿Por qué? Porque queremos pensar que ellos son distintos de nosotros", explica por teléfono Bruce Hoffman, uno de los principales expertos internacionales en terrorismo de la Universidad de Georgetown.
Faisal Shahzad tiene 30 años, estudió informática, un MBA (máster en dirección de empresas), trabajaba como analista financiero, está casado, tiene dos niños, compró la clásica casa a las afueras en Connecticut, tuvo problemas con la hipoteca, se mudó con su familia a un piso alquilado.

Aunque obtuvo la nacionalidad (nació en Pakistán) en 2009, llevaba una década viviendo como centenares de miles de estadounidenses.
Umar Farouk Abdulmutallab, de 23 años, es nigeriano. Subió a un avión con una bomba el pasado día de Navidad. Como la mayoría de los hijos de las élites políticas y económicas de su país -su padre es un ex banquero-, estudió en una prestigiosa escuela africana, la British School of Lomé en Togo, le gustaba el hip-hop y se trasladó a Londres para estudiar ingeniería.
Los dos estaban bien integrados en Occidente. Pero algo hizo que, en el último año, a Faisal Shahzad le sedujera más la yihad que el sueño americano. Algo hizo que Abdulmutallab se colocara una bomba en los calzoncillos, se montara en un avión rumbo a Detroit con 278 personas y tratara de hacerse estallar a bordo, produciéndose quemaduras.
Ese algo es un viaje, en sentido literal (Shahzad se fue a Waziristán, y Abdulmutallab, a Yemen) e ideológico (proceso de radicalización).

El proceso de radicalización violenta resulta nebuloso para los expertos. En cada terrorista hay un mundo de porqués muy difícil de predecir. Es un fenómeno "transversal, alcanza a ricos y pobres, extranjeros y nacionales de cada país", aclara Fernando Reinares, investigador principal de terrorismo del Real Instituto Elcano. "Más allá de decir que están entre la veintena y la treintena, no podemos elaborar una caracterización más compleja del yihadista".
Dos investigadores del Nuttfield College y la Universidad de Durham, Diego Gambetta y Steffen Hertog, publicaron en diciembre un estudio, Ingenieros de la yihad, sobre la formación de 404 individuos de 30 países acusados de terrorismo. De ese universo, el 48% tenía estudios superiores.

Observaron que predominaban claramente los que habían elegido la carrera de ingeniería: de 178 hombres, 78 eran ingenieros. Además, afirman: "Hay pocas dudas de que los islamistas violentos han recibido una mucho mejor educación que sus compatriotas". Le siguen, muy de lejos, los estudios islámicos.
Así que ni un elevado grado de formación ni un nivel adquisitivo medio o alto evitan que un puñado de individuos elijan el camino del terrorismo. Tampoco el origen. Los europeos tienen experiencia en que algunos terroristas islamistas tengan raíces profundas en el país en el que atentan.

Por ejemplo, tres de los cuatro atacantes en Londres el 7 de julio de 2005 eran de Leeds. "Los americanos conservan el espejismo de que EE UU es diferente de otros países", sostiene Hoffman.

"Pensábamos que la diversidad de nuestra comunidad iba a proporcionar una especie de muralla de fuego porque esas comunidades están mejor integradas, tienen mejor educación y son más ricas que las de Europa, y que así podríamos evitar el homegrown terrorism (terroristas nacidos en el propio país). Con Faisal Shahzad nos hemos dado cuenta de que las creencias populares estaban equivocadas".
Ninguna explicación es suficiente para entender el fenómeno sin simplificarlo demasiado. Reinares cita motivaciones racionales, emotivas e identitarias que confluyen en la radicalización. "Algunos llegan al terrorismo porque interiorizan la idea de yihad violenta como imperativo religioso y la perciben como una táctica eficaz.

Otros han sido socializados en el odio o lo han experimentado, en países donde hay una represión brutal y una idea de que el islam está humillado. También por frustración. Llegan a Occidente con grandes expectativas y años después no consiguen cumplirlas. En el caso de Faisal Shahzad, a raíz de sus dificultades financieras empieza la radicalización.

No hay que dejar de lado la crisis de identidad: sigue habiendo jóvenes que no se sienten ni de su país ni del de sus padres, ni marroquíes ni franceses, por ejemplo. La idea de la Umma, la nación global del islam, es una alternativa. ¿Y quién ha canalizado esa identidad global desde los noventa? Al Qaeda".                (El País, 16/05/2010)

7/4/11

“Los terroristas suicidas... dejan a un lado sus propias ambiciones personales en favor de la familia y sobre todo de sus amigos"

"Nabeel Masood era un muchacho tímido y amable de 18 años, según el vecindario, que vivía en el campo de refugiados de Jabaliyah, en Gaza. A pesar de la muerte de dos de sus primos, militantes de Hamás, no se le recordaba una sola queja clamando venganza.

El 14 de marzo de 2004, a las cinco de la tarde, Nabeel dio un paseo por el puerto de la ciudad israelí de Ashdod con un amigo y se inmoló al lado de una caseta donde estaban sentados algunos trabajadores.

Segundos después, su compañero explotó cerca de un tráiler, cuyo techo saltó por los aires. Diez personas murieron al instante. (...)

En otoño de ese año, Scott Atran, un antropólogo del Centro Nacional de Investigación Científica en París, visitó la casa de los padres de Nabeel (...)

Pero al traspasar la puerta, Atran encontró a la madre leyendo una carta escrita en inglés y ahogando algunos sollozos. Su remitente era el director del colegio de Nabeel.

Se refería a los progresos de su hijo en inglés en el grado 11, donde había aprobado todos los exámenes con éxito, en estos términos: “… Su hijo era el primero de la clase. No solo se diferenciaba por estudiar duro, por compartir y ser cariñoso, sino por su buena moral y amabilidad”. (...)

Atran preguntó al padre si la muerte de su hijo había contribuido a mejorar la vida de los palestinos. “No. Esto no nos ha hecho avanzar ni un paso”.

¿Se sentía orgulloso, después de todo? El hombre le enseñó un panfleto impreso por la brigada de los Mártires de Al Aqsa donde aparecía una imagen de su hijo –cejas y tez oscura, un ligero vello encima de los labios, un joven palestino como cualquier otro– y le apretó las manos junto con el papel.

Podía quemarlo si era su deseo. “Mi hijo amaba la vida. ¿Vale esto un hijo?”. (...)

¿qué impulsó a un joven educado y brillante, cuyo esfuerzo le había abierto una puerta para estudiar en el extranjero y salir de un hogar sin oportunidades ni futuro, a realizar un acto tan horrible?

“Mi hijo no solo murió por el bien de una causa, él murió también por sus primos y amigos. Murió por la gente que amaba”, respondió su padre. (...)

En una sola frase sintetiza la motivación que impulsó a Atran a escribir su último libro, Hablando con el enemigo... y que investiga los mecanismos que operan en la mente de un terrorista suicida. (...)

Su trabajo va a contracorriente respecto a la tesis más convencional mantenida por las fuerzas antiterroristas y expertos gubernamentales desde los atentados de las Torres Gemelas.

El terrorismo suicida que probablemente ha venido después no nace gracias a una estructura que recluta comandos y lava el cerebro a sus miembros para que se inmolen por una causa común.

En cada caso no hay siniestros titiriteros en la trastienda que manejan los hilos de sus títeres sin cabeza para que cometan actos horribles. No hay una razón, ni un plan maestro, ni una mano en la sombra que señala un objetivo y ordena esta y otra masacre. (...)

“Los terroristas suicidas”, explica Atran en conversación telefónica, “dejan a un lado sus propias ambiciones personales en favor de la familia y sobre todo de sus amigos.

Hay un proceso de formación de lazos duraderos entre ellos, hasta tal punto de que se sacrifican unos por otros, explotando un mecanismo psicológico en favor de una ideología, que es similar al mecanismo por el cual nosotros somos capaces de sacrificar nuestras vidas por nuestros hijos o hermanos, algo impreso en nuestros genes”. (...)

Evoca en sus páginas la voz autoritaria y orgullosa de una mujer joven del personal de seguridad de Cheney. “¿Es que esos chicos no se dan cuenta de que las decisiones que toman lo hacen bajo su responsabilidad, y que si utilizan la violencia contra nosotros, les bombardearemos?”.

A lo que Atran respondió: “¿Bombardear? ¿A quién?”. Si los terroristas proceden de Marruecos, Madrid o Londres, reflexiona, “¿es allí donde habría que echar las bombas?”. (...)

“La mayoría de los análisis no sirven de nada, ya que la gente solo se fija en el individuo que comete el acto criminal, lo que lleva a un callejón sin salida”. Estos análisis descartan a menudo las relaciones sociales del terrorista.

“La persona que comete el acto es simplemente el resultado de un proceso aleatorio, de quien en particular está en el lugar y en el momento, y qué lugar ocupa en la red en ese tiempo”.

En este escenario, los futuros terroristas llegan a formar una familia. Esta red puede galvanizarse y obsesionarse con un objetivo. Una vez cumplido, sus integrantes mueren y la red se evapora. (...)

Recuerda en cierto sentido a nubes de langostas que comienzan con la agregación de varios individuos en solitario hasta formar un enjambre.

En ellos se opera una metamorfosis y un cambio profundo de comportamiento. El enjambre causa un gran destrozo y luego se dispersa con el tiempo. (...)

“No hay células, no hay lavados de cerebro, no hay organizaciones rígidas”.Sus hallazgos han recibido elogios de pensadores como Noam Chomsky.

“Su obra es un compendio excelente, y creo que muestra de una manera convincente que los terroristas mueren y matan por cada uno de ellos, de la misma manera que los soldados mueren típicamente en una batalla”, asegura Chomsky a El País Semanal en un correo electrónico.

“Pero no creo que eso signifique que no luchen por una causa. Al Qaeda elige como objetivos España o Estados Unidos, no Japón o Brasil”. Para Chomsky, no se podrá entender “la mente de un terrorista” sin comprender las motivaciones que le llevan a cometer esos actos.

La política es clave. “Los terroristas dirigen sus ataques a lo que ellos consideran la fuente de sus agravios”. (...)

Los atentados de Madrid, describe Atran en su libro, son el resultado de un caldo de cultivo que empezó a cocinarse hace décadas. En los años ochenta, un pequeño número de inmigrantes procedentes de Siria llegaron a España huyendo de la represión del entonces presidente sirio, Hafez el Asad, contra la comunidad musulmana.

A finales de los noventa, este mismo grupo estableció una red para atraer y radicalizar a jóvenes musulmanes para la guerra santa o yihad en Bosnia, Chechenia, Afganistán e Indonesia. Muchos de estos jóvenes eran inmigrantes de Marruecos.

Finalmente, en 2002 cristalizó un grupo que posteriormente llevaría a cabo los atentados en los trenes. (...)

“Eran un puñado de amigos, algunos más inteligentes, otros más estúpidos, que se acababan de conocer, que empezaron a figurarse la manera de hacer las cosas por sí mismos, que comenzaron a conectarse por Internet y que finalmente decidieron volar los trenes en Madrid”, explica Atran.

Es un proceso que choca frontalmente con la idea intuitiva de un ataque calculado de antemano por una organización rígida con una mano ejecutora y un cerebro en la sombra. (...)

“Tienes que fijarte en las redes sociales en las que estos tipos están involucrados. Son mucho más vastas que las personas en sí mismas”, continúa exponiendo Atran.Pero ¿existen lazos en común dignos de rastrearse si se hurga en su pasado?

“Cuando empecé a investigar el caso de Madrid”, recuerda este experto, “me quedé estupefacto al comprobar que cinco de los siete terroristas que se inmolaron en Leganés procedían del mismo barrio de Jamaa Mezuak, en Tetuán [al norte de Marruecos]. Ninguno de ellos tenía en principio una educación religiosa” (...)

¿por qué esos cinco adolescentes decidieron matar y morir por sus amigos y por su fe de entre cientos de muchachos que no parecían en absoluto diferentes a ellos? (...)

Atran visitó durante 2006, 2007 y 2008 dos zonas especialmente relevantes para documentarse. Una de ellas fue el barrio de Jamaa Mezuak (...)

Atran habló con ellos y realizó una pregunta informal. ¿Quiénes son tus héroes? ¿A quién te quieres parecer cuando seas mayor? El número uno resultó ser el jugador Ronaldinho. El número tres era Bin Laden. Y entre ambos, el personaje de Terminator, encarnado por Arnold Schwarzenneger. (...)

Atran volvió a mediados de noviembre de 2008 al barrio de Jamaa Mezuak para continuar el estudio haciendo las mismas preguntas. “Fue el año de la elección de Obama, y obtuve los mismos nombres, excepto que Bin Laden había sido desplazado por Obama en el puesto número tres”, nos dice.

“Y es fascinante. La noción que tienen estos chicos sobre los héroes y la línea que siguen es algo muy cambiante, y en esa edad uno puede decantarse por uno o por otro. Se trata de un proceso aleatorio. Depende de con quién se encuentren en un momento determinado”.

Uno de los mensajes yihadistas que pueden atrapar a esos muchachos es: “Olvídate de la tradición. Olvida lo que han dicho los mayores. Decide por ti mismo. Cambia el mundo. Cualquiera puede unirse”. (...)

Los muchachos de Jamaa Mezuak contemplaron una realidad completamente distinta de la de los adolescentes americanos. “Viven en universos paralelos. En cadenas como la Fox o la CNN, la guerra es como un videojuego. Ni siquiera hablan de ataúdes, los llaman cajas de transferencia, es ridículo”, afirma Atran. (...)

La cadena Al Jazeera no tuvo impedimentos en mostrar toda la crudeza de una guerra como la de Irak, donde los cuerpos ensangrentados y amputados, las mujeres llorando, los hombres clamando venganza, copan casi todo el tiempo informativo.

“La gente se sienta en estos cafés, fuman cigarrillos de hachís o juegan al parchís, y ocasionalmente ven estas imágenes de Al Jazeera [en los momentos más intensos de la guerra, Irak ocupaba el 95% del tiempo de las noticias].

Y los chavales no pueden sentir empatía hacia lo que están viendo. Algunos de estos chicos, vestidos con camisetas de su equipo español favorito, que no saben qué hacer con sus vidas, se detienen a pensar y concluyen: quizá nosotros podamos hacer algo”. Es posible que formen parte de un enjambre de terroristas en el futuro. O quizá no. (...)

Sin embargo, estudios publicados en revistas de prestigio afirman insistentemente lo contrario: los pobres no alientan en absoluto la violencia, y mucho menos el terrorismo suicida. (...)

El psiquiatra y forense Marc Sageman, ex oficial de la CIA y actualmente en el Instituto de Investigación en Política Exterior en Filadelfia (EE UU), realizó varios estudios en los que encontró que el 71% de los terroristas musulmanes, de un grupo de 132, había recibido educación universitaria. (...)

Más pinceladas sorprendentes. El fervor religioso funciona como un antídoto para convertirse en un suicida. (...)

Por último, los estudios psiquiátricos descartan que los terroristas suicidas pertenezcan al sector de la población ordinaria que por cualquier motivo se quita la vida.

Por contradictorio que parezca, las enfermedades mentales no explican por qué un suicida decide inmolarse entre el gentío de un mercado: un terrorista suicida no es un suicida. (...)

El guía y guardaespaldas de Atran, Farhin, luchó contra los comunistas en Afganistán y más tarde se adhirió a la causa de la yihad. (...)

En esos momentos se celebraba una boda; a Farhin le desagradó el aspecto de las mujeres, y llegó a confesar que si dispusiera de una bomba en ese momento, la usaría sin contemplaciones. “¿Me matarías en nombre de la yihad?”, le preguntó Atran. “Sin problemas”, respondió Farhin, riéndose al principio.

Y luego repitió con una mirada más seria: “Sí, te mataría”. Atran revela que había llegado a un punto sin retorno en el que no podía profundizar más. “Había algo en Farhin que era inconmensurablemente diferente de mí… mientras que casi todo lo demás no lo era”. (...)

Decidió entrevistar a varios yihadistas... La lógica se rompió cuando Atran les preguntó si dejarían de inmolarse a cambio de peregrinar a la Meca una vez en toda su vida. La mayoría respondió negativamente. Convertirse en mártir resultaba en ellos algo tan poderoso que borraba todo lo demás. (...)

Después de hablar cara a cara con ellos, Atran concluye en su obra que el conocimiento, no las armas ni las bombas, podría resultar más efectivo a la larga para desactivar las futuras redes yihadistas en las que los muchachos de las siguientes generaciones podrían entrar a formar parte: hay que desacreditar a sus héroes, mostrando los asesinatos y el infierno que traen a su propia gente, y proporcionándoles otros que colmen sus esperanzas y no las nuestras.

Y no ayudarles a que se anuncien ni televisar nuestra respuesta a sus actos. “La publicidad es el oxígeno del terrorismo”. (En la mente del terrorista, de LUIS MIGUEL ARIZA. El País Semanal, 26/09/2010, p. 37 ss.)

22/12/10

"Nos avergonzaba matar"... pero pusimos en marcha la lógica del terror...

"La decisión de matar a Melitón Manzanas se tomó en nuestro entorno. Pero nunca supimos ni quisimos saber quién había sido su autor. Nos daba vergüenza matar porque no lo teníamos asumido y porque todavía aquella organización repudiaba el asesinato".

Así se pronuncia Eduardo Uriarte a los 40 años del Proceso de Burgos, que juzgó en un tribunal militar constituido en la capital castellana a 16 militantes de ETA por el asesinato de Melitón Manzanas, jefe de la Brigada Político Social de San Sebastián, la policía política del dictador Franco, el 2 de agosto de 1968. (...)

Eduardo Uriarte recuerda que aquella ETA no tenía que ver con la de ahora. De hecho, la decisión de matar al jefe de la Brigada Político Social no fue el resultado de una estrategia, sino la venganza por la muerte del líder de ETA Txabi Etxebarrieta, de 25 años, el 7 de junio de 1968 por la Guardia Civil.

"Nos roían las ganas de venganza y, sobre todo, la necesidad de dar una respuesta que demostrara que ETA no estaba acabada". (...)

La otra cara de la moneda fue la puesta en marcha del mecanismo de la violencia. "Es verdad que allí se incubó el virus de los elementos perversos que posteriormente hemos conocido y sufrido. La ETA posterior al Proceso de Burgos se quedó con lo peor de nosotros al hacer de la violencia el centro de su política e ideología".

Uriarte sitúa el inicio del terrorismo de ETA en el atentado de la cafetería Rolando, en la calle del Correo, junto a la Puerta del Sol de Madrid, en septiembre de 1974. Costó la vida a 14 personas e hirió a decenas.

Los condenados a muerte en el Proceso de Burgos pasaron siete años en la cárcel. Fueron amnistiados en 1977, tras la reinstauración de la democracia. De los seis, dos de ellos ya han fallecido: Onaindia, en 2003, y Gorostidi, en 2006.

Solo uno de los 16 condenados, Jesús Abrisketa, volvió a ingresar en ETA." (El País, Domingo, 15/12/2010, p. 11)

30/11/10

El narcisismo terrorista

"La mujer era huesuda y de mediana edad. Vestía con sencillez, pero algo en el porte anunciaba que estaba contenta con la evolución de su ser y eso era lo que desgranaba ante un auditorio poco propicio para el sentimentalismo.

Refirió cómo su jefe militar, por el que sentía veneración, decidió que abandonaban la actividad 'militar' y que la dejaron porque él llegó a esta conclusión. Su jefe fue asesinado, poco tiempo después, como un santo laico.

Mientras contaba alguna cosa bastante edulcorada sobre su vida como terrorista, rehusó utilizar la palabra terrorismo o definirse a sí misma así.

Ella hablaba de cuando hacía la guerra y, después, de cómo se transformó en lo que entonces mostraba al público.

El grueso de su intervención suponía una justificación exculpatoria de sí misma y de su grupo y utilizó la mayor parte de su discurso en la defensa de las tres o cuatro palabras detrás de las cuales podía encontrar blindaje y parapeto para evitar asomarse al abismo de horror que había creado en aquel tiempo, en el que mataba o ayudaba a matar, porque desde luego no aclaró ningún aspecto realista de la actividad del ejercicio de la violencia.

La guerra se hacía, haciendo la guerra. La paz se hacía, haciendo la paz. Y ella era estupenda, cuando hacía la guerra y cuando se le había ocurrido a su líder dejarlo. (...)

No tuvo ni un segundo, ni una palabra para recordar a las víctimas de su violencia. Sencillamente no existían en aquel discurso. ¿Dónde estaban los seres humanos a los que habían causado daño?

Hegel definió el terrorismo como la cara subjetiva de la virtud. Aquella mujer era una prueba viviente de ello. Consideraba que sus sueños habían sido más importantes que la vida de las personas que resultaron muertas o dañadas. Tras haber cambiado de actividad, el narcisismo continuaba. Escamoteó a la audiencia el pozo del dolor que había causado y saltando sobre todo ello, su ego aparecía como el marco de referencia de lo que era correcto o incorrecto.

El siquiatra Willard Gayglin es citado por Aarón T. Beck en su magnífico libro 'Prisioneros del odio' cuando afirma que «pocos seres humanos viven en el mundo real» y que «la mayoría viven en el mundo de sus percepciones».

La mujer quería que los demás vivieran en el mundo de su percepciones y se incomodó cuando alguien citó la palabra tabú: las víctimas. La sonrisa se le heló. " (Fundación para la Libertad, citando a Maite Pagazaurtundua, EL CORREO, 29/11/2010
)

La inmolación religiosa del terrorista

"Estaba borracho de poder, con una euforia enfermiza". Así describe Eduardo Uriarte la época en que se integró a ETA a fines de los años 60. Una época marcada por la polarización política, en plena dictadura de Franco, en que el movimiento se presentaba como una opción idealista "para restaurar la democracia y la libertad", cuenta.

Eduardo Uriarte (65) y Javier Elorrieta (62), ex militantes de ETA, relataron a "El Mercurio" sus primeros años en la banda. "Había un ambiente de inmolación religiosa, de clandestinidad; ser guerrillero era casi como ser misionero. Pero no había un componente perverso ni criminal", dice Uriarte. (...)

Los ex integrantes aseguran que en los 70 ETA se vuelve una banda terrorista tras el atentado de 1974 contra la cafetería Rolando, en Madrid, en el que murieron 18 personas. "Lo que fue un instrumento político pasó a ser violencia como la única garantía de las conquistas revolucionarias, donde lo único puro y que vale es la violencia", señala Elorrieta. (...)

Uriarte y Elorrieta comparan a los etarras con los nazis por su fanatismo, totalitarismo y nacionalismo exacerbado, donde las críticas se ven como una traición. "En nuestra época, ETA no era tan cerrada. Fue años después que se cerró al resto de la sociedad y comenzó a verlos a todos como enemigos", dice Uriarte.

Cuando empezó esta radicalización, Elorrieta se exilió en Francia. Uriarte fue encarcelado en 1969 y condenado a dos penas de muerte por delitos terroristas. Fue liberado en 1977, cuando se declaró una amnistía para los presos políticos del franquismo.

Hoy, ambos viven custodiados las 24 horas del día debido a las amenazas y formaron una fundación para defender los principios democráticos que ETA vulnera; en parte, dicen, por la responsabilidad que sienten de haber sido parte del nacimiento de una banda terrorista. El mismo espíritu que los llevó a unirse a ETA hoy los impulsa a trabajar por detenerla, dicen." (Fundación para la Libertad, citando a
EL MERCURIO (Santiago de Chile), 28/11/2010 )

16/9/10

Causas españolas del terrorismo

"P:Decía Muñoz Molina en el elogio a su novela que usted, como él, pertenece a una generación que vivió una época en la que "las drogas y las ideologías vinieron como promesas subyugadoras de una libertad más allá de cualquier límite" y cuyos efectos se vieron después en los ochenta. Sin embargo, en el resto de Europa todos esos radicalismos que acompañaron a ETA en su día han quedado en el olvido o reducidos a su mínima expresión ¿A qué cree que se debe particularidad del caso español?

Las promesas, ay las promesas, las recompensas, la promesa de "la tierra prometida" más allá de "la travesía del desierto", la recompensa del poder en la Ínsula Barataria... Son motivos fundamentales del vivir humano y así los ha recogido y elaborado la gran literatura, los grandes relatos desde la Biblia y el Quijote. Son útiles a veces, por qué no, pero hay que saber manejarlos, como los cuchillos, para no cortarse luego con ellos.

Dice bien Muñoz Molina que las drogas y las ideologías supusieron para nuestras generaciones una promesa subyugadora, la promesa de, vamos a decir si me permite, "la hostia" sin límites, la "caraba" del deseo sin límites como motor además de la Historia y de nuestra historia personal. El mundo podía ser "la hostia" y no esa porquería que era o contribuíamos a hacer que fuera.

Y no nos íbamos a conformar con nada que no fuese esa comunión, que creíamos política o vital y era religiosa en el peor sentido. Las ideologías duras, la droga dura también como realidad e ideología, galvanizaron y usurparon todavía para nuestra generación, con lo que llevábamos de siglo y había ya llovido en ese sentido, que no era poco ni poco terrible, las preocupaciones de mucha gente por mejorar la vida, por la justicia y la dignidad. Suplantaron, además de dar cabida a esos buenos sentimientos e intenciones, al verdadero pensamiento, al pensar y seguir pensando sin ataduras ni muletas ni comodidades y lo sustituyeron por píldoras y dogma. (...)

En España creo que hemos tenido la desgracia de que esos radicalismos en sus últimos y fanáticos coletazos se entreveraran con el nacionalismo presentándose ambos en sociedad con otro perfume más equívoco. Ese injerto de radicalismo de izquierdas y nacionalismo, de dispositivos que hacen de la democracia un uso meramente retórico e instrumental en el mejor de los casos, ha sido, en mi opinión, muy nocivo. (J.A. González Sainz, autor de 'Ojos que no ven', El País, 16/09/2010)

El odio al diferente... al nuevo...

"P:Su novela habla del desprecio, al diferente, al nuevo, que genera en algunos casos una reacción inversa, de fascinación por los postulados radicales del que nos discrimina. ¿De qué se alimenta ese mecanismo de acción- reacción?

R:Debe de estar más radicado el desprecio al nuevo y diferente (y la fascinación por quien nos persigue y humilla) de lo que una sociedad encantada con sus buenismos, sus pusilanimidades y sus bonituras como la nuestra está dispuesta a creer, y, por supuesto, más radicada todavía la fascinación y el papanatismo ante la radicalidad y, también, ante el buenismo." (J.A. González Sainz, autor de 'Ojos que no ven', El País, 16/09/2010)

8/4/10

Los terroristas... las terroristas...

"El fenómeno de las viudas negras, féminas terroristas suicidas, va mucho más allá de las fronteras del Cáucaso. Las mujeres han participado en atentados en enfrentamientos con reivindicaciones políticas, étnicas o religiosas. Una libanesa, Khyadali Sana Mehaidali fue la primogénita de una saga que hoy se extiende por Sri Lanka, Palestina, Líbano o Irak.

En abril 1985, Mehaidali, militante del Partido Nacional Socialista Sirio (en lucha contra la ocupación israelí durante la guerra civil de Líbano) con sólo 17 años, se puso al volante de un camión de explosivos e hizo volar un convoy del Ejército israelí. Su intención, según declaraciones de sus allegados recogidas por Pedro Baños en su análisis de los atentados suicidas femeninos para el Real Instituto Elcano, era vengarse del enemigo opresor. (...)

En 2002, Wafa Idris, trabajadora humanitaria que había sido repudiada por su marido por no poder tener hijos, fue la primera suicida palestina. Mató una persona y dejó 100 heridos tras hacer estallar un cinturón con 11 kilos de explosivos cargado de metralla en un atentado reivindicado por los Mártires de Al Aqsa. (...)

La detención, en 2009 de Samira Ahmed Jassim, una iraquí de 51 conocida como la madre de las creyentes confirma la integración de las mujeres en la maquinaria terrorista de forma activa. Las autoridades iraquíes acusaron a Jassim de haber entrenado unas 80 yihadistas, de las que al menos 28 había conseguido llevar a cabo un atentado. Actuaba para el grupo Ansar al Sunna, una formación suní vinculada a Al Qaeda.

La mayor facilidad de las mujeres para acceder a determinados espacios y pasar desapercibidas, como demuestra la iniciativa de tres terroristas turcas que fingieron estar embarazadas con la intención de perpetrar sendos atentados en 1996, las convierte en una poderosa arma. Pero no todas deciden sacrificarse por su propia voluntad.

En 2008, los terroristas iraquíes utilizaron a dos jóvenes deficientes mentales como bombas humanas. Las hicieron estallar por control remoto en dos mercados de Bagdad, lo que provocó al menos 72 muertos.

Con su integración en la esfera terrorista, las mujeres han conseguido una extraña igualdad con sus colegas varones. No sólo actúan en solitario como suicidas o en parejas, al igual que en los atentados de ayer en Moscú. En 2002, de los alrededor de 50 insurgentes chechenos que irrumpieron en el teatro Dubrovka de Moscú, unos 22 eran mujeres.

El caso del secuestro de la escuela de Beslán, en Osetia del Norte, es similar. Entre los 35 integrantes de los Mártires de Riyad us-Saliheyn que tomaron el colegio había un significativo número de mujeres. Al menos dos, Roza Nogaeva y Mariam Tuburova, participaron activamente en la matanza que se saldó con 335 muertos, de los cuales 156 eran niños, tras la intervención del Ejército ruso." (El País, 30/03/2010)

6/4/10

Obama es el anticristo... ¡te lo juro por cristo!

"Nueve militantes de extrema derecha han sido detenidos en una operación del FBI en tres Estados contra milicias y grupos cristianos fundamentalistas que planeaban atentados contra policías y funcionarios. Esta acción coincide con un clima de preocupación creciente por el tono radical que se ha impuesto en algunos ámbitos de la política y los medios de comunicación de EE UU. (...)

Es imposible olvidar, tras las detenciones anunciadas ayer, el título del mensaje que Sarah Palin publicaba la semana pasada en su página de Facebook: "Recarga" (reload, volver a cargar un arma de fuego).

Tampoco es fácil separar esta operación del FBI de la reciente encuesta que revelaba que una cuarta parte de los votantes del Partido Republicano creen que Obama es el anticristo.

El grupo intervenido por el FBI, precisamente en Michigan, se llama Hutaree y, como se puede leer en su página web, en la que exhiben una foto de sus miembros armados y en traje de camuflaje, sigue al pie de la letra las enseñanzas de la Biblia en pasajes como este: "Creemos que un día, como afirma la profecía, llegará un anticristo. Jesús quiere que estemos preparados para defendernos usando nuestras espadas".

Los fiscales acusaron ayer a los detenidos y a su líder, David Brian Stone, cuyo hijo ha logrado escapar, de "imponer una guerra contra Estados Unidos y oponerse por la fuerza a la autoridad del Gobierno de EE UU".

Hutaree planeaba, según la investigación, provocar una matanza de policías y desencadenar, de esa manera, una cadena de violencia que hiciese caer el poder federal en Washington." (El País, ed. Galicia, internacional, 30/03/2010, p. 9)

29/1/10

La primera víctima... una niña...

"Crónica de 857 hombres, mujeres y niños asesinados.

Begoña Urroz Ibarrola fue la primera víctima de ETA. Era el 27 de junio de 1960 y ella tenía sólo 22 meses. Murió alcanzada por una bomba en la estación de Amara de San Sebastián, aunque ETA nunca asumió la autoría de su asesinato. Con ella arrancó una lista de 857 hombres, mujeres y niños muertos en atentados cometidos por las diversas ramas de la organización terrorista y otras siglas nacidas de su entorno.

El enorme coste humano y político del terrorismo etarra desfila por las páginas de un libro que se publicará la semana próxima, Vidas rotas (Editorial Espasa). La crónica se abre con Begoña Urroz, la primera, también, de las 21 vidas de niños segadas por ETA. Los relatos se cierran con los guardias civiles Carlos Enrique Sáenz de Tejada y Diego Salvà, asesinados en Calvià (Islas Baleares) el 30 de julio de 2009. Se menciona igualmente la identidad de miles de heridos.

Los autores presentan el nombre de cada víctima y el relato del crimen uniéndolo a los nombres de sus asesinos, siempre que esto último haya podido clarificarse judicialmente. "Los victimarios, desprovistos de su confortable anonimato, deben mirarse en el espejo de esas víctimas de carne y hueso que con tanta crueldad han provocado", afirman los autores, Florencio Domínguez, Rogelio Alonso y Marcos García, que citan unas palabras de José María Múgica al cumplirse 13 años del asesinato de su padre, Fernando Múgica Herzog: "Hay que saber quién murió y quién mató". (...)

"La democracia española ha contraído una deuda de gratitud con los familiares y seres queridos de quienes han sufrido tanto dolor", afirman los autores, que piden "el reconocimiento del inmenso sufrimiento padecido por quienes vieron cómo sus allegados fueron vilmente asesinados por un grupo terrorista enemigo de la libertad". El drama de los afectados, "cuya ejemplar reacción cívica tanto ha contribuido al fortalecimiento de la democracia en nuestra nación", impone "obligaciones morales y políticas que una sociedad democrática como la española no puede eludir". (El País, ed. Galicia, España, 24/01/2010, p. 20)

"Vidas rotas es una rigurosa crónica de crímenes políticos, pero también un incentivo para preguntarse cómo es posible que en una sociedad, especialmente cuando acaba el franquismo y llega la democracia, y con especial intensidad justo entonces, se multiplicasen esos "patriotas de la muerte", por usar el término de Fernando Reinares, los cuales con toda frialdad asesinaron uno tras otro a cientos de ciudadanos que en la mayoría de los casos no podían tener responsabilidad personal alguna en la supuesta opresión sufrida por Euskadi.

Hubo arrepentimientos, incluso pagados con la vida como el de Yoyes, pero en general tropezamos con creyentes empapados en una religión del odio, algo que han vivido en sus hogares o en los círculos de socialización como adolescentes. Habida cuenta del tipo de reacción complementaria de tantos nacionalistas ajenos a ETA, por ejemplo la actitud de los miembros de PNV y de EA en Andoain con ocasión del asesinato de Pagaza, resulta lícito apuntar al efecto perverso de una mentalidad forjada en el tipo de nacionalismo totalitario de Sabino Arana, creador de una auténtica identidad asesina.

No es posible de otro modo explicar la conversión de tantos jóvenes, inicialmente de existencia normal, en criminales sanguinarios legitimados por la búsqueda de un objetivo político que nunca ha sido ni será real. Tal y como resume el autor del prólogo, Fernando García de Cortázar, "aquí se ha matado por un concepto aberrante de patria". (El País, 04/02/2010)

18/9/09

"lo lanzamos"... al terrorista

"No tenemos que esperar mucho antes de que nos hable de aquella mañana del domingo 9 de noviembre, el día en que España sufrió sus dos últimos caídos en territorio afgano. "Temprano por la mañana recibimos un informe de que un convoy de fuerzas extranjeras se acercaba. Fuimos para allá. Trajimos al suicida y lo preparamos", explica.

El suicida se llamaba Habibullah y tenía 18 años. El propio mulá Fateh lo había reclutado y entrenado. Era de su mismo pueblo. Una comarca de Herat llamada Shindand, uno de los lugares más azotados por los bombardeos de la OTAN en todo el país. Más de 200 civiles han muerto allí bajo unas bombas que buscaban talibanes y encontraron mujeres, ancianos y niños. La de Afganistán es una guerra sucia.

Los insurgentes pelean la mayor parte de las veces desde lugares poblados, utilizando a los civiles como escudo. Saben que si al final las tropas internacionales atacan y los inocentes mueren, la población culpará a los extranjeros.

Desde luego, el suicida Habibullah lo hizo. Se lo dijo a su familia antes de morir matando: tenía que vengarse. "Estábamos contentos. Él se reía. Rezamos y lo lanzamos contra el objetivo", cuenta su comandante." (El País, Domingo, 06/09/2009, p. 2)

21/1/09

Causas políticas de la guerra en Palestina, en Gaza

"Se ha dicho que la intervención tenía un cariz electoralista encubierto, sobre todo para el Partido Laborista y el Kadima de Olmert (que ya es de Livni). No ha parecido muy encubierto, a tenor de los hechos y de las encuestas, que han trastocado el mapa de intención de voto (...)

Pero es obvio que la guerra de Gaza ha coincidido con el proceso electoral no por casualidad. Sin embargo, no era algo que sólo supieran los israelíes; también lo sabían en Teherán y en Hamás.Sabían del gran beneficio a futuro que tendrían para Hamás las consecuencias de una provocación que, tras el fin de la tregua, supusiera políticas de extrema dureza orientadas a garantizar seguridad y firmeza, tanto en los partidos de la derecha como de la izquierda. Por eso la tregua se interrumpió precisamente cuando era oportuno para todos. Sabían en Hamás y en Hezbolá que ése sería el mejor momento para provocar a Israel y poner de nuevo centenares de muertos sobre la mesa -la munición más rentable de Hamás (...)

Hamás, como era de esperar, ha logrado lo que se proponía: primero, un lavado de imagen que lo hace pasar por un partido víctima que ayuda al pueblo palestino (cuya pobreza no sólo no ha evitado sino que además necesita, como partido-vampiro); segundo, un alto grado de identificación con todo el pueblo palestino (no hay que olvidar su estrategia de asimilación de la causa palestina con el islamismo, la imposición de la sharía como ley, o el golpe de Estado que se cobró la vida de centenares de palestinos de Al Fatah, así como la expulsión de este partido de la franja), y, tercero, un apoyo incondicional de un tipo de políticos e intelectuales europeos que emplean un lenguaje sospechosamente virulento en cuanto oyen la palabra judío. (...)

Y en esta diabólica perspectiva de las cosas es en la que Israel comete un error histórico, al no ser capaz de trascender el fango del medio plazo, no abordar el futuro, no dar un salto cualitativo en la espiral a la que le somete Hamás.
(...)

Pero en todo esto Israel es quien más ha perdido. Ha perdido muchísimo de su valía moral, de su compasión, de su imagen internacional, apareciendo como un país de carniceros. (...)

Habrá que ver si Israel ha perdido también posibilidades de futuro, su exiguo capital. Sin embargo, a Hamás no le ha ido muy mal con su política de muerte y de terror, el único lenguaje que entiende. Ha triunfado la ceremonia de la confusión. Si bien me temo que eso justamente es lo que ha pretendido siempre Hamás: mezclarlo todo, confundir a todo el mundo, martirizar a toda su población con el instrumento de la poderosa y terrible venganza israelí, culpable también." (ADOLFO GARCÍA ORTEGA: Hamás gana, Israel pierde. El País, ed. Galicia, Opinión, 20/01/2009, p. 27 )

1/10/08

El apoyo al terrorismo

Es la mentalidad que existe en parte de la población vasca lo que hace que siempre haya voluntarios para practicar desde la kale borroka al coche bomba. ¿Cuántos son los que así piensan? ¿Cincuenta mil? ¿Cien mil? ¿Cómo es posible que en un pueblo tan civilizado en tantos aspectos, una parte de sus habitantes no haya asumido ideas básicas de convivencia, paz y respeto al que piensa de modo distinto? Esas ideas hoy se aceptan sin discusión en todo país avanzado. En España también se han impuesto desde que acabó la dictadura. ¿Por qué, entonces, esa excepción?

Quienes se apuntan a las ideas de la izquierda abertzale, unas ideas que deberían ser tan aceptables como cualesquiera otras, son gente que parece normal. Se les ve marchando en manifestaciones numerosas tras la ikurriña y la banderola de turno pidiendo libertad para los asesinos, cuyas fechorías no se condenan jamás. Son personas de aspecto educado que nada tienen que ver con lo que puede contemplarse en Oriente Medio o en otros lugares donde las protestas en apoyo de la violencia tienen su raíz en la pobreza, el desempleo, el analfabetismo y la continua frustración que es el vivir de cada día. Son buenos padres o madres de familia, buenos hijos, buenos amigos de sus amigos, buenos aficionados al fútbol y a comer bien, socios del Athletic o de la Real y de las cofradías gastronómicas, gente, pues, como tanta otra, si no fuera por esa grave deformación que les lleva a pensar que asesinar tiene sus atenuantes o más bien sus eximentes. ¿Acaso, se dicen entre sí, no hay una Ley de Partidos que los discrimina? ¿Cómo no va a haber que defenderse de esa odiosa discriminación? ¿No hubo hace 20 años el GAL? ¿No persiguió Franco a los vascos? Y así la deformación sigue y sigue, pues el virus se transmite de generación en generación y así se justifica, cuando no se ensalza, a los asesinos y nadie se acuerda de los asesinados. ¿Qué pasará en el corazón de esas personas para haberse endurecido hasta ese extremo?” (FRANCISCO BUSTELO: La lacra que no cesa. El País, ed. Galicia, Internacional, 30/09/2008, p. 23)

Una respuesta, unas páginas más adelante, la de Fernando Savater (amenazado de muerte por ETA). Es el miedo, el odio que impone el poder (y el poder violento es el más eficaz):

“La violencia no es absurda, ni mucho menos: quizá la vida humana en general es absurda -si suponemos que debiera tener un sentido trascendente del que carece- pero no aquellas acciones humanas que resultan útiles, aunque sean detestables. Y la violencia es útil para perseguir determinados objetivos, por eso precisamente está prohibida en las sociedades civilizadas. En efecto, cuando las vidas humanas se reducen a gestos mudos todas son iguales, pero difieren cuando cada uno explica lo que vivir significa para él. El más profundo condicionamiento neurológico de los humanos, querido Arcadi, es lo que llamamos pensamiento y se expresa con palabras o silencios. Acallando el pensamiento no mostramos respeto por las víctimas... ni siquiera por sus verdugos.

Porque además el terrorismo trata de imponer el silencio y potenciar el afán de supervivencia, más acá de cualquier ideología. El propio festival donostiarra de cine es muestra de ello. Por primera vez, en esta edición se ha condenado un atentado terrorista. Antes había que guardar silencio ante ellos (como bien recordará la hoy jurado Leonor Watling de sus tiempos de presentadora) o incluso aceptar que en cada inauguración los proetarras subieran al escenario con sus pancartas, gritos y reivindicaciones. Agobios de la cobardía: antes daba miedo hablar pero hoy, en un clima diferente y con el ojo público sobre lo que allí ocurre, lo peligroso es callar.” (FERNANDO SAVATER: ¡Allá películas!. El País, ed. Galicia, Cultura, 30/09/2008, p. 37)

5/9/08

Para mantener nuestra comodidad ¡De lo que no seremos capaces!

“P.- ¿Y el futuro?

R.- ¿Qué nos depara el futuro si evitamos la guerra? Evitar la guerra supone problemas de superpoblación. Mire los jóvenes: se aburren, un día van a acabar con los viejos, no sabrán qué hacer con ellos. Somos un animal muy primitivo. Hay peces y virus que son más antiguos que el hombre. Tal vez estemos sólo al principio de nuestra historia. Quizá no hayamos aprendido a unir nuestro instinto y nuestro raciocinio.

P.- Qué panorama.

R.- Es muy fácil sentarse aquí, en esta habitación, y decir: “¡El racismo es horrible!”. Pero pregúnteme lo mismo si se traslada a vivir a la casa de al lado una familia jamaicana que tiene seis hijos y escuchan reggae y rock and roll todo el día. O cuando mi asesor venga a casa y me diga que desde que se mudó a mi lado la familia jamaicana el valor de mi propiedad ha caído en picado. ¡Pregúnteme entonces! En todos nosotros, en nuestros hijos, y por mantener nuestra comodidad, nuestra supervivencia, si rascas un poco, aparecen muchas zonas oscuras. No lo olvide. Mire el problema vasco. ¡Cuánto me equivoqué con este tema! Cuando el asunto del IRA estaba llegando a su fin, publiqué un artículo considerando que con ETA pasaría lo mismo. Y no, ETA sigue matando.

P.- ¿Qué pasa? ¿Cuál es su opinión?

R.- No lo sé. Ese idioma tan misterioso es muy raro, muy poderoso. Quizá por eso a alguna de esa gente le resulta tan imposible aceptar el mundo exterior. Pero no estoy seguro de nada. De lo que sí que no tengo dudas es de que es un problema gravísimo.

P.- ¿Insinúa que el idioma es la raíz del problema?

R.- Quizá.”

(Entrevista a George Steiner: "Yo intento fracasar mejor". El País, El País Semanal, 24/08/2008)

Nota: es curioso como un hombre cultísimo explique el terrorismo echando mano de causas cultas, pero oscuras, la defensa del idioma. Si escuchara a alguien decir que "quizá la raíz del problema sea la religión" ¿Se escandalizaría?

Los (muy pocos) terroristas dicen que luchan para salvar un idioma (o una religión, o una cultura).
Una pequeña parte de la población los apoya ¿Un 20%?, les da dinero, los esconde.
Y el resto (¿Un 80%?) mira para otro lado, disculpándolos unas veces (asesinatos individuales); y otras, cuando se produce una masacre, los condena (o dice que "así no").

El problema es matar. No hablar o rezar.