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6/3/23

Pues resulta que hace unas pocas décadas hubo una guerra, que llamaron 'Cruzada', en la que una parte de los católicos (requetés, curas cómplices, curas asesinos) mataron usando el nombre de Cristo para legitimar sus crímenes... y tras la guerra, gran parte de los eclesiásticos (curas y monjas) se convirtieron en investigadores del pasado ideológico y político de los ciudadanos, en colaboradores del aparato judicial. Con sus informes, aprobaron el exterminio legal organizado por los vencedores en la posguerra y se involucraron hasta la médula en la red de sentimientos de venganza, envidias, odios y enemistades que envolvían la vida cotidiana de la sociedad española... así que al señor Feijóo solo cabe decirle que pregunte a sus paisanos orensanos por los curas que mataron y por los que no mataron... se hubiera evitado decir la tonteria de que «Desde hace siglos no verá a un cristiano matar en nombre de su religión como hacen otros pueblos»

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1) 'represion franquista curas asesinos': http://auschwitzlacrueldadhumana.blogspot.com/search/label/dd.%20Represi%C3%B3n%20franquista%3A%20curas%20asesinos

2) 'represión franquista curas': http://auschwitzlacrueldadhumana.blogspot.com/search/label/dd.%20Represi%C3%B3n%20franquista%3A%20curas.

3) 'represión franquista monjas asesinas': http://auschwitzlacrueldadhumana.blogspot.com/search/label/dd.%20Represi%C3%B3n%20franquista%3A%20monjas%20asesinas

 "(...) La Iglesia católica se incorporó a esta tarea de la máquina represora, por lo que es plenamente culpable, siendo decisiva en las condenas impuestas por los tribunales especiales. Como sabemos legitimó la dictadura, por lo que fue ampliamente recompensada. Sirva de muestra este fragmento de la Carta colectiva de los obispos españoles de 1937:

La guerra es, pues, como un plebiscito armado. La lucha blanca de los comicios de Febrero de 1936, en que la falta de conciencia política del gobierno nacional dio arbitrariamente a las fuerzas revolucionarias un triunfo que no había logrado en las urnas, se transformó, por la contienda cívico-militar, en la lucha cruenta de un pueblo partido en dos tendencias: la espiritual, del lado de los sublevados, que salió a la defensa del orden, la paz social, la civilización tradicional y la patria, y muy ostensiblemente, en un gran sector, para la defensa de la religión; y de la otra parte, la materialista, llámese marxista, comunista o anarquista, que quiso sustituir la vieja civilización de España, con todos sus factores, por la novísima «civilización» de los soviets rusos”.

Esa colaboración de la Iglesia en la consolidación de la dictadura franquista se produjo desde el primer momento del estallido de la Guerra de España. Se puso el culto a la Virgen del Pilar al servicio de los rebeldes golpistas.  Lo vemos en  el frustrado bombardeo de la basílica del Pilar en la noche del 3 de agosto de 1936.   Esto había motivado que, de alguna manera, la Virgen del Pilar se convirtiera en un símbolo hecho patente de la persecución religiosa ejercida durante la guerra por el bando republicano. (...)

Este alineamiento de la Iglesia católica con los sublevados lo podemos constatar en sus documentos oficiales, como El   Boletín Eclesiástico Oficial del Arzobispado de Zaragoza de 15 de junio de 1937, en aquellos momentos el arzobispo era Rigoberto Domenech: “España se presentó ante el Pilar bendito, destrozada, sangrante, pecadora y con clamor salido de lo más hondo de su pecho, hizo protestas de su amor, de su fervoroso anhelo de renovarse. La España que nace, la que acaudilla el invicto general Franco, la que quiere recoger la vieja savia de nuestras gloriosas tradiciones para que inspire a los forjadores del nuevo imperio, recordando que es de María, que de entre sus hijos salieron los adalides marianos por excelencia, renovó su consagración a la dispensadora de todas las gracias A pesar de este escrito, el Ayuntamiento de Zaragoza, presidido por Jorge Azcón, se ha negado a retirarle la calle dedicada al Arzobispo, como han pedido determinados colectivos y yo personalmente en algún artículo. (...)

Retorno a la palabras de Feijóo: “Desde hace siglos no verá a un cristiano matar en nombre de su religión como hacen otros pueblos”.  Mas, lo cierto que la Iglesia católica, aunque estuviera abolida la Santa Inquisición hace dos siglos, en tanto en cuanto apoyó, legitimó y justificó la dictadura franquista es responsable de la represión de muchos españoles. E incluso, participó activamente en ella, por lo que fue ampliamente recompensada. Por ello, para aclararle algo las ideas al ínclito Feijóo y a otros muchos españoles, un tanto ofuscados,  quiero acabar con las palabras de uno de los historiadores más reconocidos, Julián Casanova de un artículo de 2006 titulado La Iglesia y la represión franquista:       

“Franco y la Iglesia ganaron juntos la guerra y juntos gestionaron la paz, una paz a su gusto, con las fuerzas represivas del Estado dando fuerte a los cautivos y desarmados rojos, mientras los obispos y clérigos supervisaban los valores morales y educaban a las masas en los principios del dogma católico. Hubo en esos largos años tragedia y comedia. La tragedia de decenas de miles de españoles fusilados, presos, humillados. Y la comedia del clero paseando a Franco bajo palio y dejando para la posteridad un rosario interminable de loas y adhesiones incondicionales a su dictadura.

La maquinaria legal represiva franquista…convirtió a los curas en investigadores del pasado ideológico y político de los ciudadanos, en colaboradores del aparato judicial. Con sus informes, aprobaron el exterminio legal organizado por los vencedores en la posguerra y se involucraron hasta la médula en la red de sentimientos de venganza, envidias, odios y enemistades que envolvían la vida cotidiana de la sociedad española…La Iglesia no quiso saber nada de las palizas, tortura y muerte en las cárceles franquistas…"                   (Cándido Marquesán Millán , Rebelión, 02/03/2023)

2/11/21

Los falangistas dan caza a Anselmo, que es crucificado y paseado por el pueblo. Otros fugados se entregan para salvar a sus familias o son entregados (el cura de Piedeloro denuncia a uno de ellos)... Comienzan las detenciones: Rosaura, Áurea, Balbina, Daría, María, Plácida, Rita y Secunda, “Les Candases”. Mujeres del pueblo trabajador... torturadas y humilladas, las bajan del camión, las conducen al acantilado y, previo apuñalamiento, son arrojadas al acantilado

Raúl Martínez @raulmtt

<Pasaba el camión de la muerte cargado de hombres y mujeres que eran arrojados al mar>, así explicaba Peregrina González, conocida como “la Pasionaria de Gozón”, parte de una historia silenciada y que no podemos permitirnos olvidar. Abro hilo

Los familiares de <Les Candases> han conseguido rescatar una historia que durante décadas fue transmitida oralmente en las casas del pueblo con prudencia y, sobre todo, con miedo. Una historia que comienza tras la caída del Norte, en octubre de 1937.

En aquellos días, parte de quienes habían jugado un papel relevante en el pueblo de #Candás y en las organizaciones del Frente Popular, huyen por mar o se esconden en casas de familiares, en cuevas, montes…donde pueden. Son “los fugaos” de los pueblos costeros.

Muchos otros son conducidos a los campos de concentración. En #Candás la fábrica de conservas de Portanet sirvió de campo de concentración desde noviembre de 1937 hasta finales de 1939, en el que llegaron a estar hacinados más de 1500 presos.

El 10 de mayo de 1938, el Negociado de Orden Público del Ayuntamiento de Carreño elabora una lista con las personas huidas. Una jauría de hienas de camisa azul, corréales y pistola al cinto se lanza a la caza.

Los vecinos dejan de saludar por la calle, otros se cambian de banco en la iglesia, murmullos, delación, miedo a ser relacionado con quienes han caído en desgracia y sus familiares.

El 1 de junio del 37, tratan de dar caza a Anselmo “El Rondón”. Durante la persecución un falangista cae muerto por el disparo de uno de los suyos, pero se acusa a Anselmo y se desata la locura contra las familias de los perseguidos.

Comienzan las detenciones: Rosaura, Áurea, Balbina, Daría, María, Plácida, Rita y Secunda, “Les Candases”. Mujeres del pueblo trabajador, trabajadoras de las fábricas de conservas, algunas sindicalistas de la CNT y la UGT.

Los falangistas dan caza q Anselmo, que es crucificado y paseado por el pueblo. Otros fugados se entregan para salvar a sus familias o son entregados (conocida es la denuncia del cura de Piedeloro a uno de ellos). Todos correrán la misma suerte.

Casa Genarín, antigua casa indiana que hoy alberga el Ayuntamiento, es el Centro de Investigación y Vigilancia, lugar de detención y tortura al que son conducidos los detenidos durante la represión. Entre ellos mi bisabuela María en dos o tres ocasiones, pero esa es otra historia

Y de allí sale el camión que les conduce al Cabo Peñas. Es su último viaje. En la madrugada del 2 de junio de 1937, torturadas y humilladas, las bajan del camión, las conducen al acantilado y, previo apuñalamiento, son arrojadas al acantilado.

El cura de #Luanco protesta cuando los cuerpos comienzan a aparecer en las playas y pedreros. De las 8 mujeres asesinadas el 2 de junio de 1938, la mar devolvió 6 cuerpos.A partir de entonces, las sacas terminarán a San Antonio, en Candás.

Desde San Antonio tiraron, entre otros muchos, a Manuel Álvarez. Sobrevivió a 3 balazos y a la caída desde el acantilado. Un mes más tarde fue detenido en Prendes y, en esta segunda ocasión, los asesinos no fallaron.

Y, hasta aquí, una triste historia de mi pueblo que junto a otras muchas no podemos permitirnos el lujo de olvidar. ¡Memoria, justicia y reparación para todas las víctimas del franquismo!

11:54 a. m. · 1 nov. 2021
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22/9/21

Tortura y asesinato de un maestro republicano: "Le sacaron los ojos, le cortaron los testículos, se los metieron en la boca y le machacaron la cabeza”

 "Arximiro Rico Trabada era un maestro rural convencido de la importancia de llevar la cultura y la educación al pueblo desde la escuela, aunque los fascistas le tildaban de “rojo”. No era un hombre de izquierdas, era un moderado liberal defensor de los valores republicanos y democráticos, un gallego maestro de la República que, aunque daba clases en una escuela lucense de Baleira, visitaba regularmente Montecubeiro, lugar de origen de su madre.

Un activista de la cultura y educación para la población rural

Persona culta, proveniente de una familia humilde, Arximiro era un activista de la cultura y colaborador del pueblo. Además de su labor docente, organizaba la Fiesta del árbol, fundó un coro, montó un grupo de teatro, ayudaba a sanar a los animales, asesoraba a los vecinos a repoblar árboles y fue el impulsor de una biblioteca itinerante. En definitiva, un activista cultural volcado en ayudar a una población rural y aislada en una zona con altos niveles de analfabetismo y atraso secular.

Creyente, republicano y odiado por el cura

Era creyente, pero quitó el crucifijo de las clases, porque, sin ser ateo, creía en el laicismo. Era un maestro “total”, querido por el pueblo y odiado por una minoría ultraconservadora, entre ellos, el cura. Sentía interés por la política y protagonizó un mitin, el del 14 de abril de 1936 en conmemoración de la II República. Allí, festejando la República, defendió con fuerza la cultura como elemento de desarrollo social.

Con ese bagaje de bonhomía, amor a la educación y a la cultura popular simbolizado en el servicio a la comunidad y en la intensa labor educativa (daba clases desde el día a la noche formando desde bachilleres a maestros por libre), se granjeó el odio de aquellos personajes, poderes fácticos de la zona (curas, falangistas seguidores del dictador nacido en El Ferrol y caciques rurales) en una Galicia en la que no hubo combates bélicos durante la Guerra Civil, pero sí existieron las viles delaciones, cobardes denuncias y vendettas que terminaron segando la vida de personas buenas por el simple hecho de tener los principios de Arximiro.

La noche de su cruel y sádico asesinato

Y así llegó su fatídico día. Fue una noche de octubre de 1937, cuando una partida de falangistas llegó a su casa de San Bernabel, en Baleira, comarca de A Fonsagrada y se lo llevaron atado a la montaña sin atender las súplicas de su madre. El grupo de fascistas de camisa azul se detuvo en una taberna del camino. Mientras bebían, dejaron a Arximiro atado en la puerta con una argolla. Al salir, entre insultos propios de bebedores y asesinos, lo patearon y vejaron ascendiendo, en una especie de Calvario laico y siniestro, hasta la Serra da Ferradura a golpes, y empujones. Lo humillaron hasta el punto de que sus sádicos represores se colocaron sobre su lomo, como si de un burro se tratase, obligándole a llevarlos a cuestas.

Testículos cortados, ojos arrancados y cabeza destrozada

Una vez llegado a lo alto de la montaña, en un lugar perversamente destacado de Montecubeiro, por haber sido enclave de numerosas ejecuciones sin juicio, y aún vivo  Arximiro, los asesinos falangistas iniciaron un ritual de tortura: Le cortaron los testículos antes de morir y se los introdujeron en la boca. Luego le arrancaron los ojos. Tras esta cruel y sádica acción le dispararon varias veces con una escopeta de caza, como se comprobó al hallar su cadáver con la cabeza totalmente destrozada. Fue torturado brutalmente y asesinado el 16 de octubre de 1937, cuando contaba tan solo 32 años. Arximiro estaba cursando estudios de Medicina para seguir curando a personas como hacía habitualmente. He aquí la diferencia, unos sanaban personas, mientras otros matan.

Justicia divina o broma macabra, unos días después de su brutal asesinato, le llegó una carta en la que se le indicaba que ya podía reintegrarse a su plaza como maestro nacional (lo habían suspendido temporalmente, como a tantos maestros republicanos).

El cura y la enemistad con Arximiro

Encuentro en el blog del periodista Antonio Cendan Fraga el dato de que aunque Rico Taboada era un católico ferviente y practicante, tenía ciertas enemistades con un clérigo de su tiempo que le acusó de haberles enseñado a muchos niños a leer y a escribir hasta el punto de que “cualquier mocoso -en palabras textuales del cura- puede hacer un escrito y denunciar a su padre. Mejor sería que supiese rezar el padrenuestro”.

La lista de los 65 a aniquilar

Arximiro fue víctima inocente del ciego y cruel fascismo. En octubre de 1937, en la zona de montaña de esta parte de la provincia de Lugo, dos guardias civiles fueron abatidos en un enfrentamiento con un grupo de huidos a los montes para sobrevivir al hambre generalizada y otras calamidades consecuencia de la guerra civil que se estaba librando en España. Como escarmiento, los falangistas, con la colaboración de un cura de la zona, confeccionaron una siniestra lista con 65 nombres que debían ser aniquilados en breve. En esa lista, estaba Arximiro.

 En 2003 se erigió en Montecubeiro un monolito de diez toneladas de peso en recuerdo “de las 15 personas inocentes asesinadas por el fascismo”. La piedra se halla de espaldas a la iglesia parroquial. Ahí figura, esculpido con el material de la bondad y la piedra de las grandes personas honradas y humanistas, el nombre de un maestro de la República, un hombre culto, honrado, bueno e inteligente: Arximiro Rico Trabada. Tenía 32 años."                     (Juan Luis Valenzuela, El Plural, 18/10/20)

28/11/19

Don Juan Moreno Cubas, cura nacido en Juncalillo, limpiaba la pistola marca Astra 400, siempre después de los fusilamientos...

"Don Juan Moreno Cubas, cura nacido en Juncalillo, limpiaba la pistola marca Astra 400, siempre después de los fusilamientos, el tiro de gracia con una buena Santa Unción le parecía el mejor remedio para aliviar las almas de aquellos rojos miserables, no le temblaba el pulso cuando apuntaba a la nuca de los acribillados a balazos, momentos antes de la detonación se le escuchaban los rezos entre susurros: “Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo”. “Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”. 

El párroco del Carmen bajaba siempre andando la calle Faro de La Isleta cuando venía del campo de tiro, la sotana le rozaba el suelo y arrastraba los cigarros Virginio que los hombres tiraban, en los días de lluvia se la levantaba para que no se le mojara en los charcos: "parece una mujer", decían los chiquillos descalzos que vivían en el viejo barrio obrero. Él se enojaba y les lanzaba improperios: "Hijos de Satanás", les decía, mientras se metía en el bar de Cabuco a echarse unos rones de El Charco después de las ejecuciones. 

Cuando entraba se hacía el silencio, algunos se le acercaban y se arrodillaban para que les diera la bendición, el sacerdote oliendo a alcohol les decía el rezado típico de la consagración. Otros se levantaban en silencio y se marchaban con la cara repleta de odio al conocer el "oficio" del clérigo, de como le destrozaba la tapa de los sesos a tantos hombres inocentes.
Tras varias horas bebiendo se iba siempre sin pagar, el tendero lo miraba con desprecio disimulado con alguna sonrisa ocasional, tras beberse dos botellas de licor, nunca comía nada, se asomaba tambaleándose a la puerta si pasaba alguna joven, se entretenía mirándole el culo, luego se santiguaba y volvía a la barra a seguir libando el aguardiente. 
La sotana solía tener manchas de sangre de los momentos en que le estallaba el cráneo a los condenados a muerte, la pistola al cinto brillaba con los rayos del sol, sobre las seis de la tarde partía, el bar casi vacío, solo quedaban algunos falangistas que alcoholizados hablaban de los últimos asesinatos cometidos en algún rincón de la isla.
Don Juan salivaba, a veces vomitaba en alguna esquina, caminaba en silencio por la calle Albareda y al pasar junto a la sede central de Falange levantaba el brazo y entonaba un ronco ¡Arriba España! Los días en que el alcohol no lo tumbaba se iba de putas a la casa de Doña Flora, el viejo chalé junto a la Playa de Las Canteras pasando La Puntilla. Allí lo conocían y no le cobraban los servicios. El prefería las niñas jóvenes, la madame se las buscaba: "Tiene que avisar antes don Juan, no es fácil tener buen material en estos días de guerra", le decía con cierto tono de enfado, el cura la miraba con gesto serio, parecía que de repente comenzaría a lanzar uno de sus agresivos y moralistas sermones, sin embargo se callaba, sonreía, mientras en una libreta miraba eructando las fechas de los nuevos fusilamientos."                   (Viajando entre la tormenta, 14/11/19)

17/4/19

El lugar que bate el récord fueron las “Matas de Lubia”, donde entre sorianos y prisioneros de Sigüenza, descansan varios cientos de personas, entre ellas algunas mujeres. “Hoy hemos toreado 32 becerros y una novilla”, dijo un bárbaro, a la puerta del Casino de la Amistad

"(...) Los responsables de la represión eran las ‘fuerzas vivas”: propietarios, profesiones liberales y comerciantes, algunos se enriquecieron rápidamente con negocios fáciles y manejos de influencias. (...)

El gobernador civil de Soria, de triste recuerdo, Enrique Casado, fue el máximo responsable de la represión, junto a su comité de asesores, Saturnino Ridruejo, Alfonso de Velasco, un registrador de la propiedad llamado Quiroga, un ingeniero de montes apellidado Monzón, Marrón, el director del banco Hispano y un tal Martínez. (...)

En muchos pueblos, la intervención o pasividad del cura fue determinante. Algunas jóvenes, Soledad Pesquera, con 16 años, la señorita Hernández (su hermano Víctor estaba en la cárcel) y 2 peluqueras, desde entonces conocidas como “las Pelonas”, fueron rapadas al cero y obligadas a presentarse diariamente en el Gobierno Civil, siendo objeto de mofa y escarnio durante el trayecto por los patriotas cristianos. También se usó el aceite de ricino en numerosas ocasiones. Los familiares de los fusilados tenían prohibido vestir luto.

Cuando los familiares de los presos iban a visitarles a la cárcel se encontraban a veces con una angustiosa sorpresa: Su esposo, hijo o hermano, ha sido “trasladado”, sin añadir ningún dato más. La noticia escueta del “traslado” significaba la confirmación de la ejecución del preso. Por el Collado de Soria pasaba con frecuencia una camioneta llamada “la Cordera” camino de la cárcel o de regreso cargada de presos para fusilar. Llevaba como adorno un corderito en el tapón del radiador, y en los laterales sendas calaveras pintadas.

Se fusilaba en cualquier sitio, al borde de las carreteras preferentemente y cerca de algún pueblo, avisando después, aunque no siempre, a los vecinos para que los enterraran. Más de una vez se dijo: “y si no los enterráis, mejor; que se los coman los perros”. Hubo lugares en los que los fusilamientos fueron constantes y repetidos. Así en Soria, la Venta de Valcorba y sus alrededores, los llanos de Chavaler, el cementerio de Las Casas y el cementerio de la capital. En la Venta de Valcorba, los sepultureros, algún alguacil y un bombero se encontraron a 9 personas con las cabezas machacadas. (...)

El lugar que bate el récord fueron las “Matas de Lubia”, donde entre sorianos y prisioneros de Sigüenza, descansan varios cientos de personas, entre ellas algunas mujeres. “Hoy hemos toreado 32 becerros y una novilla”, dijo un bárbaro, a la puerta del Casino de la Amistad. (...)"              (Tulio Riomesta, 08/04/19)

19/6/18

Para nós o matar é unha honra...

"Foi un cazador de homes. Era da mesma feitura cun Camilo do Rubio, xefe da escuadra negra de Vilamaior, dun Pepe do Cabo de Bacorelle, dun Louredo de Bóveda, con outros da escuadra negra a asasinar en Remesar a Alexandre López López ou dun Amieira de Vilaesteba, que despois de participar no asasinato do socialista de Paradela Dositeo Pérez Fernández, afirmou “Que se joda!. 

Para nós o matar é unha honra”. Estaba feito da mesma madeira cun Manuel do Edra de Santalla, cun Pepe das Bustaregas, cun David de Vilamaior cun Teodoro de Mide, a poñer lume nos montes de Castro de Rei de Lemos para que ardesen os fuxidos, ou daqueloutro, cómplice a morte do veciño de Paradela Perico de Caraba, a berrar tras o crime “Un lacón máis ó pote que xa hai outro porco morto”

Chamábase Xulio López López pero todos o coñecían como “O Garabito”. Nado en 1909 en Reiriz, O Saviñao, en mala hora foi casado para a casa das Cochorras, criadas do cura da parroquia de Castro de Rei de Lemos, n´As Reigadas, Paradela, adheríndose a Izquierda Republicana, integrándose no seu comité de dirección, participando en actos de propaganda e xogando un papel destacado nas labores de axitación anticlerical que mesmo remataron na queima de varias igrexas.

 Até o comezo do golpe fascista formou no pobo democrático, chegando a ser un dos organizadores da resistencia aos sublevados, participando na requisa de armas e colaborando no rexistro da casa dos dereitistas. 

Porén non tardou en converterse no seu criado, mudando de banda e afiliándose á Falanxe en setembro de 1936 co aval do seu protector, algo máis segundo as malas linguas e crego de Castro de Rei de Lemos Francisco López Ochoa.

Formou nas bandas de matachíns de camisa azul. Un 4 de Marzo de 1937, canda Manuel Castro Castro “O Eirexalba e outros que non se citan na causa, detivo e sacou de paseo Manuel Armesto López e Teodoro López López “Teodoro da Seara, declarando as testemuñas escoitar ao Garabito afirmar “non cantas, xa cantarás”, liberando despois a Manuel Armesto tras pagar súa nai unha cantidade de diñeiro e deixando morto a Teodoro da Seara tras roubarlle do peto o diñeiro da venda dun becerro.

 Noutra ocasión, a comezos de 1937, xunto ao Manuel Castro “O Eirexalba” e Xaime González “Xaime de Agroxoi”, foron a por Francisco Armesto López, pedindo primeiramente 250 pesetas pola súa liberdade, continuando unha vez entregado o diñeiro coa intención de pasealo, sendo finalmente liberado de mans destes polas forzas do exército no lugar da Parrocha en Paradela cando ían proceder a execución. 

E así moitas máis souberon da crueldade do Garabito, como Perico de Caraba, cuxos berros de dor se sentiron en toda a parroquia de Pacios, ou Manuel de Ferreira, sen máis delito que ser fillo do dirixente republicano fuxido Xulio López.

O seu nome aínda mete medo. Sentenciado a pena de morte tras confirmar a súa participación no asasinato de Teodoro López López en Aldosende, concello de Paradela, fusilado en Lugo o 2 de Xuño de 1942, a súa lembranza fai tremer nos tempos de hoxe aos veciños da comarca de Sarria. 

A súa execución non ten a ver co seu papel na persecución dos demócratas, senón con algunhas accións contra individuos sen significación política ou mesmo de dereitas, coma o párroco de Remesar Manuel Pumar ou o cura de Castro de Rei de Lemos Francisco Ochoa, de cuxo asasinato en Febreiro do 37 chegouno a responsabilizar a propia garda civil nos seus informes internos. 

Será precisamente a morte deste último, con quen partillaba vivenda e pasaba polo seu protector, o que rematou por decidir o futuro do Garabito, obrigando primeiro a alistarse como voluntario no exercito para fuxir da represión e posteriormente a permanecer con identidade falsa até 1941."              (Cilia Torna, Sermos Galiza, 17/06/18)

9/5/18

La homilía del sacerdote invitaba a sublevarse contra los presos. Se organizó una manifestación amenazante hacia la cárcel donde querían sacar a los presos y quemarlos vivos...

"(...) Mi abuelo Fabián Valencia Lerga (21 Enero 1903), de profesión albañil lo sacaron de su casa y fue encarcelado en Julio del 36 sin ningún motivo, dejando a su mujer Claudia embarazada de 8 meses y a su hija Isabel de 2 años. Mi madre nació un 16 de Septiembre de 1936 y lo que primero pensó mi abuela Claudia fue llevar a su niña a la cárcel a que su padre la conociera. 

Le negaron la entrada porque iba con esa criaturita. Sin otro pensamiento en aquellos momentos tan duros y dolorosos, se fue a la parte trasera de la cárcel donde había un pinar y levantando el bultito hacia la cárcel esperaba que su marido fuera capaz de ver a su nueva hija. La doble desgracia es que mi madre jamás conoció a su padre ni tampoco su padre la conoció a ella.

Todo empezó un 18 de octubre cuando se celebraba el funeral del teniente Castiella del ejército sublevado y muerto en el frente. La homilía del sacerdote invitaba a sublevarse contra los presos con estas palabras “….estos honrados hijos del pueblo, defensores de la Patria y la Religión, están muriendo en el frente y los enemigos de la Patria y de la Iglesia siguen vivos”. 

Se organizó una manifestación amenazante hacia la cárcel donde querían sacar a los presos y quemarlos vivos. Entre los carlistas y falangistas de uniforme se sumaron los matones a sueldo. Frustrado el linchamiento, los carlistas en su mayoría se dirigieron a las autoridades para conseguir los permisos de fusilamiento aludiendo al clamor popular que así lo pedía.

Dos días más tarde comunicaron a los presos que les iban a trasladar a Burgos y que no se acostaran. La orden iba firmada por el General Solchaga. A las dos y media de la mañana del 21 de octubre un numeroso grupo de requetés de Pamplona llego a la cárcel y leyeron la lista de los que iban a ser “trasladados”. 

En total se contabilizaron 64 personas de los cuales 27 eran de Tafalla y entre ellos estaba mi abuelo Fabián (33 años). Llenaron dos autobuses de la Tafallesa y al ver que los autobuses se desviaban de Pamplona tomando dirección a Monreal algunos forcejearon. Cuando llegaron en el paraje llamado “la Tejeria” habían ya preparadas varias fosas. 

Los sacaron en grupos, atados con alambre por parejas, mientras varios curas daban la confesión (¡malditos todos!). Tras asesinarlos, un requeté supuestamente les daba el tiro de gracia tirándolos a continuación a las fosas. Acabada la matanza los cuerpos fueron cubiertos con una capa de cal y enterrados por los horrorizados vecinos, a quienes se les obligo a participar. 

Cuando se localizaron las fosas y se sacaron los huesos 41 años después, estos seguían impregnados de esa cal, y muy poquitas calaveras tenían ese tiro de gracia. Doy crédito de lo que vi pues ayude a sacar a mi abuelo.  (...)

El texto fue publicado por su nieta Olga Uyarra el 29 de Noviembre de 2016, en Búscame en el ciclo de la vida, y en Nabarralde. El nombre de Fabián Valencia Lerga aparece en los listados de Los crímenes de Franco en Euskal Herria, 1936-1940 (Iñaki Egaña), y en Errepublika"                           (Documentalismo Memorialista y Republicano, 03/04/18)

23/2/18

Ortigas "en las partes íntimas": las vejaciones de sacerdotes en los internados franquistas

"Me dijo 'No se lo puedes contar a nadie' (…) 'Tus papás se pueden morir' (…) 'Hoy vamos a hacer una cosa que no se la puedes decir a nadie' (…) Se subió los hábitos, me puso la cosa en la boca, me empezó a escurrir una cosa asquerosa por la boca, porque el tío lo consiguió, desde luego, me toqueteó lo que quiso, me hizo ponerme de espaldas, y por la espalda también me hizo, y cuando terminó me dijo que era asquerosa, que dios me iba a castigar por eso". 

La entonces niña Dolores Zamorano, que ya es mujer madura, todavía no ha empezado a llorar cuando narra su experiencia infantil con el sacerdote católico que la preparaba para su Primera Comunión.

Se llora un poco después, y se ha llorado antes mucho. 

Recientemente, el papa Francisco ha aprovechado su visita a varios países latinoamericanos para "pedir perdón" por los abusos sexuales y las torturas practicadas por miembros de la Iglesia católica contra niños y niñas, gesto que acaba de concluir con su renovación de miembros en la Comisión contra el abuso sexual. Para quien haya seguido este devenir latinoamericano, ha quedado claro el barro de sus pies. 

Entonces, la carta de la abogada Montserrat Fernández Garrido llega al mail de la redacción reclamando una mirada hacia España, reclamándola otra vez. Y una no puede dejar de preguntarse, también otra vez, por qué España es uno de los pocos países muy evidentemente católicos en los que la Iglesia no se ha visto sometida a una severa revisión pública de su pasado. 

En Estados Unidos se multiplican los expedientes de abusos (1993, 1998, 2002, 2004, 2008, 2010), así como en Francia (1994), Austria (1195, 2009), Reino Unido (1997), Australia, Holanda, Chile y Alemania, por poner algunos ejemplos. 

En España, sin embargo, parece que casos tan flagrantes como los referentes a los internados franquistas están condenados al silencio. 

La abogada Montserrat Fernández Garrido, mujer sin duda tenaz, ha vuelto a dirigirse a los medios de comunicación para denunciar la falta de atención de la Iglesia católica a las reclamaciones que ella, y con ella centenares de personas, remitieron a la Conferencia Episcopal.

 ¿Su demanda? Pedir una disculpa por los abusos cometidos en los centros de internamiento franquistas para niños. ¿La espoleta? La emisión en TV3 del sobrecogedor documental Els internats de la por, dirigido por los periodistas Montse Armengou y Ricard Belis. 


Lo primero que una piensa es que sería una impertinencia responder a su llamada sin antes haber visto Els internats de la por, documento del que parte su infatigable denuncia. 
Una vez visto, la palabra impertinencia queda confitada en ligereza. 

Dolores Zamorano, la mujer ya madura con la que arranca este texto, siendo niña vomitó y tuvo que comer su vómito y volvió a vomitarlo y tuvo que volver a comérselo antes de que un sacerdote le eyaculara en la boca. Junto a ella, un grupo de mujeres y hombres adultos van narrando sus más íntimos recuerdos infantiles de humillación, brutalidad, abuso y violación. 

Todos ellos estuvieron internos en instituciones religiosas, asilos o sanatorios de beneficencia franquista. Abuso sexual y violaciones, experimentos psiquiátricos y quirúrgicos, agresiones genitales y todo un catálogo de castigos corporales… La crueldad aplicada sobre miles de niñas y niños rasga la confianza en el ser adulto con uña negra de zarpa. 

"Recuerdo que me quemaban el culo con velas por orinarme". La entonces niña Mikae Ortiz, que ya es mujer madura, se derrumba ante la cámara al recordar sus 10 años de internamiento en un centro para niñas. "Cogían ortigas y me las frotaban en mis partes íntimas".

 Joan Sisa narra cómo, en los Hogares Mundet de Barcelona, el sacerdote se masturbaba contra su espalda aquella noche en la que estaba castigado en pijama contra la pared del pasillo. "El mismo que a las ocho de la mañana siguiente estaba dando misa". 

Los Hogares Mundet, la Maternidad, la Casa de la Caritat, el preventorio de Guadarrama... 

SOCIEDAD DENUNCIANTE

Fernández Garrido vio, escuchó, resistió los testimonios, entre otros, de Dolores Zamorano y el semen en su boca, de Mikae Ortiz y las ortigas contra su vulva, de Joan Sisa y el orgasmo a su espalda. Desde su emisión, en abril de 2015, no ha dejado de insistir a periodistas e instituciones para que propaguen su denuncia. Y se dirigió con cientos de firmas a la Conferencia Episcopal española para que pidiera disculpas, infructuosamente. 

Preguntada por correo electrónico, su respuesta es inmediata. Para empezar, rescata dos cartas de 2016. En la primera comunica a un grupo de personas, "feministes de Catalunya", que un grupo se propone entrevistarse con el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. En la segunda explica dicha reunión. 

Esta es, abreviada, la primera carta: 

El pasado año, el colectivo "Feministes de Catalunya" realizó una campaña exigiendo a la Iglesia Católica y al Estado que pidan perdón y reparen en la medida de lo posible el terrible daño causado a los niños y niñas internados en centros públicos hasta los años 80. 
El pasado año TV-3 emitió un documental en su programación de "Sense Ficció", llamado "Els internats de la por" (…) 

Nos mostró el terrible padecimiento de miles de niñas y niños pobres o hijos de personas republicanas, ingresados en centros públicos. Allí donde debían protegerlos, alimentarlos, educarlos y cuidarlos sufrieron todo tipo de penalidades: maltratos físicos y psíquicos, abusos sexuales, explotación laboral y prácticas médicas dudosas. Es decir, nos mostraron una infancia víctima del franquismo, a través de centros religiosos (…) 

Los religiosos y religiosas que cometieron tales atrocidades no sólo no han pagado penalmente por ello, tampoco nadie les ha exigido explicaciones y ni siquiera han pedido perdón a las víctimas por su intolerable comportamiento: No se han reparado tales injusticias. (…) 

Estas instituciones y las criaturas estaban bajo la tutela del Estado, que es también responsable de aquellos malos tratos. Exigimos también que pida perdón y que repare por medios asistenciales los efectos que padecen todavía hoy. 

Esta es, abreviada, la segunda carta: 

El pasado jueves, día 23 [de junio de 2016], mantuvimos la entrevista concretada con el arzobispo de Barcelona, Monseñor Omella. (…) Nos atendió amablemente durante media hora. Le llevamos un escrito (en catalán y en castellano) y las 204 adhesiones a tal escrito, exigiendo "verdad, justicia y reparación" a las víctimas de todos los maltratos y penalidades sufridos en los internados, desde el inicio del franquismo y hasta los años 80.

 Él conocía el tema, como también los casos de pederastia que tuvieron lugar allí y los posteriores en otros centros. 

No cesó de repetirnos que no entendía por qué la sociedad está tan empeñada en solventar lo ocurrido en la Iglesia y no se habla tanto de que el 80% de los casos de abuso a menores se producen en las propias familias... (…) 

Se comprometió a llevar nuestro escrito, las adhesiones, y en resumen el tema y nuestra exigencia, a la próxima reunión de la Conferencia Episcopal Catalana y nos dará una respuesta en dos o tres meses (sin contar julio ni agosto). Le pedimos que no lo llevara a la Conferencia Episcopal Española porque nos tememos que son más reaccionarios y la respuesta no sería la adecuada/ deseada. (…) 

Esperamos conseguir nuestro objetivo. Y debemos pensar en cómo y cuándo exigir lo mismo al Estado, que en definitiva era quien debió proteger a esos niños y niñas...

Entre las firmas que aparecen: Marina Geli (dra. en medicina y ex Consellera de Salut), Mar Serna (magistrada y ex consellera de Treball), Mercedes Caso Señal (magistrada Decana de los Juzgados de Barcelona), Pilar Rebaque (abogada, presidenta de la "Comissió de Dones Advocades" del Col.legi d´Advocats i Advocades de Barcelona), Gemma Calvet Barot (diputada del Parlament de Catalunya (ERC), Dr. Santiago Dexeus Trias de Bes (ginecólogo), Carmen Alcalde Garriga (periodista y escritora), Marina Subirats (catedrática Emérita de Sociología), Antonina Rodrigo (escritora. Creu de Sant Jordi Generalitat Catalunya), Susana Koska (directora de cine y escritora), José Mª Sanz, "Loquillo" (cantante), Isabel Steva Hernánd "Colita" (fotógrafa), Gemma Lienas (escritora), Laura Freixas (escritora), Eduard Carbonell Esteller (catedrático Emérito Historia Arte)… 

IMPUNIDAD

Resulta pertinente, dados los nuevos pasos de la Iglesia católica, recoger no solo la denuncia de este grupo de ciudadanos escandalizados, sino también la respuesta que recibieron por parte de la autoridad católica española. 

En un breve mail, el arzobispo de Barcelona, Juan de Omella, respondió: "Tratamos el tema a la Conferencia Episcopal Tarraconense, pero no hubo consenso para hacer una declaración en este sentido", escribieron desde el arzobispado, y así nos lo confirman. Algo más adelante añaden: "Ya hemos dicho públicamente que estos hechos nos dañan y que se pide perdón por parte de los eclesiásticos que han cometido estos abusos". 

Cabe preguntarse, por fin, si es esta la conclusión que deben recibir casos de violación, violencia y abuso como los anteriormente citados."                (Cristina Fallarás, Público, 19/02/18)

5/2/18

O Reisiño, un cura de pistola ao cinto...

"Foi un cura de pistola ao cinto. Estaba feito da mesma madeira dun Xosé Toubes, párroco de San Pedro de Mezonzo, fundador do Ideal Gallego  e terrorista naquela Coruña de 1936, dun Manuel Doval ou Xosé Gago Tarrío, os dous no Salnés e tamén en Euskadi, para volver da fronte co bastón de mando do alcalde asasinado de Urrieta ou dun Ramón Mosteiro Ferro, o arcipreste de Ordes, a chuzar contra os progresistas da localidade para facer efectiva a condena de  morte.



Era de igual feitura do que un Padre Nieto, aquel frade ruín, a meter terror e a pedir mortos no campo de concentración da illa de San Simón, do que un Luciano de Uriarte, daquela caste de misioneiros do Sagrado Corazón que remataron de capeláns castrenses, do que un López Galuá en Ribadeo, a sinalar obxectivos ás escadras fascistas, do que un cura de Cangas, a anotar os obreiros das obras da casa do pobo para facer listas negras, do que un cura de Beluso, de Zas, Cerdedo, Culleredo, Seixalbo e así ate non rematar.



Chamábase Emilio Álvarez Martínez pero todos o coñecían por “Reisiño”. Á volta de 1914, debido aos bos oficios de Vales Failde diante da Casa Real, os mesmos que fixeron a Lago González arcebispo de Compostela e a Eixo Garai arcebispo de Madrid, foi nomeado predicador da Capela Real e posteriormente capelán de honra de Afonso XIII. 

Saíu de  Madrid de 1920 co alcume de “Reisiño”, pola súa proximidade ao monarca, e cunha ampla listaxe de relacións privilexiadas para continuar unha brillante carreira eclesiástica, iniciada no seminario de Tui, seguida no seminario central de Santiago de Compostela e prologada na parroquia de Santiago o Maior de onde marchou á Corte, con só trinta e tres anos. 

E volveu a Vigo, para dirixir a recentemente fundada parroquia de San Francisco, e foi un non parar, presidente e impulsor da Asociación da Vista Antoniana, xefe da beneficencia municipal, profesor de relixión e moral no instituto da cidade e párroco titular de San paio de Ventosela.



Á altura de 1932, impulsou a creación da asociación  Martín Codax, fogar e refuxio de todo o Vigo reaccionario que chegou a agrupar a máis de catrocentos asociados, diríamos hoxe think tank daquela dereita viguesa españolista e monárquica, que promoveu obras teatrais de Pemán e Pemartín, dramaturgos de cabeceira da España de orde e colaboradores habituais de Acción Española, auténtico organizador colectivo da opinión reaccionaria no período republicano. 

Martín Codax foi a casa  berce da extrema dereita da cidade, o punto de encontro da Renovación Española, organización liderada por Calvo Sotelo que merecería a homenaxe do colectivo, e de Falanxe Española, sinalándose entre os seus primeiros dirixentes, directivos do colectivo como Xosé Vázquez Fernández, Xavier Vázquez Ozores, Emilio Torrado Rivas ou Eduardo Canitrot Robles.

 Ao fin, foi a forza de choque da contrarevolución no Vigo republicano, organizando grupos violentos para combater coa forza ás reivindicacións obreiras, as demandas nacionais é as forzas políticas populares.



E foi cazador de xentes de ben a partir de xullo de 1936. Aquelas agrupacións paramilitares pensadas na Martín Codax, coas mans manchadas de sangue de demócratas vigueses desde 1935, non tardaron en poñerse á tarefa que a nova situación esixía. Alí estaba “Reisiño”, como sinalaron diversas publicacións sobre o terror fascista en Galiza publicadas no exilio: 

“Personaxe importantísimo do falanxismo en Vigo é un crego moi coñecido, monseñor Emilio Álvarez, alias “O Reisiño”, xefe de Falanxe, daqueles que deciden sobre a vida e a morte dos cidadáns vigueses. …é un tipo cativo, enxoito de movementos lixeiros e dunha crueldade feroz. Home sen ningún escrupulo moral, entregado a todos os vicios e aberracións, preside unha agrupación da mocidade intitulada Martín Codax, en que formou un cadro de declamación que serve unicamente para os seus manexos a prol do fascismo e das súas preferencias persoais” [texto tirado de Galicia mártir. Episodios del terror blanco en las provincias gallegas (Hernán Quijano, pseudónimo que se atribúe a Luís Seoane].

E chamábase “O Reisiño”, morreu en Vigo o 27 de abril de 1954, sufrindo, laiando e delirando coas súas vítimas, coma todos."                 (Cilia Torna, Sermos Galiza, 26/01/18)

25/10/17

Se produjo venganza eclesiástica porque los nuevos Gestores del Frente Popular habían declinado participar anteriormente en la procesión autorizada del patrono del pueblo

"(...) Las elecciones municipales de 1936, permitieron por vez primera en la historia de Villanueva, que jornaleros entraran a dirigir el ayuntamiento, ante el estupor y resentimiento de los regidores habituales a los que sustituyeron y que se consideraban vitalicios, los grandes propietarios agrícolas. 

Las Comisiones Gestoras del Frente popular en medianos y pequeños municipios, querían impedir el boicot a la legislación social republicana por las derechas y caciques: Jornada máxima de 8 horas, salarios mínimos determinados por las “Bases de Trabajo”, o “Términos municipales”, estableciendo la preeminencia de contratación de los vecinos del pueblo. 

La Comisión de Villanueva se propuso sanear las cuentas municipales recaudando impuestos pendientes de los años 1934 y 35, diseñó un programa político para traer fluido eléctrico, la conversión en regadío tierras de secano, y medidas para combatir el paro.

El 18 de julio de 1936 los golpistas desencadenaron una represión generalizada contra el Frente Popular, en Valladolid, deteniendo a miles de Republicanos, entre ellos el gobernador civil, Luis Lavín, que sería fusilado un mes después y el general Molero Lobo, jefe de la 7ª División con sede en la ciudad, que sería juzgado y condenado a muerte.

 En toda la provincia, la resistencia a los sublevados fue escasa y débil. Los insurgentes decidieron eliminar a todos los cargos públicos y militantes y simpatizantes del Frente Popular y sindicatos. No hubo venganzas en caliente o descontrol en la represión, los jefes militares elaboraron listas, controlaron detenciones, asesinatos, e inhumaciones clandestinas. En Villanueva de San Mancio, fueron arrestados varios vecinos, jornaleros, entre ellos 6 miembros de la Comisión Gestora del Frente Popular que regía el ayuntamiento.

El 13 de Agosto, 12 detenidos fueron maniatados y transportados en un camión hasta Castil de Vela (Palencia). Allí, junto a un arroyo llamado “Las Porcachas”, fueron tiroteados y rematados a muerte. Uno de ellos, Ángel Ruiz, pudo huir, volvió malherido a Villanueva pero un cura le denunció, y nuevamente detenido fue asesinado horas después junto a Antolín Sánchez, y enterrados en lugar desconocido.

 Los 11 asesinados en Las Porcachas fueron trasladados a una fosa común en el cementerio de Castil de Vela, registrados como “fusilados por las milicias de defensa nacional”. Ese 13 de agosto los 2 curas del pueblo desoyeron las llamadas para que intercedieran en impedir los asesinatos de sus convecinos. Se produjo venganza eclesiástica porque los nuevos Gestores del Frente Popular habían declinado participar anteriormente en la procesión autorizada del patrono del pueblo.

Se impidió a las esposas de los asesinados que buscaran a sus maridos, amenazadas de correr la misma suerte. El nuevo régimen sometió a los supervivientes de las familias afectadas, esposas, hijos, amigos, compañeros, a un terror extremado para crear una sociedad nacional-católica 100% conforme al ideal social de los vencedores.

 Quedaron destruidos, sin recursos, culpabilizados, sin voz, no bastaba los asesinatos de esposos, padres e hijos, soportaron una larga travesía de penurias, malos gestos, requisamientos, segregación, adoctrinamiento ideológico y religioso, etc. El silencio impuesto no implicó el olvido, pero la ocultación de la historia familiar por las viudas fue la única forma de supervivencia para proteger a los hijos.

 Tuvieron que convivir con los asesinos, instigadores, cómplices. Las viudas trabajaron duramente para criar a sus hijos, que tuvieron que abandonar la escuela para trabajar, los varones en el campo, las mujeres sirviendo, a veces, en casas de los verdugos. Muchos emigraron de Villanueva, pero la pesadilla les acompañaría siempre. (...()"               (Documentalismo Memorialista y Republicano, 18/10/17)

16/10/17

Matías fue fusilado el 29 de Marzo de 1937 por sus compañeros de regimiento. Los soldados de guardia lloraban y Matías les tranquilizó...

"Matías nació en Antigua, (Fuerteventura) en 1912, nieto del ilustre majorero Matías López Hernández, fundador de Gran Tarajal. Su madre, Dolores murió en 1922, y su padre contrajo segundas nupcias con Carmen Delgado Expósito. 

Matías estudió en Gran Canaria, demostrando sus habilidades artísticas, escultura, pintura, artesanía. Hizo el servicio militar en el Regimiento de Ingeniería. Con el triunfo del Frente Popular, fue secretario de la Federación de Obreros, y trabajó como contable en el Ayuntamiento de San Lorenzo, donde gobernaba el partido de izquierdas. También daba clases de pintura.

A raíz de la rebelión fascista de 1936, Matías López fue encarcelado. En esas fechas ocurrió la terrible represión franquista en San Lorenzo, siendo detenidos 21 miembros de la corporación municipal. En Enero de 1937 Matías fue juzgado en consejo de guerra acusado de rebelión, de huir y de tenencia de armas y explosivos. 

En el proceso fueron condenados a muerte Matías López y los 5 de San Lorenzo. Matias alegó: “Señores del Consejo yo les ruego que tomen en cuenta mi conducta militar y civil, pues nunca se me ha arrestado ni se me ha llamado la atención, siempre he cumplido con mi deber”.

 Inmaculada Pérez, autora de la obra ‘Muero como quien soy. Matías López Morales‘ ha constatado que murió por su ideología, que las acusaciones eran infundadas, y recupera para su recuerdo “la fuerte personalidad de Matías, un intelectual autodidacta, una persona formal para su edad, un demócrata que murió con honor y gritando a la libertad”.

En Enero de 1937 su madrastra Carmen viajó a la comandancia militar de Santa Cruz de Tenerife para pedir clemencia de rodillas al General Dolla La Hoz: “ayer me condenaron un hijo a muerte y no tiene causa ninguna para eso”, quien le contestó “señora no puedo hacer nada porque esa condena hace tiempo que la tiene el generalísimo en Burgos”. 

Bajando las escaleras, le pegó la boca a la oreja de Carmen “…nos tomamos unas cervecitas, bajo ese árbol, nos damos un paseíto y yo le doy la vida de su hijo”, a lo que Carmen respondió “a ese precio no compro la vida de mi hijo yo”. 

Unas monjas que se enteraron del motivo de la visita de Carmen al general, le dijeron “Si lo han condenado es porque es un malhechor y tiene causa para eso”. Carmen visitó a Matías, llevándole ropas, comida, tabaco, un ajedrez.. Juan, tío de Matías también le visitó constatando su entereza: ”no te preocupes de nada, los que me van a matar son los que tienen que temblar”.

Matías y los 5 reos de San Lorenzo fueron trasladados al campo de tiro. Los soldados de guardia lloraban y Matías les tranquilizó. Un teniente le ofreció una botella de coñac “tómate un buche para que te serenes”. Matías le contestó: “¿más sereno me quiere? Usted es el que no lo está, yo no bebo nunca, y hoy menos lo haré. Estoy escribiendo a mi padre varias cosas, y hablando con mi madre que es un ser extraordinario y ha venido a acompañarme hasta el último momento en que me van a asesinar”. 

Un cura le dijo “muchacho, confiésate que es el último momento de tu vida”. Él miro de arriba abajo, y le dijo “No señor, mi vida no se sabe lo que podría durar, Dios me la dio y él es quien podía quitármela, usted viene aquí a apadrinar el crimen. Su puesto está ante un jefe a decir que no sea un criminal despiadado dando órdenes de matar a hombres que no han cometido ningún delito y siempre han cumplido con su deber de ciudadanos trabajadores y honrados, muchos de ellos padres de familias, dejando huérfanos niños y mujeres sin amparo y sin consuelo de nadie”. El cura dio media vuelta y no volvió.

Matías fue fusilado el 29 de Marzo de 1937 por sus compañeros de regimiento. Carmen le limpió la cara embarrada de sangre y tierra, pues el oficial que le dio el tiro de gracia, estaba temblando y se lo dio en el ojo en lugar de en la sien. Carmen le decía “¡ay mi hijo, como te acribillaron las balas asesinas”. 

Después cubrió su cara con un paño rojo como Matías le había pedido, ya que “me matarán por rojo”. Se acercó el cura a decir un responso, y Carmen le dijo “Haga usted el favor de retirarse”. Ese día fueron igualmente asesinados los 5 de San Lorenzo. Los amigos de Matías, camaradas del Partido Comunista de Canarias, reunieron el dinero necesario para comprar el féretro y el nicho."              (Documentalismo memorialista y republicano, 28/09/17)

2/10/17

O terror en Lugo xa ten nomes

"Eis o operativo represivo. Un cartel do terror a cuxa cabeza se situaba a institución militar e do que facían parte sectores da igrexa católica, dirixentes patronais e as milicias paramilitares, formadas maiormente por falanxistas. 

As escadras negras moi activas na comarca de Sarria e Lemos, entre elas a de Sarria e Eirexalba, responsábeis entre outras das mortes, de Manuel Díaz González, o médico dos pobre do Incio, ou Xesús Casas “O Inverno”, aquel libertario do Incio que só pedía ver as fillas antes de morrer. 

As xentes da Falanxe de Ribadeo e Viveiro, co seu particular coche da morte, o “Coche do cangrexo”, que levou o terror parroquia a parroquia e vila a vila pola terras da Mariña e do Eo Navia e que un día cargou a Mendezona, aquel vista de alfándegas de Viveiro amigo de verdade de Gordón Ordax

O “Tercio da Falange de Becerreá”, a sementar a morte polas terras dos Áncares e de cuxa feitura fican aínda perdidos no Cereixedo en Cervantes os corpos sen vida de Eduardo Amigo, Pedro Gómez, Manuel Méndez, Teolindo Digón e Xoán Gutiérrez.

Aquí os nomes. Alá no norte, nas beiras salgadas da Mariña, Manuel Trobo Rivera, fundador da Falanxe en Viveiro, Manuel Galende, xefe de posto da Garda Civil en Mondoñedo e tamén, testemuña Nova Galiza, “Condín”, Leonardo Cuervo Cortés (a) “Tito” –frade perjuro-, un irmán seu chamado Rafael, médico; o secretario de Falange Manuel Cortés, o seu fillo Pepe, e o cura de Ribadeo Enrique López Galuá”. Xa na comarca de Sarria “O Zaera”, “O Requejo”, “O Carrozas”, “O Mao”, “ O Poleta” “O Eirexalba”, “O Arturo”, “ O Blanco”, “O Redondo”,“O Chaquetón”, e tamén “ O Garbito”, “O Rubio de Vilamaior”, “O Edra de Santalla”, “Pepe das Bustaregas” ou “David de Villamayor”. Aló nas terras de Lemos, ricas en viño e románico, “O Mosquito”, Villalobos, “O Cuadrado”, o “O Recaldado” ou o Marcial Vide, todos eles para manchar o nome da cidade dos Castro, “Servando de Buime”, o mineiro desclasado de Canabal, Louredo, o ferroviario de Bóveda, e tamén no Saviñao “Xaime de Agroxoi”, “Amieira de Villaesteba”, “O Bombas de Ousende” ou “O Rapelo de Freán”. 

Os nomes do terror. Galiza 1936: os verdugos que nunca existiron, volume editado por Sermos Galiza, recolle, ao fin, entre outras moitas cousas, estes nomes e estes feitos, sacando á luz o operativo represor pero tamén a identidade dos verdugos nas comarcas de Lugo. 

Estábano agardando, e así se explica o éxito colleitado nas diversas presentacións organizadas ao longo da provincia, onde se converteu no libro en galego máis vendido das feiras do libro de Viveiro e Foz. E chega a Lugo, a quinta feira 28 de Setembro ás 19:30 preséntase na libraría Trama, nun acto no que participaran a escritora Marica Campo, o activista da memoria e sobriño neto de Manuel Díaz, o médico do Incio, Xosé Manuel Díaz, o presidente de Sermos Galiza Xoán Costa e os autores que dentro do mesmo lle teñen dedicado os seus traballos á Lugo, Carlos Nuevo Cal e Xosé Ramón Ermida Meilán

A bo seguro, o acto organizado na libraría Trama, non só servira para coñecer e divulgar aqueles aspectos da represión referidos á cidade amurallada e a súa comarca senón que fornecerá máis información sobre os seus verdugos.

A publicación de Sermos Galiza fai un percorrido exhaustivo polos diversos capítulos do terror en Lugo parándose naqueles actores que máis significaron na represión paralegal, pero tamén na legal. O entramado que dirixiu os consellos de guerra, o estado de dereito do franquismo, entre outros Velayos Pérez-Cardenal, Otero Goyanes, Manuel María Puga, ou Azpiazu Tato, a ditar sentenzas de morte contra inocentes nos xuízos farsa, tamén daquela, celebrados no Pazo de San Marcos. 

As “Milicias de España en Lugo”, aqueles burgueses con uniforme procedentes do máis selecto da dereita local comandados polo capitán Areñas Molina, o mesmo que encanou coa súa pistola o coronel Caso para selar a felonía. Os paramilitares da Falanxe, á cabeza deles Viador Traseira, segundo Ben-Cho-Shey  “o inmoral Viador, quen tiña da súa parte a todol-os criminales sedentos de sangue inocente e o que resulta aínda máis incompresíbel as nenas góticas que presumen de católicas ”, axustizado en boa hora por Luís Trigo “O Gardarrios” en Abadín.

 E tamén a igrexa, e a garda civil, dirixida por aquel carniceiro da Galiza enteira que foi González Vallés, a fabricar mortes, como en Montecubeiro, da mans dos falanxistas naquel agosto de 1937. E ao fin, o terror, en Lugo,  xa ten nomes. "                  (LUCÍA RODRÍGUEZ, Sermos Galiza, 27/09/17)

14/6/17

El cura que daba el tiro de gracia era Esteban Esteban Esteban (hijo de dos primos)

"(...) En esta esquina del cementerio civil desde donde tecleo se daba el tiro de gracia a los fusilados. Hace un par de días, David (el guarda forestal de Linares) pasó el detector de metales debajo de mis pies y encontró una veintena de ojivas de pistola 9mm y rifle Máuser. 

María, nieta de un fusilado, recuerda jugar de pequeña en un montón de tierra gigante: “Esa arena que estáis sacando de la Fosa 1 estaba aquí en medio cuando yo era pequeña”.

Según numerosos testimonios, el cura que daba el tiro de gracia era Esteban Esteban Esteban (hijo de dos primos). Era manco de la mano derecha, y llevaba siempre un guante negro, cuentan. 

Casualmente nos comentan los forenses que todos los cráneos exhumados en la Fosa 1 aparecen con un orificio de entrada que indica que el ejecutor era zurdo. Esteban Esteban Esteban está enterrado en la parte católica del cementerio, a sólo 100 metros de sus víctimas. Murió en 1982, tan ricamente. Amnistiado. (...)

Mientras termino de escribir esta crónica aparece Julio, sobrino de uno de los fusilados. Me cuenta que, cuando era niño, mujeres católicas se acercaban a la tapia de esta parte del cementerio para insultar a los muertos, a los fusilados, a los que habían perdido la guerra.

 Él se escondía entre los rastrojos que cubrían las fosas comunes. Hasta la llegada de la democracia, aquello era un estercolero, y los familiares de los fusilados lanzaban flores por encima de la tapia; eso sí, de noche y mirando a todas partes para no ser vistos. (...)

También pasa junto a mi mesa Carmen. Su abuelo era concejal socialista de Valdeconcha (Guadalajara), un campesino que no luchó en la guerra (por edad). Dedicó la vida a trabajar en el campo y daba de comer al que no tenía nada. Le avisaron de que no volviera a su pueblo tras la victoria franquista, pero él quería despedirse de su madre y fue. Le dijo: “Hazme un huevo frito con chorizo que me van a matar”. 

Lo apresaron, se lo llevaron a la cárcel de Guadalajara y de ahí al paredón de fusilamiento delante de la Fosa 1. Igual que a Timoteo Mendieta. Carmen está haciendo el trabajo de investigación que su madre no se atrevió a hacer por miedo. El eterno miedo, el todo atado y bien atado, el larguísimo tiempo de silencio. (...)

PD: Durante la exhumación de la Fosa 1 se acercó un sindicato noruego de electricistas a entregar unas rosas y ver de cerca este microcosmos del genocidio franquista (ellos son los que más dinero aportan a la exhumación de la ARMH). Ningún cargo de la UGT pisó el cementerio, cuando curiosamente la mayoría de los fusilados de esta fosa tenían esa filiación sindical. Al parecer, hay semillas que no terminan de brotar."               (Willy Veleta , Ctxt )

22/3/17

El padre Nieto señalaba, con su bastón de cojitranco y metiendo la contera por las heridas abiertas de las víctimas, a los que aún respiraban al oficial que daba el tiro de gracia

"(...) Todos aquellos valientes que en las montañas cántabras pensaron en renovar la gesta liberadora de Pelayo tenían sobre sus cabezas la pena de la muerte. Recientemente juzgados unos en La Coruña, después de una larga estada en la cárcel de Camosancos, y otros en la de Celanova, fueron trasladados a San Simón en espera del cumplimiento fatal de la sentencia.

 Encerrados día y noche en la vasta brigada a la sazón convertida en enfermería –sin derecho a pasear más que durante una hora, estrechamente vigilados por hoscos centinelas-, sentían todas las noches el siniestro paso de la Descarnada, que venía a efectuar su macabra leva.  

 Y para que el tremendo instante tuviese más analogía con la representación mitológica de la muerte, llegaba ésta en una lancha motora que traía como enviado del viejo Caronte a un jesuita, llamado el padre Nieto, que deshonraba no a la luctuosa sotana que vestía, sino a la misma Divinidad que tan indignamente representaba.

No había hora fija para la llegada de la temible navecilla. Desde luego, era siempre de noche, pero lo mismo se presentaba apenas se apagaba el último resplandor del día, que cuando en las altas horas de la madrugada confiaban a las reparadoras del sueño el necesario reposo de sus cuerpos vencidos, teniendo por pesadilla la vida angustiosa de sus hogares deshechos.

-   No puede usted figurarse, ni echando a volar toda su fantasía de poeta –me decía el bueno de Pedro-, lo que era oír en plenas tinieblas el motor de la gasolinera que se acercaba al muelle. Todos nos incorporábamos en los petates, preguntándonos con suprema angustia a quiénes les tocaría esa noche.

Los que aparentaban estar serenos daban al amigo más íntimo o al vecino más próximo a su domicilio el encargo de comunicar a su familia –si por desdicha eran ellos los elegidos en aquella saca- la terrible noticia y entregarles los recuerdos personales con el poco dinero que llevaban consigo.

En algunas ocasiones pasaba la lancha de largo. Era alguna barca pesquera de las próximas playas, que madrugaba para salir a alta mar con las primeras luces del alba. Pero pocas eran las veces que se equivocaban. Tenían muy bien sabido el ritmo del trágico motor.

-   Al poco tiempo dejaba de trepidar aquel. Era que la embarcación había atracado en el muelle. El silencio entonces se hacía sepulcral. Todos quedábamos –continuaba Pedro- con los ojos abiertos y fijos en la puerta herméticamente cerrada por fuera. 
Y enseguida ruido de pisadas en la escalera. La luz, encendida desde el cuerpo de guardia. Vuelta de llaves, descorrer de cerrojos y la siniestra silueta del padre Nieto ocupaba por entero el umbral. Tras él, como obligada cohorte de esbirros, todo el personal carcelario y cerrando el lúgubre cortejo, la pareja de la Guardia Civil o de Asalto.

El director –o el jefe de Servicios, en su lugar- leía una lista que llevaba en la mano. Al oír pronunciados sus nombres, iban saliendo los infelices que ya podían darse por desplazados del mundo, y de los cuales se hacían cargo inmediatamente los que les llevaban a morir.

La fúnebre comitiva volvía sobre sus pasos… Rechinaban nuevamente llaves y cerrojos, se apagaba la luz y, cuando todos quedaban bajo el imponente silencio de la noche, en la sala se confundían los sollozos, las maldiciones, las blasfemias y las promesas de justa y cumplida venganza.

A poco, volvía a oírse el ruido de la motora alejándose para llevar su humana carga a Vigo, en cuya fortaleza del Castro –empinada atalaya sobre la incomparable ría-, previas las vulgarísimas exhortaciones y feroces anatemas del padre Nieto, entre el tableteo de mortífera descarga, hacían su entrada en la eternidad.

En algunas ocasiones –para acabar antes- se cumplió la sentencia en el contiguo islote de San Antonio. Allí fue donde aquel hijo predilecto de San Ignacio señalaba, con su bastón de cojitranco y metiendo la contera por las heridas abiertas de las víctimas, a los que aún respiraban al oficial que daba el tiro de gracia."                     (Búscame en el ciclo de la vida, 10/01/17)

21/7/16

Los mataban por la denuncia del cura por no asistir a misa... por pedir al patrón los salarios que se les debía, para apropiarse de los bienes de esa persona. Por envidias o antiguas rencillas..

"¿Qué criterio seguían para las detenciones?

No había un criterio generalizado, podría ser por implicación con la República, por asistencia a algún acto a favor de la misma, por haber participado en alguna manifestación reivindicativa, por pertenecer a algún sindicato, a la Casa del Pueblo, ser maestro implicado en la educación igualitaria de los niños,… 

Si la denuncia venía del cura solía ser por no asistir a misa los domingos porque tenía que trabajar en el campo para alimentar a su familia. Por pedir al patrón los salarios que se les debía….Para apropiarse de los bienes de esa persona. Por envidias o antiguas rencillas..

¿Quién denunciaba?

Cualquiera que fuera afín al Movimiento, y tampoco era necesario que el motivo de la denuncia fuera real, el odio era mucho y las ganas de venganza más, un vecino, el cura, el alcalde, falangistas..

¿Cómo se presentaban en las casas los falangistas o simpatizantes?

Siempre con violencia, al atardecer, con mucha prepotencia sabiéndose amparados ante cualquier fechoría que quisieran cometer. Por lo que nos dicen muchos iban bastante bebidos sobre todo a la hora de asesinar. Otros con total conciencia de lo que iban hacer.

¿Cómo se quedaban los familiares?

Totalmente destrozados, sin saber a que atenerse. A los que se llevaban eran inocentes, pero el destino muy incierto por lo que estaban viendo a su alrededor.

¿Dónde iban a informarse del paradero de sus familiares arrestados?

Si el destino era una cárcel se acercaban hasta allí para tener alguna noticia y allí, o bien les informaba el carcelero y si tenían mucha suerte el propio preso.

¿Qué información recibían?

Normalmente muy poca, si venía del carcelero, en algunos casos, muy pocos, pudieron saber la suerte que habían corrido, en la mayoría solo les comunicaban que su familiar ya no estaba allí.

¿Cómo eran los días, semanas, meses y años después de que sus familiares fueran arrestados? 

No siempre sabían lo sucedido, si eran juzgados era el propio preso el que les comunicaba que los iban a juzgar y la fecha del juicio. También les comunicaban la sentencia y el día en que los iban a fusilar. Pero, están las sacas de la cárcel que en esos casos las familias pierden totalmente el destino de los encarcelados.

¿Cómo afrontaban la vida estas familias?

Dependía de la entereza del que quedaba como cabeza de familia. Hubo mujeres que no pudieron soportarlo y murieron al poco tiempo, otras tuvieron el suficiente coraje de sacar adelante a sus hijos y verlos convertidos en hombres y mujeres buenos y honrados.

¿Cómo los trataba el pueblo, barrio, ciudad…?

Dependía de la zona y de la implicación de los vecinos con el Movimiento Nacional. Muchas tuvieron que emigrar a otras zonas de España o al extranjero porque ya estaban señalados como familiares de “rojo”, otras fueron amparadas y protegidas por sus vecinos y gracias a ellos lograron sobrevivir. (...)

¿Cuántos salmantinos aún quedan enterrados en cunetas o fosas comunes?

Que podamos tener conocimiento, alrededor de 1.000, sabemos que hay mas fosas, pero que las personas que tienen conocimiento de ellas no lo comunican, no sabemos si por miedo o por falta de interés."                  (Crónica de Salamanca, Lira Félix, 17/07/16)