"¿Puede haber poesía después de Auschwitz?"(Adorno).............. "¡Es un deber vivir después de Auschwitz!"(Imre Kertéz).............
15/7/16
Su padre tuvo un incidente con un colono, que le disparó su revólver y lo dejó en la calle malherido. Nadie lo recogió todo el resto de la noche y al amanecer murió, desangrado
28/5/15
Caín mató a Abel hace 430.000 años
El cráneo en cuestión fue recuperado junto a los restos de otros 27 individuos en excavaciones realizadas entre 1990 y 2010. Los sedimentos de la capa geológica y los rasgos morfológicos de estos individuos permitieron determinar que todos ellos pertenecían al mismo grupo y que tenían una antigüedad de 430.000 años.
Estos restos, hallados en una recóndita sima de la Cueva Mayor de Atapuerca, estaban enterrados juntos, un hecho que durante décadas ha generado uno de los mayores debates de la prehistoria mundial.
Para los miembros del equipo de Atapuerca, esta acumulación de cadáveres podría considerarse el primer indicio de enterramiento o acto funerario, mientras que para otros paleontólogos, podría deberse simplemente a la acción de los carnívoros y carroñeros (que almacenaban sus presas) o a la acción geológica de corrientes de barro y agua (el yacimiento de Atapuerca es una red de cuevas de piedra caliza horadada por el agua).
Los estudios realizados en los últimos años han permitido descartar las dos últimas hipótesis. Sólo quedan dos opciones que expliquen esta acumulación de cadáveres: que los individuos cayeran de manera accidental por la sima vertical que da acceso a la Cueva Mayor (13 metros de caída) o que fueran depositados deliberadamente, como un acto funerario.
El estudio publicado hoy, basado en el análisis de las fracturas del cráneo 17, cierra el debate y confirma que este individuo fue asesinado y acumulado intencionalmente. Los investigadores han llegado a esta conclusión después de analizar el cráneo con las técnicas forenses actuales.
"Sólo quedaban dos posibles causas: la caída accidental y la acumulación intencional", concluye. Los investigadores estudiaron los 17 cráneos para determinar en qué momento se habían hecho las fracturas, postmortem (tras la muerte) o perimortem (tiempo cercano a la muerte).
El cráneo 17 presenta dos orificios en el hueso frontal, "justo encima de la cuenca del ojo izquierdo. El estudio del contorno, tamaño y forma de las fracturas permitió determinar que se hicieron con el mismo objeto, y que fueron hechas cuando había tejido blando, es decir, o estaba vivo o acababa de morir", puntualiza Sala.
Las técnicas forenses actuales han permitido determinar que "el individuo recibió dos golpes independientes producidos por un mismo objeto, lo que descarta la caída. Nadie se cae por una pendiente y se golpea dos veces en el mismo sitio y con el mismo objeto". Además, la suma de datos, el tipo de lesiones y el lugar en que se encuentran "entran dentro de los patrones utilizados por los forense para determinar que ha habido un encuentro o conflicto cara a cara", afirma la investigadora.
"El estudio prueba, por primera vez, un asesinato que tuvo lugar hace casi medio millón de años. Probablemente el acto violento confirmado más antiguo de la historia", subraya Sala. (...)" (Público, 27/05/2015)
24/7/14
Nadie puede sorprenderse por lo que ocurre en Gaza... cambian las cifras, pero la historia es la misma
“Alguien que sale a la calle es obviamente alguien que está buscando problemas. Es alguien que pretende cometer un atentado terrorista, y por consiguiente es un objetivo legítimo”.
“Esta conducta es parte de la creciente falta de sensibilidad del Ejército israelí hacia las víctimas civiles palestinas. Se explica por las draconianas instrucciones para abrir fuego en Gaza desde el principio de los enfrentamientos, cuando decenas de palestinos pagaron con sus vidas acercarse a la valla de seguridad o los asentamientos, por la decisión de asesinar al líder de Hamás Salah Shehade, a pesar de que había decenas de civiles a su alrededor, y por la indiferencia de la fiscalía militar: tan pocas investigaciones y procesamientos después de tantas bajas civiles.”
“El suboficial contó la historia de una anciana que estaba cruzando una calle y que fue disparada por los soldados: ‘No sé si ella era sospechosa o no sospechosa, no sé quién era. Lo que sí sé es que mi oficial mandó a gente al tejado para acabar con ella. Fue un asesinato a sangre fría’.
Otro suboficial se refirió a un incidente en el que mataron a una familia. ‘Habíamos ocupado la casa, y a la familia se le dejó ir y se le dijo que se fueran hacia la derecha. La madre con los dos hijos se confundió y se fue hacia la izquierda.
Al francotirador de la azotea no se le dijo que no había problema con eso y que no debía disparar. Se podría decir que hizo lo que le habían ordenado. Le habían dicho que no debía permitir que nadie apareciera por la izquierda y les disparó’”.
“Uno de mis soldados me preguntó ‘¿Por qué?’. ‘Qué es lo que no está claro? No quiero matar a civiles inocentes’, le dije. Y él siguió: ‘¿Seguro? Cualquiera que esté dentro es un terrorista. Eso lo sabemos todos’. Le dije: ‘¿Crees que la gente de dentro escapará? Nadie escapará’. ‘Eso está claro’, responde, y entonces sus compañeros se unen (a la discusión): ‘Tenemos que asesinar a todo el que esté dentro. Sí, todos los que están en Gaza son terroristas’, y todas esas cosas con que les llenan la cabeza, sobre todo en los medios de comunicación”.
4/7/14
Poco antes hubo un intento de secuestro de un niño palestino de ocho años en el vecino barrio de Beit Hanina...
16/5/14
Boubacar mató a seis miembros de su familia... fue ese día cuando cruzó la línea tras la que no hay vuelta atrás
8/1/14
Von Galen, desde el pulpito de la catedral, ha denunciado el asesinato de miles de disminuidos psíquicos y físicos. Es imposible que la jerarquía católica en España no lo sepa. Ningún obispo español protesta en el pulpito contra la eugenesia alemana
9/10/13
Enfermeras de día, nazis y asesinas de noche
3/10/13
“Encontré a los hombres que mataron a mi hijo y me dijeron que ni siquiera sabían a quién estaban matando”
23/1/13
Grimau, la primera víctima de Fraga
“Soy la última persona que lo vio en libertad”
21/1/13
Secuestrador, carcelero y asesino de Aldo Moro.
17/4/12
Más de 3.000 sindicalistas han sido asesinados en Colombia desde 1986... gran número de tales asesinatos han sido cometidos por los infames grupos paramilitares, algunos de ellos, fundados por la familia Uribe
12/11/11
"De todas sus cacerías, Gibbs guardó trofeos: ya fueran pedazos de las víctimas –dedos, en general- o dientes"
Culpable de todos los cargos que se le imputaban como líder de un grupo de soldados estadounidenses que mató a tres civiles afganos por simple placer. El sargento Calvin Gibbs consideraba que las bajas norteamericanas se pagaban con la vida del enemigo aunque este no estuviera en el frente y así entre enero de 2010 y mayo de 2011 asesinó a tres afganos en crímenes que hizo pasar por ataques contra su división.
El vengador escuadrón de la muerte estaba compuesto, además de Gibbs, por otros tres soldados cuyo testimonio ha sido clave para lograr la condena de Gibbs. Esos tres uniformados se declararon con anterioridad culpables y buscaron acuerdos con la fiscalía a cambio de contar con detalle las atrocidades cometidas por Gibbs.
En noviembre de 2009, el sargento se convirtió en jefe de la tercera sección de la Quinta Brigada de Asalto de la Segunda División de Infantería del Ejército de Tierra, estacionada en Kandahar. A partir de entonces se dedicó a reclutar a otros tres soldados para llevar a cabo su particular venganza contra el enemigo.
“El sargento Gibbs tiene carisma; tiene una de esas personalidades que todo el mundo sigue”, dijo el militar a cargo de la acusación, Robert Stelle, al presentar su cierre del caso el pasado miércoles. “Pero es todo basura. Tenía su propia misión: asesinato y depravación”.
Asesinato de un joven, casi un niño, en enero de 2010 en un pequeño pueblo. Gibbs lanzó una granada contra el cuerpo de Gul Mudin sin previo aviso cuando este cuidaba un campo de su familia.
El sargento se justificó ante sus superiores diciendo que el joven les había atacado antes. El escuadrón de la muerte llegó a tomarse fotos con su "primer trofeo de caza", imágenes que hoy se pueden ver en internet y que son muy cruentas.
A esa brutal muerte le seguirían otras dos. La de un hombre llamado Marach Agha, acribillado con un AK-47, y la de un mulá, Allah Dad, al que reventó con una granada dentro de una fosa tras haberle separado de su mujer e hijos.
De todas sus cacerías, Gibbs guardó trofeos: ya fueran pedazos de las víctimas –dedos, en general- o dientes. En su pierna izquierda lleva tatuadas seis calaveras y al menos tres de ellas pertenecen a víctimas que no pertenecían a ningún Ejército o la insurgencia.
Gibbs sucumbió a la tentación de presumir de sus fechorías e impuso a su alrededor un sistema de terror por el que nadie se atrevía a denunciarle. Quien lo intentó sufrió el ostracismo y una brutal paliza. Fue el caso del soldado Justin Stoner, que finalmente superó el pánico y se atrevió a delatarlo, lo que abrió el camino para un consejo de guerra contra Gibbs." (El País, 11/11/2011)
17/3/11
"El deporte era la caza del hombre" y las charangas corrían las calles con música para combatir la angustia"
Pero a la palabra limpieza ya no la podía parar nadie: "Y una infrahumana ferocidad se escuchaba a través de la sondas de uno y otro bando. Y se veían silencios y palideces en los rostros. El azar empujaba a un bando o a otro, según el sitio donde a cada uno les había sorprendido el Movimiento.
Derechas e izquierdas no eligieron, pero los dos signos llevaban a la muerte", toma nota el poeta en los primeros días del golpe de Estado del ejército traidor. (...)
El cambio galopaba, los amigos eran asesinados, las calles sonaban de otra manera y pocos pudieron darse a la fuga: "No tuvo éxito mi propuesta a alguno de ellos de que huyeran de esta ciudad de cánticos marciales y sobre todo religiosos, que sonaban como misas de difuntos...
Pero bajo los cánticos se instituía la matanza y el asesinato más o menos legal, y pocos tuvieron la suerte de huir al bando preferido..." (...)
"Para matar, los rojos habían escogido las iglesias; los nacionales, los cementerios. ¿Dónde sería la muerte menos lúgubre?", escribe pocos días antes de ser reclutado para un batallón de castigo en el bando de los rebeldes. (...)
"En el campo cercano de Valdespartera, horrible y ávido paisaje de albero y sequedad, sin una planta, sin un árbol, coloreado sólo cada día por la sangre fresca de veinte o treinta rojos fusilados en la noche
Generalmente se los llevan, pero otros días nos encontramos los montones sangrientos donde los charcos de sangre quedan fríos, como gelatina roja sobre la tierra alba y las gafas rotas, las prendas olvidadas de los muertos".
Antes de que la carne vuelva a resucitar el ánimo de Juan Bernier, todavía tiene que pasar por el trago de hacerse el falso duro ante cuerpos sangrantes que huelen a pólvora: "Así mueren nos explica desde su caballo el teniente Sicilia los enemigos de la religión y de la patria.
Se les ha robado todo, pero yo no caigo como el cabo y amigo Marcos en llevarse unas tenazas para sacar los dientes y muelas de oro de estos fusilados que muchos días quedan sin retirar". (...)
"La libertad ciega y brutal me enseñó, con trallazos de sufrimiento, mi exceso de confianza en la bondad y el perfeccionamiento humano.Vi, claramente, cómo todas las normas, las más respetables y espirituales creencias, los más altos principios no impedían el crimen, sino que incluso servían para justificarlo", escribe.
Tras su paso por la guerrare conoce que odió la severidad falsa de la moral, la "inservible barrera de la religión" (Público, 16/03/2011)
7/3/11
La guerra civil de Colombia...
Son campesinos que han huido de la violencia sin nada en las manos. En la reunión comunal hablan de sus cosas. Aquí no hay tiros, sólo palabras que a veces suelen ser violentas, a veces desesperadas. Cuando hay elecciones, llega un político con promesas a cambio de su voto y luego nada. Ninguno de estos campesinos quiere volver a su lugar de origen.
"Yo tenía un chocolatal en Cali", dice Flora Esmila, una mujer de 72 años, "que me daba cuatro cosechas. Tenía plantados plátanos y naranjas. Vivía tranquila, pero un día me dijeron que en Chaguí de Cuaransangá, una vereda de Nariño, habían matado a mi hija. Cuando llegué ya estaba enterrada.
Fue por celos de un meleador que la requería para que se acostara con él y al negarse mi hija la denunció a los del monte como confidente de los militares y un día bajaron los del monte para matarla dejándola con cuatro niños. El marido está vivo, pero no hizo nada por miedo.
Los del monte me dijeron: ándate, échate a trotar, y me vine huida para Tumaco. Ahora cuido acá a mis cuatro nietas sin una ayudica, sin una platica de nada. El otro día, esta cama donde duermo con mis cuatro nietas se llenó de agua con la lluvia. No tengo a un hombre que me ponga una madera". (...)
Antonio Domingo tiene 30 años, nació en Buenaventura, vivió en la vereda de Boca de Satinga y hace dos años que está aquí con su mujer y dos hijos.
"Se llevaron a un compañero que era motosierrista, lo mataron y a los dos días apareció flotando en el río. Así mataron a otros también. Llegaron los Águilas Negras y se llevaron a otros y durante varios días el río fue bajando muertos. Mandaron desalojar a todo el barrio de San José Laturbe con 300 familias y se hicieron fuertes allí.
Me vine a Familias en Acción de Tumaco con mi mujer y mis dos hijos. Nosotros cultivábamos banano, yuca, papachina, mango, naranjas y cacao en un terreno de mi propiedad. Tuvimos que dejarlo todo.
Alrededor había campos de coca, pero nosotros no cultivábamos coca porque somos cristianos adventistas del séptimo día y la palabra de Dios dice que debemos darle el uso debido a lo que Él ha creado y que no debemos cultivar cosas ilícitas". (...)
"El Gobierno sólo llega hasta aquí a estropear a la gente. De pronto se presenta un avión fantasma, un avión negro, y comienza a bombardear la selva, y cada dos meses el Estado realiza un operativo con diez helicópteros que asustan a los niños, y detrás de los helicópteros llegan las avionetas y comienzan a fumigarlo todo.Con el motivo de la coca, destruyen nuestros alimentos de pan coger, la yuca, el plátano, la caña. Después de la fumigación ya no se puede cultivar nada. Nosotros siempre hemos sido productores de coca. No pudimos controlar el mercado, pero gracias a la coca tenemos una casita, vemos la televisión y nuestra comida está fría en la nevera.
La coca es un arraigo entre nosotros. Culturalmente no se va a acabar porque el campesino es caprichoso. El hambre no admite socio. Pero a veces llega el ejército y produce violaciones, robos, y se nos lleva hasta los zapatos.
La guerrilla contraataca porque con el Gobierno no se puede hablar más que con un arma en la mano. De modo que la violencia no acabará nunca". (...)
Después cuenta doña Flor que llegó de profesora a la vereda de Azúcar y perdió a su marido, Segundo Vargas, hace nueve años en la playa donde nos embarcamos. Lo habían involucrado, pero no había hecho nada. Lo desaparecieron. "Llegan los paracos y si no tienes callos en las manos ya eres guerrillero, lo disfrazan a uno y le dan plomo, así fue con mi marido.
Doña Flor dejó de ser profesora para vivir de la coquita con sus siete hijos, pero ahora con la fumigación malvive vendiendo fritanguitas que prepara en casa. Los helicópteros se fueron con todo".
"A veces llega la guerrilla", dice Dagoberto, "pero de ella no sufrimos violencia; si se llevan unas gallinas, las pagan; están con nosotros, viven con nosotros, se les sirve un café y se van, por aquí anda la columna de Daniel Aldaba, en caso de problemas se acude a ellos, que están en el monte. (...)
Tenemos un gobierno interno con normas para convivir. No se sirve alcohol a los menores, se cumple un horario de comercio y para caso de disputa o de pelea con puños hay un comité de conciliación, y si no hay avenencia se castiga al culpable a realizar 500 viajes por esta cuesta cargado con costales de diez paladas de arena y mientras sube y baja le da tiempo a meditar.
Aquí tenemos una organización de vigilancia. Sabemos quiénes son todos. Ustedes desde mitad de camino ya estaban vigilados. Les han dado permiso. Sólo queremos un acuerdo humanitario, que liberen a los que están en las montañas y tener un trabajo digno". (...)
El 26 de agosto sucedió una masacre. No se sabe quién fue, si la guerrilla o los paramilitares, o una banda que ganaba plata con el doble servicio, legales o ilegales, pero hubo doce muertos, entre ellos un niño de seis meses que quedó con dos tiros en la cabeza. Quedó con los ojos abiertos mirando uno a cada lado como queriendo saber quién era el asesino.
A una mujer embarazada la partieron en dos con una motosierra, le sacaron el feto y lo botaron. A doña Tulia, el ejército le mató al marido, don Gonzalo, que iba con ella, no era guerrillero, pero le dieron por muerto en combate. A Yurami, apenas una adolescente, con dos hijos, le mataron a sus cuatro hermanos.
A Sandra Viviana, de 21 años, le mataron al marido y la dejaron con dos hijos. Si les preguntas quiénes fueron, guardan silencio y se ponen a temblar cada una con su criatura en brazos. (...)
En medio de la selva, un campesino awa puede encontrarse con un grupo armado. Ante cualquiera de sus preguntas se siente perdido. ¿Has visto por aquí a los guerrilleros? ¿Has visto por aquí a los paracos? Tampoco le sirve el silencio.
De ambas partes recibirán la misma descarga de plomo. Su territorio lo necesitan la guerrilla, los colonos, los petroleros, los paramilitares, los capos de la droga. Pero ellos defienden el espíritu de sus mayores y luchan por no desaparecer. (...)
León Valencia, un ex guerrillero del EFN, fundador de Justicia y Paz, dirigente del movimiento Arco Iris, hijo del Mayo francés, de la teología de la liberación y del socialismo de Allende, se fue un día a las montañas, cuando tenía 16 años, porque en Medellín comenzaron a matar líderes cristianos que estaban de parte de los pobres.
Los curas empujaban a aquellos muchachos a la rebelión. En el monte los esquilmaron a tiros. Entre sus compañeros de ELN hubo 72 muertos. Abandonó el monte en 1994. Hoy trabaja por la reconciliación nacional, pero recibe amenazas todos los días por Internet, por carta, por teléfono y por mensajes por debajo de la puerta de su despacho. (...)
Alba Marina, de 40 años, es una líder del barrio. Lleva una Virgen Milagrosa estampada en la camiseta. Llegó aquí en 2001 desde Putumayo porque un día llegaron los de la guerrilla y, según dice, se llevaron a un hermano y al marido y los mataron, luego los dejaron botados en la plaza con dos niños de meses bajo el aguacero como si fueran marranos.
"Allí en nuestra tierra teníamos una vaca, ayudábamos al cura y sembrábamos coca. Yo era coquera, ¿por qué lo voy a negar? Gracias a eso pagaba las vacunas". Hoy en Ciudad Bolívar recibe amenazas de los paramilitares porque, con 2.500 desplazados, bajó a Bogotá y tomó el parque Tercer Milenio en señal de protesta por el abandono en que los tiene el Gobierno.
El hijo de la señora Orfilia García traía bestias para la guerrilla allá en Tulima. Ella dice: "Allí si a un guerrillero se le antoja acostarse contigo y te niegas, matan a tu marido por escarmiento. Yo me acosté con uno para salvar a mi hijo. Y si lo tienes como amante, tienes que quedarte o darles un hijo para la guerra, de lo contrario tienes que irte. A veces te obligan a acostarte con toda la cuadrilla".
A una mujer que se negó le mataron al marido con 14 tiros y lo tiraron al abismo de la quebrada. La señora Juzlary, de Río Blanco, no se negó a acostarse con un guerrillero. "Si mi marido supiera lo que tuve que hacer para que siguiera vivo... Un día comenzó a sospechar y me dijo: 'Ya sé por dónde va el agua', pero se ve que lo dio por bueno que me acostara con otro hombre con tal de vivir". (...)
En el barrio de Soacha viven algunas madres de los llamados falsos positivos. A los soldados del Ejército se les ofreció un premio en metálico por cada guerrillero que mataban. Sucedió que una cuadrilla de militares comenzó a arramblar jóvenes drogadictos, mendigos, enfermos y elementos llamados desechables extraídos de los bajos fondos, los raptaban, los metían en un camión, los vestían de guerrilleros, los mataban, pasaban al cobro y luego los enterraban en una fosa común en Ocaña.Las madres de estos falsos positivos se han unido para rescatar la dignidad de sus hijos. Cuentan entre lágrimas historias patéticas que encogen el corazón. Adolescentes sacados de la cama con una promesa de trabajo, un disminuido mental raptado en plena calle, otros buscados entre los tugurios de lata y cartón. Dice Maria Julilerma: "Mi hijo Jaine Esteven, de 16 años, trabajaba en una buseta. Se fue a las once, no apareció a las seis de la tarde ni a las nueve. Un día me llamó desde Ocaña. Estoy bien, mamá. Lo mataron. ¿Dónde estará enterrado mi pobre chivito?"
. Estas madres reciben cada día amenazas de los paramilitares. Los Águilas Negras les mandan avisos escritos con letras mayúsculas: "A veces es mejor el silencio en caso de una desaparición, algo que ustedes no han podido entender de una buena vez por todas, tú eres la siguiente víctima, es mejor que calles todo lo que se ha dicho, tú ya sabes que estamos cerca de ti, así tú no entiendas y quieras jugar con nosotros. No es una amenaza, sino una advertencia. El pajarito vuelve al nido solo". (Manuel Vicent: Fuego cruzado en Colombia, El País Semanal, 21/12/2010, p. 46 ss.)