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28/1/22

El Fondo Nacional Judío está limpiando étnicamente el Naqab

 "Hoy al amanecer, 12 de enero del 2022, las excavadoras israelíes y soldados preparados para combatir  invadieron la aldea palestina de Al-Atrash en el desierto del Naqab al sur de la Palestina de 1948 [hoy Israel]. Por tercer día consecutivo las excavadoras israelíes han estado arrasando grandes fajas de tierra pertenecientes a los palestinos de la aldea.

La escalada de limpieza étnica de palestinos en Al-Atrash es parte de un esquema que está siendo aplicado conjuntamente por el Fondo Nacional Judío (JNF por sus siglas en inglés)) y la Autoridad de la Tierra Israelí.

Como respuesta a esto, los palestinos de Al-Atrash y de las zonas circundantes han estado manifestándose durante tres días en un intento de detener la incautación de su tierra.

Apenas sorprende que las fuerzas coloniales israelíes suprimieron brutalmente las protestas. Mientras escribimos este artículo, las fuerzas israelíes  arrestaron  a nueve manifestantes después de atacarlos violentamente.

 Ayer, martes, 11 de enero, los palestinos residentes en Al-Atrash instalaron una sentada con una tienda en el lugar que Israel procura demoler y apoderarse. Además de esto, los palestinos llevaron a cabo una huelga en diferentes zonas del Naqab, incluidas las aldeas de Al-Atrash, Sa’wah, BeirHadaj, Al-Zarnouq, Al-Rwayyis y Khirbet Al-Watan.

Para detener a los palestinos que intentan frustrar este esquema de limpieza étnica, los soldados israelíes asaltaron la tienda, la destrozaron y atacaron a los manifestantes. Dieciocho personas fueron arrestadas en el día de ayer. Otras resultaron heridas y los soldados lanzaron latas de gas lacrimógeno y granadas aturdidoras a los manifestantes.

Aún así, la brutalidad israelí intensificada solo alienta a los palestinos a manifestarse más. Los líderes de la comunidad y los organizadores en el Naqab están haciendo llamamientos por una protesta masiva y una huelga que tendrá lugar mañana.

La aldea de Al-Atrash es una de las 35 aldeas no reconocidas en el Naqab por parte de las autoridades coloniales israelíes. Aproximadamente 100.000 palestinos con ciudadanía israelí de tercera viven en esas aldeas.

Al no reconocerlas, Israel le niega a los palestinos que viven allí los servicios básicos, como centros de salud, escuelas, agua, electricidad e infraestructuras de aguas residuales. Israel también niega a los residentes de las aldeas permisos de construcción, en lugares donde sus hogares son demolidos constantemente o están bajo la amenaza de demolición en cada momento.

Además de Al-Atrash, la aldea de Al-Araqeeb es otro ejemplo perfecto de las prácticas malévolas de Israel y sus políticas contra las llamadas aldeas no reconocidas. Hasta ahora, las autoridades israelíes han demolido Al-Araqeeb más de 190 veces.

Este ambiente coercitivo en el que los palestinos están obligados a vivir sirve a los planes israelíes para expandir los asentamientos judíos en el Naqab.

Sobre las ruinas de esas aldeas las autoridades israelíes, a través del FNJ (JNF por sus siglas en inglés), buscan plantar árboles de injusticia, apartheid y colonización. 45, 000 dunams de tierra limpiada étnicamente serán reforestados por el FNJ.

El FNJ llama a esta campaña de limpieza étnica el Disdeño del Negev. A través de la Campaña del Diseño del Negev, el FNJ promociona falsamente una imagen del Naqab como una tierra vacía y estéril que necesita revitalización para ser habitada por gente, principalmente judíos.

La intención de este proyecto es reemplazar a los dueños palestinos de la tierra del Naqab con 500. 000 nuevos colonos judíos y árboles del FNJ.

Los palestinos, independientemente del marco legal que los subyuga se están enfrentando actualmente a los mismos desplazamientos forzosos practicados por las autoridades de ocupación israelí en diferentes partes de la Palestina Histórica. Además del Naqab, la existencia de los palestinos está criminalizado y amenazado en el Sur de las Colinas de Hebron (SHH por sus siglas en inglés) y en el Valle del Jordán.

Hoy las excavadoras israelíes invadieron Al-Fakheet en el SHH y demolieron cinco tiendas residenciales, un pozo de agua y dos refugios para animales.

Ataque con demolición en Al-Fakheet, SHH

En la comunidad beduina de  Ibziq en el Valle del Jordán, más de 40 personas quedaron sin hogar ahora después de que las fuerzas de ocupación israelí demolieran sus hogares el 28 de diciembre.

Hoy al amanecer, 12 de enero del 2022, las excavadoras israelíes y soldados preparados para combatir  invadieron la aldea palestina de Al-Atrash en el desierto del Naqab al sur de la Palestina de 1948 [hoy Israel]. Por tercer día consecutivo las excavadoras israelíes han estado arrasando grandes fajas de tierra pertenecientes a los palestinos de la aldea.

La escalada de limpieza étnica de palestinos en Al-Atrash es parte de un esquema que está siendo aplicado conjuntamente por el Fondo Nacional Judío (JNF por sus siglas en inglés)) y la Autoridad de la Tierra Israelí.

Como respuesta a esto, los palestinos de Al-Atrash y de las zonas circundantes han estado manifestándose durante tres días en un intento de detener la incautación de su tierra.

Apenas sorprende que las fuerzas coloniales israelíes suprimieron brutalmente las protestas. Mientras escribimos este artículo, las fuerzas israelíes  arrestaron  a nueve manifestantes después de atacarlos violentamente.

Ayer, martes, 11 de enero, los palestinos residentes en Al-Atrash instalaron una sentada con una tienda en el lugar que Israel procura demoler y apoderarse. Además de esto, los palestinos llevaron a cabo una huelga en diferentes zonas del Naqab, incluidas las aldeas de Al-Atrash, Sa’wah, BeirHadaj, Al-Zarnouq, Al-Rwayyis y Khirbet Al-Watan.

Para detener a los palestinos que intentan frustrar este esquema de limpieza étnica, los soldados israelíes asaltaron la tienda, la destrozaron y atacaron a los manifestantes. Dieciocho personas fueron arrestadas en el día de ayer. Otras resultaron heridas y los soldados lanzaron latas de gas lacrimógeno y granadas aturdidoras a los manifestantes.

Aún así, la brutalidad israelí intensificada solo alienta a los palestinos a manifestarse más. Los líderes de la comunidad y los organizadores en el Naqab están haciendo llamamientos por una protesta masiva y una huelga que tendrá lugar mañana.

La existencia palestina no reconocida en el Naqab

La aldea de Al-Atrash es una de las 35 aldeas no reconocidas en el Naqab por parte de las autoridades coloniales israelíes. Aproximadamente 100.000 palestinos con ciudadanía israelí de tercera viven en esas aldeas.

Al no reconocerlas, Israel le niega a los palestinos que viven allí los servicios básicos, como centros de salud, escuelas, agua, electricidad e infraestructuras de aguas residuales. Israel también niega a los residentes de las aldeas permisos de construcción, en lugares donde sus hogares son demolidos constantemente o están bajo la amenaza de demolición en cada momento.

Además de Al-Atrash, la aldea de Al-Araqeeb es otro ejemplo perfecto de las prácticas malévolas de Israel y sus políticas contra las llamadas aldeas no reconocidas. Hasta ahora, las autoridades israelíes han demolido Al-Araqeeb más de 190 veces.

Este ambiente coercitivo en el que los palestinos están obligados a vivir sirve a los planes israelíes para expandir los asentamientos judíos en el Naqab.

Sobre las ruinas de esas aldeas las autoridades israelíes, a través del FNJ (JNF por sus siglas en inglés), buscan plantar árboles de injusticia, apartheid y colonización. 45, 000 dunams de tierra limpiada étnicamente serán reforestados por el FNJ.

El FNJ llama a esta campaña de limpieza étnica el Disdeño del Negev. A través de la Campaña del Diseño del Negev, el FNJ promociona falsamente una imagen del Naqab como una tierra vacía y estéril que necesita revitalización para ser habitada por gente, principalmente judíos.

La intención de este proyecto es reemplazar a los dueños palestinos de la tierra del Naqab con 500. 000 nuevos colonos judíos y árboles del FNJ.

Los palestinos, independientemente del marco legal que los subyuga se están enfrentando actualmente a los mismos desplazamientos forzosos practicados por las autoridades de ocupación israelí en diferentes partes de la Palestina Histórica. Además del Naqab, la existencia de los palestinos está criminalizado y amenazado en el Sur de las Colinas de Hebron (SHH por sus siglas en inglés) y en el Valle del Jordán.

Hoy las excavadoras israelíes invadieron Al-Fakheet en el SHH y demolieron cinco tiendas residenciales, un pozo de agua y dos refugios para animales.

Ataque con demolición en Al-Fakheet, SHH

En la comunidad beduina de  Ibziq en el Valle del Jordán, más de 40 personas quedaron sin hogar ahora después de que las fuerzas de ocupación israelí demolieran sus hogares el 28 de diciembre."             (Contrainformación, 28/01/22)

18/1/22

El Supremo de Israel revisa el archivo del caso de los chicos de la playa de Gaza... Los familiares de los cuatro niños palestinos abatidos por disparos de un dron en 2014 pugnan por reabrir la investigación

 "La imagen de los cadáveres de cuatro chicos abatidos por un dron en una playa de Gaza simboliza la tragedia de la guerra de 2014 en la Franja palestina, la más larga librada por Israel tras asentarse como Estado. Los familiares de los menores pugnan aún para que se haga justicia. Pero el Ejército y el fiscal general dieron carpetazo a la investigación. 

Alegaron que los operadores del avión no tripulado confundieron a los niños con milicianos de Hamás en una zona costera considerada objetivo militar. Desde un hotel cercano, periodistas extranjeros que cubrían el conflicto solo observaron, sin embargo, a unos chavales que jugaban al fútbol en la arena. El Tribunal Supremo revisa ahora por primera vez el archivo de las diligencias después de que una ONG israelí desvelara las contradicciones contenidas en un informe militar secreto.

Eran cuatro primos, todos miembros del clan Baker, una estirpe de pescadores que da nombre un barrio marinero de la capital de Gaza. Ismail, de nueve años; Ahmed, de 10; Zacaría de 10, y Mohamed, de 11. Perecieron por el impacto de dos misiles disparados desde un dron artillado israelí a primera hora de la tarde del 16 de julio de 2014. 

El Supremo de Israel escuchó el lunes las alegaciones presentadas por tres organizaciones defensoras de los derechos humanos contra el cierre de la investigación sobre su muerte. Lo decretó el abogado general militar en 2015 y lo ratificó la Fiscalía General del Estado en 2019. Las ONG Adalah (con sede en Haifa, Israel) y Al Mezan y Centro Palestino para los Derechos Humanos (radicadas en Gaza) llevan siete años dando la batalla legal en nombre de la familia Baker para que se haga justicia.

El alto tribunal israelí se pronunciará en los próximos días sobre la petición de reapertura del caso, pero fuentes jurídicas apuntan a que los magistrados ya han expresado su convencimiento de que los hechos se produjeron en zona militar y en periodo de guerra. El Supremo dijo haber recibido un informe confidencial de los servicios de espionaje que define como objetivo militar el perímetro de la playa y el puerto donde murieron los cuatro niños.

Las mismas fuentes precisaron que la presidenta del tribunal, Esther Ayut, había resaltado que el informe de inteligencia militar había sido elaborado poco antes de que se produjera el ataque. Los abogados de las tres ONG no tuvieron acceso al contenido del informe confidencial, presuntamente por razones de seguridad nacional.

Los representantes de Adalah, el Centro de Defensa Legal de los Derechos de la Minoría Árabe en Israel, rechazaron de plano dicha argumentación durante la vista. Advirtieron de que esa zona de la playa es un área civil, en la que suelen jugar los niños, y además se encuentra próxima a hoteles frecuentados por periodistas internacionales en sus coberturas informativas en Gaza. Entre otros reporteros, equipos de la cadena francesa TF1 y de la catarí Al Jazeera, y los corresponsales del periódico británico The Telegraph y del alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung fueron testigos de los hechos. Todos constataron que se trataba de un grupo de menores que jugaban al fútbol. Ninguno de los periodistas ha sido citado a declarar en las investigaciones abiertas por la justicia israelí.

Los abogados que representan a la familia Baker argumentaron además que, incluso si se tratara de una zona militar, el derecho humanitario internacional establece que el Ejército tiene la obligación de verificar si en los objetivos hay combatientes o civiles antes de lanzar un ataque. Según las alegaciones de las ONG, los militares israelíes dieron por buena la información de inteligencia que localizó un depósito de Hamás en la playa, y justificaron por ello la decisión de abrir fuego contra cualquier persona que atravesara el perímetro.

Los límites de un objetivo de guerra

En un informe interno de la Policía Militar sobre el caso, que fue desvelado por Adalah en 2018, se precisa que el operador de un dron armado disparó un primer misil contra el depósito, en el que se había ocultado uno de los niños. Falleció en el acto. El resto de los chicos echaron a correr, como se aprecia en el vídeo grabado por TF1. El operador pidió entonces aclaraciones por radio sobre los límites de la zona militar en la que podía actuar antes de volver a abrir fuego.

Al no recibir respuesta, lanzó medio minuto después un segundo misil, que causó la muerte de otros tres primos Baker y heridas graves a un cuarto. El Ejército se ha negado a entregar a los letrados de la familia las grabaciones de vídeo del centro de control de drones de la base aérea de Palmachin, situada al sur de Tel Aviv.

Las ONG que han defendido ante el Tribunal Supremo de Israel la reapertura de la investigación y el procesamiento de los responsables de la muerte de los cuatro menores sostienen que la Fuerza Aérea abrió fuego “de forma intencionada” contra los niños “sin previa identificación y sin adoptar las precauciones necesarias”, en una grave violación de las leyes de guerra. Un portavoz de Adalah ha afirmado que “el caso de la muerte de los cuatro chicos de la playa de Gaza refleja una política de total impunidad para los soldados y oficiales de Israel”.

El Centro Palestino para los Derechos Humanos considera en un comunicado que el “sistema judicial israelí encubre crímenes de guerra cometidos por el Ejército contra civiles palestinos”. “El caso de los chicos Baker es el más flagrante ejemplo, y en consecuencia, la instancia apropiada para determinar la responsabilidad es el Tribunal Penal Internacional”, concluye la ONG palestina. Cuando este corresponsal visitó por primera vez la franja de Gaza, meses después de la muerte de los cuatro niños de la playa, Ahmed Baker, padre del pequeño Zacaría, ya anticipaba ese rumbo. “Solo confiamos en la justicia internacional”, proclamó entonces el patriarca del clan de pescadores, “y yo iré hasta el Tribunal de La Haya aunque sea andando”."                                  (Juan Carlos Sanz, El País, 12/01/22)

23/9/21

Israel deportó hace 50 años a cientos de palestinos a campos de concentración en el Sinaí. Familiares de activistas buscados por el Ejército permanecieron detenidos en la península egipcia bajo condiciones extremas

 "Hace 50 años Israel deportó a dos campos de concentración en la península del Sinaí, entonces territorio egipcio ocupado, a centenares de palestinos de la franja de Gaza.

 Se trataba de mujeres, niños y personas mayores ―familiares de activistas nacionalistas buscados por el Ejército―, a quienes se detuvo para forzar a los sospechosos a entregarse y disuadir a otros civiles de sumarse a la insurgencia contra la ocupación. También hubo muchos jóvenes desocupados, de quienes se temía que pudieran enrolarse en las milicias del grupo Fatah. 

Documentos que han estado bajo secreto oficial han sido ahora desclasificados por una investigación en Israel del Instituto Akevot que estudia el conflicto palestino-israelí, y publicados el jueves por el diario Haaretz.

El contenido de los archivos que ahora ven la luz revela que, en 1971, la península del Sinaí fue utilizada como prisión a cielo abierto para exiliar a cientos de palestinos sin necesidad de presentar cargos contra ellos. “Permanecieron lejos de sus hogares, aislados del mundo durante meses, en condiciones descritas como extremas y sufriendo repercusiones sobre su salud mental”, reza la presentación del informe de Akevot, que ha sido divulgado a través de un podcast en hebreo.

 Los campos de concentración se situaban en Abu Zenima, en la árida costa del golfo de Suez, y en Nejel, en el desierto central de la península del Sinaí, que Israel ocupó en 1967 en la Guerra de los Seis Días y de donde no se retiró hasta 1982, tras la firma del acuerdo de paz con Egipto en 1979. El primero fue un centro de internamiento para familiares de militantes de Fatah, la organización nacionalista fundada entre otros por Yasir Arafat, líder histórico palestino.

El segundo fue una especie de reformatorio para vagos y maleantes, en el que se pretendía reciclar a la fuerza a jóvenes parados de la franja de Gaza con la intención de reenviarlos a Cisjordania como fuerza de trabajo dócil y alejarlos de paso de la tentación de alistarse en las filas de Fatah. En ninguno de los casos se presentaron acusaciones formales contra los deportados a los campos de concentración. Los supervivientes aún sufren las consecuencias de las duras condiciones de detención, que la Cruz Roja calificó de “insoportables”.

El general Ariel Sharon, quien llegó a ser primer ministro tres décadas más tarde y que por entonces estaba al mando del Comando Sur de las Fuerzas Armadas, fue quien dio la orden de “erradicar el terror”, según los documentos desclasificados, tras una serie de atentados contra israelíes en la franja de Gaza. La muerte de dos niños en un ataque con una granada de mano cuando el vehículo de sus padres se extravió en la capital gazatí desencadenó la dura reacción del Ejército en enero de 1971.

Documentos suscritos por el coordinador militar de las relaciones con la población palestina, general Shlomo Gazit, detallan las medidas de represión adoptadas hace 50 años, entre las que figuraba el internamiento en campos en el Sinaí. En su informe a la Comisión de Defensa de la Kneset (Parlamento), Gazit justificó la deportación de decenas de familias, “ya que pueden ofrecer un lugar para esconderse a los terroristas y servirles como medios de apoyo y vigilancia”. “Nos hemos asegurado de incluir siempre un hombre adulto para no tener que manejar grupos compuestos solo por mujeres y niños”, apostilló, según la transcripción publicada por Haaretz.

El entonces ministro de Defensa, Moshe Dayan, un militar célebre tras la fulminante victoria de 1967, puntualizó en los documentos citados que no se trataba de imponer “un castigo colectivo a las familias, sino de desanimar a sus hijos de que se enrolen en Fatah”. “Este es el mejor mecanismo de disuasión del que disponemos”, enfatizó.

“Condiciones casi inhumanas”

El Comité Internacional de la Cruz Roja contabilizó al menos 140 detenidos, de los que 83 eran niños, en Abu Zenima, y expresó su protesta por las “condiciones casi inhumanas” de vida en el campamento penitenciario antes de dejar constancia documental de la “despiadada actitud de las autoridades militares israelíes”.

En el campo de Nejel, en el centro del Sinaí, ingresaron al menos 161 palestinos con edades comprendidas entre los 16 y los 21 años que carecían de empleo. “Los jóvenes residentes de los campos de refugiados [de Gaza] que ni estudian ni trabajan deben ser dirigidos hacia una transición a la vida productiva en Judea y Samaria (denominaciones bíblicas de la actual Cisjordania)”, escribió en un memorando el subdirector general del Ministerio de Exteriores en esa época, Moshe Shason. Su libertad estaba sometida a la obligación de aprender un oficio y mudarse del enclave costero.

Un año después de su apertura, los campos de concentración del Sinaí fueron clausurados. Las familias palestinas volvieron a Gaza y ningún joven quiso marcharse a trabajar a Cisjordania. Esta información ha permanecido enterrada hasta ahora en los archivos del Estado de Israel, como si hubiese sido engullida por las arenas del desierto."                 (Juan Carlos Sanz, El País, 30/07/21)

11/8/21

Soldados israelíes matan a un joven palestino en el funeral de un niño que ellos mismos asesinaron

 "Mohammed al-Alami, de 12 años, fue asesinado en la ciudad de Beit Omar, al noroeste de Hebrón, tras recibir un disparo en el pecho mientras viajaba en un automóvil con su padre. Es el segundo joven palestino que muere a causa de las heridas sufridas por el fuego israelí en días.

 Nasri Sabarneh, alcalde de Beit Omar, aseguró que el padre conducía el coche con su hijo y su hija cuando Mohammed le pidió que se detuviera en una tienda para comprar algo. El padre dio un giro en U, dijo el alcalde, y las tropas israelíes cercanas comenzaron a gritarle que se detuviera. Luego, un soldado abrió fuego contra el vehículo, alcanzando fatalmente al niño en el pecho. Sabarneh dijo que conoce a la familia, que vive en la ciudad, y que había hablado con el padre. El padre y la hija no resultaron heridos, dijo.

 El sábado pasado, un palestino de 17 años murió a causa de las heridas que recibió el día anterior. Mohammed Munir al-Tamimi, quien sufrió heridas de bala, murió en el hospital un día después de las protestas vividas en la aldea palestina de Beita, donde cientos de palestinos se habían reunido para mostrar su rechazo al asentamiento de Eviatar, ubicado cerca. En los enfrentamientos resultaron heridos 320 palestinos según la Media Luna Roja. El martes por la noche, otro palestino de 41 años fue asesinado a tiros cerca de Beita, dijo el Ministerio de Salud palestino.

 https://twitter.com/i/status/1420847468548431875

 Durante su entierro, las tropas israelíes dispararon gases lacrimógenos, balas recubiertas de goma y granadas paralizantes contra el cortejo fúnebre, generando unas protestas posteriores en las que dispararon con fuego real, matando a otro joven: «Shawkat Khalid Awad, de 20 años, murió de heridas de bala en la cabeza y el estómago en Beit Ummar», aseguró el Ministerio de Salud palestino."               (Contrainformación, 01/08/21)

21/5/20

La justicia israelí condena por asesinato a un colono que quemó viva a una familia palestina

"Casi cinco años después del atentado incendiario que precedió a la ola de violencia conocida como “Intifada de los cuchillos”, la justicia israelí ha condenado por tres cargos de asesinato a un colono judío que quemó viva a una familia palestina. 

 Amiram Ben Ulliel, de 25 años y relacionado con grupos radicales de los asentamientos de Cisjordania, fue declarado el lunes autor de la muerte del matrimonio formado por Saad y Reham Dawabashe y de su hijo Alí, de 18 meses, al arrojar cócteles molotov contra la vivienda en la que dormían en la madrugada del 31 de julio de 2015 en Duma, en la provincia de Nablus.

En las paredes de la casa fueron halladas pintadas en hebreo que rezaban: “¡Venganza!” y “¡Viva el rey mesías!”. La sentencia establece que cometió “un atentado de carácter racista” en venganza por la muerte de un colono judío, que había sido deliberadamente embestido por un conductor palestino un mes antes cerca de Duma. Otro hijo de los Dawabashe –Ahmed, que entonces contaba con cuatro años– sobrevivió al atentado incendiario a pesar de haber sufrido quemaduras en el 60% de su cuerpo.

El Shin Bet, agencia de seguridad interior que investigo el ataque como “terrorismo judío”, espera que el tribunal de Lod (sureste de Tel Aviv) que ha juzgado el caso dicte el mes que viene una condena a cadena perpetua contra el reo. Ben Uliel no tenía antecedentes por acciones violentas a pesar de su activismo en los asentamientos y recientemente se había alejado del nacionalismo extremista para ingresar en un una escuela rabínica ultraortodoxa. Su abogado anunció que recurrirá el fallo ante el Tribunal Supremo tras alegar que la confesión en la que se basa la condena fue arrancada contra su voluntad.

La justicia anuló las dos primeras confesiones de Ben Uliel obtenidas por el Shin Bet por considerar que se había recurrido a la “fuerza física”, aunque aceptó una tercera en la que “ofreció detalles de los hechos que todavía no eran conocidos y que permitieron la completa reconstrucción del crimen”. Los tres jueces de Lod desestimaron la acusación de la fiscalía de pertenencia a organización terrorista.

El condenado formaba parte de un grupo mesiánico de colonos que no reconoce la legitimidad del Estado de Israel y defiende la implantación de una monarquía teocrática. El Gobierno israelí autorizó tras el atentado la aplicación de medidas de excepción para investigar el terrorismo judío, como la aplicación de la llamada detención administrativa, para mantener indefinidamente los arrestos de los sospechosos sin intervención judicial, que solo suele aplicarse a presos palestinos.

Un segundo acusado del atentado incendiario de Duma –cuya identidad no se ha facilitado, ya que era menor de edad en 2015– llegó el año pasado a un acuerdo con la justicia a cambio de reconocer su participación como cómplice en los hechos. El tribunal, que le sentenció por pertenencia a organización terrorista, tiene previsto imponerle una condena inferior a seis años de cárcel, según informa Times of Israel.

Hussein Dawabashe, el abuelo que acompañó durante meses al pequeño Ahmed en el hospital israelí en el que fue tratado de sus graves quemaduras, dijo a la prensa hebrea en el tribunal de Lod que su familia había experimentado “un gran trauma”. “No quiero que ningún otro niño se vea en la situación de Ahmed”, apostilló. “No lo olvidaré aunque viva cien años más y no quiero que ninguna otra familia pase por esto”.               (Juan Carlos Sanz, El País, 18/05/20)

29/5/19

La ONG israelí. B'Tselem divulgó un video que muestra a colonos judíos prendiendo fuego a campos de cultivo palestinos en la Cisjordania ocupada. El fuego se declaró después de que grupos de colonos judíos del asentamiento radical de Yitzhar atacaran a los palestinos... ..

"La semana pasada la ONG israelí B’Tselem divulgó un video que muestra a colonos judíos prendiendo fuego a campos de cultivo palestinos en la Cisjordania ocupada.

El video contradice la versión que en su momento dio el ejército israelí diciendo que habían sido los palestinos quienes prendieron fuego a los campos.

El fuego se declaró hace diez días cerca de los pueblos de Burin, Urif y Asira al Qibliya, al sur de la ciudad de Nablús, después de que grupos de colonos judíos del asentamiento radical de Yitzhar atacaran a los palestinos de los pueblos mencionados.

El video de B’Tselem muestra a dos colonos, uno de ellos armados con un fusil de asalto, entrando en uno de los campos y agachándose entre la hierba. Momentos después comienzan a verse las llamas en el lugar donde estaban los colonos.

B’Tselem explica que los soldados que estaban junto a los colonos no se molestaron en detener a los pirómanos, y que de hecho los militares dan a los colonos “una inmunidad casi total” en sus acciones.
No solo eso, sino que los soldados que estaban en la zona acusaron a los palestinos de prender el fuego, lo que da una idea de la impunidad de la que disfrutan los colonos y de la connivencia entre soldados y colonos. De hecho, una gran parte de los soldados son también colonos.

Por supuesto, esta no es la primera vez que los soldados protegen a colonos extremistas en la Cisjordania ocupada. De vez en cuando trascienden videos, pero lo habitual es que en esos casos no haya pruebas y que las denuncias de los palestinos se archiven, o incluso que el ejército acuse a los palestinos de los incidentes, como ha ocurrido esta vez.

En abril, sin ir más lejos, B’Tselem reveló que un palestino fue asesinado por los colonos a bocajarro justo al sur de Nablús, cerca del mismo asentamiento de Yitzhar. La versión que en su momento dio el ejército de este incidente decía que los soldados mataron al palestino cuando este intentaba apuñalar a un colono, lo que resultó ser falso.

Lo más trágico para los palestinos es la pasividad de la comunidad internacional ante la ocupación y ante las prácticas diarias de colonos y soldados, incluida la pasividad de la Unión Europea."                           (Balagán, Público, 27/05/19)

12/2/19

He sufrido torturas psicológicas y físicas en las cárceles israelíes, lo que me obligó a confesar cosas que hice y otras que no hice...

"(...) Fuad Qasim al Razam nació en la ciudad palestina de Jerusalén. Pasó 31 años en prisión por matar a un soldado israelí y a un colono armado, entre otros cargos.

He sufrido torturas psicológicas y físicas en las cárceles israelíes, lo que me obligó a confesar cosas que hice y otras que no hice.

La primera fase de la detención suele ser la más difícil porque la tortura es más intensa y los métodos más brutales. No me daban comida ni me permitían dormir, me dejaban colgado del techo durante horas. 

A veces me dejaban de pie bajo la lluvia, desnudo, atado a un poste, con una bolsa en la cabeza. Me dejaban así todo el día mientras los soldados me golpeaban de tanto en tanto, me daban patadas y me golpeaban con palos.

Me prohibieron ver a mi familia durante años, y cuando finalmente se me permitió ver a mi madre, se estaba muriendo. Una ambulancia la llevó a la prisión de Beir Al Saba y me llevaron encadenado a verla. Estaba muy mal de salud y ya no podía hablar. Recuerdo los tubos que salían de sus manos y su nariz. Sus brazos estaban magullados y azules por las agujas que pinchaban su frágil piel. 

Sabía que sería la última vez que la veía, así que le leí algo del Corán antes de que me llevaran de vuelta a mi celda. Murió 20 días después. Sé que estaba orgullosa de mí. Cuando me excarcelaron después del intercambio de prisioneros en 2011 no se me permitió ir a visitar su tumba a leer versículos del Corán porque me deportaron a Gaza inmediatamente. Un día visitaré su tumba. (...)"

13/12/18

Muerte de un joven discapacitado de un tiro por la espalda del ejército israelí en Cisjordania...





"A pesar de su discapacidad física y psíquica, el palestino Mohamed Kabali, de 22 años, se ganaba la vida haciendo encargos y pequeños trabajos en un campo de refugiados de Tulkarem, población del noroeste de Cisjordania limítrofe con Israel. En la madrugada del martes salió a la calle como muchos de sus vecinos de la zona occidental de la ciudad ante la presencia de patrullas del Ejército israelí que estaban registrando varias casas.

 Un vídeo difundido por el canal local Fajer TV y reproducido este domingo en la web del diario israelí Haaretz muestra a Kabali caminando con un palo que le servía como bastón junto con otras personas, que aparentemente se retiraban ante el despliegue de los soldados, que quedan fuera de la imagen. En dos tomas desde distinto ángulo se observa el momento en el que se desploma tras recibir un impacto por la espalda.

La agencia de noticias palestina Wafa informó el martes de que el joven había muerto poco después de ser ingresado en el hospital Thabet Thabet de esa misma localidad a consecuencia de heridas de bala en la cabeza. Centenares de vecinos acompañaron sus restos horas después en un cortejo hasta el funeral, en el que el gobernador de Tulkarem leyó un mensaje de condolencias y de condena de “los crímenes de la ocupación” israelí enviado por presidente palestino, Mahmud Abbas.


Desde el Ejército de Israel, una portavoz transmitió a la prensa que las fuerzas desplegadas en una operación en Tulkarem se enfrentaron a “altercados violentos en los que decenas de palestinos les lanzaron piedras”. “Las tropas respondieron primero con medios antidisturbios y después con munición real”, aseguró la misma fuente castrense, sin mencionar que se hubieran registrado bajas.

Las imágenes ahora difundidas no muestran la existencia de disturbios ni de enfrentamientos. En la oscuridad de la madrugada, varios palestinos observan los movimientos de los militares (fuera de la escena) mientras caminan para alejarse. Uno de los últimos en retirarse es Mohamed Kabali, que vuelve la vista atrás pocos segundos antes de desplomarse sobre la calzada.

Pese a que Tulkarem se halla en la llamada Área A de Cisjordania, sobre la que según los Acuerdos de Oslo de 1993 la Autoridad Palestina mantiene competencias exclusivas de seguridad, las tropas israelíes irrumpen con frecuencia en sus calles y en las de otras ciudades de Cisjordania, ocupada militarmente desde 1967, para efectuar registros y redadas. El Ejército de Israel ha abierto una investigación sobre la muerte del joven palestino en Tulkarem, separada de Israel por muros y vallas con alambradas y situada a apenas 16 kilómetros de las playas del Mediterráneo."              ( Juan Carlos Sanz, El País, 09/12/18)

8/10/18

Soldados israelíes revelan lo que ocurre a diario en los territorios ocupados




"Desde 2004, y a pesar de los obstáculos del Gobierno, la ONG israelí ‘Breaking the silence’ recoge los testimonios de soldados y exsoldados sobre su actuación en los territorios ocupados."
(Breaking the silence , Kaos en la red)

22/6/18

Encontrar la verdad en medio de las mentiras de Israel... cuando a la limpieza étnica colonial se le llama lucha contra el antisemitismo

"La gran tristeza y el sufrimiento inundaron las carreteras: uno tras otro los convoyes de refugiados estaban en camino [hacia la frontera libanesa]. Dejan las aldeas de su patria y la patria de sus antepasados, y van a una nueva tierra extraña, desconocida, llena de problemas. Mujeres, niños, bebés, burros: todos están en movimiento, callada y tristemente, hacia el norte, sin mirar a izquierda ni a derecha.

Una mujer no encuentra a su marido, un niño no pencuentra a su padre... Todo lo que pueda caminar se mueve, huir sin saber qué hacer, sin saber a dónde ir. Muchas de sus pertenencias se extienden por los lados del camino; cuanto más caminan, más cansados están, ya casi no pueden seguir caminando, se desprenden de todo lo que habían intentado salvar camino al exilio...
Conocí a un niño de 8 años que iba al norte y llevaba dos burros. Su padre y su hermano murieron en la lucha y perdió a su madre [...] 

Pasé por el camino entre Sasa y Tarbiha y vi a un hombre alto inclinado escarbando con las manos el duro terreno rocoso. Me detuve. Noté un pequeño hoyo en la tierra excavado por manos desnudas, con uñas, debajo del olivo. El hombre puso en él el cuerpo de un bebé que murió en los brazos de su madre y lo enterró con la tierra y [lo cubrió con] piedras pequeñas. Luego volvió a la carretera y siguió avanzando hacia el norte, su doblada esposa caminaba unos pasos detrás de él, sin mirar atrás. 

Me encontré con un anciano que se desmayó en una roca a la orilla del camino y ninguno de los refugiados se atrevió a ayudarlo… Cuando entramos en Birim, todos huyeron asustados en dirección al wadi que mira al norte llevando a sus niños pequeños y toda la ropa que pudieron. Al día siguiente volvieron porque los libaneses no les habían permitido entrar. Siete bebés murieron de hipotermia”.

Esta conmovedora descripción no la escribió un activista de derechos humanos, un observador de la ONU o un periodista humanitario. La escribió Moshe Carmel y aparece en su libro Northern Campaigns, publicado por primera vez en 1949.
Carmel recorrió Galilea a fines de octubre de 1948 después de dirigir la Operación Hiram en la que las fuerzas israelíes cometieron algunas de las peores atrocidades en la Nakba, la limpieza étnica de Palestina. Los crímenes fueron tan graves que algunos de los principales sionistas los calificaron de acciones nazis.

El libro de Carmel y docenas de libros semejantes (libros de las brigadas, memorias e historias militares) se podían encontrar en las estanterías de los hogares judíos israelíes desde 1948 en adelante. Volver a leerlos 70 años después revela una verdad elemental: se hubiera podido escribir la “n ueva historia ” de 1948 sin un solo documento nuevo desclasificado, solo con que estas fuentes abiertas, como las llamo, se hubieran leído con lentes no sionistas.

La famosa -y ahora usada en exceso- expresión de que la historia la escriben los vencedores se puede contrarrestar de muchas maneras. Una forma es desempacar las publicaciones de los vencedores para denunciar tanto las mentiras, manipulaciones y tergiversaciones como sus acciones menos conscientes.

Una revisión de estas fuentes abiertas sobre la Nakba, en su mayoría escritas por los propios israelíes, abre nuevas perspectivas historiográficas acerca del panorama general de ese período, mientras que los documentos desclasificados nos permiten ver ese panorama con una resolución mejor.

Esta recuperación se podría haber hecho en cualquier momento entre 1948 y hoy, siempre y cuando los historiadores hubieran estado dispuestos a emplear las lentes críticas que se requerían para hacer ese examen.

La revisión de estas fuentes abiertas, especialmente en conjunto con las numerosas historias orales de la Nakba, revela la barbarie y la deshumanización que acompañaron a la catástrofe. La barbarie es común a las comunidades de colonos en los años de formación de sus proyectos de colonización y, en ocasiones, puede quedar oscurecida por el lenguaje seco y evasivo de los documentos militares y políticos.

No pretendo menospreciar la importancia de los documentos de archivo. Son importantes para decirnos lo que sucedió. Sin embargo, las fuentes abiertas y las historias orales son fundamentales para entender el significado de los acontecimientos.

Esta revisión saca a la luz el ADN propio del colonialismo de asentamiento del proyecto sionista y el lugar que la limpieza étnica de 1948 desempeña dentro de este.

Deshumanización a escala masiva

Tomemos, por ejemplo, la cita de Carmel. ¿Cómo alguien que supervisaba semejantes atrocidades pudo escribir de forma tan compasiva? 

La clave está en otra oración de la misma cita que casi parece una digresión: "Y entonces vi a un chico de 16 años totalmente desnudo que nos sonreía cuando pasamos junto a él (es gracioso, cuando pasé junto a él no me di cuenta, debido a su desnudez, a qué pueblo pertenecía y solo lo vi como un ser humano)".

Por un breve momento muy excepcional se humanizó (entre paréntesis en el texto) a ese niño palestino. Pero la deshumanización se produjo a una escala que solo presenciamos en crímenes masivos como la limpieza étnica y el genocidio. 

La regla era que se consideraba que los niños eran parte del enemigo, el cual tenía que ser limpiado por el bien de un Estado judío o, como lo expresó Carmel un día después de que terminara su gira po Galilea, por el bien de la liberación.

Publicó este mensaje para sus tropas: "Toda Galilea, la antigua Galilea israelí, fue liberada por la poderosa y devastadora fuerza de las FDI [el ejército de Israel] [...] Eliminamos al enemigo, lo destruimos y le hicimos huir [...] Nosotros [conquistamos] Meiron [Mayrun], Gush Halav [Jish], Sasa y Malkiya... Destruimos los nidos de los enemigos de Tarshiha, Eilabun, Mghar y Rami... Los castillos del enemigo cayeron uno tras otro”. 

Setenta años después de la Nakba el idioma hebreo es una herramienta tan importante como el acceso a los archivos israelíes cerrados. El texto hebreo claramente te dice quién era el enemigo: el enemigo que huí fue eliminado y expulsado de sus "castillos". 

Ellos son las personas que conoció Carmel. Y por un momento su sufrimiento le conmovió.

¿Redención?

Los principales elementos discursivos en este tipo de informes son los conceptos de liberación y eliminación (shijrur ve jisul ). Lo que en realidad significaba era un intento de indigenizar a los ocupantes de Palestina a través de la desindigenización de los palestinos. 

Eso es la esencia de un proyecto colonial de asentamiento y el libro de Carmel -y los de otros- lo revelan en su totalidad. Carmel vio la ocupación de 1948 como una redención de la Galilea romana. 

Estos actos violentos contra los palestinos tenían muy poco que ver con encontrar un refugio contra el antisemitismo. 

El proyecto sionista era, y sigue siendo, un proyecto de desindigenización de la población palestina para reemplazarla por otra compuesta por colonos judíos. En muchos sentidos fue la implementación de una ideología nacionalista romántica, similar a lo que alimentó el fanático nacionalismo italiano y alemán a finales del siglo XIX y después. 

Esta relación está clara en los libros sobre las brigadas en el ejército israelí. Uno de esos libros, The Alexandroni Brigade y The War of Independence, es un buen ejemplo. 

A la Brigada Alexandroni se le encomendó la ocupación de gran parte de la costa palestina, al norte de Jaffa, alrededor de 60 pueblos en total. Antes de la ocupación de los pueblos se instruyó a las tropas acerca del contexto histórico de sus operaciones. El relato que ofrecieron los comandantes se repite en el libro en dos capítulos. El primero se titula "El pasado militar del espacio Alexandroni" y comienza diciendo que "el frente en el que la Brigada Alexandroni se enfrentó en la guerra de la Independencia es único en la historia militar de la región y en particular de Eretz Israel [Gran Israel]". 

Ese frete era Sharon (la costa de Palestina en el relato sionista), que es un término inventado sin arraigo en la historia. El libro sobre la Brigada Alexandroni nos dice que Sharon era "una tierra rica y bastante fértil" que "atrajo" a ejércitos durante sus "viajes de ocupación" en la tierra de Israel. Este capítulo histórico está lleno de historias de heroísmo y afirma, por ejemplo, que "ahí es donde [el pueblo de] Israel bajo [el profeta] Shmuel se enfrentó a los filisteos". 

Los hebreos siempre estuvieron en desventaja en la batalla contra sus enemigos, pero "tanto entonces como hoy fue el espíritu superior el que inclinó la balanza a favor de Israel". 

Bajo Baibars, el sultán mameluco, Sharon fue destruido como tierra agrícola y "a partir de entonces Sharon recuperaría su vitalidad económica hasta su reasentamiento con la inmigración sionista [aliá]", dice el libro. Baibars, por cierto, había estado allí en 1260. Así que el libro sobre la Brigada Alexandroni dice a sus lectores que Sharon había estado sin población durante más de 600 años lo cual es, en el mejor de los casos, una invención sionista de la historia. 

Durante el período otomano Sharon "estaba totalmente devastado, saturado de pantanos y malaria", agrega el libro. "Solo con la aliá y el asentamiento judío a fines del siglo XIX comenzó un nuevo período de prosperidad [en la historia de Sharon]". 

Los sionistas "devolvieron" a Sharon su antiguo esplendor y se convirtió en una de las zonas más judías del "Eretz Israel del Mandato", como el libro llama a Palestina cuando estaba administrado por el Mandato británico.

"Las aldeas deben ser destruidas"

La limpieza étnica de la costa hebrea comenzó mientras Palestina estaba bajo control británico. En muchos aspectos Gran Bretaña fue un aliado vital del movimiento sionista. Sin embargo, no facilitó la colonización de Palestina tan rápido como deseaban algunos sionistas. El libro sobre la Brigada Alexandroni incluso describe a Gran Bretaña como un obstáculo a veces inhumano para la "redención" judía. 

Así que estaba claro que todavía había árabes en Sharon. El libro describe la región como la cuerda de salvamento para la comunidad judía, aunque sugiere que las muchos pueblos árabes circundantes interrumpían la vida judía.
Era sobre todo la parte oriental de Sharon la que era "puramente árabe y constituía la principal amenaza para las colonias judías; una amenaza que debía tenerse en cuenta en cualquier planificación militar”. 

La "amenaza" se "tuvo en cuenta" primero por medio de ataques aislados a los pueblos. El libro dice que hasta el 29 de noviembre de 1947 la relación entre judíos y palestinos era buena y continuó siéndolo después de esa fecha. Y, sin embargo, una frase posterior de los libros nos dice que "a principios de 1948 comenzó el proceso de abandonar los pueblos árabes aislados. Se puede ver las primeras señales de ello en el abandono por parte de sus 220 habitantes árabes de Sidan Ali (al-Haram) y de Qaisriya por parte de sus 1.100 habitantes árabes a mediados de febrero de 1948”.

 Hubo dos expulsiones masivas que tuvieron lugar mientras las fuerzas británicas, que eran responsables de la ley y el orden, observaban y no interferían. Luego, "en marzo, se intensificó el proceso de abandonar los pueblos con la intensificación de los combates” 

La "intensificación" llegó con la implementación del Plan Dalet, un plan para destruir pueblos palestinos. El libro sobre la Brigada Alexandroni incluye un resumen de las órdenes que emanan del plan. Las órdenes incluyen la tarea de "determinar los pueblos árabes que se deben confiscar o destruir". 

Según el libro, había 55 pueblos en la zona ocupada conforme al Plan Dalet. El Sharon hebreo se "liberó" casi por completo en marzo de 1948 cuando la costa "se limpió" de pueblos árabes, excepto cuatro. En el lenguaje del libro, "la mayoría de las zonas cercanas a la costa se limpiaron de pueblos árabes, excepto [...] un 'pequeño triángulo' y dentro de él los pueblos árabes de Jaba, Ein Ghazal e Ijzim, que sobresalían como un pulgar doloroso sobre la carretera Tel Aviv-Haifa; también había árabes en Tantura, en la playa". 

Un análisis más profundo de estos textos y otras fuentes abiertas arrojaría luz sobre la naturaleza estructural del proyecto de asentamiento colonial que se está produciendo actualmente en Palestina, la actual Nakba. 

Por consiguiente, la historia de la Nakba no es solo una crónica del pasado, sino un examen de un momento histórico que continúa en el tiempo del historiador. Los científicos sociales están mucho más preparador para lidiar con "objetivos en movimiento", es decir, analizar fenómenos contemporáneos pero, según nos dicen,l os historiadores necesitan distancia para reflexionar y tener una visión de conjunto. 

En principio, 70 años deberían proporcionar distancia suficiente pero, por otro lado, esto es como tratar de que los contemporáneos, y no los historiadores, entiendan la Unión Soviética, o para el caso, las Cruzadas.
La desclasificación en sí sino no desencadenó los lugares de memoria, por usar el concepto de Pierre Nora, ni los saltos académicos de los últimos años, sino su relevancia para las luchas contemporáneas. 

Tanto los proyectos de historia oral como los libros sobre las brigadas son fuentes fundamentales y accesibles que captan los genuinos y cínicos escudos engaño sionistas y más tarde israelíes. Ayudan a entender por qué es un oxímoron el concepto de un Estado de colonos democrático o ilustrado.

La historia aprobada de Israel 

Una deconstrucción de la historia aprobada de Israel es la mejor manera de desafiar a un “lavado de palabras” que convierte la limpieza étnica en defensa propia, el robo de tierras en prácticas de redención y las prácticas apartheid en preocupación por la "seguridad". 

Existe la sensación, por un lado, de que después de años de negación la imagen historiográfica se ha revelado en todo el mundo con unos contornos y colores claros. El relato israelí ha sido puesto en duda con éxito tanto en el mundo académico como en el dominio público. 

Y, sin embargo, hay una sensación de frustración dado el acceso limitado a documentos desclasificados en Israel que tienen los académicos, incluso los israelíes, mientras que en el actual clima político los académicos palestinos apenas tienen acceso alguno. 

Por lo tanto, ir más allá de los documentos de archivo sobre la Nakba no solo es necesario para comprender mejor los acontecimientos sino que también puede ser una solución para los investigadores en el futuro, dada la nueva política israelí de desclasificación. 

Israel ha cerrado la mayoría de los documentos de 1948.
Las fuentes alternativas y los enfoques sugeridos en este artículo destacan varios puntos. Es útil el conocimiento del hebreo y es esencial la necesidad de continuar con los proyectos de historia oral. 

El paradigma de asentamiento colonial también sigue siendo relevante para analizar de nuevo tanto el proyecto sionista como la resistencia a este. Sin embargo, todavía hay problemas con la adaptabilidad del paradigma (tales como si se puede aplicar a los judíos de los países árabes que se trasladaron a Palestina) y se deberían explorar más a fondo. 

Pero más que nada deberíamos insistir en que el compromiso con Palestina no es un obstáculo para una buena erudición, sino que la potencia. Como escribió Edward Said: "Pero, ¿dónde están los hechos si no integrados en la historia y luego reconstituidos y recuperados por agentes humanos movidos por alguna narración histórica percibida, deseada o esperada cuyo objetivo futuro es devolver la justicia a los desposeídos?". 

La justicia y los hechos, las posiciones morales, la perspicacia profesional y la precisión académica no deben yuxtaponerse unos contra otros, sino que se debe considerar que contribuyen a una empresa historiográfica honesta. Muy pocos proyectos historiográficos necesitan tanto este enfoque integrador como la investigación sobre la Nakba actual."
 
(Ilan Pappe, profesor de historia y director del Centro Europeo de Estudios Palestinos en la Universidad de Exeter. Rebelión, 11/06/18. Fuente: electronicintifada)

5/6/18

Razan al-Nayar, voluntaria sanitaria muerta por un francotirador israelí




"Desde el primer día de las protestas de la Marcha del Retorno en Gaza, Razan al-Nayar, de 21 años, estuvo allí como voluntaria de los equipos médicos para ayudar a atender a los heridos provocados por los disparos de los soldados israelíes.

 Fue una de las primeras mujeres que se presentaron como voluntarias para colaborar en una situación terrible con decenas de muertos y centenares de heridos. Trabajando desde las siete de la mañana hasta las ocho de la tarde. “No tengo miedo”, escribió en Facebook.

El viernes 1 de junio, murió de un disparo de un francotirador israelí cuando estaba cumpliendo su labor, intentando sacar a un herido de la zona más peligrosa. Vestida con la bata blanca que llevan los médicos y voluntarios, corría hacia la valla fronteriza en la zona cercana a Jan Yunis para llegar hasta un herido.

 “Llevaba las manos levantadas de forma muy clara, pero los soldados israelíes le dispararon un tiro en el pecho”, dijo a Reuters un testigo.
En mayo, un equipo del NYT le entrevistó.

“Ser médico no es sólo trabajo para un hombre. También lo es para una mujer. A veces los heridos son mujeres. ¿Quién las va a atender? Sí, un hombre puede hacerlo. Pero nosotras tenemos un papel importante aquí. Tenemos un objetivo. Salvar vidas y evacuar a la gente, y enviar un mensaje al mundo. Sin armas, podemos conseguir cualquier cosa”.

“La gente pregunta a mi padre por qué estoy aquí, y sin que me paguen un sueldo. Él les dice: ‘Estoy orgulloso de mi hija. Ella ayuda a los hijos de este país’. Especialmente, porque en nuestra sociedad se juzga a las mujeres. Pero la sociedad nos tiene que aceptar. Si no quieren aceptarnos libremente, habrá que obligarles a que lo hagan.

 Porque tenemos más fuerza que cualquier hombre. La fortaleza que he demostrado ayudando en los primeros auxilios desde el primer día de las protestas. Desafío a cualquiera que encuentre a alguien que lo haya hecho” (igual que yo)."                    (Guerra eterna, 02/06/18)

28/5/18

¿Qué habría hecho yo si fuera un joven de 15 años en la Franja de Gaza?

Este sangriento lunes pasado, mientras aumentaba el número de palestinos muertos y heridos, yo me hice la siguiente pregunta: ¿Qué habría hecho yo si fuera un joven de 15 años en la Franja de Gaza?

No he tenidos dudas en mi respuesta: Habría ido a la manifestación en las cercanías del muro de separación y habría arriesgado mi vida y mis miembros cada minuto.

¿Cómo estoy tan seguro?

Muy fácil: eso es precisamente lo que hice a los quince años.
Por entonces pertenecía a la Organización Militar Nacional, el Irgún, un grupo clandestino armado considerado “terrorista”.

En aquella época, Palestina estaba bajo la ocupación británica, que recibía el nombre de “mandato”.  En mayo del 39 los británicos promulgaron una ley que limitaba el derecho de los judíos a adquirir tierras. Recibí la orden de estar a una cierta hora en un determinado lugar de Tel Aviv cerca del mar para tomar parte en una manifestación. Debía esperar un toque de corneta.

La corneta sonó y comenzamos a marchar por Allenby Road, por entonces la principal arteria de la ciudad. Cerca de la sinagoga principal alguien subió las escaleras y pronunció un encendido discurso. Después continuamos marchando hasta el final de la calle, donde se encontraban las oficinas de la administración británica. Allí cantamos la Hatikvah (“esperanza” en hebreo), el himno nacional, mientras los miembros de más edad prendían fuego a las oficinas.

De pronto llegaron varios camiones de soldados británicos y sonó una andanada de tiros. Los británicos disparaban por encima de nuestras cabezas. Salimos corriendo.

Al recordar el suceso 79 años después, he pensado que los jóvenes gazatíes son más heroicos de lo que éramos nosotros. Ellos no han salido huyendo. Han defendido el terreno durante horas, mientras que el número de víctimas mortales ascendía hasta los 61 y los heridos llegaban a los 1500, aparte de los 1000 afectados por el gas.

Este lunes, la mayoría de las pantallas de televisión tenían la pantalla dividida en dos: en un lado, los sucesos de Gaza y en el otro la inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalén.

En el centésimo trigésimo sexto año de la Guerra entre sionistas y palestinos, esa pantalla partida describe la realidad perfectamente: celebraciones en Jerusalén y baño de sangre en Gaza. No tienen lugar en dos planetas diferentes, no suceden en dos países distintos. Están apenas a dos horas en coche.

Las celebraciones de Jerusalén comenzaron como cualquier evento sin importancia. Un montón de hombres de traje, inflados de prepotencia que celebraban no se sabe muy bien qué. La mudanza simbólica de una oficina de una ciudad a otra.

Jerusalén es la manzana de la discordia. Todo el mundo sabe que no habrá paz, ni ahora ni nunca, hasta que no se llegue a un acuerdo sobre Jerusalén. Para cada uno de los palestinos, de los árabes, de los musulmanes que hay en el mundo, ceder Jerusalén es impensable. Desde Jerusalén, de acuerdo con la tradición musulmana, comenzó la ascensión a los cielos del profeta Mahoma, después de que atara su caballo a la roca que es ahora el centro de los sagrados lugares. Tras La Meca y Medina, Jerusalén es el tercer lugar más sagrado del islam.

Por supuesto, para los judíos, Jerusalén es el lugar donde hace 2000 años se erguía el templo edificado por el rey Herodes, un cruel tirano medio judío. Aún sigue en pie un muro exterior, al que se adora bajo el nombre de Muro Occidental. Se le suele llamar también Muro de las Lamentaciones, y es el lugar más sagrado para los judíos.


Los hombres de Estado han intentado hallar la cuadratura del círculo y darle una solución al asunto. En 1947 el comité de las Naciones Unidas que decretó la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe, decisión que los líderes judíos aceptaron con entusiasmo, sugería repartir Jerusalén entre ambos Estados y constituirlo como una unidad separada dentro de lo que se suponía que debía ser un tipo de confederación.

La Guerra de 1948 dio como resultado la división de la ciudad; la zona oriental fue ocupada por el bando árabe, el reino de Jordania, y la occidental se convirtió en la capital de Israel. Mi modesta aportación consistió en tomar parte en la batalla por la carretera de Jerusalén.

A nadie le gustó la división de la ciudad.  Así que a mis amigos y a mí se nos ocurrió una tercera solución, que hoy por hoy acepta todo el mundo: mantener la ciudad unida a nivel municipal y dividirla políticamente: la zona Oeste como capital del Estado de Israel y la zona Este como capital del Estado Palestino. El líder de los palestinos de Jerusalén, Faisal al-Husseini, heredero de una distinguida familia palestina e hijo de un héroe nacional que murió en la misma batalla en la que yo participé, no muy lejos de mi posición, apoyó públicamente esta solución. Arafat me dio su consentimiento tácito.

Si el presidente Trump hubiera declarado Jerusalén Oeste la capital de Israel y hubiera trasladado la embajada allí, nadie habría movido un dedo. Al omitir la palabra “Oeste”, Trump ha prendido un incendio. Quizá sin saber muy bien lo que hacía y seguramente sin que le importara un comino.

Para mí el traslado de la embajada no significa nada. Es un acto simbólico que no cambia nada. Cuando se alcance la paz, si es que algún día se alcanza, nadie se acordará de las estupideces de un presidente estadounidense casi olvidado. Inshallah.

De modo que allí estaban. Un puñado de prepotentes don nadies israelíes, estadounidenses y de ambos lados, celebrando su fiestecita mientras corrían ríos de sangre en Gaza. Mientras seres humanos morían a docenas y eran heridos a millares.

La ceremonia comenzó como una cínica reunión que se volvió rápidamente grotesca y acabo siendo siniestra. Nerón tocando el arpa mientras arde Roma.


Después del último abrazo y el último cumplido, especialmente a la hermosa Ivanka, Gaza seguía siendo lo que es: un enorme campo de concentración, con sobrepoblación hospitalaria, escasez de alimentos y medicinas, agua potable y electricidad.

Se ha lanzado una ridícula campaña publicitaria a escala mundial para contrarrestar los efectos de la condena a escala mundial. ¿Un ejemplo? El cuento de que los terroristas de Hamas han ordenado a los gazatíes jugarse la vida en la manifestación, como si a alguien se le pudiera ordenar eso.

O el cuento de que Hamas ha pagado 50 dólares a cada manifestante.

¿Arriesgaría el lector su vida por 50 dólares? ¿Lo haría alguien?

O el cuento de que los soldados israelíes no han tenido más remedio que matar a los manifestantes porque estaban escalando el muro. Nadie ha hecho tal cosa. La enorme concentración militar israelí lo habría impedido fácilmente sin disparar un solo tiro.

Sin embargo, en los días previos hubo una noticia que pasó desapercibida: Hamas había ofrecido discretamente una hudna de diez años. Una hudna es un armisticio sagrado que no puede romperse. Nuestros remotos predecesores, los cruzados, firmaron muchas hudnas con sus enemigos árabes durante su estancia de 200 años en Tierra Santa.

Los líderes israelíes se apresuraron a rechazar la oferta.


Así que, ¿por qué se ha ordenado a los soldados disparar a matar? Es la misma lógica que hay detrás de los infinitos gobiernos de ocupación a lo largo de la historia. Aterrorizar de tal forma a los “nativos” que terminen por rendirse. Sin embargo, ay, los resultados han sido siempre los opuestos; los oprimidos se han vuelto más duros y más determinados. Eso es lo que está sucediendo ahora.

 Bien puede suceder que en el futuro veamos este lunes sangriento como el día en que los palestinos recuperaron el orgullo nacional, la voluntad de rebelarse y luchar por su independencia.

Es extraño, pero al día siguiente, el aniversario de la Nakba, el día central de las protestas, solo murieron dos manifestantes. Los diplomáticos israelíes en el extranjero, enfrentados a la indignación mundial, seguramente han enviado mensajes de SOS. Está claro que el ejército israelí ha cambiado las órdenes. Se han utilizado medios no letales, y han sido suficientes.

Mi consciencia no me permite terminar el presente artículo sin una nota de autocrítica.

Yo habría esperado que los escritores israelíes firmaran una atronadora carta conjunta de condena mientras tenía lugar la masacre. No ha sucedido.
La “oposición” política se ha comportado de manera despreciable. Ni una palabra por parte del Partido Laborista. Ni una palabra de Ya’ir Lapid. Al menos la nueva líder del Meretz, Esther Sandberg, ha boicoteado la celebración en Jerusalén. Lapid y los laboristas ni eso.

Yo habría esperado que nuestras docenas de organizaciones por la paz se unieran en un dramático acto de condena que levantaría al mundo entero. No ha sucedido. Quizá es que estaban en shock.

Al día siguiente, los magníficos chicos y chicas de los movimientos por la paz se han manifestado frente a la sede del Likud en Tel Aviv. Han participado unos 500. Muchos, muchísimos menos de los que se manifestaron hace unos años contra la subida del precio del requesón.

En pocas palabras, no hemos cumplido con nuestro deber. Me acuso a mí mismo tanto como a los demás.

Debemos prepararnos para la próxima atrocidad. ¡Debemos organizar un movimiento de masas ya!

Sin embargo, la guinda de la tarta ha sido la maquinaria de lavado de cerebro que se ha puesto en marcha. Hace siglos que no veo algo semejante.

La práctica totalidad de los así llamados “corresponsales militares” se han comportado como agentes de propaganda. Día a día han ayudado a extender las mentiras y falsedades del ejército. El público no ha tenido más remedio que tragarse sus mentiras palabra por palabra. Nadie les ha ofrecido versiones alternativas.

Lo mismo es cierto para casi todos los medios de comunicación, presentadores de programas, locutores y corresponsales. Se han convertido en mentirosos del gobierno por voluntad propia. Seguramente a muchos de ellos se lo han ordenado sus jefes. No estamos precisamente ante un capítulo glorioso en la historia del periodismo.

Después del día de la masacre, cuando el ejército se enfrentaba a la condena global y ha tenido que detener el fuego, matando “solo” a dos manifestantes desarmados, todos los medios israelíes han coincidido en tildar semejante acto de contención de gran victoria israelí.

Israel ha tenido que abrir el puesto fronterizo para permitir el paso de alimentos y medicinas a Gaza- Egipto ha tenido que abrir su frontera con Gaza para aceptar la entrada de muchos cientos de heridos que necesitan cirugía y otros tratamientos.

El Día de la Vergüenza ha pasado. Hasta la próxima vez."             (© Uri AvneryPublicado en Gush Shalom  , en m'sur, 20/05/18)