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19/5/22

El Teniente Coronel Maquinista de la Armada republicana Benito Sacaluga Rodríguez no partió con la Flota hacia África a primeros de marzo. Su conciencia estaba tranquila, solo había cumplido con su juramento de lealtad a la República y su mujer junto a sus nueve hijos estaban con él en Cartagena... su único "delito" fue permanecer en su puesto y luchar contra los sublevados desde el primer día de la guerra hasta el último, más que suficiente para que los facciosos le condenasen a muerte... El 29 de abril de 1939 Benito Sacaluga, a la edad de 56 años, fue pasado por las armas, convirtiéndose así en el primer ejecutado en el Arsenal de Cartagena una vez acabada la guerra... Por indicación del Cuartel General de Franco, (Burgos Orden 4118-2797), se obligó a todo el personal militar y civil del Arsenal a presenciar la ejecución y desfilar ante el cadáver cantando el "cara al sol" y dando vítores a Franco...., según testigos presenciales fue un momento terrible

 "Según los cronistas, el 29 de abril de 1939, hace 83 años, en Cartagena lucia el sol primaveral, sin embargo la oscuridad y el miedo se habían hecho dueños de su ciudad....y de todas las ciudades españolas. Cartagena había sido oficialmente ocupada por las tropas franquistas el último 30 de marzo.

 Desde ese mismo día la maquinaria de la represión se puso en marcha, principalmente soportada en el contenido del  Bando emitido por la Junta de Defensa Nacional (28/07/1936) declarando el Estado de Guerra. En dicho Bando se indicaba que todos aquellos que se opusieran a las nuevas autoridades serían juzgados. Ni que decir tiene que aquellos que prestaron sus servicios en los ejércitos de la República se convirtieron en objetivos preferentes, objetivos que en Cartagena estaban especialmente representados por los marinos de la Flota Republicana que no habían partido hacia Bizerta a primeros de marzo, también la sufrieron aquellos marinos republicanos que volvieron a la Península confiados en las promesas de justicia y benevolencia  llevadas a cabo por los marinos franquistas desplazados a Túnez para hacerse cargo de la Escuadra republicana allí fondeada. Los que no volvieron se libraron de la represión, pero les esperaba un terrible e interminable exilio, lejos de su familia y de España.

Dada la ingente cantidad de personas a procesar, se hizo necesaria la creación de consejos de guerra permanentes. Tan solo en tres semanas se habían elevado a sumario 150 Causas e informado de más de 450 sumarios de jefes, oficiales y auxiliares de la Armada. Tras los consejos de guerra, una total farsa para justificar los asesinatos, venían las penas, muchas de ellas de muerte, otras de reclusión perpetua y todas ellas por el delito de "rebelión militar", un delito instruido y juzgado precisamente por aquellos militares que fueron los únicos que diseñaron y participaron en una rebelión militar contra el legítimo Gobierno de la II República. Todo ello amparado por un Código de Justicia Militar que modificaba sustancialmente el vigente antes de la sublevación de 1936. (ver Código de Justicia Militar. José María Dávila. Teniente Auditor de Guerra de 1ª Clase. Imprenta Aldecoa. 3ª Edición. Burgos 1938).

Consejos de guerra cuyos integrantes, todos sin excepción e incluidos los abogados defensores, se habían sublevado aquel fatídico mes de julio de 1936. En el caso de haber testigos todos ellos eran de la acusación y sus testimonios ya habían sido previamente dirigidos y pactados con el fiscal.

Como he dicho antes, el delito de Rebelón Militar nunca faltaba de entre los cargos, pero también, y a modo de remate, se imputaban a los reos cargos como los de asesinato, comunismo, masonería....además de lo explicitado en la nefasta Ley de Responsabilidades Políticas, recién firmada por Franco en febrero de 1939,

El Teniente Coronel Maquinista de la Armada republicana Benito Sacaluga Rodríguez no partió con la Flota hacia África a primeros de marzo. Su conciencia estaba tranquila, solo había cumplido con su juramento de lealtad a la República y su mujer junto a sus  nueve hijos estaban con él en Cartagena. El mismo día 30 de marzo fue detenido e ingresado en prisión. Se le abrió la Causa 4/39, tras la instrucción se dispuso la celebración de un Consejo de Guerra Sumarísimo. Además de la acusación de Rebelión Militar, al no haberse pasado a la Armada franquista y permanecer en su puesto en el seno de la Flota Republicana, se le imputaron varios crímenes, sin que en ninguno de ellos hubiese participado. En verdad, su único "delito" fue permanecer en su puesto y luchar contra los sublevados desde el primer día de la guerra hasta el último, más que suficiente para que los facciosos le condenasen a muerte.

El 29 de abril de 1939 Benito Sacaluga, a la edad de 56 años, fue pasado por las armas, convirtiéndose así en el primer ejecutado en el Arsenal de Cartagena una vez acabada la guerra. Por indicación del Cuartel General de Franco, (Burgos Orden 4118-2797), se obligó a todo el personal militar y civil del Arsenal a presenciar la ejecución y desfilar ante el cadáver cantando el "cara al sol" y dando vítores a Franco...., según testigos presenciales fue un momento terrible...

La familia, esposa y nueve hijos, no fue informada de la ejecución, no pudieron despedirse de él. Su cuerpo fue trasladado al Cementerio Municipal de Cartagena y sepultado en la tristemente famosa "Parcela X".

Sus servicios a la causa republicana fueron innumerables. El 18 de julio de 1936, siendo Comandante de Máquinas del acorazado “Jaime I”, colaboró decididamente en evitar que la sublevación a bordo triunfase. Se mantuvo en ese cargo hasta junio de 1937, fecha en la que el acorazado fue hundido en el puerto de Cartagena a causa de un sabotaje. Ascendido a Teniente Coronel fue nombrado Jefe de los Servicios de  Inspección de Maquinas de la Flota, cargo que ejerció hasta finalizada la guerra.

Decidido firmemente a que el espíritu democrático y la igualdad fueran instaurados en la Armada, diseñó lo que más tarde sería la Escuela Naval Popular, de la cual fue Director. Según sus propias palabras:

"No olvidemos en la nueva organización de la Marina de Guerra, que ésta ha de estar exclusivamente al servicio del Pueblo"
“Que el día de mañana podamos decir aquí tenemos una Marina de guerra eficiente, dotada con hijos del pueblo al servicio del mismo, y no una deficiente que sea la preocupación de él, como sucedía con la mayoría de los organismos militares, con anterioridad al 18 de Julio de 1936”. (Semanario “La Armada” 02-04-1938).

Con la llegada de la dictadura, la Escuela Naval Popular, el gran proyecto de Sacaluga para democratizar la Armada, dejó de existir. Un proyecto hecho realidad en 1938 que,  a buen seguro, hoy en día sería un gran avance que la Armada lo retomase y pusiese en práctica.

Colaboró asiduamente en la prensa cartagenera y en los diarios oficiales editados a bordo de los buques, también en el Semanario “La Armada”. El contenido de sus artículos, siempre defendiendo la causa republicana, fue utilizado en su contra como prueba de cargo durante el Consejo de Guerra. Su republicanismo nunca estuvo en duda, hasta un destacado historiados franquista especializado en la Armada le llega a calificar como “republicano fiel” cuando a él se refiere.

Gracias a la Asociación Memoria Histórica de Cartagena, desde el año 2010 los restos del Tcol. Benito Sacaluga Rodríguez, arrojados por el franquismo a una fosa común, reposan en una digna sepultura junto a los de otros 50 asesinados más, en el Cartagenero Cementerio de los Remedios.

En su lápida se puede leer:  CAÍDOS POR LA LIBERTAD / FUSILADOS POR EL RÉGIMEN FRANQUISTA POR SU LEALTAD A LA REPÚBLICA ESPAÑOLA / 1939 – 1940

Desde aquí, una vez más, reitero mi agradecimiento a la Asociación Memoria Histórica de Cartagena."                  (Memoria Militar Democrática  , Nueva Tribuna, 01/05/22) 

19/11/19

"Esa me gusta" y un silencio incómodo: la afición de Carmen Polo por las joyas revive con la polémica subasta de las alhajas de los Franco. Uno de los collares del lote fue usado con frecuencia por la mujer de Franco, que fue apodada 'La Collares' por su afición al joyerío...

"Gregory fue una elegante joyería de la calle de Serrano de Madrid, una de las más modernas e innovadoras en la España de los 70 del siglo XX que echó el cierre en 2014, tras unos últimos años de decadencia donde brillaban más los recuerdos que las joyas del escaparate.

 En ellas se fijaba Carmen Polo cuando salía de compras del brazo de su hermana Ramona, esposa del presidente de Falange Española Tradicionalista y ministro de Gobernación, Ramón Serrano Suñer. Como lo fueron los Albertos, las Koplowitz, los Botín o la Casa del Rey, la esposa del dictador Franco era clienta dilecta de la joyería. 
"Ella venía por Gregory a ver qué cosas teníamos", dice el joyero madrileño que la atendía, recordando algunas visitas sucedidas en torno a 1974. Los empleados de la joyería tenían órdenes inflexibles del dueño para mantenerse en silencio, dijera lo que dijera Carmen Polo. "Ella miraba las vitrinas y se enamoraba de las piezas que teníamos. Nos decía cuáles le gustaban".

En una de esas visitas, Carmen Polo se encariñó con una sortija de oro, ónix y brillantes. Miró a los joyeros y les dijo cuánto le gustaba esa sortija. Silencio. Les miró de nuevo y les recalcó que la pieza le encantaba. Persistía el silencio incómodo. Ahí quedó todo. Poco después, Carmen Polo regresó a la tienda y volvió a echarle el ojo al anillo. Finalmente, dijo: "Va a venir un embajador a preguntar por esa sortija que me gusta, ustedes se la enseñan".

El joyero recuerda el nombre del país al que representaba el embajador, pero prefiere no revelarlo. Y efectivamente, sucedió así. A los pocos días, esta persona entró en Gregory y pidió que le mostraran "una sortija que ha visto su excelencia". Se la mostraron y él pidió que se la envolvieran. Después preguntó cuánto costaba. Pagó en efectivo y se la llevó.

"En otras joyerías decían que se sentían obligados a hacerle regalos, pero nosotros nunca accedimos a ello", recuerda este profesional que en aquellos años pertenecía al gremio de joyeros de Madrid y asegura que no es cierta la historia, tantas veces aludida pero desmentida también por Carmen Enríquez en su libro Carmen Polo. La Señora de El Pardo, de que el gremio compensaba los desfalcos que hacía la esposa del dictador a las joyerías.
"En otras tiendas, cuando anunciaban su visita retiraban los collares del escaparate para no sentirse obligados a tener que regalarle nada", recuerda. "Estoy seguro de que alguna de las otras joyerías famosas de la época sí le regalaron algo más de una vez".
Una subasta en Londres

Este 27 de noviembre, la casa Christie’s tiene previsto subastar en Londres tres piezas de alta joyería provenientes de la familia Franco: una sortija con siete diamantes y un set de pendientes y collar de diamantes y esmeraldas.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha registrado en el Ministerio de Exteriores una carta dirigida al embajador español en Londres, pidiendo que la diplomacia intervenga para detener la venta e investigar el origen y la propiedad de esas joyas, ya que se trata de un "oscuro patrimonio" de "dudoso origen" construido "sobre la corrupción, el expolio y la apropiación indebida" y "sobre el sufrimiento de millones de personas, el saqueo de miles de propiedades y el vaciado del Patrimonio Nacional".

La ARMH señala que si la subasta sale adelante, Christie's será un "cooperador necesario" para que "la familia de un terrible dictador capitalice su patrimonio surgido de la corrupción política y económica de una dictadura que cometió numerosas violaciones de Derechos Humanos para sustentarse en el poder". Esta asociación ha registrado un segundo escrito en el Ministerio de la Presidencia, preguntando si el Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional han investigado sobre la procedencia de estas piezas.

Además de comprar (es un decir), a La Collares —como fue apodada por su afición al joyerío— le gustaba presumir. "En una ocasión nos dijo que ella tenía un collar de perlas mejor que los que nosotros vendíamos y que volvería para demostrarlo", recuerda el joyero. Solo para escuchar que tenía razón, lo hizo. "Tuvimos que reconocer que era mejor y las perlas, más gordas".

Ese día no compró nada pero salió de allí henchida de satisfacción. Como la madrastra de Blancanieves, doña Collares quería saber si ella seguía siendo la más bella del reino, en un momento en el que la autoridad de su marido sobre un pueblo sometido tras una Guerra Civil estaba a punto de agotarse en el lecho de muerte en el que Franco agonizaba.

El afamado collar de esmeraldas que los Franco pretenden subastar ha aparecido con frecuencia sobre el cuello de Carmen Polo y de Margarita Vargas, esposa del bisnieto de los Franco. El precio de salida que marca la casa de subastas está entre los 93.000 y los 141.000 euros. Según el joyero, los precios de salida suelen suponer un 30% del que finalmente alcanzan, aunque él piensa que el valor de la joya está más en la marca (Cartier) que en la calidad de las esmeraldas, que aunque son grandes, son "claras de tono y están llenas de intrusiones". Además, la diferencia de tono entre las distintas gemas deprecia el conjunto, por lo que si finalmente se realiza la venta, esta no debería alcanzar un precio tan elevado como el que se está especulando, a no ser que se encarezca por otros motivos ajenos a la calidad de las piedras.

"Regalos entre comillas"

Negocios secretos, una fortuna amasada a partir de un simple sueldo de general del ejército, un holding empresarial, testaferros, apropiaciones de patrimonio… el entramado de negocios y privilegios que analiza Mariano Sánchez Soler en su libro La familia Franco SA son indicios de un franquismo todavía no desmantelado. "El oscurantismo es muy grande porque el poder era muy grande", dice. Los supuestos, pero evidentes, traspasos ilegítimos de patrimonio entre el Estado y la familia Franco "se podrían demostrar", explica el historiador, "si la Abogacía del Estado decidiera investigar las escrituras de cómo se hicieron determinadas compras".

Las investigaciones como la suya es difícil que vayan más allá de las consultas a los registros mercantiles y la puesta en común de toda la información disponible, que ya es un comienzo. "Han pasado 44 años y es muy complicado a estas alturas demostrar cosas si no hay voluntad de hacerlo", explica. "Los regalos bajo la dictadura eran regalos personales, pero eran regalos por motivos políticos, regalos entre comillas, por eso la documentación a veces no responde al realidad". El objetivo de la investigación debería estar en averiguar "si hubo algún tipo de coacción" en el momento de la compra. "El tiempo va a favor de que no se sepa nada", dice Sánchez Soler, y es probable que "sea un misterio para siempre".

En su libro, Sánchez Soler recoge la investigación del periodista Javier Otero, que demuestra que Franco amasó, durante los tres años de Guerra Civil y 1940, una fortuna de 34 millones de pesetas, que equivaldría hoy a 388 millones de euros, según el cálculo del historiador Ángel Viñas. "Muchos de ellos obtenidos a través de donativos 'redirigidos' y operaciones financieras, como la reventa de 600 toneladas de café regaladas por el dictador brasileño Getúlio Vargas, que Franco vendió a la Comisaría de Abastecimientos y Transportes, y que cobró por adelantado: 7,5 millones de pesetas, equivalentes a 85,6 millones de euros en la actualidad", escribe en el libro.

Oro por fuera, plomo por dentro

El joyero puede aportar otra historia, pequeña pero significativa, sobre la oscuridad de los movimientos entre los patrimonios del Estado y de la familia Franco, que durante décadas fueron uno solo. En la vitrina de Gregory se exponía un trabajo exquisito: una caja de malaquita de una sola pieza, con oro y brillantes, y unas patas de león que la sujetaban en alto. "Esa caja me encanta, es que es preciosa' dijo ella. Y nosotros, como siempre, callados".

Pero un día se presenta con otra caja de malaquita, más grande pero hecha con láminas pegadas, en lugar de ser una sola pieza. Aquí ya no podía presumir de que la suya era mejor, por lo que estaba dispuesta a encargar un trabajo en el que sustituyeran las varias láminas por una única. Se avecinaba un nuevo chanchullo: Carmen Polo les ofreció pagarles en oro, en lugar de en pesetas. Lo que trajo fue varios estuches de monedas conmemorativas de bautismos de barcos, procedentes de las habituales botaduras de botellas de champán contra el casco de los buques. Los joyeros accedieron a hacer el trabajo.

El taller de Gregory se puso a realizar el encargo con la mala suerte de que, en una torpeza, al joyero que la estaba realizando se le cayó la tapa y la caja quedó dañada en una esquina. El joyero recuerda vívidamente cómo Gregory Canellas, el dueño, que no se achantaba por nada, pegó un salto y gritó "¡ay Dios mío que Franco me fusila!". Ahora, el joyero lo recuerda riéndose. En aquel entonces, estaban "cagados y asustados".

Después de valorar varias opciones, optaron por admitir lo que había sucedido, reparar la caja y no cobrar por el trabajo pero sí por el oro empleado, por lo que se quedaron con el equivalente de las monedas que Carmen Polo les había ofrecido. En lugar de fundirlas de inmediato, decidieron guardarlas por si se revalorizaban, hasta que llegó una crisis de oferta de oro y se vieron obligados a llevarlas a fundir. En ese momento, descubrieron que, para su sorpresa, una de ellas solo tenía de oro la cobertura. El interior estaba relleno de plomo.
Plomo en el corazón y oro en la piel, toda una metáfora de una dictadura forjada a balazos y expolio."                (Elena Cabrera,  eldiario.es, 15/11/19)

1/2/19

Marisol: 'Me llevaban a un chalet del Viso con gente del régimen que iba a verme desnuda'

"La industria del cine y el espectáculo en España, ahora especialmente comprometida y combativa al respecto de los derechos de la mujer, guarda paradójicamente un pasado oscuro, que hoy, en tiempos del #MeToo y de la protección a la infancia, resultan inconcebibles. 

Pero, tal como muestra el reportaje de nuestra portada de noviembre firmado por Eva Lamarca y que se puede encontrar a partir de l viernes 19 de noviembre en el quiosco, siguen ahí. ¿Cómo era la industria del espectáculo en tiempos del tardofranquismo y la incipiente democracia?, ¿cómo sufrían el machismo las jóvenes actrices que en ocasiones se veían abocadas a convertirse en juguetes de una industria aparentemente respetable, pero embrutecida?, ¿quiénes fueron aquellas víctimas?

 En el extenso artículo se desgranan algunas claves de un tiempo gris y especialmente turbio, que también afectó a la que fue la mayor estrella de la historia de España, y que nos ayuda a entender el por qué de una desaparición tan radical e irreversible de la vida pública de la que fuera la niña prodigio más idolatrada en los años 60. 

Así, Vanity Fair accede al entorno cercano de la artista, ahora retirada, y para reconstruir su historia bucea en los archivos para encontrar sorprendentes testimonios de la época incluidos los de la propia Pepa Flores que hoy serían auténticas bombas que abrirían cualquier informativo y programa de actualidad y que por entonces pasaron desapercibidos. La niña Marisol desde muy temprana edad fue sometida a castigos físicos, vejaciones y un brutal machismo sobre el pocas veces se ha vuelto la mirada.

Entre los múltiples ejemplos de las denuncias que pasaron bajo el radar en la época se encuentran las conversaciones entre Flores y Francisco Umbral que hoy se guardan en la fundación que lleva el nombre del escritor, y que fueron el origen de una biografía de la estrella que, al final, nunca vio la luz, y donde Pepa Flores cuenta: 

“Me llevaban a un chalet del Viso y allí había gente importante, gente del régimen, a verme desnuda, a mí y a otras niñas. A mi madre, cuando venía a verme, los Goyanes la ponían a comer en la cocina".

"Sigue con lo del chalet del Viso" –le conmina el periodista.

"No me atrevo" –responde ella.

Y finalmente: “No me fío de ti, Umbral”.

 El exmarido de Pepa Flores Carlos Goyanes, hijo de su descubridor Manuel Goyanes, contestó a sus denuncias para este reportaje: “¿Si todo hubiera sido tan horrible como se dice, se habría casado conmigo? No tiene sentido”, asegura. 

Participa también el periodista Luis García Gil, escritor de la última biografía sobre Marisol, y el gran biógrafo de las estrellas y amigo de Pepa Flores, José Aguilar. Amigos íntimos como el actor y autor teatral Chencho Ortiz, que dice “Es que la verdad no se puede contar,. No podemos sumar más a lo que ella ya ha dicho, porque nos metemos en un lío”. También Bárbara Rey y Joselito hablan en nuestra páginas. 

 Ya en democracia, en el artículo también se relata cuál fue la intrahistoria del desnudo de Pepa Flores en Interviú que fue un shock nacional que batió récords de ventas, pero que se hizo sin el consentimiento de la actriz. Un reportaje que nos sitúa como sociedad frente a un doloroso espejo que Marisol nunca ha querido volver a mirar, algo que a la lectura del reportaje de Vanity Fair nos ayuda a entender."                   (Vanity Fair, 18/10/18)


"(...) Gil también buceó en el pasado de Marisol para saber qué había ocurrido. 

“En Málaga, la gente, sin dar nombres, te cuenta cosas de las que le pasaron. Hablo de gente muy fiable, desde arquitectos, escritores..., que me ha explicado encuentros furtivos en sitios a los que la llevaban forzada. Situaciones que yo no puedo contrastar y por eso no he incluido en mi libro”. 

 “Es que la verdad no se puede contar, no se puede contar. No podemos sumar más de lo que ella ya ha dicho, porque nos metemos en un lío...”. El discurso del actor y autor teatral Chencho Ortiz, amigo de la infancia de Marisol, está armado esta tarde malagueña con frases que se encadenan en un bucle extraño. 

"A mi Pepa no me ha contado nada, lo he escuchado yo. Era una queja. Era un llando. Y se arranca a recitar unos versos sobre su amiga: "Ellos seguirán ahí, vigilantes, expectantes. El mismo rumor los hace temblar. Parecer, aparentar, disimular, obedecer, vivir a medias. ¡Iros a la mierda! Esclavizáis corazones. Sois el germen que acaba con el mundo". Y añade: "Ahí está la verdad". (...)·

El gran biógrafo de las estrellas José Aguilar, amigo personal de Marisol y escritor de sus memorias autorizadas, sonríe felino sentado en una terraza del centro de Madrid. “Ahora ya nadie se acuerda, pero la maravillosa Conchita Goyanes, que en paz descanse, sobrina de Manuel Goyanes, no quiso trabajar con su tío en Un rayo de luz. Por eso buscaron a Marisol. ¿Por qué sería?”. 

Goyanes, hija de un cirujano y una actriz, narró en 2006 cómo se había visto sometida a abusos y maltratos cuando era una niña prodigio: “Fue terrible. Aquellos hombres me decían cosas como: ‘Eres una niña mala, me miras así y me provocas para que te haga todas estas cosas”. 

La sonrisa se ha borrado del rostro del periodista. “Yo sé quién era una de las personas que abusó de ella, alguien muy famoso que estaba trabajando en Televisión Española y sé que ella coincidía con esa persona en actos y venía a besarla... Y ella pues ahí estaba...”. 

—¿Y esa persona trabajó también con Marisol? —le pregunto. 

 Aguilar no pronuncia palabra. Solo hace una caída de ojos y reflexiona: “Yo me digo, si alguien como Conchita Goyanes tuvo que sufrir abusos sexuales siendo su padre un cirujano famoso y su madre una persona del medio, ¿qué les quedará a otras? Si Pilar y Aurora Bayona, Pili y Mili, hijas de un magistrado, contaron que, para rendir más, les ofrecieron ‘unas pastillitas’, ¿qué podemos esperar a otros niveles? Yo sé que Marisol, como otros niños prodigio, ha sufrido muchísimo. Me consta que ha vivido cosas muy duras...”.

Si hubo un niño prodigio antes que Marisol, ese fue Joselito. El pequeño ruiseñor era ya una estrella cuando en 1959 llevaron a aquella niña rubia y angelical al estudio donde él rodaba El pequeño coronel para hacerle su primera prueba cinematográfica. 

“Allí la conocí, y luego nos veíamos cuando podíamos, porque siempre estábamos viajando”, me dice hoy, a sus 75 años, mientras pasea por su pueblo, Utiel, de la mano de su mujer, Mari Fe. Le pregunto si recuerda aquellos años, las presiones, los abusos: “Yo no lo viví así, pero sí es verdad que casi el 95% de las artistas pasaban por la piedra de muchos productores y directores para conseguir un papel, porque si no, no les daban la oportunidad. 

 Por eso está bien que ahora muchas actrices den la cara para decir que esto no puede ser. Pero, que yo sepa, Marisol no pasó nada de eso, porque tanto ella como yo estábamos muy protegidos, vivíamos en una bombonera”. 

Joselito habla del 95% de las mujeres y pienso en la conversación que acabo de tener con Bárbara Rey, quien trabajó en 1973, con 21 años, en La chica del molino rojo con Marisol y me ha contado cómo un día sus compañeras le advirtieron de que el protagonista, Renaud Verley, “se entregaba mucho” en las escenas de amor.

“Era la última que tenía que actuar con él y estaba... Pero se portó muy profesionalmente”. La actriz tenía miedo con razón. Me confiesa que tres años antes vivió “el acoso total y absoluto de un director de cine”. Se niega a dar el nombre: “Ya murió y está muy bien considerado”. 

 Rey abandonó la película. “Hice ver que estaba mala, pero vino a mi habitación y empezó a manosearme: ‘Venga, te vas a poner buena’. No pude soportarlo más y me marché. Fue muy difícil. Era una época en la que no podías denunciar. No iba a ocurrir nada”.

Bárbara Rey no es la única que no quiere dar el nombre y apellido de su acosador. El intérprete Manuel de Blas, quien compartió escenas con ella y Marisol en La chica del molino rojo, habla de un “actor muy importante, muy feo y muy ligón”, que se empeñaba en repasar con su mujer, la actriz Patty Shepard, el texto de la película en su casa. (...)"              (Eva Lamarca, Vanity Fair, 09/12/18)

18/12/18

Diccionario biográfico del franquismo: una guía de los "protagonistas y cómplices" del yugo de Franco

"Cada cara al sol. Cada nombre, partícipe. Cada actor necesario en la ejecución del yugo de la dictadura. Es el retrato polifacético que deja el libro Diccionario del franquismo. Protagonistas y cómplices, 1936-1978, del historiador Pedro Luis Angosto. Casi 400 biografías de "los personajes más significativos del franquismo" como una guía para entender "el hecho histórico que más ha condicionado la vida de los españoles".

La dictadura de Francisco Franco ha viciado el acontecer del pueblo español. Marcando el paso de la memoria durante 40 años, y llenando de fango el camino en el que chapotea la democracia.


Pero "en España  una parte grande de la población sigue ignorando qué pasó durante ese periodo", dice el autor. Un desconocimiento latente "desgraciadamente, pese a lo mucho que se habla y sobre todo lo mucho y bien que se ha escrito", refiere Pedro L. Angosto, licenciado en Historia Moderna y Contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid y Doctor en Historia por la  Universidad de Alicante.

Por eso ha confeccionado "un libro asequible a todo el mundo" que proporciona "información sobre la mediocridad y la perversidad de quienes mandaron en España a sangre y fuego". Una suerte de fotografías de los personajes "que tanta incidencia tienen todavía en nuestro devenir", subraya.

 

El perfil de los "cómplices"


Las páginas de Diccionario del franquismo ( Editorial Comares) quieren aclarar la vida y obra de quienes construyeron el franquismo. El perfil de los "cómplices" que "contribuyeron a su perpetuación, eliminando así la libertad de los españoles". Porque "conocer sus trayectorias vitales es perentorio para reconstruir nuestra historia y edificar un futuro democrático y justo".

"Empecé a seleccionar a los personajes biografiados dependiendo de su peso en la trama golpista y en el posterior desarrollo de la dictadura", cuenta Pedro Angosto a  eldiario.es Andalucía. "Es posible, pese al tiempo dedicado, que falten nombres, pero creo que cualquier persona que se acerque a este libro tendrá una idea clarísima de quiénes fueron los inventores de esa monstruosidad que fue la dictadura franquista", expone.

Y los nombres van más allá del Ejército. "Los militares fueron el brazo ejecutor, pero  cómo olvidar a los cardenales Gomá y Pla y Deniel, a Nicolás Franco, que tanto tuvo que ver con su designación como Jefe del Estado y Caudillo de España, o a Juan March y Francesc Cambó, financiadores del golpe", explica el historiador.

Entre los biografiados "los hay de una crueldad increíble como el propio Franco, Queipo de Llano, Yagüe, Conesa o El Algabeño, de una crueldad insaciable, física, corporal, irracional y extrema", dice el autor. Y luego estaban otros sujetos "más teóricos, los incitadores, muchos de ellos altos dignatarios de la Iglesia, de la burguesía o la nobleza, pero también hay intelectuales como Eugenio D'Ors, uno de los armadores ideológicos del fascismo español".

 

Criminales amnistiados


Pero solo un manto de silencio cayó sobre estos "cómplices" y ejecutores del franquismo. "Pese a los crímenes de Lesa Humanidad que se cometieron, ni un sólo alto cargo de la dictadura ha sido juzgado, ni siquiera acusado dentro de nuestras fronteras", refiere Angosto. Esta amnistía, el "pacto de silencio" que surge de la Transición, "se está resquebrajando", apunta: "no hay día en que no tengamos noticia del descubrimiento de una nueva fosa con cientos de cadáveres, y esa ruptura necesaria terminará por afectar al régimen".

La materia prima para ejecutar la obra han sido "documentos de primera mano" aliñados con "abundantes declaraciones y escritos de los propios biografiados". "Numerosas investigaciones" históricas como base para conocer a los coautores "de aquel régimen que mantuvo a España y a su sociedad bajo el yugo de una de las dictaduras más largas de la Europa del siglo XX".
Una etapa oscura que baña al presente. Una dictadura que nace de un  genocidio fundacional y acaba aplicando la  pedagogía del terror hasta el último día. Bañando con su rastro mucho más allá de "los años que siguieron a la muerte de Franco". 

Sin contar la historia "nunca lograremos acabar con ese vacío", apunta Pedro L. Angosto. Y sin difusión, "nuestra labor historiográfica continuará rodeada de silencio mientras los medios ultras continúan imponiendo la monstruosa 'historia oficial'".

 

Romper "el silencio" del franquismo


El diccionario biográfico de la dictadura rompe, desde dentro, "el silencio sobre la historia del franquismo", como escribe en el prólogo el historiador Josep Fontana . En el "pacto de la Transición", dice, está la clave de esta España desmemoriada. Como una ley de Punto Final con una herramienta necesaria: "una especie de neutralidad que ha favorecido la aparición de un revisionismo histórico que pretende demostrar que la guerra civil no fue más que un enfrentamiento entre dos bandos igualmente culpables".

Y esa falsa equidistancia "explica escándalos" como el protagonizado por la Real Academia de Historia con el Diccionario Biográfico Español al  dulcificar la figura del dictador Francisco Franco: "inteligente y moderado", "valeroso y católico". En las mismas páginas donde  los "perdedores" eran Manuel Azaña, Juan Negrín o Dolores Ibárruri, la Pasionaria, y canoniza a Mariano Rajoy o Rodrigo Rato. La versión digital del proyecto –financiado con dinero público: 6,5 millones de euros– ya rectifica y califica a Franco como "dictador".

"Confieso que nunca he entendido que se pueda valorar del mismo modo una República que formó maestros, abrió escuelas y creó bibliotecas públicas en los pueblos, y un régimen militar que asesinó maestros, cerró escuelas y quemó libros", señala Fontana. En "uno de sus últimos textos", recuerda Pedro L. Angosto."                  (Juan Miguel Baquero, eldiario.es, 21/11/18)

27/9/13

A mí enviénme un niño del Vallès con los ojos azules

"El medio siglo de las riadas del Vallès (Barcelona) se cumplirá la noche del 25 de septiembre y, 50 años más tarde, una investigación ha sacado a la luz casos de corrupción en la gestión de las donaciones y episodios oscuros, como niños huérfanos entregados en adopción. 

Lo ponen de manifiesto el periodista Ferran Sales y su hijo, el historiador Lluís Sales i Favà, en el libro "La riuada de Franco" (Pagès Editors), que por vez primera recopila, con la documentación que lo prueba, las "pugnas políticas, propaganda y corrupción" que hay detrás de la catástrofe.

En una noche, una tromba de agua de poco más de dos horas arrasó barrios como L Escardívol y La Font de la Via de Rubí, Les Arenes y la Rambla de Terrassa, Los Rosales en Sant Quirze, Les Fonts entre Sant Quirze y Terrassa, La Catalana de Sant Adrià de Besòs, y Torre-romeu, Can Puiggener, La Plana del Pintor y Campoamor, en Sabadell.

Todas estas áreas tenían elementos en común: por ellas discurrían rieras que, pese a ser zonas inundables, tenían viviendas, mayoritariamente autoconstruidas por inmigrantes del resto de España que trabajaban sobre todo en la entonces floreciente industria textil de la comarca.

Fue la peor catástrofe natural de la historia en la provincia de Barcelona, y los datos oficiales hablan de más de 600 muertos, más de 12.000 damnificados y pérdidas millonarias. (...)

Para el periodista, la peor cara de esta historia fueron los niños robados: "El gobernador civil de Barcelona recibió cartas de sus homólogos de toda España que le pedían niños. En un caso, uno con ojos azules. Las Hermandades Combatientes le pidieron 10 niños y hemos localizado la historia de una niña de Sant Cugat y que fue trasladada a Alemania" para ser entregada en adopción a escondidas.

Otra irregularidad es que "en el mercado de las Glòries, se pusieron a la venta colchones que habían donado para los damnificados. Los hechos se denunciaron pero la investigación se frenó".

Las donaciones de empresas y ciudadanos superaron los 200 millones de pesetas sólo en la provincia de Barcelona, gracias a maratones benéficas como las que hizo Joaquín Soler Serrano en Radio Barcelona.

Las cuantiosas donaciones las gestionó directamente el Gobierno español, y actas oficiales como las de la Diputación de Barcelona ponen de manifiesto el malestar que había en sectores del régimen por la arbitrariedad del reparto.

Según Sales, con las donaciones para ayuda a los damnificados se pagaron indemnizaciones, que se distribuyeron de forma opaca: "Hay personas que están inscritas dos veces o con los apellidos invertidos en las listas de damnificados", y una mujer que perdió marido e hijo en la riada de Terrassa nunca recibió un piso de protección oficial pese que el propio Franco así lo prometió. (...)

Ya en pleno desarrollismo, las localidades afectadas experimentaron un gran crecimiento, en un contexto de especulación inmobiliaria: solo en diez años, Rubí multiplicó su población, de no alcanzar los 10.000 habitantes en 1960 a 44.000 en 1981; y Terrassa pasó de 90.000 a casi 140.000 habitantes, que vivían en barriadas con calles sin nombre que se denominaban con letras y números.

Continuaron las riadas e inundaciones en los años posteriores, como las del Baix Llobregat y el Besòs (Barcelona) en 1971, y el problema continuó hasta mediados de los ochenta, cuando por fin se terminaron los trabajos de canalización de la gran mayoría de ríos y rieras."                (Rebelión, 27/09/2013)

22/11/12

El régimen de Franco elaboró también un archivo encaminado a colaborar en el Holocausto... una lista con todos los judíos españoles, que entregó a Himmler

"España no llegó a incurrir en aquellos sombríos años cuarenta en un comportamiento criminal que pueda asemejarse a la redada del Vel d’Hiv de París. Pero hizo preparativos que hubieran podido conducir a resultados parecidos a los de Bélgica.

 El régimen de Franco elaboró también un archivo encaminado a colaborar en el Holocausto. El 13 de mayo de 1941, todos los gobernadores civiles españoles recibieron una circular remitida por la Dirección General de Seguridad, en la que les ordenaban que enviaran a la central informes individuales de “los israelitas nacionales y extranjeros afincados en esa provincia”. 

La circular estaba firmada por José Finat Escrivá de Romaní, conde de Mayalde, quien poco después sería enviado a Berlín como embajador de España (y posteriormente llegaría a ser nombrado por Franco alcalde de Madrid). Allí entregó a Himmler su lista de 6.000 judíos españoles fichados.

El objetivo de aquella pesquisa policial no era controlar a los judíos que pasaban por España hacia Portugal para allí embarcarse hacia América huyendo de la persecución nazi, sino a los judíos españoles de origen sefardí. 

“Las personas objeto de la medida que le recomiendo”, decía la circular, “han de ser principalmente aquellas de origen español designadas con el nombre de sefardíes, puesto que por su adaptación al ambiente y similitud con nuestro temperamento poseen mayores garantías de ocultar su origen y hasta pasar desapercibidos sin posibilidad alguna de coartar el alcance de fáciles manejos perturbadores”.

 En la reunión secreta que tuvo lugar en el palacio de Wansee, a las afueras de Berlín, en enero de 1942, que he citado más arriba, se hizo referencia a los 6.000 judíos españoles censados por el Gobierno español, archivo entregado a las autoridades alemanas.

Elaborado ese censo de judíos españoles en fechas en que se debatía la inminente participación oficial de España en la Guerra Mundial junto a la Alemania nazi, esta opción, impulsada por los falangistas, se vio truncada por las complejas circunstancias conocidas, y la iniciada colaboración española con lo que llegaría a conocerse como Holocausto resultó fallida.

Pasado el tiempo, ese censo de los judíos españoles, como toda la documentación comprometedora para el régimen franquista sobre la persecución antisemita de los años cuarenta, fue ocultada y sistemáticamente destruida. Al terminar la II Guerra Mundial, la propaganda franquista intentó, con cierto éxito, hacer creer que la España de Franco había contribuido a la salvación de miles de judíos perseguidos por los nazis.

 Ha sido la paciente labor investigadora del periodista Jacobo Israel Garzón, la que ha conseguido aflorar el único rastro documental conocido sobre el asunto, casualmente conservado en el Archivo Histórico Nacional, y proveniente del Gobierno Civil de Zaragoza. Lo publicó en la revista Raíces. 

El periodista Jorge Martínez Reverte prosiguió la indagación y describió la frustrada colaboración del Gobierno de Franco con el Holocausto en un reportaje publicado en EL PAÍS el 20 de junio de 2010, bajo el título La lista de Franco para el Holocausto.

A esta diligente colaboración del régimen de Franco encaminada a propósitos criminales, hay que añadir la pasividad, los silencios y las ocultaciones a la opinión pública española, por parte de las autoridades franquistas, del desarrollo del Holocausto a lo largo de 1942, 1943, 1944 y 1945.

 Franco tuvo noticia del Holocausto, desde luego a partir de la declaración oficial de los Gobiernos de los Estados Unidos, Gran Bretaña y otros 10 países aliados, del 17 de diciembre de 1942, condenando públicamente la política nazi de exterminio. La prensa española, sometida a estricta censura, no dijo ni media palabra sobre el asunto.

 Y en agosto de 1944 el diplomático español Ángel Sanz Briz, destinado como embajador en Budapest, envió un informe a las autoridades españolas dando cuenta del exterminio de judíos en Auschwitz. No consta que recibiera respuesta.

Con razón se ha dicho que los crímenes masivos de los nazis no hubieran sido posibles sin la complicidad y los clamorosos silencios y ocultamientos de ciertas autoridades militares, civiles y eclesiásticas de los demás países europeos."         ( , El País, 17 NOV 2012)

8/8/11

"Todos nos instalamos lo mejor que se pudo con los asesinos del padre... la miseria moral, que descendió a niveles que parecía que no hubiera fondo"

"Y, de golpe, darse cuenta de que solo había mujeres en casa y, al poco, que un día van a la cocina, cogen comida y la tiran por el balcón... Quizá para tropas que huían ya hacia el Pirineo".

La primera toma de conciencia de la Guerra Civil del escritor Emili Teixidor (Roda de Ter, Barcelona, 1933) son esas imágenes (...)

"Nunca he escrito nada muy autobiográfico; al impacto de la guerra en el mundo rural me llevaron dos ideas: demostrar que entre los fascistas también había catalanes, gente de los mismos pueblos, y que las calamidades nos hacen renunciar a lo más sagrado de nosotros".

Y de ahí uno de los giros de la novela-película: el niño Andreu, hijo de vencidos, se arroja en brazos de la familia que hace asesinar a su padre.

"Todos nos instalamos lo mejor que se pudo con los asesinos del padre; y no quiero poner nombres", lanza sobre unos años que se resumían "en la miseria moral, que descendió a niveles que parecía que no hubiera fondo". (EMILI TEIXIDOR Escritor. "No comí mucho pan negro". El País, o4/08/2011, última)