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23/7/19

El crimen organizado mata en el mundo a tantas personas como las guerras. Desde 2000, los grupos criminales mataron en todo el mundo a casi un millón de personas...

"Las maras centroamericanas, las bandas que trafican con migrantes o la mafia rusa, el crimen organizado global, es responsable del mismo número de muertos que todos los conflictos armados del mundo, desde la guerra en Siria o Afganistán a la contienda civil en Sudán del Sur. 

El último Estudio mundial sobre el homicidio 2019 de la ONU, presentado ayer en Viena, recoge la cifra de casi medio millón (464.000) de muertes violentas en 2017. Un 19% de estas fue causada por asociaciones criminales de todo tipo. Una cifra similar a los 89.000 fallecidos en todas las guerras activas durante ese mismo año. Desde 2000, los grupos criminales mataron en todo el mundo a casi un millón de personas.




La mayoría de los muertos por violencia son hombres (81%), jóvenes y con escasas —como poco— perspectivas sociales y económicas. Al mismo tiempo, más del 90% de los sospechosos de homicidio eran también hombres. La tasa global de homicidios ha ido a la baja en el último cuarto de siglo, pero solo porque la población global ha aumentado. En 1992, se registraron 100.000 víctimas mortales menos que en 2017.

Por ser un hervidero de inestabilidad, ligada principalmente a factores socioeconómicos, Latinoamérica se perpetúa como la región más violenta, con 173.000 víctimas mortales, un 37,4% del casi medio millón de víctimas mortales, seguida por África (35,1%). El informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés) remarca, en diversos contextos y países, la falta de oportunidades como un factor principal de la violencia. En la otra cara de la moneda, Europa, Asia y Oceanía están por debajo de la media mundial en la tasa de homicidios (2,3, 2,8 y 3,0 por cada 100.000 habitantes, respectivamente).

Uno de los datos que más ha llamado la atención a la investigadora y coordinadora del estudio Andrada Filip es “la concentración del crimen en algunos lugares de América Latina”, explica desde la capital austríaca. “Si los lazos sociales de la comunidad o vecindario son demasiado débiles para influir en el comportamiento de la gente, la criminalidad, en particular, es más probable”, apunta el estudio. En Ciudad de México, cuatro municipalidades registran más de un cuarto de los homicidios en la capital, mientras en Caracas, el 50% se cometen en tres zonas.

La inestabilidad política, añadida a la falta de empleo, ha tenido “un efecto general negativo” en Venezuela, apunta Filip por teléfono. El país sudamericano ha sufrido uno de los mayores aumentos de la tasa de homicidios: si en 2012 era de 13 personas de cada 100.000, cinco años después, la cifra ha ascendido a 57.

No obstante, es Centroamérica quien lidera el índice de homicidios en el mundo: 62,1 por 100.000 habitantes. Aunque la investigadora Filip insiste en que el informe no concluye que las altas tasas de homicidios influyan en la crisis migratoria que vive la región, coincide en que se muestra como uno de los detonantes del movimiento entre países. La impunidad contra el crimen se revela un año más como el talón de Aquiles del desarrollo de América Latina.

Otro de los aspectos que señala el estudio y que también resalta Filip es que, aunque mujeres y niñas representan una proporción mucho menor de víctimas de homicidio que los hombres, sufren mayor riesgo de ser asesinadas por sus parejas o por alguien de la familia. Esta es una tendencia global."               (Marién Kadner, El País, 08/07/19)

6/7/18

"En Libia, cada noche violaban delante de nosotros a quien iban a matar"

"Elvis vivió durante un año y medio encerrado en un búnker oscuro del que no podía escapar. Cada día, cada hora y cada minuto sobrevivía sumido en sus pensamientos para evitar concentrarse en el exterior. 

Despertarse a gritos, llamar a su madre para explicarle, entre sollozos de dolor, que ha sido capturado mientras su secuestrador le golpea con su rifle en la misma zona de su cuerpo que la tarde anterior. 

Escuchar a su madre llorar, pidiéndole perdón por no tener dinero suficiente para pagar lo exigido y acabar con el sufrimiento de su hijo. Esta es solo una pequeña parte de ese "infierno libio" descrito por cada migrante rescatado en el Mediterráneo.

Esta es la Libia a la que la Unión Europea apuesta por devolver a quienes tratan de llegar a Italia arriesgando su vida en el mar, a través del traspaso de las labores de rescate ejercidas hasta ahora por la Guardia Costera italiana y las ONG a una supuesta guardia costera libia.

Dos grandes cicatrices inflamadas le recuerdan los golpes diarios de las milicias que lo mantenían en cautiverio. El dolor más profundo, detalla, no venía de las armas con las que dejaban en carne viva su hombro y su cabeza. 

El mayor sufrimiento procedía de la voz que le obligaban a escuchar cada día al otro lado del teléfono: "Mi madre lloraba pero no tenía dinero. No podía hacer nada pero oía mis gritos. Me forzaban a llamarla", relata Tagnabou Elvis a bordo del Open Arms.

"Los criminales libios lo hacían cada día, excepto cuando se cansaban de pegar. Como nos golpeaban tanto, había días que estaban agotados y se hartaban de pegarnos", normaliza el joven de Burkina Faso.

No recuerda el número de asesinatos presenciados. "Cada día uno debía morir", sentencia Elvis con entereza. Cuando llegaba la noche al búnker sin ventanas en el que eran hacinadas decenas de personas, "si te llamaban, era mala señal", continúa. "Decían 'ven, ven' y disparaban. Yo vi como mataron a mi amigo. Cuando estás en esa situación, solo dios puede ayudarte, lamenta.

A las llamadas forzadas, las lesiones y el sentimiento de culpa se añadía el ritual de cada día. "Antes de matarles, los violaban delante de nosotros. Les bajaban los pantalones y después los asesinaban", dice tras ser preguntado por posibles casos de explotación sexual. Ninguno de sus compañeros agredidos sexualmente sobrevivió: "Si te violaban debías morir", dice Elvis en el barco español por el que fue rescatado tras su huida de Libia.

En su caso, solo había hombres en la habitación donde él permanecía encerrado.

"Cada día asesinaban a uno delante de nosotros. Antes solían violarle. Todas las semanas traían a gente nueva. Mataban, dejaban hueco, para encerrar a otras personas capturadas", añade el joven burkinés.

Las quemaduras de cigarrillo, las breves descargas eléctricas, los cortes con cuchillos o pellizcos con tenazas son otros de los métodos de tortura a los que se refieren muchas de las personas rescatadas por el Open Arms que atracarán este miércoles en Barcelona. Las mujeres y los hombres muestran señales que su paso por los calabozos libios ha dejado en su cuerpo. 

Algunas de estas provocadas tras las devoluciones realizadas por la supuesta guardia costera libia.

Elvis logró escapar del cautiverio que le mantuvo encerrado durante la mayor parte de su paso por Libia. "El carcelero se emborrachó y se dejó la llave puesta. Huimos todos. Me acuerdo de correr mucho, me quedé solo. Eran las cinco de la mañana. Entonces encontré a la persona que más me ha ayudado, mi padre en Libia", recuerda el burkinés. Se trataba de un hombre libio que, junto a su familia, lo acogió en su casa.

 "Durante un mes, me curó las heridas con agua caliente. Hasta que se frenó la hemorragia", apunta Elvis, quien le contó su necesidad de escapar de Libia. Hasta que la familia debía irse a vivir a Egipto. "Me dejaban su casa de libia para que viviese allí, pero tenía mucho miedo de que volviesen a capturarme las milicias. Al final, él me pagó el viaje a Europa", asegura el joven. Dos semanas después, viajaba sobre una barca neumática con 60 personas a bordo.

Tras siete horas de travesía, observaron a lo lejos un gran barco. Pensaban que se trataba de una patrullera libia. "Sigamos, sigamos", dije a mis compañeros. "Habíamos hablado que si venían los agentes libios a devolvernos nos íbamos a tirar al agua", sentencia. "Es demasiado Libia".

No era una patrullera libia. Era el barco español de Open Arms que este miércoles los desembarca en un puerto seguro. "Si hubiese sido un barco de Libia el que nos hubiese encontrado, todos nosotros estaríamos muertos. Lo habíamos acordado", concluye el burkinés horas antes de tocar por fin suelo europeo."                    (Entrevista a Tagnabou Elvis, Gabriela Sánchez, eldiario.es, 04/07/18)

21/12/12

“Se puede comprar un niño a las mafias por 6.000 euros”

"A las 6.30 puede estar corriendo por las calles de Granada, donde vive y trabaja, y a las 22.00 en Paraguay, Salvador, Guatemala, México o Filipinas. José Antonio Lorente (Olula del Río, Almería, 1961) es doctor en Medicina Legal, pero lo suyo no es hacer autopsias o descubrir asesinatos.

 Vive entregado a la identificación de niños abandonados en las calles, a la lucha contra el tráfico ilegal de menores. “En 2012 no se puede permitir que se practiquen adopciones ilegales en ningún país cuando existen instrumentos sencillos y sin demasiado coste para evitar el tráfico sexual o de adopción de niños”, asegura.

 Lorente lidera el programa DNA-Prokids de la Universidad de Granada con financiación privada —BBVA, Banco Santander, Caja Granada y la Fundación Life— que, desde su puesta en marcha en 2009, ha logrado identificar a más de 4.000 niños y reagrupar a 400 familias. La fórmula, explicada por él, parece sencilla.

 Se trata de “coger el ADN de menores abandonados en las calles en países como México, Filipinas o Malasia, mirar el listado de chavales cuya desaparición han denunciado sus padres, tomarles las muestras de ADN y cruzarlas con una serie de elementos imprescindibles” que les entregan para que hagan las pruebas.  (...)

El forense pide un té con leche y agua con gas y se recrea al hablar de DNA-Prokids, programa con el que ha contribuido a evitar, hasta el momento, 257 adopciones ilegales en los 14 países en los que está instalado y colaborando con las autoridades locales para impedir que ese millón de niños sin identificar que andan vagabundeando por las calles del mundo sean utilizados por las mafias.

¿Por cuánto se puede comprar un niño? “Todo depende de las características que quiera el comprador, pero las mafias te pueden vender a un pequeño por 10.000 o 12.000 dólares (entre 6.000 y 7.000 euros) y llevártelo a tu casa adoptado legalmente”.

El forense, gran aficionado del Athletic de Bilbao, ha visto mucho y muy desagradable a lo largo de su carrera. Da un sorbo al té y recuerda en voz alta imágenes que tiene grabadas a fuego, relacionadas fundamentalmente con niños y niñas de dos a ocho años robados en Malasia, Camboya, India o Filipinas para los pederastas. “Te dejan desarmado y con una profunda tristeza”, confiesa. “Con muy poco se podrían lograr grandes cosas”.    (El Pais, 03/05/2012)

3/3/11

"Franchino vació el cargador... sobre aquel muchacho, sacrificado... para su bautismo de fuego. "Ya lo has visto... matarlo era pan comido"

"EL 'BOSS'. Mauricio es uno de esos capos nacidos de la nada. Rione Monterosa, barrio de Secondigliano, es el punto de partida y de llegada de su vida. "Con las primeras ganancias obtenidas gracias a un trapicheo de droga decidí hacer lo que nadie en mi barrio había hecho antes: volar. Se lo dije a todos: voy a tomar un avión.

Iba a ser el primer miembro de mi familia, así como el primero de mi barrio, en despegar de tierra. Fui a Capodichino y compré un billete para un vuelo nacional. No me importaba el destino, solo quería que fuese el lugar más lejano de Nápoles. Y para todos nosotros ese lugar era Turín. Hice el vuelo con una gran emoción.

Aterricé, salí, di una vuelta por el aeropuerto y anduve un poco por fuera del recinto, y enseguida di media vuelta. A mi regreso, todos los de mi barrio me recibieron con aplausos. Parecía Gagarin, el primer hombre en viajar al espacio. Todos me preguntaban: "O'Sicco, ¿es cierto que el avión te lleva por encima de las nubes?".

La pobreza de la periferia se convierte en el motor ciego y vertiginoso para hacer despegar a un clan que se estructura en torno a la cocaína. "A nosotros nos podría haber detenido enseguida el Estado, y sin embargo, nos hicimos ricos y poderosos en un abrir y cerrar de ojos. La economía legítima precisa de nuestro dinero ilegal. Hemos tenido talento, aplicado en la parte equivocada de la sociedad...". (...)

EN LA ESCUELA DE HOMICIDAS. "Alcanzamos la cima porque nada nos detenía. No nos amedrentábamos ante nada". La crueldad militar de los clanes de Secondigliano crece conjuntamente con su capacidad de multiplicar el dinero. El hijo de Papele 'e Marano jamás había asesinado a un hombre, tenía que aprender a matar.

Disponer de muchos brazos prestos a disparar durante una faida no constituye solo un elemento de fuerza y orgullo, sino también de seguridad. Además, por muy fiel que te sea un hombre siempre puede acabar por traicionarte, mientras que un hijo, sangre de tu sangre, no te fallará. Ese es el motivo de que exista la escuela de homicidas.

"En la calle Cupa Cardone había un tipo que trapicheaba en un 126 blanco, era dependiente nuestro. Abbinante ordenó a su hijo que le pegase un tiro, algo muy sencillo de hacer. "Vamos, dale, muévete, dale". Franchino vació el cargador del arma sobre aquel muchacho, sacrificado como blanco para su bautismo de fuego. "Ya lo has visto", comentó su padre, "matarlo era pan comido". (...)

Se desencadenó una de las faide más encarnizadas que se han conocido en territorio italiano. En una serie de actuaciones caen abatidos decenas de hombres de ambas bandas hasta que, el 18 de mayo de 1992, Ruocco llega al bar Fulmine de Secondigliano acompañado por un comando de ocho hombres pertrechados de ametralladoras, pistolas, fusiles y granadas, y se cobran la vida de cinco personas.

Entre las víctimas se encuentra Raffaele, el hermano mayor de Maurizio, el capo. Está también Rosario, su otro hermano. Ciruzzo, apodado El Millonario, pierde el juicio y ordena una ejecución prohibida según el código de la Mafia. Liquidar a la madre de Ruocco.

"Los clanes de toda Italia nos hicieron saber que no comulgaban con ese proceder, pero Paolo di Lauro respondió: 'Así es como yo hago la guerra".De este modo, Prestieri se convierte en capo." (Roberto Saviano: Autorretrato de un capo. El País, Domingo, 13/02/2011, p. 6/7)

25/2/11

Los urcas... "Unos gozan la vida; otros la sufren. Nosotros la combatimos"

"En la enigmática Transnistria, los niños urcas comen dulces y usan Kaláshnikov. Las armas y los puños son parte crucial de su vocabulario. Allí, en esa tierra de nadie, la muerte es una baza probable, los deficientes mentales son sagrados, y los abuelos, santos. Fue donde creció, en medio de una jungla de hormigón derruido, barro y reformatorios en los que se violaba y vejaba sin límites, Nikolái Lilin (...)

Allá, hacia barrios como Bender, fueron a parar, desde Siberia, los miembros de una comunidad con carácter y orgullo. Los urcas llegaron un buen día hacia esas llanuras alejados de sus raíces y sus códigos; arrancados del frío de la tierra y el calor de sus guisos, deportados por Stalin en los años treinta. Lo hizo para castigarlos y que otros escarmentaran. Desde entonces, ellos le juraron guerra eterna al comunismo y sus protectores. (...)

No lucía bigote cuando entró en un reformatorio. Como él mismo cuenta en el libro, a los 13 o 14 años, un chaval siberiano en Transnistria ya tiene antecedentes penales por robo, homicidio o tentativa de homicidio. Como buen hijo de una estirpe, ayudaba a sus mayores. Su padre era delincuente y pasaba a su vez largas temporadas en la cárcel.

"Nosotros no somos criminales, ni mafiosos, ni nada. A mi familia, Stalin la depuró. Mató a varios miembros y mandó al exilio a otros. Desde entonces, nuestros mayores decidieron que lucharían contra el comunismo".

Matar a soldados soviéticos era una forma de rebelión. "Por eso nos llamaban terroristas, pero un terrorista es otra cosa". También robaban bancos: "Era dinero del Estado que nos reprimía", asegura Lilin. (...)

Muchas veces aplicaban la justicia por su mano. Como cuando un cabrón violó a su amiga Ksusia, aquella niña rusa pecosa de ojos azules que él sabía proteger como nadie y que cayó en las garras de un animal.

O como la vez en que, en el reformatorio, una banda de ladrones se cepilló sin descanso a un joven a quien llamaban Marina.

Fue una experiencia demasiado cruel incluso para la creencia siberiana. Aquella para la que un homosexual sufre un "mal de carne" que se transmite por la mirada.

En esos casos, y para evitar abusos sobre los débiles y los indefensos, Lilin cree que la violencia es necesaria. "Yo nací en un lugar en el que la violencia era una forma de comunicación. Es mala, pero hay veces en las que no tienes otra forma de manifestarte. No hay otra manera de sobrevivir.

En la guerra creíamos que quien ejerce la violencia contra otro se lleva a la víctima consigo". Tampoco le gusta que le llamen criminal, pese a que es un apelativo que él aplica en su libro.

"No lo soy, eso es una palabra ofensiva para los míos. Si la utilizo como expresión en el texto es para explicar que somos criminales honestos. Yo odio el crimen y odio el dinero. Es lo que ha acabado con mi gente", comenta. (...)

La muerte no representa ese terror paralizante en torno al que todo gira en otros lugares. Menos cuando se ha afrontado cara a cara: "Matar a un ser humano puede llegar a ser algo natural. Es fácil, aunque sea difícil de entender.

Si llegas a hacerlo es porque te has visto obligado a ello. Cuando vas a la guerra, como yo, en Chechenia, sabes que no vas a tomar café. Matas o te matan. La cuestión es quién cae primero".

Hay otras muertes y delitos que le impresionan más: "Las que producen a cientos de miles de personas un tío tomando una decisión en un despacho, o cuando desde un banco, con una orden, se mueve dinero de un lado a otro y dejan a millones de inocentes sin trabajo". (...)

Pero Lilin no ha escrito Educación siberiana por eso. Sino para dejar patente una identidad lejana y agónica, un mundo aniquilado y olvidado sobre todo por sus hijos.

"Ya no existe el mundo de nuestros abuelos. Los jóvenes ignoran sus códigos y sus reglas. Cuando yo le pedí permiso al mío para poder contar lo que cuento se alegró mucho. Me dijo que así todo lo que había ocurrido con ellos, todo su sufrimiento, cobraba sentido".

En ese mundo, el significado de muchas palabras adquiría sentidos muy profundos. Era un lugar en el que los criminales se hacían un corte en la mano con una pica. La misma arma que podría acabar con quien osara traicionar su palabra.

A Lilin, un bandido amigo de la familia le hizo ese corte una vez: "Para ti, que el señor te ayude y tu mano se vuelva fuerte y decidida", le dijo. (...)

Pero lo más importante es la honestidad entendida como ellos la quieren ver. "Ser honesto es crucial". ¿Y eso qué es para un urca? "Significa no ser egoísta, pensar en los demás. No poner el resto del mundo en segundo lugar. Quien piensa que puede sobrevivir solo y no le importa qué le rodea no es honesto". (...)

"El problema de la mafia rusa es que la gente en Europa no alcanza a comprender su dimensión. Cuando cayó el muro de Berlín no sólo supuso la liberación de toda una gente pobre oprimida. Se abrió la puerta a una gran organización criminal. No sabéis lo que hicisteis con aquello. (...)

Esa afición por el arte, por la literatura y esa conciencia permanente de muerte, violencia e instinto para sobrevivir lo definen. Lo mismo que a todo su pueblo, tal y como reza un antiguo proverbio siberiano que él ha colocado como cabecera de su libro: "Unos gozan la vida; otros la sufren. Nosotros la combatimos". (El País Semanal, 07/03/2010, p. 52 ss.)

16/11/10

La trata de blancas

"La conversación telefónica sigue en el mismo tono. "Cuando venga el próximo día, preparaos. Y como a mí me dé por pasar esta noche por ahí y os vea sentadas a las dos, os vais a enterar", grita. "De mí no se ríe nadie", le reprocha.

Antes de colgar, dice que a las cuatro y media de la tarde las quiere como un clavo prostituyéndose, de lo contrario, les advierte, "vais a correr las dos".

Un día, las dos jóvenes bajaron al bar de al lado del burdel donde eran explotadas "en zapatillas y bata" a celebrar el cumpleaños de Olena y se bebieron una botella de vino. Los hombres la castigaron. "Me dijeron: 'Ahora llama a tu madre a ver cómo está'.

Y la llamé. Estaba llorando y me suplicó que no me escapase porque dos hombres muy fuertes la habían ido a amenazar. Temía por la vida de mi hijo, de su nieto". Olena asegura que le dieron una paliza y la trasladaron a otro club, donde la explotaban sin contemplaciones. (...)

"Cuando teníamos la regla nos teníamos que poner una esponja dentro para que no se notase. Una vez la metí tan adentro que me provoqué una hemorragia. Les llamé para decirles que no podía trabajar. Me dijeron que limpiase la esponja y me la pusiese de nuevo tantas veces como hiciese falta", cuenta Olena.

Es hoy, y aún tiene pánico a los dos hombres: "Cuando suena un teléfono con la misma melodía que tenía el móvil desde el que me llamaba Víctor, aún se me ponen los pelos de punta". (...)

De haber tardado más, no se sabe la envergadura que habría podido tomar la supuesta red de explotación. Las escuchas recogen conversaciones de Nicanor con una mujer de Ucrania donde hablan de la posibilidad de llevar a más chicas a España. Incluso le ofrece adolescentes de 17 años. Con otro individuo se refiere a "coches" de Tailandia, Bulgaria, Polonia... La policía, sin embargo, pudo frenar la trama antes de que fuese a más." (El País, 16/11/2010)

1/9/10

El crimen organizado mexicano se ceba con los inmigrantes 'sin papeles'

"Como a las siete de la noche, cuando la frontera sur de México había quedado atrás, Carlos escuchó la orden de quedarse quieto. El tren en el que este guatemalteco iba de polizón acababa de detenerse en Medias Aguas, en el Estado mexicano de Veracruz. Desobedeciendo la instrucción, Carlos saltó del ferrocarril y se escondió en el monte. "A dos salvadoreños que se opusieron al asalto, los mataron sin mayor menester".

Ese fue el primer susto. Dos horas después, el tren siguió su ruta al Norte. Y en él, colgados en racimos entre los vagones o en los techos, decenas de inmigrantes centroamericanos. A las cinco de la mañana avistaron Tierra Blanca, aún en Veracruz, pero ahí Carlos no corrió tanta suerte.

"El tren estaba parado cuando llegó alguien a quien llamaban El Gordo con seis hombres, en un carro verde. Al coyote le permitieron apartar a su gente. A los que viajábamos solos, los seis pistoleros nos decían que si no aportábamos un número telefónico de parientes en Estados Unidos nos iban a matar. Los que se negaron fueron tableados. Dos intentaron escapar y los asesinaron. Como yo soy bien pacífico, di el número para que me no hicieran nada", cuenta Carlos por teléfono. (...)

En su intento por llegar a EE UU, el entrevistado -que habla a condición de que no se revele su identidad- resume que en su viaje vio cómo mataron a cuatro personas, se encontró cadáveres tirados en basureros y pasó hambre tres días en una casa de seguridad atestada de centroamericanos.

La parsimonia con que cuenta que sus parientes enviaron telegráficamente 1.000 dólares para pagar por su libertad solo se pierde cuando se le pregunta si no había policías cuando los secuestraron: "No hicieron nada, solo se nos quedan viendo, ellos le avisan a El Gordo que ya llegó el tren". (...)

El balance, siete días después, cabe en unas cuantas líneas poco novedosas: los autores de la matanza fueron Los Zetas (era más que sabido que este grupo, además de dedicarse al narcotráfico, domina las redes de extorsión y secuestro de los sin papeles); como no podían pagar su rescate, a los indocumentados se les propuso, de acuerdo con el testimonio del único sobreviviente, enrolarse en la organización criminal (tampoco táctica nueva); se habrían negado y los mataron. De los 31 identificados, 14 son hondureños, 12 salvadoreños y cuatro guatemaltecos. Hay además un brasileño. Y el sobreviviente, ecuatoriano. Hay otro dato: el agente que dirigía la investigación desapareció, junto con un policía, el 25 de agosto, un día después del hallazgo de los cadáveres.

Cuando se le pide que defina lo que para él es México, Carlos dice que es "un cementerio de centroamericanos, que solo andan buscando una vida mejor. Aquí la mercancía son los inmigrantes".

Las ganancias de ese negocio rondan los 25 millones de dólares al semestre, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Su más reciente informe sobre secuestro y extorsión, realizado en 2009, contabiliza 9.758 testimonios de migrantes que habían sido víctimas de esos delitos solo en el semestre estudiado.

Un refugio sin horarios

El reloj no marca hora de cierre en Belén Posada del Migrante. Antes no era así, pero la llave se dejó de echar cuando se volvieron frecuentes los casos de sin papeles que saltaban la barda en su huida de los secuestradores que los perseguían. Antes tampoco permitían que nadie estuviera más de tres días. Pero en 2009 eso cambió.

"¿Cómo echarlos cuando una mujer violada 70 veces, o alguien golpeado y retenido durante semanas tardan en recuperarse?", se cuestiona el sacerdote diocesano Pedro Pantoja, de 66 años, que atiende desde hace una década este espacio de acogida en Saltillo, Coahuila (norte de México). "Las primeras palabras que los migrantes pronuncian son 'tengo mucha hambre'.

Así que lo que hacemos es darles algo de comer, sin importar la hora que sea. Luego, dormirán el tiempo que necesiten". Ubicada a 100 metros de las vías del tren, Belén Posada del Migrante es uno de los 42 centros de este tipo que conforman la red de la Comisión Episcopal de Movilidad Humana, un sistema que alberga diariamente a unos 5.000 sin papeles.

"Los migrantes viven en una psicología de guerra, guiados por sus instintos de búsqueda, seguridad y esperanza. A los que han sufrido les damos ayuda psicológica. Ya luego, los preparamos. Tenemos un ingeniero que les da cursos sobre el desierto, sobre cómo caminar, cómo cruzar el río Bravo, cómo respirar para cansarse menos, cómo evadir a Los Zetas. Es una capacitación para el viaje", explica el padre Pantoja vía telefónica." (El País, 31/08/2010)

21/2/08

Las buenas intenciones y el tráfico de marihuana

“Si las reglas cambiaran, cambiaría el juego. Entonces alguien podría empezar a aportar soluciones. "Si se legalizara la marihuana, por ejemplo, no tendríamos que acudir al traficante que acapara el tablero". Un tablero donde manda la hipocresía. "Claro, porque muchos de los chicos universitarios que van a hacer trabajo social en las favelas compran la marihuana al traficante". La diferencia además se acentúa con otras contradicciones: "Si los guardias encuentran a un niño de las favelas vendiendo, lo acribillan y punto. Si descubren a un niño rico, que también trapichean con ella, se la quitan y le dicen: 'Vete y no vuelvas a hacerlo".

Hay que empezar por cambiar la policía. Eso es de cajón. Lo tiene claro Padilha, que anduvo por Berlín cada día con gorro de lana, tan simpático y sonriente. Pero no con soluciones como la BOPE. "Hay policías que no aceptan dinero, bien, pero que tienen las entrañas y el alma corrompida por la tensión, el estrés y el sufrimiento". La artimaña es hacerles creer que pertenecen a otra estirpe: "Les implantan una simbología, como esa calavera cruzada con armas tan siniestra que sale en la película, y una ideología. Les lavan el cerebro y los envían a la guerra". De eso no puedes esperar nada bueno: "Tan sólo una espiral sin salida en la que todos quedamos atrapados". (JOSÉ PADILHA (ganador del Oso de Berlín): "Ni derecha ni izquierda pueden arreglar tanta corrupción en Brasil". El País, ed. Galicia, Cultura, 18/02/2008, p. 48)