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7/8/24

Amnistía Internacional pide a Israel que ponga fin a la detención masiva y a la tortura de palestinos en Gaza... Un nuevo informe de esta organización de derechos humanos recoge testimonios de 27 exdetenidos, entre ellos un niño de 14 años

 "La desaparición forzada, la incomunicación y la tortura son prácticas habituales de las fuerzas israelíes en Gaza según un informe de Amnistía Internacional hecho público este 18 de julio. El trabajo de esta organización de derechos humanos se sustenta en entrevistas con 27 supervivientes de los centros de detención en la Franja y en territorio israelí, entre ellos, 21 hombres, cinco mujeres y un niño de 14 años. 

Todos ellos estuvieron detenidos durante periodos de hasta cuatro meses y medio sin contar con la asistencia de una abogado ni poder contactar con su familia en una situación que Amnistía Internacional homologa con una “desaparición forzada”. Todos ellos relatan también tratos “crueles, inhumanos o degradantes”.

La ley de Combatientes Ilegales, explica esta ONG, otorga al ejército israelí “amplios poderes” para detener a cualquier persona sospechosa de representar una amenaza para Israel durante “períodos indefinidamente renovables”, sin necesidad de juicio o presentar pruebas.

“Si bien el derecho internacional humanitario permite la detención de personas por razones imperiosas de seguridad en situaciones de ocupación, deben existir salvaguardias para impedir la detención indefinida o arbitraria y la tortura y otros malos tratos. Esta ley no ofrece estas salvaguardias de manera flagrante. Permite la tortura generalizada y, en algunas circunstancias, institucionaliza la desaparición forzada”, afirma Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.  

Según denuncia Callamard, Israel está utilizando la Ley de Combatientes Ilegales para detener arbitrariamente a civiles palestinos en Gaza y “arrojarlos a un agujero negro durante periodos prolongados sin presentar prueba de que representen una amenaza para la seguridad y sin el debido proceso mínimo”. 

En total, 1.402 palestinos están detenidos por Israel al amparo de esta ley, según datos ofrecidos por el Estado israelí, aunque esta cifra excluye a los detenidos durante un período inicial de 45 días sin una orden formal.

Entre febrero y junio de este año, Amnistía documento 31 casos de detención en régimen de incomunicación encontró “pruebas creíbles” de un uso generalizado de la tortura y otros malos tratos."                     (El Salto,  18/07/24)

24/11/23

Con tanta muerte, el asesinato de una profesora de música jubilada pasó prácticamente desapercibida... Un disparo en la pierna fue suficiente para matarla, cuando salía de la iglesia católica... Nadie pudo llegar hasta ella. Elham Farah murió desangrada en la calle, a poca distancia del hospital Al-Shifa... ¿Quién disparó? Los palestinos no dudan de que debió de ser un francotirador israelí... mientras los familiares lloraban a Elham Farah, las tropas israelíes entraron en el hospital Al-Shifa y registraron sus habitaciones, salas y sótanos... lo presentaron como una "misión humanitaria"... "uno de los grandes tanques entró en el interior del hospital por la puerta principal oriental, y aparcaron delante del servicio de urgencias del hospital"... y "transformaron el hospital Al-Shifa en un centro de detención interrogando al personal médico, a los heridos y a las personas que se refugian en el hospital."... por la noche los soldados abandonaron el hospital, que seguía sin electricidad, sin combustible y con escasa comida y agua para los pacientes y las personas hacinadas en los pasillos, y con el hedor de los cadáveres putrefactos llenando el aire

 "Casi nadie ha hablado ni escrito sobre Elham Farah, profesora de música jubilada que el domingo murió tiroteada y desangrada en plena calle.

Ante los miles de muertos y heridos, los tanques en el centro de la ciudad de Gaza y las tropas israelíes asaltando el hospital Al-Shifa, ni siquiera los observadores más atentos fueron capaces de dar visibilidad al destino que corrió esta anciana palestina.

En las redes sociales, su nieta Carole relató que el domingo su tía recibió un disparo en la pierna cuando salía de la iglesia católica de la ciudad de Gaza para recoger algunos efectos personales. Un disparo en la pierna fue suficiente para matarla. Nadie pudo llegar hasta ella. Elham Farah murió desangrada en la calle, a poca distancia del hospital Al-Shifa.

Algunos de sus alumnos la recordaban con cariño en las redes sociales por su dedicación a la enseñanza y su amor por la música. Su nombre se unió al de otros miles de civiles palestinos que resultaron heridos y a los que nadie pudo salvar, especialmente los que quedaron atrapados bajo los escombros.

¿Quién disparó? Los palestinos no dudan de que debió de ser un francotirador israelí. Los de la iglesia católica, donde la mujer era muy conocida, no quieren especular.

El martes por la noche, mientras los familiares lloraban a Elham Farah, las tropas israelíes entraron en el hospital Al-Shifa y registraron sus habitaciones, salas y sótanos, en una redada que alarmó enormemente a la OMS y a la ONU, preocupadas por la suerte de miles de civiles atrapados en su interior: pacientes, personal y evacuados llegados del norte: cientos, quizá miles de personas.

Durante todo el día del miércoles, los soldados israelíes buscaron debajo y alrededor del hospital el llamado "corazón palpitante" de Hamás, el cuartel general del movimiento islámico en la ciudad de Gaza. Durante semanas, los mandos militares israelíes, el primer ministro Netanyahu y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, han repetido al mundo entero, respaldados también por los servicios de inteligencia estadounidenses, que bajo Al-Shifa se encuentra una enorme instalación, posiblemente de varios pisos, conectada a todos los puntos de Gaza por una telaraña de túneles que permite a Hamás organizar sus planes para atacar Israel.

"No hay lugar en Gaza al que no podamos llegar. No hay escondite... No hay refugio para los asesinos de Hamás... Eliminaremos a Hamás y devolveremos a los rehenes", dijo el primer ministro Netanyahu.

Sin embargo, hasta el miércoles por la noche no había aparecido esa enorme "infraestructura terrorista", al menos no en la escala que afirman el ejército y el gobierno israelíes. En declaraciones a la CNN, un portavoz militar, Richard Hecht, dijo -sin aportar pruebas visuales- que "entendemos que hay una importante infraestructura de Hamás en la zona, en las proximidades del hospital. Potencialmente bajo el hospital, y es algo en lo que estamos trabajando. Nos llevará tiempo. Esta guerra es una guerra compleja".

Por su parte, Hamás negó que hubiera armas suyas en Al-Shifa. Y aún no hay rastro de los 239 rehenes israelíes y extranjeros tomados por Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre, después de que se afirmara que muy probablemente estarían en el sótano de Al-Shifa.

Anteriormente, los mandos israelíes habían descrito el asalto al hospital como una "operación selectiva", restringida a una parte del centro sanitario, la occidental, que no afectaría en modo alguno a pacientes, médicos o civiles. Dijeron que el único tiroteo se había producido fuera del hospital, en el que al parecer murieron cinco militantes de Hamás. Y difundieron fotos de medicamentos, ayuda humanitaria e incubadoras llevadas por los militares al hospital. En resumen, lo presentaron como una "misión humanitaria".

Los palestinos contaron una historia muy distinta. Testigos citados por agencias de noticias y Al Jazeera TV, aunque en un principio informaron de una situación relativamente tranquila, aunque llena de tensión, mientras las tropas israelíes se movían entre los edificios realizando registros, más tarde dijeron haber oído disparos y explosiones. El Dr. Ahmed El Mohallalati, cirujano, dijo a Reuters que hubo tiroteos y que "uno de los grandes tanques entró en el interior del hospital por la puerta principal oriental, y ... aparcaron delante del servicio de urgencias del hospital". Los israelíes, añadió, utilizaron "todo tipo de armas" alrededor del hospital. El Dr. Mustafa Barghouti, médico y conocida figura de la sociedad civil palestina, citando a testigos, escribió en X que los soldados destruyeron equipos de tomografía computarizada y "transformaron el hospital Al-Shifa en un centro de detención interrogando al personal médico, a los heridos y a las personas que se refugian en el hospital."

Otros médicos y enfermeras informaron de disparos de advertencia al aire efectuados por los soldados mientras se desplazaban a paso ligero de una sala a otra. Un testigo declaró a la BBC que, en un momento dado, los soldados dijeron a todos los hombres de entre 16 y 40 años que fueran al patio del hospital, donde habían instalado un dispositivo de escáner, y pidieron a todos que pasaran por él. Al parecer, también desenterraron cadáveres enterrados en las horas previas en una fosa común próxima a Al-Shifa para buscar rehenes muertos. Por la noche, según informó un periodista de Gaza, los soldados abandonaron el hospital y volvieron a desplegarse en las inmediaciones de Al-Shifa, que seguía sin electricidad, sin combustible y con escasa comida y agua para los pacientes y las personas hacinadas en los pasillos, y con el hedor de los cadáveres putrefactos llenando el aire. También están atrapados en Al-Shifa los cerca de 40 bebés prematuros, fuera de las incubadoras que se han apagado por falta de electricidad, después de que el ejército israelí hubiera asegurado hace unos días que sería posible evacuarlos sin peligro.

El miércoles, 40 días después del comienzo de la guerra, Israel dejó por fin entrar en Gaza miles de litros de combustible para permitir el repostaje de los camiones de la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos) que llevan ayuda a los palestinos desplazados en el sur de la Franja, una mera gota en el mar de necesidades de todo tipo. Los desplazados se enfrentan ahora a un nuevo peligro. El miércoles, el ejército israelí dijo a los civiles de los suburbios orientales de Jan Yunis que abandonaran sus hogares y "fueran a refugios" (inexistentes en Gaza) porque las FDI lanzarán operaciones terrestres contra Hamás también en el sur de la Franja.

Sin embargo, en el norte, el hospital Al-Awda ha empezado a aceptar de nuevo nuevos pacientes a pesar de la escasez de todo lo que necesitan para realizar su trabajo. Un pequeño rayo de esperanza en una zona que, según los sitios israelíes del miércoles, no se espera que vuelva a poblarse en meses, tal vez años. El miércoles por la noche saltó la noticia de otra masacre de civiles: un ataque aéreo contra la torre Al-Salhi, en el campo de refugiados de Nusseirat, mató al menos a 15 personas."

( Michele Giorgio, Il Manifesto Global, Jerusalen, 17/11/23; Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator)

21/11/23

Chris Hedges, Premio Pulitzer: La guerra de Israel contra los hospitales... Israel no está atacando hospitales en Gaza porque sean "centros de mando de Hamás". Israel está destruyendo sistemática y deliberadamente la infraestructura médica de Gaza como parte de una campaña de tierra quemada para hacer de Gaza un lugar inhabitable y agravar una crisis humanitaria. Pretende obligar a 2,3 millones de palestinos a cruzar la frontera con Egipto, adonde nunca regresarán... Habla de los palestinos como una masa deshumanizada. No hay madres, padres, hijos, profesores, médicos, abogados, cocineros, poetas, taxistas o tenderos. Los palestinos, en el léxico israelí, son un único contagio que debe ser erradicado... Los armenios, al igual que los palestinos, fueron expulsados de sus hogares, tiroteados y privados de alimentos y agua... Quienes se embarcan en proyectos de matanzas masivas mienten para evitar desmoralizar a sus propias poblaciones... Cuanto más se prolonga el genocidio, más absurdas se vuelven las mentiras... Hay pequeñas mentiras israelíes. Cuarenta bebés decapitados. El hospital Al Shifa es un "centro de mando de Hamás". Los militantes palestinos, y no los tanques israelíes, según Israel, son los responsables del bombardeo del Hospital Al Shifa... Las mentiras utilizadas por Israel para eximirse de responsabilidad corroerán la sociedad israelí... Las mentiras elevarán a los criminales de guerra a la categoría de héroes y demonizarán a quienes tengan conciencia... La verdad, como en todos los despotismos, será desterrada. Israel, un monstruo para los palestinos, será un monstruo para sí mismo

 "Israel no está atacando hospitales en Gaza porque sean "centros de mando de Hamás". Israel está destruyendo sistemática y deliberadamente la infraestructura médica de Gaza como parte de una campaña de tierra quemada para hacer de Gaza un lugar inhabitable y agravar una crisis humanitaria. Pretende obligar a 2,3 millones de palestinos a cruzar la frontera con Egipto, adonde nunca regresarán.

Israel ha destruido y casi vaciado el hospital Al Shifa de la ciudad de Gaza. El Hospital Indonesio de Beit Lahia es el siguiente. Israel está desplegando tanques y vehículos blindados alrededor del hospital y ha disparado contra el edificio, matando a doce personas.

El libro de jugadas es familiar. Israel lanza octavillas sobre un hospital diciendo a la gente que lo abandone porque es una base para "actividades terroristas de Hamás". Tanques y proyectiles de artillería arrancan parte de los muros del hospital. Los misiles israelíes hacen estallar las ambulancias. Se cortan la electricidad y el agua. Los suministros médicos están bloqueados. No hay analgésicos, antibióticos ni oxígeno. Los más vulnerables, los bebés prematuros en incubadoras y los enfermos graves, mueren. Los soldados israelíes asaltan el hospital y obligan a todos a salir a punta de pistola.

Esto es lo que ocurrió en el hospital Al Shifa. Esto es lo que ocurrió en el hospital infantil Al Rantisi. Esto es lo que ocurrió en el principal hospital psiquiátrico de Gaza. Esto es lo que ocurrió en el hospital Nasser. Esto es lo que ocurrió en los demás hospitales que Israel ha destruido. Y esto es lo que ocurrirá en los pocos hospitales que quedan.

 Israel ha cerrado 21 de los 35 hospitales de Gaza, incluido el único hospital oncológico de Gaza. Los hospitales que siguen funcionando sufren una grave escasez de medicamentos y suministros básicos. Los hospitales están siendo eliminados uno a uno. Pronto no quedará ningún centro sanitario. Esto está diseñado.

Decenas de miles de palestinos aterrorizados, obligados a evacuar por Israel, con sus casas reducidas a escombros, buscan refugio de los incesantes bombardeos acampando en los hospitales de Gaza y sus alrededores. Esperan que los centros médicos no sean objetivo de Israel. Si Israel respetara las Convenciones de Ginebra, tendrían razón. Pero Israel no está llevando a cabo una guerra. Está llevando a cabo un genocidio. Y en un genocidio, una población, y todo lo que sostiene a una población, es arrasada.

En una señal ominosa de que Israel se volverá contra los palestinos en Cisjordania una vez que haya terminado de arrasar Gaza, vehículos blindados han rodeado al menos cuatro hospitales de Cisjordania. El Hospital Ibn Sina ha sido asaltado por soldados israelíes junto con el Hospital de Jerusalén Este.

 El Estado colonial de colonos de Israel se fundó sobre mentiras. Se sustenta en mentiras. Y ahora, cuando está firmemente decidido a llevar a cabo la peor matanza y limpieza étnica de palestinos desde la Nakba o "catástrofe" de 1948, en la que 750.000 palestinos fueron víctimas de una limpieza étnica y unas 50 masacres a manos de milicias judías, escupe un absurdo grotesco tras otro. Habla de los palestinos como una masa deshumanizada. No hay madres, padres, hijos, profesores, médicos, abogados, cocineros, poetas, taxistas o tenderos. Los palestinos, en el léxico israelí, son un único contagio que debe ser erradicado.

 Quienes se embarcan en proyectos de matanzas masivas mienten para evitar desmoralizar a sus propias poblaciones, adormecer a las víctimas haciéndoles creer que no serán exterminadas todas y evitar que intervengan fuerzas exteriores. Los nazis afirmaban que los judíos empaquetados en trenes y enviados a campos de exterminio estaban en detalles de trabajo y disponían de buena atención médica y alimentación adecuada. En cuanto a los enfermos y ancianos, eran atendidos en centros de descanso. Los nazis incluso crearon un campo simulado para el "reasentamiento" de los judíos "en el Este", Theresienstadt, donde organismos internacionales como la Cruz Roja podían ver el trato humano que recibían los judíos, a pesar de que millones de ellos estaban siendo exterminados.

Al menos 664.000 y posiblemente hasta 1,2 millones de armenios fueron masacrados o murieron por exposición, enfermedad e inanición durante el genocidio llevado a cabo por el Imperio Otomano desde la primavera de 1915 hasta el otoño de 1916. El genocidio armenio fue tan público como el genocidio de Gaza. Las misiones consulares europeas y estadounidenses proporcionaron relatos detallados de la campaña para limpiar la actual Türkiye de armenios. 

El gobierno otomano, en un intento de ocultar el genocidio, prohibió a los extranjeros tomar fotografías de los refugiados armenios o de los cadáveres que llenaban las carreteras. Israel también ha bloqueado la entrada a Gaza de la prensa extranjera, que sólo realiza un puñado de visitas breves y cuidadosamente escenificadas, organizadas por el ejército israelí. Israel corta periódicamente los servicios de Internet y teléfono. Al menos 43 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación palestinos han muerto a manos de Israel desde la incursión de Hamás en Israel el 7 de octubre, muchos de ellos sin duda objetivos de las fuerzas israelíes.

Los armenios, al igual que los palestinos, fueron expulsados de sus hogares, tiroteados y privados de alimentos y agua. Los armenios deportados fueron enviados en marchas de la muerte al desierto sirio, donde decenas de miles fueron fusilados o murieron de hambre, cólera, malaria, disentería y gripe. Israel obliga a 1,1 millones de palestinos a refugiarse en el extremo sur de Gaza y los bombardea mientras huyen. Estos refugiados, como los armenios, carecen de alimentos, agua, combustible y saneamiento. También ellos sucumbirán pronto a epidemias de enfermedades infecciosas.

Talat Pasha, el líder de facto del Imperio Otomano, dijo al embajador de Estados Unidos, Henry Morgenthau Sr., en palabras que reproducen la postura de Israel, el 2 de agosto de 1915, "que nuestra política armenia es absolutamente fija y que nada puede cambiarla. No tendremos armenios en ningún lugar de Anatolia. Pueden vivir en el desierto, pero en ninguna otra parte".

Cuanto más se prolonga el genocidio, más absurdas se vuelven las mentiras. 

Hay grandes mentiras israelíes. Israel insiste en que la destrucción de Gaza y la matanza gratuita de miles de palestinos es un esfuerzo dirigido a deshacerse de Hamás y no una campaña para reducir Gaza a un montón de escombros, llevar a cabo asesinatos en masa y limpiar étnicamente a los palestinos. 

Hay pequeñas mentiras israelíes. Cuarenta bebés decapitados. El hospital Al Shifa es un "centro de mando de Hamás". Un calendario en árabe en la pared de un hospital, según el portavoz de las FDI, contralmirante Daniel Hagari, es "una lista de guardianes [vigilantes], donde cada terrorista escribe su nombre y cada terrorista tiene su propio turno vigilando a la gente que estaba aquí." Un actor israelí disfrazado de enfermero y que habla un árabe muy acentuado afirma ser médico palestino y haber visto a Hamás utilizar a civiles como escudos humanos. Dice que miembros de Hamás "atacaron el hospital Al Shifa" y robaron "el combustible y los medicamentos". Los militantes palestinos, y no los tanques israelíes, según Israel, son los responsables del bombardeo del Hospital Al Shifa. Israel atacó un coche lleno de "terroristas" en el sur de Líbano, "terroristas" que resultaron ser tres niñas, su madre y su abuela. La explosión en el Hospital Al Ahli fue el resultado de un cohete errante disparado por los palestinos, una afirmación cuestionada por The New York Times cuando desacreditó el vídeo basándose en el análisis de su marca de tiempo. Israel afirmó que "respondió a la petición del director del Hospital Shifa de permitir la evacuación de los ciudadanos gazatíes que se refugiaban en el hospital y que deseaban salir del Hospital Shifa hacia el paso humanitario de la Franja de Gaza a través de un eje seguro", una afirmación que Mohammed Zaqout, director general de hospitales en Gaza, calificó de "falsa", añadiendo que "nos obligaron a salir a punta de pistola". 

El teniente coronel israelí Jonathan Conricus, en un vídeo puesto en la picota por la BBC, muestra a los espectadores un escaso arsenal de armas automáticas en un vídeo promocional que aumenta mágicamente una vez que llegan los reporteros extranjeros para una visita guiada. Las FDI lo borraron más tarde.

Las mentiras se escribirán en los libros de texto israelíes.Los políticos, historiadores y periodistas israelíes repetirán las mentiras.Las mentiras se contarán en la televisión israelí y en películas y libros israelíes.Los israelíes son víctimas eternas.Los palestinos son el mal absoluto.No hubo genocidio.Türkiye, un siglo después, sigue negando lo que les ocurrió a los armenios.

En tiempos de guerra la gente cree lo que quiere creer. Las mentiras sacian el hambre del público israelí que ve el conflicto como una lucha binaria entre "los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas". Las mentiras son una defensa contra la rendición de cuentas, ya que si Israel se niega a reconocer la realidad, no se ve obligado a responder a la realidad. Las mentiras crean disonancia cognitiva, donde los hechos se convierten en ficción y la ficción en verdad. Las mentiras hacen imposible cualquier debate sobre el genocidio o la reconciliación.  

Israel, con el respaldo de la administración Biden, seguirá apagando todos los sistemas que sostienen la vida en Gaza. Hospitales. Escuelas. Centrales eléctricas. Instalaciones de tratamiento de agua. Fábricas. Granjas. Edificios de apartamentos. Casas. Entonces Israel pretenderá, como los asesinos en genocidios pasados, que nunca sucedió. 

Las mentiras utilizadas por Israel para eximirse de responsabilidad corroerán la sociedad israelí.

Corroerán su vida moral, religiosa, cívica, intelectual y política. Las mentiras elevarán a los criminales de guerra a la categoría de héroes y demonizarán a quienes tengan conciencia.

El genocidio de Israel, al igual que los asesinatos en masa de 1965 en Indonesia, será mitificado, como una batalla épica contra las fuerzas del mal y la barbarie, al igual que mitificamos el genocidio de los nativos americanos y convertimos en héroes a nuestros colonos y a nuestras unidades de caballería asesina.Los asesinos de la guerra de Indonesia contra el comunismo son aclamados en los mítines como salvadores.Se les entrevista sobre las "heroicas" batallas que libraron hace casi seis décadas.Israel hará lo mismo.Se deformará a sí mismo.Celebrará sus crímenes. Convertirá el mal en bien. Existirá dentro de un mito construido por él mismo. La verdad, como en todos los despotismos, será desterrada. Israel, un monstruo para los palestinos, será un monstruo para sí mismo."

(Chris Hedges, Premio Pulitzer, corresponsal extranjero durante quince años para The New York Times, blog, 20/11/23; traducción 

17/11/23

Varoufakis: "Todos los pacientes de la UCI" murieron en al-Shifa en medio de una redada israelí, según el director del hospital. No se necesitan más comentarios. Sólo una pregunta para los líderes europeos: ¿Duermen bien por la noche?"

Yanis Varoufakis @yanisvaroufakis

"Todos los pacientes de la UCI" murieron en al-Shifa en medio de una redada israelí, según el director del hospital. No se necesitan más comentarios. Sólo una pregunta para los líderes europeos: ¿Duermen bien por la noche?

(‘All ICU patients’ dead in al-Shifa amid Israel raid, according to the Hospital's director. No further comment needed. Just a question to Europe's leaders: Are you sleeping OK at night?)

2:44 p. m. · 17 nov. 2023 217 mil Reproducciones

15/11/23

La destrucción del hospital Al-Shifa, el último bastión de humanidad del norte de Gaza... “Estamos en la cuarta planta. Un francotirador ha disparado a cuatro pacientes hospitalizados. Uno tiene una herida de bala en el cuello y está tetrapléjico, y el otro fue herido en el abdomen”... Los cadáveres se amontonan en las calles de Gaza porque el personal médico no puede ayudar a los heridos que chillan pidiendo auxilio en el exterior de los hospitales. Los sanitarios que intentan ayudarles son blanco de los disparos y asesinados. No queda nadie para documentar la escala del genocidio

 "Nota: Este artículo fue enviada el día 13 por el corresponsal de Mondoweiss en Gaza mediante un mensaje de audio.

 Los cadáveres se amontonan en las calles de Gaza porque el personal médico no puede ayudar a los heridos que chillan pidiendo auxilio en el exterior de los hospitales. Los sanitarios que intentan ayudarles son blanco de los disparos y asesinados. No queda nadie para documentar la escala del genocidio.

El día 11 de noviembre los heridos que eran atendidos en el hospital Al-Shifa tuvieron que abandonarlo, con sus heridas todavía sangrando, algunos en silla de ruedas, otros en carros. Quienes llegaron al sur hace días informaron de que la administración del hospital Al-Shifa les urgió a escapar porque pronto dejaría de estar operativo. En estos momentos ya ha cerrado por completo.

Estas directivas no surgieron de la nada. Se basaban en las expectativas de la administración del hospital sobre lo que ocurriría durante la invasión terrestre, dada la política sistemática de Israel de atacar instalaciones médicas. En los días previos al éxodo de Al-Shifa, las fuerzas israelíes siguieron acercándose, bombardeando los edificios colindantes y las partes exteriores del hospital y lanzando misiles contra el patio del hospital donde dormían los refugiados, haciéndolos pedazos.

Los tanques continuaron aproximándose al hospital Al-Shifa, el mayor de la Franja de Gaza, hasta llegar a sus puertas. Portavoces del Ministerio de Salud permanecen en Al-Shifa, con la esperanza de que algunos heridos y cadáveres puedan ser llevados hasta allí donde serían registrados y contabilizados. Desde entonces, estas esperanzas se han desvanecido, ya que no se permite a nadie salir al exterior ni llegar al hospital para recibir tratamiento o refugio.

Las últimas horas han sido las más catastróficas para los hospitales del norte de Gaza, entre los que se encuentran Al-Shifa, el Hospital Al-Quds, el Hospital Pediátrico Rantisi y el Hospital Nasr, en la ciudad de Gaza, y el Hospital Indonesio, en el norte, que fue blanco la semana pasada de bombardeos y «cinturones de fuego» destinados a obligar a evacuar al personal médico, los pacientes y los refugiados.

Los trabajadores sanitarios son los que más han sufrido durante los últimos asaltos. Pero muchos equipos médicos se negaron a abandonar los hospitales, quedándose para atender a los pacientes de la UCI y la UCIN, que no podían ser trasladados sin morir. Entre ellos hay 48 bebés prematuros cuyas incubadoras y respiradores han fallado desde entonces.

Ayer mismo se anunció que dos de estos bebés murieron por falta de oxígeno y calor. Empezaron a circular fotos del personal del hospital envolviendo a los bebés que quedaban y colocándolos cerca unos de otros para conservar el calor y mantenerlos calientes.

“Vemos a los heridos, los oímos gritar pidiendo auxilio, pero no podemos hacer nada

El ministro de Sanidad de la Autoridad Palestina, Mai Keileh, ha declarado que el personal médico ya no puede desplazarse entre los edificios para realizar su trabajo. Los drones de ataque que sobrevuelan el complejo médico atacan a todo lo que se mueve. Esto ha provocado la acumulación de cadáveres en el patio del hospital, y cualquiera que intente salir a recogerlos también es asesinado. Keileh declaró que el personal médico no ha podido enterrar a más de 100 mártires cuyos cuerpos han empezado a pudrirse en el patio, mientras los perros callejeros empiezan a devorar su carne.

Un portavoz del gobierno de Gaza declaró ayer que francotiradores del ejército israelí apostados en edificios cercanos habían disparado a un paciente en su cama a través de la ventana, además de a un trabajador de mantenimiento que intentaba recomponer las líneas eléctricas del hospital en un intento de restablecer el suministro en una parte del hospital. La misma fuente gubernamental declaró que un grupo de sanitarios intentó abandonar el hospital mientras ondeaban banderas blancas y se dirigía a la entrada principal, pero que los drones también les apuntaron directamente, matando a la mayoría. Los que sobrevivieron a la explosión inicial permanecieron en el suelo durante horas, desangrándose y pidiendo ayuda a gritos, hasta que también murieron.

Médicos sin Fronteras (MSF) informó de incidentes similares, citando el testimonio del doctor Mohamed Obeid, de Al-Shifa:

“Estamos en la cuarta planta. Un francotirador ha disparado a cuatro pacientes hospitalizados. Uno tiene una herida de bala en el cuello y está tetrapléjico, y el otro fue herido en el abdomen”

MSF confirmó asimismo los informes del gobierno sobre los heridos a quienes se deja desangrarse en el patio del hospital. Un miembro de la ONG describió la escena:

“Hay muertos en las calles. Podemos ver cómo se dispara contra los civiles. Podemos ver a los heridos. Les oímos pedir ayuda a gritos pero no podemos hacer nada. Es demasiado peligroso salir al exterior”.

El hospital de maternidad Mahdi, en el norte de Gaza, también fue blanco de bombardeos. Los francotiradores israelíes dispararon a las personas que se encontraban cerca de las ventanas, mientras que los drones israelíes que sobrevolaban la zona atacaban todo lo que se movía en el patio del hospital, incluso a los equipos médicos, que se encontraban atrapados en su interior.

El Dr. Basel Mahdi, que trabajaba en el hospital, escribió en Internet: «Nadie muere antes de tiempo. Pero hay muchos que mueren sin dignidad».

“Que Dios os perdone”, decía en su escrito dirigido a los jefes de Estado árabes. “Nos habéis traicionado. Habéis traicionada vuestra identidad árabe”. Media hora después de escribir este mensaje el doctor Mahdi fue asesinado cuando intentaba salir al exterior.

No queda nadie para documentar el genocidio

El sistema médico del norte de Gaza se ha derrumbado por completo. No queda ningún hospital ni centro de salud operativo. Los cientos de miles de civiles que probablemente quedan en el norte ya no tienen ningún lugar en donde buscar tratamiento para sus heridos, que se acumulan día tras día.

Y están sometidos al mismo tratamiento que el personal del hospital. Cuando alguien trata de escapar hacia el sur, se les dispara o bombardea. Además la invasión terrestre de las tropas israelíes y el asalto a las viviendas con residentes dentro ha abierto la puerta a nuevas trasgresiones. El doctor Mohamed Nozam Ziyara escribió un post en las redes sociales sobre la terrible experiencia de su familia en el barrio de al-Nasr:

“Ayer las fuerzas de ocupación israelíes entraron en nuestra casa del barrio de Nasr después de volar por los aires la puerta de entrada. Reunieron a toda la familia en una habitación y procedieron a golpear y maltratar a todos, convirtiendo la casa en una base militar. Luego los soldados separaron a las mujeres y los niños pequeños de los hombres y los muchachos, a quienes continuaron golpeando hasta trasladarlos a la cercana escuela de la UNRWA (Agencia de la ONU para Refugiados de Palestina en Oriente Próximo). No hemos sabido nada de su suerte en las últimas 24 horas. Las mujeres y niños pequeños fueron sacados de la casa y utilizados como escudos humanos, obligándolos a caminar delante de los tanques en dirección a la parte sur del barrio. En estos momentos tampoco tenemos noticias de su paradero”.

El Dr. Zidaya concluía su mensaje pidiendo que cualquiera que pudiera tener información de su familia se pusiera en contacto con él.

Tal vez, cuando resulte evidente que las afirmaciones de Israel sobre Al-Shifa son infundadas, encuentre una excusa para reducir a escombros este último bastión de humanidad que queda en Gaza. Junto con ello, pretende matar al personal restante del Ministerio de Sanidad de Gaza, responsable de documentar y contabilizar las víctimas mortales y los heridos.

Con ello Israel pretende silenciar al Ministerio y a los periodistas que permanecen en el hospital, creando un apagón informativo total, para poder seguir cometiendo las masacres sin testigo alguno. A medida que un mayor número de personas son asesinadas y sus cadáveres se descomponen en las calles, no quedará nadie que documente la escala del genocidio que está en marcha."

( Tareq S. Hajjaj  , Rebelión, 15/11/2023, fuente: mondoweiss.net)

2/12/22

 Tal día como hoy en 2005, los marines estadounidenses llevaron a cabo una ola de asesinatos de cinco horas en la ciudad iraquí de Haditha, matando a 24 civiles desarmados, entre ellos mujeres, ancianos y niños. Todos los asesinos que fueron arrestados por la masacre no fueron a la cárcel, se salieron con la suya

"Con una confianza en sí misma admirable para tratarse de una niña de apenas 10 años, Iman Hasan ha relatado cómo su familia fue asesinada por el ejército norteamericano mientras ella se acurrucaba muerta de miedo en un rincón del cuarto de estar de su casa. Los hechos ocurrieron poco después de las siete de la mañana del 19 de noviembre del año pasado, aseguró la niña en una entrevista con el diario The Times.
 
 Estaba todavía en pijama y se preparaba para ir a la escuela cuando un convoy del ejército norteamericano llegó con un estruendo excesivo por la carretera que pasa cerca de su casa, en Al Haditha, una localidad a orillas del Eúfrates que ha llegado a ser un semillero de resistentes contra la ocupación militar.

En aquel momento, un Humvee saltó por los aires a consecuencia de un artefacto colocado en la cuneta. Su conductor, Miguel Terrazas, un saldado norteamericano de origen hispano, resultaba muerto. El padre de Iman estaba rezando sus oraciones en una habitación de la casa. Sus abuelos se encontraban todavía en la cama. La familia oyó tiros, pero era consciente de que no había que salir.

Lo que ocurrió después es objeto de una investigación a cargo del US Naval Criminal Investigative Service [Servicio de Investigación Criminal de la Marina de Estados Unidos].Se espera que los resultados propinen otro golpe demoledor a la posición de Estados Unidos en Irak y en el mundo entero.

Algunos congresistas estadounidenses a los que se ha informado de las investigaciones se temen que el procedimiento llegará a la conclusión de que los ocupantes norteamericanos asesinaron nada menos que a 24 civiles iraquíes desarmados, entre ellos, mujeres y niños, a sangre fría. Una docena de marines corre el riesgo de verse sometidos a consejo de guerra, acusados incluso de homicidio (pero no lo llaman crimen de guerra). Se ha puesto en marcha otro proceso de investigación para determinar si ha habido encubrimiento de estos hechos.

Altos cargos del Pentágono y del Ejército que han tenido acceso a las investigaciones han declarado que éste podría constituir el peor caso de conducta impropia entre todas las fuerzas ocupantes de EEUU en Irak, incluso peor que las torturas a los presos de Abu Ghraib. Las opiniones más críticas traerán a colación comparaciones con la matanza de My Lai durante la Guerra de Vietnam, cuando soldados norteamericanos mataron a más de 500 aldeanos desarmados. En aquella ocasión tuvieron que transcurrir 18 meses antes de que la verdad saliera a la luz y aquella matanza cambió la percepción que la opinión pública norteamericana tenía de la guerra.

«Se trata de una catástrofe», ha manifestado Tariq Hashemi, el vicepresidente suní de Irak, que es contrario a la ocupación. «Se trata de una provocación a todos los iraquíes, especialmente a los de la comunidad árabe suní. Es como si les empujaran a unirse a la resistencia y a combatir… «, ha declarado a The Times. «En la provincia occidental de Anbar -prosigue-, la situación está ahora fuera de control. Eso se ha debido fundamentalmente al comportamiento del Ejército norteamericano, a sus violaciones de los Derechos Humanos a gran escala. Están asesinando a personas, haciendo daño a personas, destruyendo poblaciones».

Según la niña Iman, militares de Estados Unidos irrumpieron en su casa unos 15 minutos después de que el artefacto destruyera el Humvee, al parecer en busca de miembros de la resistencia. Empezaron por gritar a su padre. Inmediatamente después, lanzaron una granada en el dormitorio de sus abuelos. La niña vio que a su madre la alcanzaban trozos de metralla. Su tía agarró a un niño y se precipitó a toda velocidad fuera de la casa.

Los soldados abrieron fuego entre las cuatro paredes del cuarto de estar, donde se había agrupado la mayor parte de la familia. Su tío Rashid escapó al exterior de la vivienda, donde fue perseguido y asesinado a tiros por norteamericanos.

«Dispararon a mi abuelo, primero en el pecho y luego en la cabeza. Luego mataron a mi yaya», había explicado ya la niña meses atrás a la revista estadounidense Time, que en marzo pasado publicó una amplia investigación sobre la matanza que obligó a las autoridades militares de EE UU a abrir su propia investigación. Según Time, los soldados se dirigieron luego a otra casa, abrieron la puerta y lanzaron una granada dentro antes de empezar a disparar a diestro y siniestro matando a ocho civiles. La revista cita el testimonio de Yousif, uno de los hijos del propietario de la casa, que intentó entrar, pero se lo impidieron otros iraquíes. «Me dijeron: ‘No puedes hacer nada. No te acerques o los americanos te matarán».

Nadie pudo entrar en la casa hasta el día siguiente, cuando los estadounidenses habían retirado ya los cadáveres. «Los americanos metieron a mis cuatro hermanos en un armario del dormitorio de mi padre. Les mataron dentro del armario», asegura Yousif tras examinar los rastros dejados por la sangre de los cadáveres.

«Excepto mi hermano Abdul Rahman y yo -manifestó Iman-, murieron a manos de los norteamericanos todos los que estaban en la casa. Nosotros estábamos demasiado aterrorizados como para movernos y tratamos de escondernos. A mí me alcanzó metralla en una pierna. Durante un par de horas no nos atrevimos a movernos. No todos los de mi familia murieron de manera inmediata. Pudimos oír cómo gemían algunos».

El Ejército de Estados Unidos informó en un principio de lo ocurrido en Al Haditha como de un incidente más con víctimas. «Quince civiles iraquíes y un infante de Marina han resultado muertos al haber explotado una bomba en la cuneta de una carretera en Al Haditha», informó el capitán Jeffrey S. Pool, portavoz de la Infantería de Marina en su momento.

Sin embargo, a la revista Time le hicieron llegar un vídeo realizado por un periodista iraquí. En él se veían cuerpos cubiertos de sangre y marcas de balas y del impacto de la metralla en el interior de la vivienda de la familia Hasan, así como salpicaduras de sangre en las paredes. Los médicos informaron de que, en su mayor parte, las víctimas iraquíes habían recibido disparos a muy corta distancia, en la cabeza y en el pecho.

Los militares norteamericanos pertenecen al tercer batallón del primer regimiento de la 1ª División de Infantería de Marina. El comandante del batallón, teniente coronel Jeffrey Chessani, y dos de los oficiales de la compañía, los capitanes Luke McConnell y James Kimber, fueron apartados de sus puestos el mes pasado.

Soldados de Estados Unidos patrullan todavía por Al Haditha y de vez en cuando hacen registros en las casas. Iman afirma que no se va a olvidar de ellos jamás en su vida: «Los odio. Vinieron a matarnos y luego dicen que lo sienten».

El Senado norteamericano está estudiando un informe sobre la matanza elaborado por el Servicio Naval de Investigación Criminal, que pone de relieve que se trató de una matanza organizada y no de un enfrentamiento entre los marines e resistentes iraquíes. Una pieza clave que desmonta la tesis del enfrentamiento fue una grabación de vídeo realizada por estudiantes de periodismo iraquíes, en la que se puede observar que los disparos de las fuerzas de ocupación se realizaron dentro de las casas y que las fachadas de las viviendas no tienen signos de disparos. Según médicos iraquíes, las pruebas forenses indican que en algunos casos las víctimas fueron ejecutadas con disparos a quemarropa. La matanza pudo ser una venganza norteamericana por la muerte de 20 soldados ocupantes tres meses antes en la misma población.

Según el portal Iraqbodycount, la invasión de Iraq ha causado la muerte a un mínimo de 37972 civiles, mientras el número total de las víctimas de la guerra asciende a 150.000 víctimas. Desde la invasión de Iraq el ejército estadounidense y sus aliados han utilizado tácticas militares prohibidas internacionalmente, como el asedio y bombardeo contra poblaciones civiles de forma indiscriminada, al tiempo que impedían a los medios de comunicación el acceso para cubrir la situación en las zonas asediadas."                (Ali Hamdani, Hala Jaber , Rebelión, 31/05/2006)

23/4/18

Yo, Uri Avnery, soldado del ejército de Israel número 44410, niego cualquier relación con los francotiradores del ejército que disparan contra manifestantes desarmados en la Franja de Gaza, así como con los oficiales que les ordenan hacerlo, siguiendo la cadena de mando hasta el comandante en jefe. No pertenecemos al mismo ejército ni al mismo país. Casi no pertenecemos a la misma raza humana...

"Tomen nota: Por la presente, yo, Uri Avnery, soldado del ejército de Israel número 44410, niego cualquier relación con los francotiradores del ejército que disparan contra manifestantes desarmados en la Franja de Gaza, así como con los oficiales que les ordenan hacerlo, siguiendo la cadena de mando hasta el comandante en jefe.
No pertenecemos al mismo ejército ni al mismo país. Casi no pertenecemos a la misma raza humana.

¿Comete mi gobierno “crímenes de guerra” en la Franja de Gaza? Yo no soy abogado, así que no lo sé.

Pero al parecer los juristas del Tribunal Penal Internacional sí creen que las acciones de nuestros soldados constituyan crímenes de guerra. Por eso exigen que se lleve a cabo una investigación internacional.

Para evitarla, nuestro ejército ha propuesto una investigación militar israelí. Un ejército investigándose a sí mismo sobre actos cometidos bajo las órdenes directas del jefe de Estado Mayor. Absolutamente ridículo.

Como se avisó de antemano, el ejército desplegó a los francotiradores en el muro fronterizo y les ordenó matar a los “cabecillas” de los manifestantes desarmados en el otro lado del muro. Los líderes de Hamas habían anunciado que las manifestaciones tendrían lugar todas las semanas después de la oración del viernes hasta el 15 de mayo, Día de la Nakba.
Durante los dos primeros viernes, los francotiradores mataron a 29 personas desarmadas e hirieron a más de mil.

En mi opinión, no estamos ante un asunto judicial. Estamos ante un crimen, y no solo contra manifestantes desarmados. Es un crimen contra el Estado de Israel, contra el pueblo de Israel y contra el ejército de Israel.

Dado que formé parte de dicho ejército desde el mismo día de su fundación, considero que también es un crimen contra mis camaradas y contra mí.

Esta semana en Israel todos hemos visto un vídeo grabado por un soldado durante dicha operación.

Muestra la acción desde el punto de vista de un soldado que evidentemente se encuentra junto al francotirador. El francotirador divisa a los manifestantes a varios cientos de metros de distancia. El punto de mira se mueve al azar y después se fija en un individuo. El soldado dispara. La persona se desploma en el suelo.

Los soldados que presencian el momento, y que no aparecen en el vídeo, dejan escapar un grito de júbilo, Yesh. Yesh significa “le ha dado”, es el grito de alegría que puede soltar un cazador cuando mata un conejo.

Desde que la televisión mostró por primera vez este vídeo ya lo han visto cientos de miles de israelíes. Aparte de unos pocos artículos y cartas al editor (en el rotativo Haaretz), no ha habido protesta alguna.

El suceso no ha tenido lugar en una colonia remota. Ha sido aquí mismo, a cuarenta y cinco minutos en coche de mi casa.

El asesino no era un mercenario endurecido. Tanto él como los alegres soldados que lo acompañan son jóvenes normales que entran en el ejército a los dieciocho años, como casi todos los jóvenes israelíes.

Los implicados se limitaban a “cumplir órdenes” ¿Le suena a algún lector esta expresión? No nos hemos enterado ni de un solo caso de un soldado que se negara a cumplir órdenes.
Hasta hace dos semanas, yo sentía el mayor respeto por el militar de más alto rango de nuestro ejército, el jefe de Estado Mayor, Gadi Eizenkot. Rodeado de oficiales que son simples técnicos militares, Eizenkot, a pesar de su aspecto poco marcial, parecía alguien capaz de hacer respetar el honor de las Fuerzas Armadas frente al salvaje que ocupa el cargo de ministro de Defensa.

Ya no siento lo mismo. Eizenkot es quien ha dado de la orden asesina. ¿Por qué, santo cielo?
Al igual que los británicos en India y los supremacistas blancos en Estados Unidos, el gobierno israelí no sabe cómo reaccionar ante una protesta pacífica. Nunca ha tenido que enfrentarse a ninguna. La protesta pacífica no existe en la tradición árabe.

Casualmente, esta semana he visto la película sobre la vida de Mahatma Gandhi. Los británicos lo intentaron todo, él y sus seguidores fueron apaleados sin compasión, muchos otros murieron a tiros. Gandhi y los suyos optaron por sufrir aquellos tormentos sin devolver el golpe. Al final a los británicos no les quedó otra que aceptar la derrota y largarse.

Lo mismo sucedió con los racistas que se oponían a Martin Luther King en Alabama. En los albores de la ocupación, un seguidor de Luther King de origen palestino vino a este país e intentó convencer a sus compatriotas de que adoptaran la misma estrategia. El ejército israelí abrió fuego y los palestinos recurrieron a la lucha armada.

Pero esta vez es distinto. La organización islámica (violenta) Hamas de la Franja de Gaza ha hecho un llamamiento a la protesta pacífica, y decenas de miles de personas lo han seguido. La novedad puede ofrecer resultados imprevistos. Uno de ellos es ordenar a los francotiradores abrir fuego más o menos al azar.

Al manifestar públicamente mi vergüenza, un lector me ha acusado de hipocresía citando mis dos libros sobre la Guerra de Independencia de 1948, en los que describo las atrocidades de las que fui testigo.

Por supuesto que se cometieron atrocidades, como se cometen en todas las guerras. Los que las perpetraron fueron soldados procedentes de todos los grupos étnicos y todas las clases sociales. Sin embargo, fueron denunciados por algunos de sus compañeros de armas (que también pertenecían a todos los grupos étnicos y clases sociales). La mayoría de los soldados se limitaron a seguir al más persuasivo.

Hoy en día la situación es diferente. No solo porque hoy disparan siguiendo órdenes a manifestantes desarmados que se encuentran lejos del muro, sino que porque además no se oyen voces de protesta. Los políticos y los militares están unidos. Incluso en la sociedad civil, las protestas por este asesinato en masa han sido muy pocas.

¿Cuál ha sido la reacción de los medios israelíes? No la ha habido. Los medios prácticamente han ignorado este suceso, fundamental en la historia de Israel.

Por suerte para los perpetradores, están sucediendo muchas cosas que nos distraen de sus acciones. Al parecer, en Siria el presidente Bashar al Asad ha utilizado armas químicas contra los rebeldes. Los medios de comunicación israelíes se han volcado en estas noticias. ¡Qué salvajada! ¡Qué barbaridad! ¡Qué típico de los árabes!

Después está el asunto de los 36.000 trabajadores “ilegales”, es decir no judíos, que pululan por Israel. El gobierno quiere expulsarlos. Los israelíes de bien quieren evitarlo, con mucha razón. Es un trabajo a jornada completa. No queda tiempo para la Franja de Gaza.

Y por supuesto, también está el Día del Recuerdo del Holocausto, que se celebra convenientemente esta semana. Se podrían escribir ríos de tinta sobre este horrible capítulo de la historia. ¿Qué es Gaza comparado con el Holocausto?

¿Qué pasa con nuestros medios de comunicación?

La triste realidad es que nuestros medios de comunicación han retomado el papel que cumplían en los primeros días del Estado de Israel: son un instrumento del gobierno. La revista que yo dirigía tardó décadas en cambiar ese hábito. Durante muchos años, en Israel hubo una prensa decente con brillantes periodistas y presentadores.

Pero aquella época acabó. Quedan algunos, pero la gran mayoría de la prensa está al servicio del régimen (gleichgeschaltet en alemán). 2 minutos sobre Gaza. 20 sobre Siria. 10 sobre el último (e imaginario) brote de antisemitismo en el Partido Laborista británico.
La mayoría de los presentadores y periodistas, todos ellos personas honestas y bienintencionadas, no se dan cuenta de lo que hacen (o no hacen). Son inocentes del delito de pensar por sí mismos.

¿Dónde está la “izquierda”? ¿Dónde está el así llamado “centro”?

No han desaparecido, como tantos lamentan. Ni mucho menos. Para derrocar a Netanyahu bastaría con que un pequeño porcentaje de israelíes cambiara su voto o que uno de los partidos minoritarios gravitara hacia un lado o hacia el otro del espectro político.

Sin embargo, están todos paralizados. Más allá de algunos susurros inaudibles, nadie se atreve a protestar contra los asesinatos. Incluso entre muchos de los admirables jóvenes que luchan contra la ocupación, cada uno desde su sector específico, cunde el silencio sobre los crímenes en Gaza.

No hay manifestaciones masivas. No hay enormes protestas. No hay nada.

Por eso nosotros somos también culpables. Y quizá más culpables que otros.

Tomen nota: ¡Yo soy culpable!"                     (i Avnery  , periodista y diputado israelí, m'sur, 15/04/18, Publicado en Gush Shalom | 14 Abril 2017 ) 

9/1/18

Slobodan Praljak, criminal de guerra, ingeniero, académico y dramaturgo

"Ingeniero eléctrico, licenciado en Filosofía y Sociología, escritor y director de cine y teatro en Croacia, Slobodan Praljak, el exgeneral bosniocroata que se suicidó este miércoles ante los atónitos jueces del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), era uno de los condenados más contradictorios de la guerra de los Balcanes. 

Profesor universitario y responsable de varias series y documentales en su país, sabía que su gesto sería recogido por las televisiones del mundo. Aunque el pulso le tembló y su mirada reflejaba horror, apuró un frasco que contenía “un veneno mortífero”, según ha acreditado la Justicia holandesa. La confusión del momento ha oscurecido el hecho de que la muerte en directo de Praljak fue presenciada también por su familia, que se encontraba entre el público presente en la sala de vistas.




Condenado a 20 años de cárcel en 2013 por crímenes de guerra contra los musulmanes bosnios, y a igual pena en la apelación durante la cual se quitó la vida, Praljak se refirió a sí mismo en tercera persona para negar a gritos haber sido un criminal de guerra. Un último acto antes de que Carmel Agius, el juez que volvía a condenarlo, ordenara correr un prosaico telón: la cortinilla que separa el banquillo de los acusados de la sala.

Fue un final inesperado para un hombre que había pisado la universidad y los escenarios y que nació en 1945 en Capljina, una localidad de Herzegovina situada cerca de la frontera croata. Allí se relacionó con las élites nacionalistas y, aunque su trayectoria inicial nada tuvo que ver con la milicia, en 1991, al estallar la guerra croata de independencia contra los serbios, se sumó a las recién creadas Fuerzas Armadas Croatas. 

Llegó a general y representó luego al Ministerio de Defensa en la República Croata de Herzeg-Bosnia, proclamada en 1991 como una entidad autónoma en el territorio de Bosnia Herzegovina. Temperamental e independiente, fuentes de la comunidad croata en La Haya que piden mantenerse en el anonimato señalan que “tuvo unos encontronazos con sus correligionarios que pudieron llevarle a dejar el uniforme”. 

Praljak llevaba 13 años en prisión, desde que en 2004 decidió entregarse voluntariamente al tribunal, junto con otros cinco políticos y militares bosniocroatas. Entre ellos figura Jadranko Prlic, ex primer ministro de la República de Herzeg-Bosnia. Estaban seguros de contar con el apoyo de la comunidad internacional, cuyos planes de paz, propuestos antes y durante la guerra de Bosnia (1992-1995) la dividían en tres entidades étnicas: croatas, serbias y bosnias.

Aunque Praljak había cumplido las dos terceras partes de sus 20 años de condena, y podría haber pedido su liberación dentro de poco, 13 años de encierro han pesado mucho, según las mismas fuentes. “Es posible que no resistiera la presión, como tampoco pudo hacerlo Milan Babic, primer presidente de la República Serbia de Krajina, que se ahorcó en 2006 en su celda”. 

La gran diferencia es que Babic pidió perdón por los crímenes contra la humanidad cometidos en Croacia, por los cuales le condenaron a 13 años de encierro. Praljak, por el contrario, mantuvo siempre su inocencia. Dijo que luchaba por su patria croata, primero contra los serbios con ayuda de los musulmanes bosnios.

 Luego, entre 1993 y 1995, contra estos últimos a los que “aplicaron la limpieza étnica para crear una Gran Croacia sin ellos”, según el pliego acusatorio del tribunal. “Sin embargo, también es verdad que no los atacó al modo de Radovan Karadzic, el exlíder político serbobosnio, o su jefe militar, el exgeneral Ratko Mladic [condenados a 40 años y cadena perpetua, respectivamente, por el genocidio de Srebrenica]. Creció con los musulmanes y tenía amigos en dicha comunidad, así que su idea era echarlos para que ocuparan un espacio fuera de los límites croatas”, siguen las mismas fuentes.

Su muerte ha sido uno de los sucesos más chocantes de la historia del tribunal. De momento, se sabe que los días anteriores al suicidio Praljak no quiso ver a su mujer e hijos. La Fiscalía presume que había planeado con cuidado quitarse la vida, y trata ahora de averiguar quién le proporcionó el veneno. Y dónde, porque solo hay dos posibilidades: en la cárcel o en el propio TPIY."                  (Isabel Ferrer, El País, 30/11/17)

23/3/17

Queipo de Llano, un "criminal" de guerra con 14.000 asesinatos

"Un crimen de guerra se define como una violación de las protecciones establecidas por las leyes y las costumbres de la guerra, con comisión de infracciones graves y violaciones del Derecho Internacional Humanitario durante un conflicto armado.

 El término se define claramente en el Derecho internacional, incluyendo la convención de Ginebra y en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Los malos tratos a prisioneros de guerra y civiles y los genocidios son considerados crímenes de guerra. 

 El homicidio intencional, la tortura o los tratos inhumanos, causar deliberadamente grandes sufrimientos, atentar gravemente contra la integridad física o la salud, son las acciones más destacadas que definen a un criminal de guerra".

España, campo de pruebas de genocidios: Guernika y la "Desbandá"
 
La guerra civil española supuso un claro ejemplo de la existencia de estos personajes siniestros. Dramáticos episodios bélicos como el bombardeo de Guernica, campo de pruebas para que 60 aviones de la Legión Cóndor nazi junto a la Aviazione Legionaria fascista y la española descargasen durante tres horas una treintena de toneladas de bombas explosivas y seis de bombas incendiarias sobre Guernica y sus 6.500 habitantes, es considerado como el primer "bombardeo en alfombra". 

En el sur de España la masacre de la "Desbandá", significó la marcha desde Málaga a Almería de centenares de miles de malagueños que, huyendo de la represión franquista encabezada por el general Queipo de Llano, fueron atacados desde el mar y bombardeados desde el aire en un continuo ametrallamiento. Supone otro gran triste exponente de la crueldad de criminales de guerra.

Queipo de Llano, "criminal de guerra"
 
Y es precisamente el personaje del general golpista Gonzalo Queipo de Llano, a quien historiadores e investigadores otorgan el tétrico calificativo de "criminal de guerra" por ser el responsable del asesinato colectivo de unas 14.000  personas. El denominado por sus matanzas "Carnicero de Sevilla", Queipo fue quien con horrible manu militari  ejecutó la victoria y represión franquista en el Sureste peninsular.

 Sin embargo por estos hechos demostrados y la saña y odio destilada, jamás fue juzgado por cometer delitos contra la humanidad. Lejos de ello fue objeto de lisonjas, homenajes, rotulación de calles y plazas y como guinda, al final de su vida, se decidió que tanto él como su esposa descansaran en dos grandes tumbas en lugar destacado de una capilla lateral de la basílica sevillana de la Macarena. Un templo reconstruido en 1949 y cuyo padrino en la inauguración bendecida por el Arzobispo fue el propio Queipo de Llano.

Cifras de asesinados
 
Las cifras que muestran a las claras que Queipo entra en esa siniestra calificación de "criminal de guerra" son claras: 12.854 asesinados son los "casos documentados de víctimas", según el libro del historiador José María García Márquez, "Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963). A estos hay que sumar 268 ejecutados de otras provincias y 862 muertos en prisión, "la mayoría de ellos en las semanas siguientes al golpe militar", según García Márquez. 

Episodio criminal fue el de como Queipo mandó fusilar a una columna completa de de mineros de Huelva en la muralla árabe lindante a la Basílica de la Macarena, a pocos metros de las lápidas donde reposa ahora-

Las purgas en Andalucía: Usar la máxima violencia como garantía de éxito

El hispanista, historiador y biógrafo de Franco, el inglés Paul Preston, en su obra "El holocausto español con un explícito 'El terror de Queipo: las purgas de Andalucía", mantiene la tesis compartida por otros investigadores de que la estrategia siniestra de Queipo de Llano fue la de perseguir la "máxima violencia" como garante de éxito. 

Abunda en la acción represiva del general mencionando que Cádiz, Huelva y Sevilla fueron provincias arrasadas con la "aniquilación de izquierdistas" por las fuerzas rebeldes del sur al mando de Gonzalo Queipo de Llano.  (...)"                 (Juan Luis Valenzuela, El Plural, 19/03/17)

19/7/16

La banalidad del mal... la de Aznar, la de Blair, la de Bush. Los tres organizadores de la matanza moderna más cruel y de mayores consecuencias para nuestro futuro son tres irresponsables

"(..) Una conmoción ética se ha producido. El informe del veterano lord John Chilcot –nueve años de trabajo y doce volúmenes de resultado– es una de esas singularidades que se producen en Gran Bretaña, junto a los sombreros de la Reina y la vestimenta más cursi que cualquier paleto pudiera imaginar.

 El documento encargado por el Parlamento sobre la alucinante invasión de Iraq, el derrocamiento de Sadam y el incremento del conflicto en la zona ha dado sus ­resultados.

Los tres organizadores de la matanza moderna más cruel y de mayores consecuencias para nuestro futuro son tres irresponsables, según el equilibrio lingüístico británico, y tres asesinos en masa, conocidos en el lenguaje posterior a Nuremberg 1945 como criminales de guerra.

Un idiota (un idiota de catálogo), cuyo acto más significativo fue dejar de beber para desgracia de la humanidad y dudoso beneficio familiar. El muñidor Tony Blair, un buscador de fortuna, cuya capacidad de desvergüenza verbal y física me supera –se convirtió al catolicismo apenas terminado su periodo criminal–; daría hasta lo que no tengo por saber qué le pusieron de penitencia, 487 padrenuestros. 

Tantos como los muertos que provocó. Y por último, el atleta político de los 180 abdominales, digno heredero del más cínico periodista que hubo en España, Manuel Aznar Zubigaray, donde eran tan habituales como las chinches. El retoño, de pronto, asumió el papel de estadista circense, con una locución nasal que provocaba más risas que Harpo, el mudo de los hermanos Marx.

En el 2012, los que se creen los reyes del universo, Bush y Blair, acompañadores de un señorito mesetario, que dudo sepa situar Palmira, se lanzan a la operación militar más importante desde la Segunda Guerra Mundial. 

Nada menos que trasladar el conflicto de la Europa de 1945 al indescifrable mundo musulmán: invaden Iraq, derriban a Sadam Husein e inmediatamente se dan cuenta de que la desaparición del dictador significa el vacío absoluto. Envían a un gringo de granja con botas de anuncio y aquello es el caos. 

Un Estado no es una mezcla de tribus, sino un sistema aferrado a un dictador que equilibra los poderes. Así era antes de los ingleses y después de los ingleses; siempre y cuando el petróleo quedara garantizado.

Aquellos tres arrebatados occidentales abren la guerra política más compleja del siglo XXI, y con una irresponsabilidad a prueba de carro de combate alimentan militar y socialmente a las milicias islamistas. Su inminente enemigo. Es significativo que nadie quiera contar que los fugitivos de Siria vivieron en situación de seminormalidad desde el 2012 y que empezaron a huir en el 2016.

 ¿Qué pasó entre medio? ¿Eran el poder? ¿Conservaban su estatus y colaboraban con las milicias islámicas que dominaban el territorio, armadas por Arabia Saudí y Estados Unidos? Si la guerra empezó en el 2012, ¿cómo es que aparecen en el 2016 emigrantes afganos, sirios, iraquíes… Tomando como modelo la guerra civil española sería incomprensible.

Pero ahí cuentan las religiones, los apoyos externos, el intento norteamericano de derribar a El Asad de Siria, que se saldó con la mayor vergüenza militar que uno pueda imaginar. Es como si antes de salir corriendo de Vietnam los norteamericanos les hubieran pedido ayuda a los chinos para sobrevivir en aquel berenjenal en el que voluntariamente se habían metido. En este caso, a los rusos.

 Si siempre se ha dicho que el intento de ocupar Egipto durante el conflicto del Nilo (1956) fue la última gran operación colonial de Occidente, ahora podríamos añadir, a falta de muchos datos, que la aventura afgano-sirio-iraquí –no digamos libia– que se inició en 2012 es una parodia de aquellas grandezas imperiales que relata Aznar con su acento nasal de empleado de los señores que hablan un inglés suelto.

Pero ese criminal de guerra ha pasado por las arenas del desierto, asesinando niños, mujeres y ancianas –eso que repiten tanto para conmovernos cuando se trata del malvado adversario–. 

Seríamos unos frívolos irresponsables si no exigiéramos responsabilidades por el más de medio millón de muertos que ha costado la machada, y si no dejáramos de admitir que ese chulillo de chiscón siguiera dando lecciones de cosas de las que no sólo no tiene ni idea sino de las que ha sido responsable.

¿O sea que Sadam tenía armas de destrucción masiva? “Bueno, la verdad es que estábamos equivocados”. Una panda de cínicos. Ni un servicio de información occidental hubiera apostado un penique; conocían Bagdad y Sadam, porque le daban de comer ellos. ¡Pero tú, José María Aznar, fuiste el más animoso en llevar una guerra, en la que nada te iba más que la fatuidad de mediocre con ambiciones, que costó medio millón de muertos!

¿Y nadie de esos partidos arrogantes y revolucionarios, entre comedero y comedero para su colocación en el negocio gubernamental, se atreverá a algo tan político y tan radical como poner en el banco de madera oscura de un juzgado a un tipo simple, malévolo, arrogante y sobre todo desdeñoso del ser humano, sea de Valladolid o de Tikrit, para plantearle que los últimos criminales de guerra no son los militares, que organizan la batalla, sino los gobernantes que ordenan la matanza?

Como si los muertos fueran siempre anónimos y volviéramos a las colonias. ¿Aznar, criminal de guerra? Pues sí señor, como Bush o el Blair recién confesado. Porque toda esta oscura historia está repleta de sangre y basura, como los refugiados. Carne de cañón, que durante años estaban desaparecidos.

 Ni se tuvo noticia de refugiado alguno, y ahora las potencias europas, empezando por la presión de Estados Unidos, no hay día que no nos recuerden que ¡es nuestro problema!, que echan sobre la pobre Grecia. (...) 

La izquierda, si se ha distinguido en algo en la historia española, es por reivindicar causas evidentes, aunque fracasara. Hay un banco en el juzgado, aquí o en La Haya, que le corresponde a José María Aznar, por criminal de guerra.

¿Eso no forma parte de la ruptura entre la casta política y la clase política?"                  (Qué hacemos con un criminal de guerra, de Gregorio Morán, La Vanguardia, en Caffe Reggio, 16/07/16)

3/5/13

Bush cancela un viaje a Suiza después de que Amnistía pida su detención, ¿cuándo le tocará a Aznar?

"El ex presidente americano, George W. Bush, ha cancelado un viaje a Suiza después de que Amnistía Internacional, entre otras organizaciones, hayan solicitado a las autoridades su detención y que sea investigado por autorizar la tortura, según Salon.com

Bush había sido invitado a impartir una conferencia por una organización judía con sede en Suiza, United Israel Appeal. La web americana recuerda que Bush ha viajado ampliamente por el mundo desde que dejó la presidencia, aunque no tanto a Europa, “donde hay una fuerte tradición de procesos internacionales”. 

Tanto la organización anfitriona como un equipo del ex presidente americano han asegurado que la decisión no se debe al temor a una investigación penal, si no al deseo de evitar las protestas convocadas por el viaje. “Pero hacer frente a las protestas no es nada nuevo para Bush.

 Lo que este viaje tenía de diferente era que grupos como Amnistía Internacional y el Centro para los Derechos Constitucionales habían alegado que Suiza, como miembro de la Convención de Naciones Unidas contra la Tortura, está obligada a investigar una potencial acusación contra Bush”, según el portal americano. "   (Kiosko Global, 03/05/2013)

30/1/08

Suharto, un criminal, contra la humanidad

“Fallece en Indonesia el General Suharto, rico, corrupto, criminal, y siempre fiel a Occidente. El uno de octubre de 1965 seis generales indonesios anticomunistas fueron secuestrados y asesinados en Yakarta, en lo que parecía una intentona golpista que se atribuía a la izquierda. Indonesia estaba gobernada por el Presidente Sukarno, un carismático líder del movimiento de los no alineados del Tercer Mundo en buena relación con el PKI, el Partido Comunista de Indonesia. El PKI era el mayor Partido Comunista no gobernante del mundo, tercero en votos en las elecciones de 1955. Al concluir aquella jornada otoñal, quienes habían tomado el poder no eran los comunistas, sino un grupo militar encabezado por el General Suharto (no confundir con el anterior), un doble colaboracionista, del poder colonial holandés y de los invasores japoneses, que ahora iba a convertirse en el hombre de Occidente en Indonesia.

Los generales dirigidos por Suharto ilegalizaron al PKI e incitaron a la violencia contra sus miembros y contra la importante, próspera y odiada minoría de indonesios de origen chino. Milicias populares conservadoras especialmente de los mayoritarios musulmanes, pero también hinduistas y católicas, pasaron a cuchillo a comunistas y chinos en una orgía de sangre. En esa campaña, la CIA ofreció a los militares una lista de 10.000 miembros del PKI. Comenzó una gran masacre, estimada entre centenares de miles y un millón, que la propia CIA describiría más tarde como, "una de las mayores matanzas del siglo XX". Centenares de miles fueron encarcelados.

En noviembre de 1966, el Presidente Lyndon B. Johnson dijo que, "en Indonesia la población de cien millones de personas disfruta hoy de una media de libertad de la que no disfrutaba en otros tiempos". Fue el comienzo del "Orde Baru" o "Nuevo Orden", de Suharto. (…)

Indonesia era un país grande y rico en recursos. Suharto fue el Mobutu de Asia. Abrió de par en par las puertas de su país a las inversiones y negocios occidentales, pero, naturalmente, también supo comenzar esa generosidad consigo mismo. El General y su familia se enriquecieron. Según "Transparencia Internacional", Suharto fue el dictador más ladrón del mundo. Su fortuna se estimaba a finales de los noventa entre 15.000 millones y 35.000 millones de dólares, 36.000 kilómetros cuadrados en propiedades inmobiliarias (incluidos 100.000 metros cuadrados en Yakarta), joyas, obras de arte, acciones y hasta el 40% de la tierra de Timor Oriental.

En 1975, después de que Portugal se retirara de su antigua colonia de Timor Oriental, Suharto invadió la isla, también con apoyo occidental de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Francia, se anexionó el territorio, y su ejército eliminó a 200.000 personas, una tercera parte de la población local, algo comparable a la barbarie de Pol Pot en Camboya.” (Rafael Poch: Nuestro hombre en Yakarta. La Vanguardia, 28/01/2008)