2/12/22

 Tal día como hoy en 2005, los marines estadounidenses llevaron a cabo una ola de asesinatos de cinco horas en la ciudad iraquí de Haditha, matando a 24 civiles desarmados, entre ellos mujeres, ancianos y niños. Todos los asesinos que fueron arrestados por la masacre no fueron a la cárcel, se salieron con la suya

"Con una confianza en sí misma admirable para tratarse de una niña de apenas 10 años, Iman Hasan ha relatado cómo su familia fue asesinada por el ejército norteamericano mientras ella se acurrucaba muerta de miedo en un rincón del cuarto de estar de su casa. Los hechos ocurrieron poco después de las siete de la mañana del 19 de noviembre del año pasado, aseguró la niña en una entrevista con el diario The Times.
 
 Estaba todavía en pijama y se preparaba para ir a la escuela cuando un convoy del ejército norteamericano llegó con un estruendo excesivo por la carretera que pasa cerca de su casa, en Al Haditha, una localidad a orillas del Eúfrates que ha llegado a ser un semillero de resistentes contra la ocupación militar.

En aquel momento, un Humvee saltó por los aires a consecuencia de un artefacto colocado en la cuneta. Su conductor, Miguel Terrazas, un saldado norteamericano de origen hispano, resultaba muerto. El padre de Iman estaba rezando sus oraciones en una habitación de la casa. Sus abuelos se encontraban todavía en la cama. La familia oyó tiros, pero era consciente de que no había que salir.

Lo que ocurrió después es objeto de una investigación a cargo del US Naval Criminal Investigative Service [Servicio de Investigación Criminal de la Marina de Estados Unidos].Se espera que los resultados propinen otro golpe demoledor a la posición de Estados Unidos en Irak y en el mundo entero.

Algunos congresistas estadounidenses a los que se ha informado de las investigaciones se temen que el procedimiento llegará a la conclusión de que los ocupantes norteamericanos asesinaron nada menos que a 24 civiles iraquíes desarmados, entre ellos, mujeres y niños, a sangre fría. Una docena de marines corre el riesgo de verse sometidos a consejo de guerra, acusados incluso de homicidio (pero no lo llaman crimen de guerra). Se ha puesto en marcha otro proceso de investigación para determinar si ha habido encubrimiento de estos hechos.

Altos cargos del Pentágono y del Ejército que han tenido acceso a las investigaciones han declarado que éste podría constituir el peor caso de conducta impropia entre todas las fuerzas ocupantes de EEUU en Irak, incluso peor que las torturas a los presos de Abu Ghraib. Las opiniones más críticas traerán a colación comparaciones con la matanza de My Lai durante la Guerra de Vietnam, cuando soldados norteamericanos mataron a más de 500 aldeanos desarmados. En aquella ocasión tuvieron que transcurrir 18 meses antes de que la verdad saliera a la luz y aquella matanza cambió la percepción que la opinión pública norteamericana tenía de la guerra.

«Se trata de una catástrofe», ha manifestado Tariq Hashemi, el vicepresidente suní de Irak, que es contrario a la ocupación. «Se trata de una provocación a todos los iraquíes, especialmente a los de la comunidad árabe suní. Es como si les empujaran a unirse a la resistencia y a combatir… «, ha declarado a The Times. «En la provincia occidental de Anbar -prosigue-, la situación está ahora fuera de control. Eso se ha debido fundamentalmente al comportamiento del Ejército norteamericano, a sus violaciones de los Derechos Humanos a gran escala. Están asesinando a personas, haciendo daño a personas, destruyendo poblaciones».

Según la niña Iman, militares de Estados Unidos irrumpieron en su casa unos 15 minutos después de que el artefacto destruyera el Humvee, al parecer en busca de miembros de la resistencia. Empezaron por gritar a su padre. Inmediatamente después, lanzaron una granada en el dormitorio de sus abuelos. La niña vio que a su madre la alcanzaban trozos de metralla. Su tía agarró a un niño y se precipitó a toda velocidad fuera de la casa.

Los soldados abrieron fuego entre las cuatro paredes del cuarto de estar, donde se había agrupado la mayor parte de la familia. Su tío Rashid escapó al exterior de la vivienda, donde fue perseguido y asesinado a tiros por norteamericanos.

«Dispararon a mi abuelo, primero en el pecho y luego en la cabeza. Luego mataron a mi yaya», había explicado ya la niña meses atrás a la revista estadounidense Time, que en marzo pasado publicó una amplia investigación sobre la matanza que obligó a las autoridades militares de EE UU a abrir su propia investigación. Según Time, los soldados se dirigieron luego a otra casa, abrieron la puerta y lanzaron una granada dentro antes de empezar a disparar a diestro y siniestro matando a ocho civiles. La revista cita el testimonio de Yousif, uno de los hijos del propietario de la casa, que intentó entrar, pero se lo impidieron otros iraquíes. «Me dijeron: ‘No puedes hacer nada. No te acerques o los americanos te matarán».

Nadie pudo entrar en la casa hasta el día siguiente, cuando los estadounidenses habían retirado ya los cadáveres. «Los americanos metieron a mis cuatro hermanos en un armario del dormitorio de mi padre. Les mataron dentro del armario», asegura Yousif tras examinar los rastros dejados por la sangre de los cadáveres.

«Excepto mi hermano Abdul Rahman y yo -manifestó Iman-, murieron a manos de los norteamericanos todos los que estaban en la casa. Nosotros estábamos demasiado aterrorizados como para movernos y tratamos de escondernos. A mí me alcanzó metralla en una pierna. Durante un par de horas no nos atrevimos a movernos. No todos los de mi familia murieron de manera inmediata. Pudimos oír cómo gemían algunos».

El Ejército de Estados Unidos informó en un principio de lo ocurrido en Al Haditha como de un incidente más con víctimas. «Quince civiles iraquíes y un infante de Marina han resultado muertos al haber explotado una bomba en la cuneta de una carretera en Al Haditha», informó el capitán Jeffrey S. Pool, portavoz de la Infantería de Marina en su momento.

Sin embargo, a la revista Time le hicieron llegar un vídeo realizado por un periodista iraquí. En él se veían cuerpos cubiertos de sangre y marcas de balas y del impacto de la metralla en el interior de la vivienda de la familia Hasan, así como salpicaduras de sangre en las paredes. Los médicos informaron de que, en su mayor parte, las víctimas iraquíes habían recibido disparos a muy corta distancia, en la cabeza y en el pecho.

Los militares norteamericanos pertenecen al tercer batallón del primer regimiento de la 1ª División de Infantería de Marina. El comandante del batallón, teniente coronel Jeffrey Chessani, y dos de los oficiales de la compañía, los capitanes Luke McConnell y James Kimber, fueron apartados de sus puestos el mes pasado.

Soldados de Estados Unidos patrullan todavía por Al Haditha y de vez en cuando hacen registros en las casas. Iman afirma que no se va a olvidar de ellos jamás en su vida: «Los odio. Vinieron a matarnos y luego dicen que lo sienten».

El Senado norteamericano está estudiando un informe sobre la matanza elaborado por el Servicio Naval de Investigación Criminal, que pone de relieve que se trató de una matanza organizada y no de un enfrentamiento entre los marines e resistentes iraquíes. Una pieza clave que desmonta la tesis del enfrentamiento fue una grabación de vídeo realizada por estudiantes de periodismo iraquíes, en la que se puede observar que los disparos de las fuerzas de ocupación se realizaron dentro de las casas y que las fachadas de las viviendas no tienen signos de disparos. Según médicos iraquíes, las pruebas forenses indican que en algunos casos las víctimas fueron ejecutadas con disparos a quemarropa. La matanza pudo ser una venganza norteamericana por la muerte de 20 soldados ocupantes tres meses antes en la misma población.

Según el portal Iraqbodycount, la invasión de Iraq ha causado la muerte a un mínimo de 37972 civiles, mientras el número total de las víctimas de la guerra asciende a 150.000 víctimas. Desde la invasión de Iraq el ejército estadounidense y sus aliados han utilizado tácticas militares prohibidas internacionalmente, como el asedio y bombardeo contra poblaciones civiles de forma indiscriminada, al tiempo que impedían a los medios de comunicación el acceso para cubrir la situación en las zonas asediadas."                (Ali Hamdani, Hala Jaber , Rebelión, 31/05/2006)

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