"En los últimos días, Italia se ha visto sacudida por un escándalo que remueve las cenizas de uno de los capítulos más oscuros del siglo XX: la guerra de Bosnia (1992-1996). La Fiscalía de Milán ha abierto una investigación por homicidio voluntario agravado por motivos abyectos y crueldad, tras la denuncia presentada por el escritor y periodista Ezio Gavazzeni. Según las acusaciones, durante el asedio de Sarajevo —el más largo de la historia moderna, con más de 11.000 civiles muertos, entre ellos 1.601 niños— grupos de empresarios adinerados, incluidos italianos, pagaban sumas elevadas para unirse a las milicias serbobosnias y disparar contra la población civil como si se tratara de un safari de fin de semana.
El origen de la investigación: la denuncia de Ezio Gavazzeni
Ezio Gavazzeni, autor de libros sobre mafia y terrorismo, presentó en enero de 2025 un expediente de 17 páginas a la Procuraduría de Milán, asistido por los abogados Nicola Brigida y Guido Salvini (exmagistrado). El documento incluye testimonios, correos electrónicos y referencias a documentos de inteligencia bosnia. Gavazzeni se interesó en el tema tras leer artículos de los años 90 sobre “cecchini turistici” y, especialmente, tras ver en 2023 el documental Sarajevo Safari del esloveno Miran Zupanič, que recopila testimonios anónimos sobre extranjeros que pagaban por disparar a civiles.
“Son cientos”, afirma Gavazzeni, refiriéndose a los posibles implicados. “Gente respetable, con reputación, empresarios, que pagaban para matar civiles indefensos y luego volvían a su vida normal”. El periodista ha entregado al fiscal Alessandro Gobbis credenciales para acceder a la versión reservada del documental, destinada a magistrados.
Los ‘safaris humanos’: cómo funcionaban
Entre 1993 y 1995, en el pico del asedio, ricos aficionados a las armas —muchos vinculados a la extrema derecha y a la caza mayor— viajaban desde Italia (principalmente del norte: Milán, Turín, Trieste) hasta los Balcanes. Se reunían en Trieste, punto de partida hacia Belgrado, y desde allí eran trasladados a las colinas alrededor de Sarajevo controladas por las fuerzas serbobosnias de Radovan Karadžić.
Pagaban sumas equivalentes a 80.000-100.000 euros actuales por “paquetes” que incluían transporte (incluso con la extinta aerolínea serbia Aviogenex), armas y guías. Existía un “tarifario del horror”: los niños costaban más (hasta 100.000 euros), seguidos de hombres armados, mujeres y ancianos (estos últimos, “gratis”). Usaban rifles de caza y ropa civil, no uniformes militares, lo que los hacía reconocibles para testigos.
Una fuente clave es Edin Subašić, exagente de inteligencia bosnia, quien en correos de 2024 relata que en 1993 interrogó a un voluntario serbio capturado que confesó haber acompañado a cinco extranjeros, al menos tres italianos (uno de Milán, propietario de una clínica estética; otro de Turín y uno de Trieste). Los servicios bosnios alertaron al SISMI (antiguo servicio secreto militar italiano), que en 1994 respondió: “Hemos descubierto que el safari parte de Trieste. Lo hemos interrumpido”.
Perfil de los implicados: empresarios y ‘amantes de la adrenalina’
No eran mercenarios ni combatientes ideológicos, sino “cazadores apasionados que, tras probar todos los safaris legales, buscaban la cabeza humana como trofeo”, según Subašić. Psicópatas, exmilitares o simples ricos aburridos, muchos usaban la cobertura de viajes de caza en Hungría, Croacia o Serbia. Detrás de la organización estaría Jovica Stanišić, exjefe de seguridad serbia condenado por crímenes de guerra.
La exalcaldesa de Sarajevo, Benjamina Karić, ha enviado un informe a Milán calificándolos como “ricos extranjeros amantes de empresas inhumanas” y se ha ofrecido a testificar.
Rumores antiguos que ahora son investigación
El fenómeno no es nuevo: en 1995, el Corriere della Sera
publicó “Vacanze in Bosnia, tiro all’uomo compreso”. En 2007, durante
el juicio a Ratko Mladić en La Haya, un bombero estadounidense
voluntario en Sarajevo describió “tiradores turísticos” con ropa y armas
de caza. En Italia se habló en el Tribunal de los Pueblos de Trento y
en libros como I bastardi di Sarajevo de Luca Leone.
La Fiscalía milanesa ha solicitado actos del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia y prepara interrogatorios.
Un horror que no prescribe
Treinta años después, este escándalo revela una faceta monstruosa de la guerra: no solo el genocidio sistemático, sino un sadismo pagado como ocio. “Es la indiferencia del mal”, dice Gavazzeni. Italia, por primera vez, investiga a sus propios “cazadores de hombres”. La verdad, aunque tardía, podría romper el silencio sobre uno de los crímenes más aberrantes del conflicto balcánico."
(Víctor Siles, Periodismo Alternativo, 12/11/25)
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