Mostrando entradas con la etiqueta tt. Terrorismo: objetivos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta tt. Terrorismo: objetivos. Mostrar todas las entradas

28/2/20

Un ultraderechista mata a nueve personas en un atentado xenófobo en dos bares en Alemania

"Alemania ha amanecido hoy conmocionada por un atentado ultraderechista en un país incapaz de poner coto al discurso de odio y la xenofobia. Sucedió anoche en Hanau, cerca de Fráncfort, en el oeste. 

 Eran las diez de la noche cuando Tobias R., un alemán de 43 años, abrió fuego en un bar frecuentado por extranjeros cerca del centro. Al primer tiroteo le siguió un segundo en otro bar, causando un total de nueve muertos. 

Horas más tarde, las fuerzas especiales localizaron el vehículo con el que el atacante se había dado a la fuga. Subieron al domicilio y encontraron el cadáver del presunto autor junto al arma homicida y a su madre, de 72 años, también sin vida. Ambos presentaban heridas de bala.

La Fiscalía general ha asumido el caso por su especial relevancia y considera que el presunto culpable manejaba ideas “profundamente racistas”, que dejó plasmadas en un manifiesto. Cinco de las víctimas eran de nacionalidad turca, según confirmó la Embajada de Turquía en Berlín.

En un mensaje solemne, la canciller alemana, Angela Merkel, expresó sus condolencias y confirmó que hay numerosos indicios que apuntan a una motivación “ultraderechista”, “racista” y de “odio a personas de otro origen”. “El racismo es veneno. El odio es un veneno que existe en nuestra sociedad y que es culpable de muchos crímenes”, dijo en un mensaje televisado.

El vicecanciller alemán, Olaf Scholz, pidió que lo sucedido en Hanau tenga consecuencias políticas. “Nuestros debates políticos no pueden obviar el hecho de que hay terrorismo de ultraderecha en Alemania 75 años después de la dictadura nazi. Tenemos que defender nuestra democracia liberal”. El presidente alemán, Frank Walter Steinmeier, acudirá esta tarde a una vigilia en Hanau.

El atacante, que poseía tres pistolas, dejó escrita una carta de 24 páginas y publicó un vídeo en el que mezcla teorías conspirativas y delirios con arengas xenófobas. Se trata de un relato biográfico en el que arranca con su nacimiento y explica cómo empezó a sentirse vigilado por los servicios secretos, con agentes “capaces de leer la mente”. Después, entra de lleno en ataques contra diversos grupos étnicos y concluye que expulsar a las personas procedentes de esos países no es la solución, así que aboga por “aniquilar” a pueblos enteros de hasta 24 países de África y Asia.

El panfleto va acompañado de un vídeo de un minuto y 42 segundos en el que el supuesto asesino aparece con una chaqueta oscura y camisa blanca. En perfecto inglés se dirige “a todos los americanos”. Les advierte de que su país está dominado por “sociedades secretas invisibles” que controlan la mente y de que existen “bases militares subterráneas donde se abusa y se tortura a niños pequeños”. Tobías R. sostiene que los medios de comunicación de masas “no tienen ni idea” y llama a informarse por otras vías para después pasar a la acción y luchar.

El fiscal general, Peter Frank, indicó que de la evaluación de sus mensajes se desprende que el autor de la matanza tenía convicciones “profundamente racistas”. “Además de teorías absurdas de la conspiración, revelan puntos de vista profundamente racistas”, dijo a la prensa en Karlsruhe. Los investigadores tratan ahora de averiguar si actuó con ayuda de alguien o si otras personas conocían sus planes. Ni la policía ni los servicios secretos internos tenían información previa del autor de la matanza.

El alcalde de Hanau, el socialdemócrata Claus Kaminsky, aseguró sentirse “muy afectado” y pidió a los ciudadanos que “no contribuyan a alimentar las especulaciones. La policía debe ahora clarificar los hechos y hasta entonces, debemos ser prudentes”. Hanau no es un localidad en la que las fuerzas extremistas tengan especial fuerza. En las pasadas elecciones generales, en 2017, el partido más votado fue el conservador, seguido del socialdemócrata y Alternativa para Alemania, Afd, obtuvo el 14% de los votos, muy por debajo de las cifras que la ultraderecha logra en el este del país.

Repercusiones políticas

Buena parte de la clase política alemana acusa a Afd de incitar al odio con un discurso de rechazo a los extranjeros. Numerosos políticos locales se encuentran amenazados por grupos neonazis y de ultraderecha. Las fuerzas políticas alemanas defienden además el mantenimiento del cordón sanitario por el que evitan cooperar con la ultraderecha. El jueves, tras conocerse el atentado de Hanau, la presidenta de la Unión Cristiana Demócrata (CDU) Annegret Kramp-Karrenbauer, consideró que en días como hoy "se puede ver lo importante que es mantener un cortafuegos” contra Afd, quien a su juicio “tolera a los extremistas de derecha”.

El ataque terrorista de Hanau no es un caso aislado. El pasado octubre, un hombre abrió fuego contra una sinagoga en Halle, al este del país, y mató a dos personas. En junio del año pasado, el político conservador Walter Lubcke fue asesinado a tiros en la terraza de su casa por un ultraderechista, también en el Estado de Hesse. Entre 2000 y 2006, el grupo neonzai NSU mató a nueve extranjeros en el país. A todos ellos se refirió Merkel en su alocución.

Ditib, la principal organización musulmana de la comunidad turca de Alemania, considera en un comunicado que este es “un día negro para la historia de Alemania" y reclamó más protección para sus fieles."                  (Ana Carbajosa, El País, 20/02/20)

8/5/13

Los servicios secretos de Europa occidental han estado involucrados en crímenes y acciones terroristas.

"El juicio contra la red neonazi alemana NSU, responsable de la peor ola de atentados terroristas registrada en el país en los últimos veinte años, comenzó ayer en Munich. Va para largo, se espera que dure hasta 2015. La principal pregunta de este asombroso y sospechoso caso no va a obtener respuesta en este juicio.

 Se trata del nivel de complicidad de estructuras estatales con esta trama, autora, a lo largo de trece años, de; diez asesinatos, nueve de ellos racistas, dos grandes atentados con bomba en barrios de emigrantes y quince atracos. 

¿Cuánto Estado hay escondido detrás de eso? Desde sus inicios, este grupo nacido en Jena (Alemania Oriental) en los años noventa estuvo rodeado de confidentes policiales, colaboradores e infiltrados del servicio secreto interior, el BfV, una policía política orientada a la lucha contra el comunismo que desde su fundación en 1950 se nutrió de muchos ex nazis.

Alrededor de los tres oficialmente únicos miembros de NSU, siglas de “Clandestinidad nazi” revolotearon por lo menos 25 confidentes e infiltrados del BfV, sin embargo el Estado no se enteró de su existencia hasta pasados diez asesinatos, quince atracos, dos atentados con bomba y 11 años.

 Miembros del BfV estuvieron en el escenario y momento del crimen, por lo menos en un caso: el 6 de abril de 2006, cuando el NSU asesinó a Halit Yozgat en un cibercafé de Kassel. Policías rondaron el lugar de los hechos, el 9 de junio de 2004, instantes después de la explosión de una bomba en la Keupstrasse de Colonia que hirió a muchos emigrantes.

A lo inusual de estas circunstancias se suma la desaparición o destrucción de material de archivo, negligencias tras el descubrimiento del primer taller de bombas del grupo, las mentiras y ocultamientos en las declaraciones de funcionarios de la seguridad a la comisión de investigación del Bundestag. 

Todo eso, que es tan extraño, es la lista habitual allí donde se ha sospechado que los servicios secretos de Europa occidental han estado involucrados en crímenes y acciones terroristas.

“Hablar de chapuzas, errores y patinazos no es creíble”, dice Paul Wellson experto en este caso del parlamento de la región de Turingia, donde se encuentra Jena. “Lo que hay que preguntarse es qué relaciones hay entre los servicios secretos alemanes, la criminalidad organizada y la extrema derecha”, dice. 

Esa misma pregunta se está planteando desde febrero en el juicio del siglo de Luxemburgo: 24 atentados con bombas en 1984 y 1985 atribuidos a la red stay-behind de la OTAN, un caso que está siendo completamente ignorado por los medios alemanes, pese a que uno de los testigos ha identificado a un agente del servicio secreto alemán (BND) como el autor de 18 de aquellas bombas y coautor de la masacre de la Fiesta de la Cerveza de Munich de septiembre de 1980, el mayor atentado con bomba de la historia de la posguerra alemana, un caso no resuelto que dejó 13 muertos y más de 200 heridos. 

“En el caso NSU tenemos que preguntarnos qué papel jugó el Estado”, dice el profesor suizo, Daniele Ganser, el máximo especialista en las tramas negras de los años setenta y ochenta vinculadas a la OTAN. “A diferencia del caso de Luxemburgo, aquí no se trata del BND sino del BfV y lo que hay que aclarar es si fue chapuza, fallos garrafales que pueden suceder, o si hubo manipulación”.

 “En ese segundo caso”, dice Ganser en declaraciones a La Vanguardia, “se trataría de cosas que ocurrieron con participación del Estado, o bien con estructuras paralelas”. “La pregunta es por qué esto no se puede aclarar y si hubo alguien que tuvo protección gubernamental”, concluye. 

Aunque se estima que NSU tuvo quizá un centenar de cómplices y ayudantes, en el juicio de Munich solo hay cinco acusados. El principal es Beate Zschäpe. Oficialmente NSU se reducía a solo tres miembros, dos de los cuales, Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt, según la versión oficial, se suicidaron al verse cercados por la policía en noviembre de 2011. 

Zschäpe, única superviviente del trio, compareció serena y se puso de espaldas a las cámaras de televisión. Está acusada de complicidad en toda la serie de atentados. Merkel ha calificado este caso de “vergüenza para Alemania”. 

Desde 1990 los neonazis han asesinado a 152 personas en Alemania, vagabundos, izquierdistas y sobre todo emigrantes. Es, con mucho, el principal foco de violencia política, pero el aparato de Estado se muestra indulgente, mucho más pendiente de la izquierda, y “ciego del ojo derecho”, como se dice.

 Las manifestaciones neonazis continúan siendo protegidas por la policía y sus adversarios criminalizados, igual que hace treinta años. Mientras tanto, una quinta parte de la población alemana tiene raíces extranjeras, pero, “en el debate público los emigrantes prácticamente solo figuran como grupo problemático”, dice el periodista Andrea Dernbach del berlinés Tagesspiegel."     (Fuente: La Vanguardia, 7/5/2013, Rafael Poch, Rebelión, 08/05/2013)

16/12/12

El atentado mató a dos gemelas de tres años, Esther y Miriam; a una niña de seis, Silvia; a otra de siete, Silvia; a otra de 12, Rocío; y a un menor de 17, Ángel. A otros los dejó huérfanos.



 Unos bomberos, ante el cuartel de la Guardia Civil destruido por la explosión del artefacto

"Pascual acababa de hacer el relevo de las seis de la mañana junto a otro compañero cuando ocurrió. En ese momento estaban los dos solos vigilando la entrada de la casa cuartel. De repente, vio un coche que se detuvo en mitad de la calle, un poco antes de llegar a la puerta.

 “¡Eh! ¡Que ahí no se puede parar!”, le gritó desde dentro. Pero el conductor se bajó y empezó a correr. Y el coche comenzó a echar humo. “Abrí la verja, salí y vi que lo estaban esperando en otro coche. Oí cómo él les decía ‘Ya está, ya está’. Mi compañero se fue corriendo a avisar al equipo de desactivación de explosivos.

 Pero fue todo muy rápido. Otro vehículo entró por la calle y se puso detrás del que echaba humo. Les dije que se fueran. Dieron marcha atrás y en ese momento saltó todo por los aires. Yo perdí el conocimiento, lo recobré, lo perdí otra vez. Sentía mucho dolor, no podía levantarme. No recuerdo más. Me desperté ya en el hospital”.

Antonio estaba durmiendo junto a su mujer, Carmina. Esa madrugada estaban solos en casa. “Recuerdo un estallido sonoro infernal. Y una luz. Después, el edificio se movió como de un lado a otro… y se desplomó. Carmina y yo nos quedamos atrapados en el colchón, que hizo como un sándwich.

 Mi mujer empezó a gritar: ‘¡Que nos matan!, ¡Que nos matan!’. Yo estaba un poco aturdido porque el marco de la ventana me había golpeado en la cabeza. Poco a poco empecé a darme cuenta de lo que estaba pasando, de que era un atentado. Pero no sabíamos qué pasaba fuera… si había terroristas… 

Yo, por si acaso, le dije a Carmina: ‘Cállate, cállate, no abras la boca’. Y traté de ir a por mi arma, que estaba en otra habitación. Pero no podía pasar. Todo se había derrumbado a nuestro alrededor. Todo eran escombros”.
 
Pascual Grasa y Antonio Frutos tienen grabados a fuego los minutos que siguieron al atentado de ETA contra la casa cuartel de Zaragoza perpetrado el 11 de diciembre de 1987, uno de los más sanguinarios de la banda terrorista. Pascual tenía entonces 32 años. Antonio, 27. Ambos eran guardias civiles. (...)

Hace 25 años, a las seis y diez de ese 11 de diciembre, Henri Parot —miembro del comando Argala—, dejó un coche bomba en la puerta de la casa cuartel con 250 kilos de amonal y abundante metralla. Murieron 11 personas, y casi 90 resultaron heridas. Ocurrió seis meses después de la matanza de Hipercor en Barcelona, que había provocado 21 muertos, todos civiles. 

ETA estaba cometiendo atentados especialmente virulentos en ese momento para tratar de mejorar su posición ante el Gobierno en los contactos previos a las conversaciones de Argel. Para ellos era una estrategia. Pero Pascual y Antonio vieron morir ese día a sus compañeros, a las mujeres de sus compañeros, a los hijos pequeños de sus compañeros… 

En la casa cuartel vivían unas 40 familias (180 personas) y algunas decenas de estudiantes de la residencia que alojaba el edificio.

“Cuando logramos salir al patio, me encontré con un cabo y con su hija. Estaban muertos”, recuerda Antonio, que tiene ahora 52 años. “Había muchos cuerpos sepultados bajo los escombros. Los bomberos estaban ya aquí. La gente lloraba, gritaba, les metían oxígeno para que respiraran.

 Las viviendas que estaban más cerca de la bomba quedaron destrozadas. Ni siquiera se podía salir a la calle desde el patio. No había salida. Al final sacaron a la gente desde la ventana rota de nuestra habitación, que se convirtió en uno de los accesos al exterior”.

 Las niñas de Antonio y Carmina, dos gemelas de un año, se salvaron de milagro. Los padres, ambos murcianos, las habían llevado con su familia a pasar el puente de la Constitución y aún seguían allí. “Si no, probablemente habrían muerto”, piensa Antonio. “La onda expansiva fue muy fuerte en su cuarto. Tenían un acuario que estalló en mil pedazos. El tabique de su habitación reventó”.

Las pequeñas de este matrimonio se salvaron. Pero el atentado mató a dos gemelas de tres años, Esther y Miriam; a una niña de seis, Silvia; a otra de siete, Silvia; a otra de 12, Rocío; y a un menor de 17, Ángel. A otros los dejó huérfanos. Sin familia alguna en la que anclar su corta vida. Emilio José Capilla Franco se quedó ese día sin su padre, sin su madre y sin su única hermana. 

“Lo vimos perfectamente”, recuerda Carmina. “Estaba muy quieto sobre una baldosa, lo único que quedaba en pie y que podía caerse en cualquier momento. Al final lograron bajarlo de ahí al pobrecico”. Sus padres, Emilio y María Dolores, y su hermana, Rocío, habían quedado enterrados bajo el edificio.

 La ejecución del atentado la llevó a cabo Henri Parot junto a su hermano Jean, Jacques Esnal y Frederic Haramboure. Lo ordenaron Francisco Múgica Garmendia, Pakito; Joseba Arregi Erostarbe, Fiti; y Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, la dirección de ETA en ese momento.

Todos han sido condenados en Francia o España a miles de años de prisión o cadena perpetua. Y todos, salvo Josu Ternera, huido, están en la cárcel.


Pascual ha pasado por múltiples intervenciones quirúrgicas; tiene secuelas en la mano, los tendones, una pierna más corta que otra... Antonio estuvo tres días ingresado con una conmoción cerebral. “Pero lo peor es lo que queda dentro de la cabeza”, dice Carmina. “Es tanto dolor, tanto lo que viste, que jamás lo olvidas. Han pasado 25 años y aún sigues pensando en ello. Aún te sobresaltas”.

ETA anunció el cese de la violencia hace más de un año. “Ojalá que nadie vuelva a sufrir un atentado nunca más”, pide Pascual. “Yo les pido que entreguen las armas y que se pongan a disposición de la justicia. Que se ponga de verdad un punto final”.   (El País, 11/12/2012)

21/1/09

Causas políticas de la guerra en Palestina, en Gaza

"Se ha dicho que la intervención tenía un cariz electoralista encubierto, sobre todo para el Partido Laborista y el Kadima de Olmert (que ya es de Livni). No ha parecido muy encubierto, a tenor de los hechos y de las encuestas, que han trastocado el mapa de intención de voto (...)

Pero es obvio que la guerra de Gaza ha coincidido con el proceso electoral no por casualidad. Sin embargo, no era algo que sólo supieran los israelíes; también lo sabían en Teherán y en Hamás.Sabían del gran beneficio a futuro que tendrían para Hamás las consecuencias de una provocación que, tras el fin de la tregua, supusiera políticas de extrema dureza orientadas a garantizar seguridad y firmeza, tanto en los partidos de la derecha como de la izquierda. Por eso la tregua se interrumpió precisamente cuando era oportuno para todos. Sabían en Hamás y en Hezbolá que ése sería el mejor momento para provocar a Israel y poner de nuevo centenares de muertos sobre la mesa -la munición más rentable de Hamás (...)

Hamás, como era de esperar, ha logrado lo que se proponía: primero, un lavado de imagen que lo hace pasar por un partido víctima que ayuda al pueblo palestino (cuya pobreza no sólo no ha evitado sino que además necesita, como partido-vampiro); segundo, un alto grado de identificación con todo el pueblo palestino (no hay que olvidar su estrategia de asimilación de la causa palestina con el islamismo, la imposición de la sharía como ley, o el golpe de Estado que se cobró la vida de centenares de palestinos de Al Fatah, así como la expulsión de este partido de la franja), y, tercero, un apoyo incondicional de un tipo de políticos e intelectuales europeos que emplean un lenguaje sospechosamente virulento en cuanto oyen la palabra judío. (...)

Y en esta diabólica perspectiva de las cosas es en la que Israel comete un error histórico, al no ser capaz de trascender el fango del medio plazo, no abordar el futuro, no dar un salto cualitativo en la espiral a la que le somete Hamás.
(...)

Pero en todo esto Israel es quien más ha perdido. Ha perdido muchísimo de su valía moral, de su compasión, de su imagen internacional, apareciendo como un país de carniceros. (...)

Habrá que ver si Israel ha perdido también posibilidades de futuro, su exiguo capital. Sin embargo, a Hamás no le ha ido muy mal con su política de muerte y de terror, el único lenguaje que entiende. Ha triunfado la ceremonia de la confusión. Si bien me temo que eso justamente es lo que ha pretendido siempre Hamás: mezclarlo todo, confundir a todo el mundo, martirizar a toda su población con el instrumento de la poderosa y terrible venganza israelí, culpable también." (ADOLFO GARCÍA ORTEGA: Hamás gana, Israel pierde. El País, ed. Galicia, Opinión, 20/01/2009, p. 27 )