21/1/09

Causas políticas de la guerra en Palestina, en Gaza

"Se ha dicho que la intervención tenía un cariz electoralista encubierto, sobre todo para el Partido Laborista y el Kadima de Olmert (que ya es de Livni). No ha parecido muy encubierto, a tenor de los hechos y de las encuestas, que han trastocado el mapa de intención de voto (...)

Pero es obvio que la guerra de Gaza ha coincidido con el proceso electoral no por casualidad. Sin embargo, no era algo que sólo supieran los israelíes; también lo sabían en Teherán y en Hamás.Sabían del gran beneficio a futuro que tendrían para Hamás las consecuencias de una provocación que, tras el fin de la tregua, supusiera políticas de extrema dureza orientadas a garantizar seguridad y firmeza, tanto en los partidos de la derecha como de la izquierda. Por eso la tregua se interrumpió precisamente cuando era oportuno para todos. Sabían en Hamás y en Hezbolá que ése sería el mejor momento para provocar a Israel y poner de nuevo centenares de muertos sobre la mesa -la munición más rentable de Hamás (...)

Hamás, como era de esperar, ha logrado lo que se proponía: primero, un lavado de imagen que lo hace pasar por un partido víctima que ayuda al pueblo palestino (cuya pobreza no sólo no ha evitado sino que además necesita, como partido-vampiro); segundo, un alto grado de identificación con todo el pueblo palestino (no hay que olvidar su estrategia de asimilación de la causa palestina con el islamismo, la imposición de la sharía como ley, o el golpe de Estado que se cobró la vida de centenares de palestinos de Al Fatah, así como la expulsión de este partido de la franja), y, tercero, un apoyo incondicional de un tipo de políticos e intelectuales europeos que emplean un lenguaje sospechosamente virulento en cuanto oyen la palabra judío. (...)

Y en esta diabólica perspectiva de las cosas es en la que Israel comete un error histórico, al no ser capaz de trascender el fango del medio plazo, no abordar el futuro, no dar un salto cualitativo en la espiral a la que le somete Hamás.
(...)

Pero en todo esto Israel es quien más ha perdido. Ha perdido muchísimo de su valía moral, de su compasión, de su imagen internacional, apareciendo como un país de carniceros. (...)

Habrá que ver si Israel ha perdido también posibilidades de futuro, su exiguo capital. Sin embargo, a Hamás no le ha ido muy mal con su política de muerte y de terror, el único lenguaje que entiende. Ha triunfado la ceremonia de la confusión. Si bien me temo que eso justamente es lo que ha pretendido siempre Hamás: mezclarlo todo, confundir a todo el mundo, martirizar a toda su población con el instrumento de la poderosa y terrible venganza israelí, culpable también." (ADOLFO GARCÍA ORTEGA: Hamás gana, Israel pierde. El País, ed. Galicia, Opinión, 20/01/2009, p. 27 )

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