18/5/25

Los expedientes de depuración, la herramienta de represión del franquismo contra los maestros de la República... El cura, el alcalde, el comandante de la Guardia Civil y dos padres “de bien” debían determinar si el maestro merecía o no un castigo... en el expediente de depuración del maestro de Treviana, Juan Larreta Larrea, se puede ver por ejemplo cómo los cinco interpelados le acusan de no ir a misa, de tener una conducta “indeseable” y de enseñar contenidos contra la religión “cuando podía”... el Comité consideró que merecía el castigo máximo: ser apartado para siempre de la docencia. Ese castigo al maestro de Treviana no se llegó a ejecutar porque, para cuando se hizo público, ya había recibido un castigo mayor, le habían asesinado y le habían hecho desaparecer (Olivia García Pérez)

 "La educación y la cultura siempre han sido las grandes enemigas del totalitarismo. Por eso los maestros y maestras suponían un peligro para aquellos que impusieron en España un régimen que atentaba contra las libertades. El franquismo tuvo desde el principio la vista puesta en aquellos maestros de la República y, desde el Golpe de Estado de 1936 pusieron en marcha todos los mecanismos de represión contra ellos.

Lo hicieron a través de lo que llamaron “expedientes de depuración”, una especie de informes a los que se sometía a los empleados públicos y que, en el caso de los maestros, determinaban si eran aptos o no para ejercer la enseñanza. Se establecieron Comités de Depuración en cada provincia. Estos organismos eran quienes designaban a las personas que debían evaluar a cada docente.

¿Quiénes eran?

Para la elaboración de cada expediente se designaba a cinco personas que debían contestar a una serie de cuestiones relacionadas con el maestro o maestra del pueblo. Eran siempre el alcalde, el cura o párroco, el máximo mando de la Guardia Civil o el Ejército en el pueblo y dos padres de familia “de bien”, es decir, falangistas o carlistas a poder ser. Cinco miembros en total; los cinco hombres.

A través de sus respuestas debían ir desgranando los comportamientos del maestro para poder determinar después si este tenía una “moral intachable” y si era o no fiel al “Glorioso Movimiento Nacional”.

¿Qué se preguntaba?

Cada cuestionario constaba de cinco apartados con entre cuatro y seis preguntas en cada uno de ellos. Los cinco interpelados debían responder a estas preguntas señalando lo que hacía o no hacía el maestro, cómo lo hacía y con quién.

ACTUACIÓN POLÍTICA:

  • ¿Ha actuado activamente en política de izquierdas?
  • ¿Ha asistido a mítines y manifestaciones de izquierdas?
  • ¿Ha colaborado en periódicos de izquierdas?
  • ¿Los ha leído públicamente y con alguna frecuencia?
  • ¿Ha buscado votos de las izquierdas?
  • ¿Les ha votado?

ACTUACIÓN RELIGIOSA:

  • ¿Oía misa ordinariamente los domingos y días festivos?
  • ¿Comulgaba al menos una vez al año?
  • ¿Hacía alarde de irreligiosidad?
  • ¿Hacía alarde de religiosidad y llevaba emblema religioso?

ACTUACIÓN PROFESIONAL:

  • ¿Faltaba a la escuela con mucha frecuencia?
  • ¿Estaba en clase las horas reglamentarias?
  • ¿Enseñaba algo contra la religión?
  • ¿Enseñaba algo contra el amor a España?
  • ¿Hacía propaganda política en la escuela?
  • ¿Obtenía buenos resultados de la Enseñanza?

ACTUACIÓN SOCIETARIA:

  • Amistades que frecuentaba
  • ¿Estaba asociado a alguna asociación política?
  • ¿Propagó alguna asociación?
  • ¿Se interesó por la política de los padres de los alumnos?

ACTUACIÓN MORAL:

  • ¿Dejaba algo que desear su conducta?
  • ¿Hay en su actuación política algo digno de notarse?
  • A) Como actuación pedagógica
  • B) Como actuación política
  • C) Como actuación societaria
  • D) Como actuación moral
  • E) Como actuación religiosa

Así, en el expediente de depuración del maestro de Treviana, Juan Larreta Larrea, se puede ver por ejemplo cómo los cinco interpelados le señalan, aseguran que sus amistades eran “los marxistas”, “los de la CNT”, “los extremistas”. Le acusan también de no ir a misa, de tener una conducta “indeseable” y de enseñar contenidos contra la religión “cuando podía”. Con todas estas respuestas, el Comité consideró que merecía el castigo máximo: ser apartado para siempre de la docencia.

 Ese castigo al maestro de Treviana no se llegó a ejecutar porque, para cuando se hizo público, ya había recibido un castigo mayor, uno de los que no aparecían en los papeles: le habían asesinado y le habían hecho desaparecer.  

Otros 31 maestros y maestras corrieron la misma suerte en La Rioja y un total de 200 docentes recibieron algún tipo de castigo. Se contemplaban en total 14 correctivos en función de la gravedad de las respuestas al citado cuestionario. A algunos se les suspendía de empleo y sueldo durante un teimpo determinado, a otros se les condenaba al exilio interno, llevándoles a destinos alejados de su hogar. Sólo quienes obtenían un buen expediente de depuración podían conservar su plaza"

(Olivia García Pérez , eldiario.es, 11/05/25 )

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