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24/1/22

Las víctimas del crucero ‘Baleares’, indignadas con Almeida por recuperar ese nombre para una calle de Madrid... El crucero Baleares fue uno de los barcos que bombardearon a los civiles que entre el 7 y el 12 de febrero de 1937 emprendieron la huida de Málaga por la carretera de Almería tras la toma de la capital malagueña por los sublevados... en esos bombardeos murieron 6.000 españoles

  Huida de civiles, en febrero de 1937, hacia Almería tras la caída de Málaga

"En la Asociación La Desbandá se ultiman los preparativos para recorrer los 240 kilómetros que separan por la costa Málaga y Almería. La misma ruta que hace 85 años, en febrero de 1937, anduvieron 300.000 personas y en la que perdieron la vida alrededor de 6.000 civiles bombardeados por tierra, mar y aire por las tropas franquistas y sus aliados internacionales. Esa carretera de la muerte y lo que allí pasó quedaron sepultados por el silencio impuesto por la dictadura. La asociación lleva desde 2017 repitiendo la ruta para homenajear a los supervivientes y a las víctimas, rescatar del olvido una de las mayores tragedias de la Guerra Civil y exigir reparación.

 En esa tarea de memoria, la asociación se ha encontrado con la decisión del Ayuntamiento de Madrid de recuperar el nombre de Crucero Baleares en una de sus calles. “Es una burla para las víctimas”, señala Rafael Morales, presidente de la asociación. El crucero Baleares fue uno de los barcos que bombardearon a los civiles que entre el 7 y el 12 de febrero de 1937 emprendieron la huida de Málaga por la carretera de Almería tras la toma de la capital malagueña por los sublevados.

Luisa Vecino tenía cuatro meses cuando las bombas empezaron a caer sobre Adra (Almería). Sus padres la cogieron en brazos y se sumaron a la diáspora que venía desde Málaga. “Era una carnicería, una matanza absoluta”, dice Luisa que le contó su madre. La rabia le enreda las palabras cuando cuenta cómo se siente al saber que Madrid ha recuperado el nombre de crucero Baleares. ”Me enfurece, no puedo comprender que en tantos años no se hayan eliminado estas ideas y que las impulsen gente que está en los gobiernos”.

 “Cuando en verano conocimos la intención del Ayuntamiento de Madrid remitimos una denuncia formal alegando que iba en contra de la ley de memoria”, explica Morales. El Consistorio gobernado por el popular José Luis Martínez-Almeida respondió que estaba cumpliendo con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que daba la razón a Vox. La asociación de Morales trató, en vano, de que el Ayuntamiento de Málaga, también del PP, se pronunciara en contra. Tampoco lo ha hecho el consejero de Presidencia y portavoz de la Junta de Andalucía, el malagueño Elías Bendodo.

El Ayuntamiento de la capital les explicó que la calle honraba también a los tripulantes del Baleares que fallecieron cuando fue bombardeado en marzo de 1938 por una escuadra republicana, porque “ellos también eran víctimas”. “Aunque ciertamente su marinería pereció en su hundimiento [fallecieron 768 personas], no es menos cierto que fue uno de los causantes del sufrimiento de los protagonistas de La Desbandá, por lo que hubiera sido más justo evitar el agravio comparativo y el incumplimiento del artículo 15 sobre símbolos y monumentos públicos que recoge la ley de memoria”, señala el arqueólogo e investigador Andrés Fernández, coautor del libro 1937: Éxodo Málaga-Almería. Fernández recuerda que, desde 1938, se celebraron funerales y desfiles por los considerados “mártires de la traición”.

De La Desbandá se sabe muy poco. Las fotos que tomó el médico canadiense Norman Bethune son el único testimonio gráfico que atestigua la huida. Precisamente, fue Bethune quien metió a Luisa y a su madre en una furgoneta y las evacuó hasta Almería. Mucho después, cuando Luisa estaba leyendo El bisturí y la espada, supo que el médico protagonista era Bethune. “Le dije: ‘Mamá, aquí se cuenta tu historia, la del doctor que te ayudó”, recuerda emocionada.

Buena parte del relato de lo ocurrido en La Desbandá se ha reconstruido gracias al testimonio oral de los supervivientes, como Luisa. Para acallar las últimas voces que incluso niegan ese éxodo, Morales ha organizado el Congreso Internacional de La Desbandá, para “seguir investigando lo que ocurrió, dónde y por qué”.

 Los primeros recuerdos de Luisa son las seis baldosas en las que su padre, preso desde 1939 en Almería, se turnaba para dormir con sus compañeros de celda. Él salió de la cárcel en 1944 y murió de un infarto en 1947. Un año después, antes de partir para Milán con su madre tuvieron que visitar al cónsul italiano. “Tenía un cuadro de Mussolini. Era normal, entonces gobernaba Franco y eran fascistas, pero ahora no puedo entender que se mantengan esos símbolos”, se revuelve.

La asociación retomará la ruta de La Desbandá el 3 de febrero. Luisa cree que sus recuerdos son “una gota que cae en un mar que está envenenado”, pero valora el esfuerzo de la asociación que cada año invita a supervivientes como ella para rememorar el pasado con el ansia de que su memoria perdure más que una placa en la pared de una calle."                (Eva Sáinz, El País, 21/01/22)

20/1/22

Anselmo Vilar, el farero que apagó la luz para salvar miles de vidas en la Desbandá... lo que dificultó que los aviones y los barcos franquistas pudiesen ubicarse y localizar a la población que huía en este punto de la costa... pocos días después de la entrada de las tropas nacionales fue fusilado

 "Las más de 120.000 personas que integraron la caravana humana que en febrero de 1937 huía de las tropas franquistas hacia Almería, un episodio conocido como la Desbandá, encontraron a su paso por Torre del Mar un aliado: el farero que apagó la luz y que salvó con ello miles de vidas. 

 En este núcleo de población de Vélez-Málaga, en el que se concentraron las personas que escapaban desde Málaga y los que procedían del interior de la comarca de la Axarquía, no se produjeron bombardeos ni ametrallamientos por parte de la aviación italiana y la marina del bando nacional.

 La culpa de esto la tuvo Anselmo Antonio Vilar, el farero de Torre del Mar, natural de Lugo e hijo del que fuese a su vez primer farero de la población, que durante dos días mantuvo apagado el faro, lo que dificultó que los aviones y los barcos pudiesen ubicarse y localizar a la población que huía en este punto de la costa.

Vilar salvó a muchas personas de las ametralladoras y las bombas, pero su decisión le costó la vida, ya que pocos días después de la entrada de las tropas nacionales fue fusilado, según ha explicado Jesús Hurtado, vecino de Vélez-Málaga e investigador de este suceso.

 Hurtado, que ha publicado varios escritos sobre este hecho, ha presentado una iniciativa impulsada por el grupo municipal de IU para homenajear y distinguir al farero y que su gesta no quede olvidada.

Ha asegurado que Vilar fue "un héroe", que al incumplir la principal obligación de su cometido y dejar sin referencia a los aviones salvó a las miles de personas que se ocultaban en la zona en la que se encontraba el antiguo Faro de Torre del Mar, actualmente encajonado entre unos edificios en la avenida Toré Toré.

Ante la falta de referencia, los barcos utilizaron el faro de Torrox, que sí funcionó en los días en los que se produjo la Desbandá y se ubicaron frente a este punto del litoral, que recibió el grueso de los bombardeos, según los partes de guerra estudiados por Hurtado. 

 El portavoz de IU, Miguel Ángel Sánchez, ha explicado que Vilar tuvo el arrojo de apagar la luz del Faro de Torre del Mar y de "dar luz a la población" que se refugiaba en este punto de la costa, "mientras escapaba de la barbarie".

Sánchez ha manifestado que esta hazaña, que quedó silenciada hasta la labor de investigación de Hurtado, evitó que los bombardeos se cebasen en el tramo comprendido entre los núcleos de Almayate y Caleta de Vélez, en las aproximadamente doce millas de ámbito de influencia que cubría el faro.

La intención de IU es que el homenaje vaya más allá del municipio en el que Vilar desempeñó su labor y acabó sus días y, en este sentido, Sánchez ha precisado que su homólogo en el Concello de Lugo ha conseguido el consenso de la corporación municipal para reconocer al farero en la ciudad gallega.

En el caso de Vélez-Málaga, el portavoz de la coalición de izquierdas ha informado de que el asunto se llevará a la Mesa de la Memoria que puso en marcha hace unos meses el Consistorio para lograr un acuerdo.

"Queremos conseguir el máximo consenso, como ya ha pasado en Lugo, y que este gesto supremo de humanidad quede en los anales de la historia", ha insistido.

IU está abierta a negociar los términos del homenaje, que según Sánchez, pueden pasar por un reconocimiento de Vilar como hijo adoptivo a título póstumo, en aplicación del Reglamento de Honores y Distinciones del Ayuntamiento."                     (Enrique Hidalgo, La Opinión de Málaga, 15/12/17)

3/12/21

Domingo Camacho López arribó al puerto tunecino de Bizerta en marzo de 1939 con la flota republicana, y aceptó regresar en el Marqués de Comillas creyendo las promesas de redención del almirante Salvador Moreno… ¡Craso error! Fue sometido a Consejo de Guerra, condenado y ejecutado

 "El 3 de junio del año 1941, el capitán de Infantería de Marina don Genaro Arias Baltar, en funciones de Juez Instructor Permanente del Departamento Marítimo de Cádiz, comunica al alcalde de San Fernando que al día siguiente, a las seis de la mañana, "…será pasado por las armas en la tapia del cementerio de esta ciudad el cabo de artillería de la Armada Domingo Camacho López…". 

Continua la nota informando que "recibirá sepultura en el expresado cementerio una vez ejecutado". Lo cual —que sea enterrado después de la ejecución, y no antes— era de agradecer. Finalmente el juez instructor ruega al alcalde que cite en el cementerio "a quien corresponda" para dar sepultura al cabo de la Armada, que dejó viuda y tres hijos. Con los datos que hoy disponemos, don Domingo Camacho López fue el penúltimo militar vinculado a San Fernando ejecutado en esta ciudad por la represión franquista.

 Este joven marino de 25 años arribó al puerto tunecino de Bizerta en marzo de 1939 con la flota republicana, y aceptó regresar en el Marqués de Comillas creyendo las promesas de redención del almirante Salvador Moreno… ¡Craso error! Fue sometido a Consejo de Guerra, condenado y ejecutado. Forma parte de una lista de más de 100 militares ejecutados durante la barbarie militar y fascista que siguió al 18 de julio de 1936 en San Fernando. 

Comenzaron justamente una semana más tarde, el 25 de julio. Ese día, tras un Consejo de Guerra Sumarísimo y ejemplarizante, son ejecutados don Joaquín Ferreiro Barreiro, don Luis M. Rodríguez Otero (auxiliares 1º de radio y artillería de los cañoneros Lauria y Cánovas del Castillo) y el contramaestre señor Muñoz. Los militares que se rebelaron contra la II República y alzaron sus armas contra los españoles, se asumieron al derecho de acusar de rebelión —y juzgar, condenar y matar— a los compañeros de armas que permanecieron leales al gobierno que habían jurado defender. Los historiadores llaman a esta aberración jurídica La Justicia al Revés

 A las 15:00 horas del 18 de julio de 1936, el Jefe del Departamento Marítimo de Cádiz, almirante golpista José Gámez Fossi, ordenó al comandante don Manuel de Sancha Morales, jefe del batallón de Infantería de Marina de San Fernando, sacar a la calle tres compañías de infantes para declarar el estado de guerra y tomar militarmente la ciudad. De Sancha se niega a hacerlo y pide la orden por escrito. Seguidamente es detenido por sus propios compañeros, encarcelado en el Penal de la Casería de Osio y fusilado un mes más tarde. 

No hubo causa judicial contra Manuel de Sancha, músico, compositor, director de orquesta y hombre de probada empatía con el pueblo necesitado. Su ejecución fue un asesinato extrajudicial. Sus restos anónimos, fueron arrojados en una fosa común abierta en lo que fue Cementerio para Disidentes de San Fernando. Al día siguiente, el sepulturero indicó a uno de sus hijos el lugar exacto donde yacía el leal militar. 

A don Manuel de Sancha le cabe el dudoso honor de haber sido el primer militar que se opuso abiertamente en San Fernando a Glorioso Movimiento Nacional. Por otro lado, a doña Adelaida Blanco Silva la dejaron viuda a las cinco de la mañana del 10 de septiembre de 1936. Ese día asesinaron a su marido, don Leocadio Castaño Álamo, un ex carabinero de 41 años que no demostró demasiado entusiasmo por adherirse al Glorioso Movimiento Nacional. Nadie asumió la responsabilidad de su muerte.

 Nadie ordenó inscribir el crimen en el registro Civil de la ciudad y, por tanto, para que su fallecimiento fuese reconocido, doña Adelaida tuvo que recurrir a conocidos de sobrada influencia entre los jerarcas del nuevo régimen. 

 Gracias a esas influencias logró que el Vicario Capitular del obispado de Cádiz accediera a concederle la gracia de certificar la muerte de su marido… "Vista la instancia que nos dirige doña Adelaida Blanco Silva solicitando nuestra autorización para que por el señor cura párroco de la de San Pedro y San Pablo de San Fernando sea expedida copia de la defunción del marido de la solicitante, por el presente venimos a conceder y concedemos la gracia solicitada". No fue un derecho, fue una gracia. Eso ocurrió en marzo de 1941, y supuso una excepción porque estaban certificando sobre el contenido del libro en el que los curas inscribieron los fusilamientos que presenciaron.

 La mera existencia de ese libro era —y sigue siendo— la única prueba documental de los asesinatos extrajudiciales que se cometieron en San Fernando después de Glorioso Movimiento Nacional Salvador de la Patria. Certificar el contenido de un libro secreto era reconocer su existencia y, en consecuencia, reconocer complicidades. Sin embargo, a pesar de la gracia excepcional que consiguió del señor Vicario, doña Adelaida no logró inscribir la muerte de su marido hasta junio de 1946. 

 Los represores, militares y fascistas, no sólo asesinaron al padre de sus tres hijos (el último de ellos, póstumo), además le negaron durante diez años su condición de viuda. Y también asesinaron judicial o extrajudicialmente a oficiales, auxiliares y marineros; fogoneros, telemetristas, condestables, artilleros, barberos, telegrafistas, oficinistas, trabajadores del Arsenal de la Carraca, sanitarios, contramaestres, intendentes, náufragos, etc., etc., etc. Hasta un total de 106 militares y algunos asimilados. 

De ellos, 56 fueron ejecutados tras esos consejos de guerra propios de la Justicia al Revés; 46 fueron asesinatos extrajudiciales, ordenados por los distintos jerarcas de San Fernando con poder sobre la vida y la muerte de los rojos; y cuatro murieron en circunstancias extrañas… todos ellos fueron enterrados de forma anónima en un claro intento de extinguir su memoria, su ejemplo y su dignidad. 

Estuvieron frente a un pelotón de fusilamiento, pero los criminales fueron los que daban las órdenes desde el otro lado. Hoy, un 14 de junio de 2018, día de la Memoria Democrática en Andalucía, es buena ocasión para conocer los nombres de esos militares muertos y silenciados. 

Sería un primer paso para recuperar su memoria y su dignidad, y para que todos podamos mirarlos como hombres leales a su palabra y no como a criminales y también sería buena ocasión para que sus compañeros de armas, miembros de una Armada Española superadora de conflictos pasados, se sumaran a un homenaje póstumo y necesario. Porque lo necesitamos todos.(...)"              (Miguel A. López Moreno, La Voz del Sur, 11/06/18)

5/12/17

Quen foi Salvador Moreno, o militar golpista defendido por Rajoy?

"Este jueves, durante su visita a un grupo de militares de la Armada española con los que mantuvo un encuentro en Abiyán (Costa de Marfil), el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se preguntó por qué le quitaron el nombre de una calle al Almirante Salvador Moreno

La respuesta la da Alberto Sabio, historiador de la Universidad de Zaragoza, al explicar quién era Salvador Moreno: "Fue un golpista, estuvo en la conspiración previa a la sublevación militar contra la Segunda República".

 Este militar, que llegó a ser ministro de Marina en la dictadura, desempeñó desde el crucero Almirante Cervera, primero, y desde el acorazado Canarias, después, un papel clave para la victoria franquista en la guerra civil que incluyó el bombardeo de numerosas ciudades costeras. 

(...) había dirigido desde esos barcos cruentos ataques como el bombardeo de la carretera de Málaga a Almería cuando, en febrero de 1937, más de 100.000 civiles huían en lo que se conoció como la desbandá.

Los bombardeos de la artillería terrestre del general Gonzalo Queipo de Llano, que había sitiado Málaga, y los cañones del acorazado Canarias, que apoyaba esa operación desde el mar, provocaron entre 3.000 y 5.000 muertes, en uno de los episodios más sangrientos de la guerra civil.
Moreno, destinado en Ferrol al comienzo de la guerra, se hizo con el control del Almirante Cervera, con el que participó en el bombardeo de Gijón, pese a las reticencias iniciales de la tripulación, leal a la república. (...)"            (Eduardo Bayona, Público, 30/11/17)

"(...) En 2008 foi un dos 35 altos cargos do franquismo imputados pola Audiencia Nacional no sumario instruído por Baltasar Garzón, polos delitos de detención ilegal e crimes contra a humanidade cometidos durante a guerra civil e nos primeiros anos do réxime.(...)"               (Marcos Pérez Pena, Praza Pública)