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4/5/21

La ficción sobre ETA no es una moda. Responde a la necesidad de elaborar los traumas para seguir viviendo... Aún recuerdo la cara de desorientación de mi padre el día que se despidió de su escolta: había olvidado cómo había que girar el volante para aparcar el coche y ya no recordaba cómo se sacaba el tique del parquímetro...

 "A finales de 2015 publiqué El comensal, una novela sobre mi abuelo, Javier Ybarra, que fue secuestrado y asesinado por ETA en 1977, y sobre mi madre, que murió de cáncer en 2011. 

Cuando terminé el libro creí que ya no volvería a tocar más el tema del terrorismo, pero no ha sido así, porque cada vez que me siento a trabajar delante del ordenador aparece un encapuchado apuntándome con una metralleta desde la pantalla. Seguir escribiendo es la única estrategia que se me ocurre para que desaparezca.

La promoción de El comensal me dejó exhausta: tuve dos ataques de pánico y estuve a punto de vomitar de los nervios en varias entrevistas. Nunca antes había hablado en público ni sobre el asesinato de mi abuelo ni sobre las amenazas que recibió mi padre durante décadas. Romper el tabú me dio vértigo. El primer ataque de pánico lo tuve delante de mi padre poco después de que se leyera el libro. El segundo un día que estaba sola en casa cocinando. Antes de empezar a escribir nunca había tenido ansiedad.

En 2016 dediqué casi todo el año a promocionar el libro. Engordé seis kilos. En primavera me casé con un traje que me quedaba justo. A finales de 2017 tuve un hijo: Santiago. Santiago me pareció el mejor refugio para huir de las discusiones sobre la batalla por el relato, pero mientras sostenía al bebé en brazos, mi infancia en la Euskadi de los ochenta y de los noventa volvió a mí como un ovillo enorme que debía desenmarañar.

He aprendido mucho sobre la relación entre lenguaje y violencia observando a mi hijo. Lo primero que descubrí fue que la violencia surge cuando no hay palabras: los niños pequeños pegan porque aún no dominan el lenguaje que les permite expresar lo que les pasa. Luego descubrí la relación entre lenguaje y movimiento: los niños necesitan moverse porque es a través del contacto con otras personas y con el entorno en donde aprenden los nombres de las cosas. La maestra de Santi me resumió las fases de este proceso en la frase: “Caminar, hablar, pensar”. Aprender a moverse y a expresarse es lo más importante que tiene que hacer un niño durante sus seis primeros años de vida para que más adelante pueda pensar y relacionarse mejor.

A finales de 2011, después de que ETA anunciara el cese definitivo de su actividad armada, todos los vascos empezamos a poder hablar y movernos con mayor libertad.

Muchos ciudadanos salieron por primera vez a la calle sin miedo a que les pegaran un tiro. En contra de lo que pueda parecer, no es fácil volver a ser libre. Aún recuerdo la cara de desorientación de mi padre el día que se despidió de su escolta: había olvidado cómo había que girar el volante para aparcar el coche y ya no recordaba cómo se sacaba el tique del parquímetro.

Los bebés no reconocen en dónde empiezan y en dónde terminan las palabras. Una de las primeras conquistas del lenguaje es comprender que las palabras son grupos de sonidos independientes. Durante mi proceso de escritura he aprendido a transformar en palabras el zumbido que se escuchaba de fondo en mi familia. He nombrado el dolor que sentía en frases cortas y secas. Poco a poco soy capaz de construir frases más largas.

Para la elaboración de este artículo me pedían que hablara sobre el actual boom de la ficción sobre ETA. ¿Crees que es una moda?, me preguntaron. Podría parecerlo, pero no lo es, no es moda, es supervivencia.

Este auge de historias responde a la necesidad que tenemos de elaborar nuestros traumas para seguir viviendo. Por eso celebro cualquier obra que aborde con honestidad el “conflicto vasco”, aunque no todas las historias me interesan y no siempre estoy de acuerdo con lo que me quieren contar. Las celebro porque estoy convencida de que la palabra es lo contrario de la violencia y creo que, cuantas más historias surjan, más probabilidades tendremos de reconocernos los unos a los otros y de convivir en paz.

Yo, por ejemplo, nunca hubiera tenido la oportunidad de conocer un testimonio de una víctima de torturas policiales de no haber leído el excelente —y, aunque parezca increíble, divertido— libro Intxaurrondo, la sombra del nogal de Ion Arretxe. En mi día a día no tengo posibilidad de conocer a personas que hayan podido padecer algo así.

Los libros, a su manera, también son movimiento. Otras historias que me han hecho crecer son El ángulo ciego de Luisa Etxenike, que me ha ayudado a entender mejor el dolor de mi familia, y el documental Mudar la piel de Ana Schulz y Cristóbal Fernández, que me ha hecho reflexionar sobre la intimidad y la amistad.

Las historias que más me ayudan a reconciliarme con mi pasado son las que aportan una visión personal, las que no tienen intención de convencer de nada a nadie."                    (Gabriela Ybarra es escritora. El País, 25/12/20)

6/6/18

Al menos ocho muertos en un ataque suicida contra clérigos islámicos pacifistas en Kabul

"Al menos ocho personas han muerto en un atentado suicida perpetrado en Kabul junto al lugar en el que se celebraba un encuentro de 2.000 clérigos islámicos para condenar el terrorismo y para hacer un llamamiento a favor de la paz. 

El atentado se ha producido sobre las 11.30, hora local (7.00 GMT), en el distrito policial número cinco, en el oeste de la capital afgana, ha dicho el portavoz de la Policía de Kabul, Hashmat Stanekzai.

La explosión se ha registrado en la entrada de la carpa en la que se celebraba la reunión de clérigos musulmanes para aprobar una fatua (edicto religioso) contra los ataques suicidas, según ha contado la Policía. Según la agencia de noticias Reuters, la explosión ha sido causada por un terrorista suicida y habría acabado con la vida de al menos ocho personas.

"Hacia las 11.30 (7.00 GMT) hubo un ataque suicida contra el distrito PD5 donde una reunión de ulemas acababa de terminar. El ataque se produjo en el exterior cuando los participantes estaban saliendo del lugar", ha precisado Stanikzai a la cadena de televisión Tolo News.

El atentado ha sido perpetrado minutos después de que los clérigos emitieran una fatua en la que resaltaron que "la guerra en cualquiera de sus formas es ilegal según la sharia (ley islámica) y las leyes islámicas, y no es más que derramar la sangre de los musulmanes".     

"Los ataques suicidas, los ataques con bomba, la división, la insurgencia, los distintos tipos de corrupción, el robo, el secuestro y cualquier tipo de violencia son considerados grandes pecados en el Islam y van contra el orden de Dios", dijeron.

En su edicto, los clérigos apuntaron que la matanza de musulmanes es 'haram' (prohibida) e "ilegítima", al tiempo que reclamaron a los talibán que acepten la oferta de paz "incondicional" formulada por el Gobierno afgano."        
   (El País, 04/06/18)

9/6/17

“La última vez que vi a Ignacio estaba consciente, en el suelo y con el patín en la mano”

"Guillermo Sánchez conoció a Ignacio Echeverría en uno de los skateparks de Londres, a principios del curso pasado. Compartían la afición por el patinaje y solían quedar a practicar. La tarde del atentado de Londres se encontraron junto al Tate Modern, a unos dos kilómetros y medio del Borough Market, donde se toparon con los terroristas.

 Sánchez había llegado más tarde y sin patín porque no se encontraba bien, pero Javier —un tercer amigo español— e Ignacio llevaban ya tiempo allí grabando algunos trucos, cuenta este estudiante de 25 años por teléfono. Cuando les entró hambre, Sánchez sugirió un restaurante por la zona de Whitechapel y los tres emprendieron un camino que no llegaron a terminar.

 
  Foto: Ignacio Echeverría  


Cogieron una de las bicicletas públicas que hay repartidas por la ciudad. Ya en Borough Market, vieron a un hombre que se tambaleaba y parecía estar "borracho". Eso fue lo que les detuvo.
El amigo del español fallecido recuerda que se pararon en fila india, con Echeverría a la cabeza, seguido de Sánchez y de Javier, cada uno con su bicicleta. Fue entonces cuando vieron aproximarse lo que en un principio creían que era una pelea. Un instante después, un policía pasó corriendo, alcanzó la reyerta y se desplomó.
 A su lado, una mujer recibía lo que califica de puñetazos —ahora entiende que eran cuchilladas—. "Me estoy fijando en ella y, de repente, veo a Ignacio que está allí y comienza a pegarles con el patín", afirma Sánchez. "Entonces cae al suelo, no sé cómo, no sé si porque se resbala o lo que sea, pero se cae", prosigue.
Tras unos "microsegundos", se aproximó hasta donde yacía su amigo "bocarriba" y vio cómo uno de los atacantes le asestó un "cuchillazo" en el costado. En ese momento él no oyó ningún disparo. "Yo no vi que le dieran más cuchillazos", explica. Luego uno de los terroristas miró a Sánchez y le gritó algo que no entendió. 

Lo tenía a un metro y medio. Javier estaba algo más retrasado. Los otros atacantes se mantenían juntos, cerca de Echeverría —duda entre dos o tres—. "Lo último que recuerdo es a Ignacio consciente, tumbado bocarriba agarrando el patín". En ese momento él no oye ningún disparo.

Ante el miedo de que los atacantes se abalanzaran sobre él y "temiendo por su vida", Sánchez les tiró una de las bicicletas y salió corriendo junto a Javier. "Llevaban cuchillos jamoneros", manifiesta.

 Fue la última vez que vieron a Echeverría. En aquel momento no era consciente de si aquello se trataba de un ataque terrorista o de otra cosa; siguieron la carrera entre la “marabunta” de gente, hasta que pensaron en volver a por su amigo. Pero ya era tarde. La policía les impidió el paso.

Los agentes les llevaron a un bar, donde permanecieron unos minutos junto a más viandantes. Sánchez pensó que la policía no sabía qué estaba pasando y trató de apercibirles. “Yo sé quiénes son. He estado ahí. Sé lo que está pasando”, les gritó. Mientras estaban en el local, escuchó algunos disparos. Tras dejarles salir, la policía les mandó salir corriendo.

Juntos y en estado de shock, Guillermo y Javier comenzaron a llamar a la Embajada y a números de emergencia que aparecían en los medios para localizar a su amigo. Acordaron no avisar a la familia de Echeverría para "no alertarles" innecesariamente. 

A la mañana siguiente y al verse sin noticias de su amigo ni de las autoridades, decidieron poner en conocimiento de la situación a sus allegados. Buscaron a una de las hermanas por Facebook y le contaron lo ocurrido. Desde entonces se han mantenido en contacto por teléfono con ella y con otros parientes del hasta hoy desaparecido.

Hasta este miércoles por la mañana, cuando Sánchez ha contado a EL PAÍS su testimonio, no conocía a los familiares de su amigo Ignacio físicamente. Pero se disponía a hacerlo y había quedado con uno de sus hermanos unas horas más tarde. Poco después, una de las hermanas comunicó en su perfil de Facebook que Echeverría había sido identificado como una de las ocho víctimas mortales del atentado terrorista.

Joaquín Echeverría ha contado a EFE que en el encuentro que mantuvo este miércoles con los amigos de Ignacio volvieron a relatarles con más calma los últimos momentos de su hermano. "Estaban hechos polvo y nos pedían perdón. Y les hemos tranquilizado", ha manifestado."               ( ,  El País, 08/06/017)

25/11/13

Ulayar: “Dijeron que no podían echar del colegio de mis sobrinos al asesino de mi padre". Conviviendo con los asesinos, como en el franquismo

"Después de conocer que el etarra que mató a Jesús Ulayar, es psicólogo en el colegio donde estudian los nietos del asesinado, por ETA en 1979, Libertad Digital se ha puesto en contacto con su hijo y testigo del crimen, Salvador Ulayar.

Uno de los verdugos de su padre, Juan Nazabal, acabó como psicólogo del colegio de tres de los nietos del asesinado Jesús Ulayar. Como recuerda Salvador -en conversación con Libertad Digital- el terrorista accedió a la plaza, de carácter temporal, por medio del Inem con su título obtenido en la Universidad del País Vasco.

 "Calcula tú cómo le daban los títulos a los etarras", responde Salvador y añade, "el propio consejero de educación nos dijo que no podía hacer nada, no había argumento legal para echarlo". Para Salvador esta situación demuestra una vez más, "como la democracia en España ha maltratado continuamente a las víctimas".(...)

Los dos asesinos de su padre, Vicente y Juan Nazabal, quienes salieron de prisión el primero en 1997 y el segundo un año más tarde, fueron nombrados "hijos predilectos de Echarri Aranaz" por Herri Batasuna. Ante esto, la familia Ulayar acudió a la Justicia y ésta declaró nulo el nombramiento. 

En opinión de Salvador, la nulidad se produjo en el despacho de un juez, sin embargo el reconocimiento de los etarras allá en su localidad se hizo de forma pública; el daño una vez más ya estaba hecho. Años más tarde cuando gobernó en el pueblo Nafarroa Bai, "mi familia pidió que retirasen ese título. Se defendieron como gato panza arriba", señala Salvador. "Recurrieron al argumento de que la nulidad ya se había hecho en Madrid".

Durante todos estos años la familia Ulayar tuvo que soportar insultos y pintadas en la fachada de su casa en Echarri Aranaz. "Los proetarras nos acusaban de ser colonizadores españoles, cuando no hemos tenido otro pasado que en el pueblo", exclama Salvador. (...)

Salvador reitera resignado que por mucho que digan que ETA está derrotada, desde su punto de vista, son las víctimas las que lo están. "A mí se me ha derrotado, me derrotaron cuando mataron a mi padre, me derrotaron cuando pactaban con la banda".            (LibertadDigital, 23/11/2013)

16/9/10

¿Y las víctimas?

"P:Ahora que hay un nuevo alto el fuego de ETA ¿Existe el riesgo de que se olvide el dolor de las víctimas indirectas, que no han muerto, que no han sido secuestrados, pero que sí han sufrido la presión asfixiante de un mundo fanatizado? (...)

Y lo que hay es esto: un ejercicio repulsivo del lenguaje, de la falacia, del eufemismo, de la mendacidad permanente, de la torticería y el piñón fijo del fanatismo, de la inversión de significados, de un erre que erre conceptual insostenible, del tomar unas cosas por otras, un manoseo repugnante de la palabra democracia que pronuncian continuamente y la dejan sin ningún valor semántico compartible

Respecto a las víctimas o a los allegados de ellas, me permito decir ahora sólo una cosa al vuelo. Este verano, en unos actos de la Fundación Fernando Buesa, concluí mi intervención recordando el Filoctetes de Sófocles: para ganar su guerra, la sociedad ateniense necesitó que algo que custodiaba una víctima y la víctima misma, junto a quien lo había tratado con genuino respeto humano el hijo de Aquiles en la tragedia de Sófocles y no el avispado Ulises que quería instrumentalizar a la víctima, debían de estar en el centro mismo de la batalla: ése es el lugar que les corresponde a las víctimas, nunca a los victimistas, y ésa creo que es la necesidad que la sociedad tiene de la víctima y, todos, de un nuevo inicio.

P:¿La sociedad será capaz de compensar a los que han sufrido los efectos de, y cito textual, "el más vil de todos los mejunjes, el que confunde a la víctima con el culpable y le da a uno el trato y la consideración del otro"?

R:El asesinato de alguien es, ante toda evidencia, incompensable. Ni todo el oro del mundo, ni todo el peso de la ley, ni toda la consideración social ni el bienestar o el bien ir tirando de sus allegados puede compensar la pérdida de un familiar. Nada. Aún así cabría una forma de compensación por parte de los implicados en los crímenes y en la gestión y vitoreo de los crímenes, una forma de compensación si no a las víctimas, sí a la sociedad de la que formaban parte y defendían, y sería por supuesto que no se volvieran a repetir." (J.A. González Sainz, autor de 'Ojos que no ven', El País, 16/09/2010)

13/9/10

Un abogado de proetarras asegura a las víctimas que "olvidar" es "el mejor remedio"

"El abogado Iñaki Irizar, que representa a uno de los cuatro acusados de enaltecer el terrorismo al mostrar fotografías de presos etarras en la txosna "Txori Barrote", ha recomendado hoy al hijo del fiscal asesinado por ETA Luis Portero que intente "olvidar" porque es "el mejor remedio". "Yo nunca voy a olvidar a mi padre ni cómo dos asesinos lo mataron", le ha respondido Portero.

Irizar se ha expresado así al final de la vista celebrada este jueves en este tribunal contra Gurutze Olagorta Arana, presidenta de la Asociación "Txori Barrote Kulkur Elkartea"; su secretaria, Aitziber Urrengoetxea; su tesorero, Borja Irizar y el responsable legal de la asociación, Alexander Zuluaga, para los que el fiscal ha pedido 18 meses de prisión.

Ha subrayado que, con las imágenes exhibidas durante la Semana Grande de Bilbao de 2008 en la txosna -entre ellas las de Harriet Iragi e Igor Solana, asesinos del ex fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía Luis Portero-, sus responsables no pretendían "faltar" a su hijo, Daniel Portero, sino pedir que se respeten los derechos de los internos etarras.

"Si sabe el daño que le va a causar, que lo evite", ha aconsejado el letrado a Portero antes de insistir en que los miembros de la asociación "no desean que vaya a ver las fotos ni que las vea".

"Uno no sabe si es rabia, dolor, cabreo o qué es lo que siente", ha dicho el Irizar. Además, ha criticado el hecho de que el también presidente de la asociación Dignidad y Justicia afirme que está "presentando denuncias un montón de días" para preguntarle a continuación: "¿Es que disfruta así?".

De esta forma, Irizar le ha aconsejado que "el mejor remedio es olvidar" y que por ello debe "intentar olvidar".

El presidente de la asociación Dignidad y Justicia, que pide para los cuatro procesados 24 meses de prisión y una multa de 12.000 euros, ha declarado a los periodistas al término del juicio que "nunca" va a perdonar ni a olvidar y que va a "perseguir" las fotografías de los terroristas.

"¿Recomendarme el olvido? Yo nunca voy a olvidar a mi padre ni cómo dos asesinos lo mataron", ha respondido Portero al letrado.
(...)

«Ver las fotos de los asesinos de mi padre fue una humillación»

Daniel Portero testifica contra la comparsa Txori Barrote

En agosto de 2008, Daniel Portero y su hermana Rosario fueron a una txosna de las fiestas de Bilbao para comprobar si seguía exhibiendo las caricaturas de Harriet Iragi e Igor Solana, los asesinos de su padre, fiscal jefe de Andalucía. La tarde anterior lo habían intentado, pero les habían reconocido y amenazado. Volvieron por la mañana, y antes de llegara a la txosna de Kaskagorri se toparon con la caseta de otra comparsa llamada Txori Barrote. En esa no había caricaturas, sino directamente fotos de esos dos etarras y muchos más.

Lo sucedido llevó a Daniel Portero a presentar una querella que desembocó ayer en el juicio contra cuatro representantes de la comparsa. Portero pide para ellos dos años de prisión por enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas, mientras que el fiscal, que se sumó a la querella, reclama año y medio. Se trata de la presidenta, Gurutze Olagorta; la secretaria, Aitziber Urrengortxea; el tesorero, Borja Irizar, y el representante legal, Alexander Zuluaga.

«Yo lo único que sé es que ver las fotos de los asesinos de mi padre no lo podía aguantar. Me dejó perplejo. Por eso puse la querella. Para mí era una humillación, y punto», exclamó ayer Portero cuando el letrado de los acusados Kepa Mancisidor le interrogó sobre su decisión de querellarse.

También testificó el concejal popular de Bilbao Carlos David García, que igualmente se enzarzó con el abogado tras corregir el «presos vascos» que usaba por un «presos etarras». «Están ustedes echando un pulso, y aquí pulsos pocos», intervino el presidente del tribunal, Alfonso Guevara. «La ideología la dejan ahí fuera, como yo», dijo el magistrado, que poco antes ya había pedido que no se calificara a los presos de «políticos». (Fundación para la Libertad, citando a
EL MUNDO, 9/9/2010 )

«Mi mujer me tranquilizó diciéndome que 'de un tiro en la boca no se muere nadie'»

"José Ramón Recalde, doctor en Derecho, jurista, ensayista y político socialista jamás olvidará esa frase pronunciada por su esposa con el fin de animarle pocos minutos después de sufrir el atentado de ETA que estuvo a punto de costarle la vida.
«De un tiro en la boca no se muere nadie». José Ramón Recalde jamás podrá olvidar esta frase pronunciada por su esposa, María Teresa Castells, con el fin de animarle pocos minutos después de sufrir el atentado que estuvo a punto de costarle la vida.

Eran las ocho y cuarto de la tarde del 14 de septiembre de 2000. Recalde aparcó el coche en la entrada de su domicilio y lo primero que vio al salir del vehículo fue «un agujero negro, bordeado por una circunferencia de acero, el orificio de salida del cañón de una pistola». En décimas de segundo giró la cabeza. Luego sonó el disparo y sintió el impacto de una bala. Se volvió y ese movimiento le salvó la vida.

Tampoco descarta la teoría de su esposa de que los ladridos de la perrita, que salió a su encuentro al exterior de la casa, también posibilitaron el milagro. «Era la antivigilante, porque no ladraba si venía alguien de fuera y sí a nosotros. No ladró al asesino, que estaría esperándonos, y sí a nosotros cuando nos vio llegar. Mi mujer siempre ha mantenido que al oír los ladridos, el terrorista, al no saber si se trataba de un perro grande y peligroso o no, desistió de repetir el tiro, y huyó de forma precipitada hacia el coche en el que le esperaba otro terrorista. Desgraciadamente solía pasar en los otros atentados. Por ejemplo, el arma con el que me disparó a mí era la misma con la que fue asesinado José Luis López de Lacalle, y a él sí le remataron en el suelo», afirma el político donostiarra.

La película del atentado cuenta con escenas dramáticas. María Teresa Castells escuchó un ruido y al ignorar su procedencia preguntó a su marido qué había pasado. «Ha sido un tiro», le respondió este. «¿Pero a quién han disparado?», le inquirió sobresaltada. «A mí», fue la lacónica respuesta de la atónita víctima.

No le dio tiempo a percatarse de si el terrorista que le había disparado era un hombre o una mujer, sólo cree que vestía un niqui claro. Todavía hoy, diez años después, Recalde se asombra al rememorar cómo fue capaz de entrar en su casa y subir las escaleras hasta la primera planta. Sentado en una silla de la cocina, y a pesar de tener toda la boca ensangrentada y dolorida, logró con entereza articular las palabras suficientes para indicar a su mujer el teléfono de urgencia al que debía llamar. Pensó que se moría y mentalmente repasó su vida entera. Al sentirse débil y con la mirada desvaída, apretó la mano a su mujer y, entonces, ésta le dijo con cariño: «De un tiro en la boca no se muere nadie». Esto le reconfortó y al poco tiempo llegó una ambulancia y fue llevado en grave estado al Hospital Donostia.

El parte médico reveló que presentaba un orificio de entrada de bala en mejilla izquierda sin orificio de salida, con trayectoria descendente. Al día siguiente fue sometido a una delicada y laboriosa intervención quirúrgica. ETA reivindicó el atentado una semana después. En el texto ETA señalaba que Recalde fue consejero del «Gobierno que asienta la partición de Euskal Herria». (Fundación para la Libertad, citando a EL DIARIO VASCO, 13/9/201)

9/4/10

El etarra pacifista

"Un falsificador en plena crisis mística inauguró las rendiciones de etarras en Francia. Hervé Larrieu se entregó al saber que los carnés que daba a la organización servían para matar a inocentes.

El desertor de conciencia llamó la mañana del 22 de marzo de 2002 a la puerta de la brigada territorial de la Gendarmería de Saint-Malo (Bretaña). Al oficial de guardia le dijo que era buscado por terrorismo y que había decidido entregarse a la justicia. Sólo quince días antes la dirección de ETA había aceptado sus insistentes peticiones de abandonar unas filas en las que había militado cuatro años, los últimos catorce meses en la clandestinidad. (...)

Tras colaborar con ETA a partir de enero de 1998 como correo, enlace y encubridor de algún responsable, tres años después entró en la clandestinidad a petición expresa de Lorentxa Gimon y de Asier Oiartzabal Txapartegi 'Gazte', jefe del aparato logístico a quien ya había brindado alojamiento en el pasado. Le explicaron que en setiembre de 2000 había sido desmantelada en Bayona la oficina de falsificación de documentos y necesitaban a alguien como él, trabajador especializado en una imprenta de la capital vascofrancesa. Aceptó con la condición de estar sólo seis meses y no ir armado. (...)

Durante varios meses se dedicó a editar una nueva agenda de ETA, a reproducir los renovados carnés de identidad franceses y a formar militantes como le había encargado el jefe del subaparato de falsificación Zigor Garro Pérez 'Tonino'. Con los programas informáticos que había pirateado en la imprenta de Bayona, la célula elaboraba una decena de juegos de documentos falsos de excelente factura a la semana. También impartió consejos técnicos para mejorar la maquetación de las revistas internas Zutabe y Zuzen.

Pero pronto comenzó a distanciarse de unos compañeros que le hablaban de «errores técnicos» donde él apreciaba «muertes de inocentes» y encontró refugio en la meditación espiritual y la lectura de los Evangelios. Tras una fuerte discusión con Oiartzabal sobre los objetivos y métodos de ETA, en mayo de 2001 fue transferido en coche por dos veteranos etarras apodados 'Los Dinos' a un piso de la reserva en Lyón. «De camino, en un alto en un lugar apartado, 'Fabrizzio' (alias de José Luis Campo Barandiaran) le mandó ponerse de rodillas, le colocó una pistola en la sien y le preguntó si estaba seguro de querer irse», explicó su abogado, designado de oficio, con ocasión del juicio, celebrado en París a puerta cerrada en 2007. La amenaza fue clara: «Puedes dejar ETA ahora mismo o quedarte con nosotros los tres años que nos debes. Como quieras».

En Lyón comenzó a frecuentar una iglesia católica cercana al piso franco hasta que le fue prohibido salir a la calle tras revelar en noviembre de 2001 sus escarceos religiosos. En enero de 2002 fue trasladado a un último refugio en el que permaneció hasta el 6 de marzo de aquel año cuando la dirección de ETA aceptó licenciarlo. Con los mil euros que le dieron, se fue hasta Dinan (Bretaña) a confesarse con el párroco quien le aconsejó que eligiera el camino de la verdad. Poco después se presentó en la Gendarmería de Saint-Malo.

En el penal de Villepinte, en el que permaneció ocho meses, le comunicaron que ETA le había prohibido residir en el País Vasco. En el juicio explicó que el mensaje se lo dio uno de sus abogados, perteneciente al grupo de defensores habituales de presos etarras. Añadió que se había visto obligado a recurrir a sus servicios porque deseaban tener un perfecto control de sus declaraciones al juez.

Tras salir de la cárcel, se instaló en Bayona y comenzó a trabajar en una nueva imprenta en la que recibió una carta, fechada en mayo de 2004 con el anagrama de ETA, que le recordaba la orden de destierro. El caso del arrepentido figuró en el orden del día de una reunión del comité ejecutivo celebrada ese año. En el acta interceptada por la policía francesa se puede leer: «Hervé Larrieu, el que se rindió a la policía francesa, se pasea por Euskal Herria sin tener en cuenta las órdenes de la organización. Se le ha escrito una carta recordándole nuestra decisión». En julio de 2005 una segunda misiva le conminaba a abandonar tierra vasca en tres meses.

Larrieu, que se casó posteriormente, rehizo su vida y alcanzó un arreglo con la organización terrorista sobre los límites del destierro, fue condenado el 1 de octubre de 2007 por el Tribunal Correccional de París a un año de prisión, pena que ya había cumplido en régimen preventivo. «Su desacuerdo declarado con ETA así como las circunstancias de su salida de la organización serán puestos de manifiesto por las amenazas de las que será objeto desde su rendición, pese a que no deseó querellarse y a que no reveló en ningún momento elementos susceptibles de provocar el arresto de miembros de la organización, habiéndose contentado con relatar su compromiso personal y con identificar a los activistas ya detenidos con los que se cruzó en el camino», subraya la sentencia, base documental de este reportaje. Renegado pero no delator." (Fundación para la Libertad, citando a
EL DIARIO VASCO, 8/4/2010)

10/3/10

La respuesta de la gente al 11-M

«Hubo gente que arrancó la cortina de su casa y escribió el mensaje que sentía». Ese gesto, reacción espontánea que entremezclaba el pundonor y el grito necesitado de paz, es quizás una anécdota que sintetiza el sentimiento global generado por la ciudadanía de Madrid aquel horrible 11 de marzo de 2004 pasadas las 7.30 horas de la mañana.

Esa mujer que arrancó la cortina, como aquel sanitario del Samur que escribió en su ropa manchada de sangre, como aquel otro hombre que arrastró el mantel de su mesa y que aún contiene restos de ese desayuno inolvidable forman el acervo del 11-M que un equipo del Centro Superior de Investigaciones Sociológicas (CSIC) se ha dedicado a recopilar desde el día después del macabro jueves hasta hoy. Son 70.000 muestras de dolor, 70.000 lágrimas y esperanzas, 70.000 cicatrices... seis años después.

Las manifestaciones y las expresiones populares bailaron desde lo religioso a lo político, por lo que han requerido un equipo multidisciplinar que profundice en esas diferentes aristas. Se sucedieron durante tres meses, el tiempo que transcurrió hasta que los propios trabajadores de Renfe pidieron no chocar de bruces en su trabajo diario con los restos de la tragedia. Entonces, la compañía ferroviaria ideó unas máquinas para que los ciudadanos que lo deseasen escaneasen la palma de su mano e inscribiesen el mensaje electrónico que querían dejar a una víctima, a la ciudad de Madrid o, sencillamente, expresar el dolor que emborronaba su trayecto en tren.

Todos esos mensajes, el día de la catástrofe y hasta hoy, no se han perdido. Quedarán para la posteridad y para el contenido de tesis doctorales y proyectos de investigación, porque los 70.000 objetos y muestras expresivas compiladas por el CSIC se ceden mañana al Archivo Histórico Ferroviario, de la Fundación de los Ferrocarriles, para que todos podamos acceder a ellos. En formato electrónico, se utilizarán para el internamiento en múltiples líneas de trabajo como el «contenido político» de los mensajes u otros. Será un 10 de marzo, 24 horas antes de cumplirse el sexto aniversario, cuando se dé carpetazo a un trabajo que se ha prolongado durante los últimos cuatro años.

No obstante, el proyecto dirigido por la investigadora Cristina Sánchez-Carretero no ha abordado esa línea de batalla política. De hecho, una de las conclusiones más relevantes es la que ha comentado hoy en rueda de prensa: «La principal línea de investigación han sido los mecanismos sociales que surgen como respuesta ante traumas colectivos. Las imágenes, en ese caso, sirven para recordar el conflicto, el componente bélico, pero la palabra es de solidaridad, de la necesidad de paz y de deseo de la transformación del mundo». Por eso, la doctora Sánchez-Carretero repite las frases, las palabras más escritas por los ciudadanos: «Todos íbamos en ese tren» y «Paz».

Encontramos, entre las imágenes de esos altares improvisados en las estaciones de El Pozo, de Santa Eugenia, pero muy especialmente, en la de Atocha corazones para «Pablo, que nació en 1961 y murió en 2004», para «Paula, de su amiga Cristina» o el de «Angélica, ya te has convertido en un ángel». Este último lo expresa Antonio Cea, responsable del CSIC que ha investigado la iconografía religiosa que conforma el 11-M, centrada en las 919 estampas, rosarios, imágenes y cruces que depositaron los ciudadanos para dar rienda suelta a sus emociones.

Las estaciones madrileñas de El Pozo, Santa Eugenia y Atocha fueron escenario del duelo colectivo; el lugar que surgió de manera espontánea para pedir paz y expresar que «algo así nunca debería haber ocurrido»
Del contenido de esos mensajes agrupados, Sánchez-Carretero ha llamado la atención sobre la «ritualización de lugares no institucionalizados que la gente parece necesitar». Esto se produce ante dos tipos de acontecimientos: muertes de personalidades mediáticas y muertes anónimas vinculadas a catástrofes. En estos casos, como aconteció el 11-M, los ciudadanos buscan un lugar que siempre tiene tres características: «Es cercano al sitio del fallecimiento; es un lugar que ninguna institución dirige como lugar del ritual para recordar a sus conciudadanos; y en este lugar no se busca recordar al familiar fallecido, porque para eso sí van a un cementerio, sino para conmemorar algo y pedir acciones concretas». Es lo que los antropólogos llaman «grassroots» o «actos performativos» con los que se pide algo y se expresa que «algo así no debería haber ocurrido», agrega la responsable del estudio.


Mensajes espontáneos; lugar no institucional y socializado
En suma, por contenido, los mensajes del 11-M «equiparan a Bruce Springsteen con Antonio Machado, a la poesía con el rock o la oración, se escriben en múltiples idiomas (entre los que el árabe y las comunidades musulmanas de Madrid ocupan un lugar primordial, exhibiendo sus ganas de paz) porque un tercio de las víctimas eran de origen extranjero», explica Cristina Sánchez-Carretero, que cuenta cómo un inmigrante rumano (de los muchos trabajadores del Este que habitan en el Corredor de Henares) abandonó en el lugar de la catástrofe sus papeles de regularización con un mensaje impreso. Por continente, «se documenta una toma de la calle por la ciudadanía, como sucedió, por ejemplo, tras el asesinato del presidente estadounidense Abraham Licolm, en 1865».

Un inmigrante rumano abandonó en el lugar de la tragedia sus papeles de regularización con un mensaje a sus compatriotas muertos en el trenSurgen, de modo inevitable, las comparaciones con las muestras de dolor y el «Archivo del Duelo» del 11-S en Nueva York. Los investigadores abundan en una gran diferencia entre ambos países y masas sociales: «En Estados Unidos y el 11-S, hay un componente nación-Estado expresado con el símbolo de la bandera americana presente en buena parte de las muestras de duelo, allí predominaba la llamada al patriotismo; en Madrid la identificación total se produce con la ciudad, las muestras de representación del componente nación-Estado son diversas, aquí las muestras con más cosmopolitas», explica la doctora, que lo ejemplifica con dos frases: «Se escribía "Colombia LLORA con España", pero "Colombia ES Madrid"». (Fundación para la Libertad, citando a ABC, 10/3/2010
)

29/1/10

La primera víctima... una niña...

"Crónica de 857 hombres, mujeres y niños asesinados.

Begoña Urroz Ibarrola fue la primera víctima de ETA. Era el 27 de junio de 1960 y ella tenía sólo 22 meses. Murió alcanzada por una bomba en la estación de Amara de San Sebastián, aunque ETA nunca asumió la autoría de su asesinato. Con ella arrancó una lista de 857 hombres, mujeres y niños muertos en atentados cometidos por las diversas ramas de la organización terrorista y otras siglas nacidas de su entorno.

El enorme coste humano y político del terrorismo etarra desfila por las páginas de un libro que se publicará la semana próxima, Vidas rotas (Editorial Espasa). La crónica se abre con Begoña Urroz, la primera, también, de las 21 vidas de niños segadas por ETA. Los relatos se cierran con los guardias civiles Carlos Enrique Sáenz de Tejada y Diego Salvà, asesinados en Calvià (Islas Baleares) el 30 de julio de 2009. Se menciona igualmente la identidad de miles de heridos.

Los autores presentan el nombre de cada víctima y el relato del crimen uniéndolo a los nombres de sus asesinos, siempre que esto último haya podido clarificarse judicialmente. "Los victimarios, desprovistos de su confortable anonimato, deben mirarse en el espejo de esas víctimas de carne y hueso que con tanta crueldad han provocado", afirman los autores, Florencio Domínguez, Rogelio Alonso y Marcos García, que citan unas palabras de José María Múgica al cumplirse 13 años del asesinato de su padre, Fernando Múgica Herzog: "Hay que saber quién murió y quién mató". (...)

"La democracia española ha contraído una deuda de gratitud con los familiares y seres queridos de quienes han sufrido tanto dolor", afirman los autores, que piden "el reconocimiento del inmenso sufrimiento padecido por quienes vieron cómo sus allegados fueron vilmente asesinados por un grupo terrorista enemigo de la libertad". El drama de los afectados, "cuya ejemplar reacción cívica tanto ha contribuido al fortalecimiento de la democracia en nuestra nación", impone "obligaciones morales y políticas que una sociedad democrática como la española no puede eludir". (El País, ed. Galicia, España, 24/01/2010, p. 20)

"Vidas rotas es una rigurosa crónica de crímenes políticos, pero también un incentivo para preguntarse cómo es posible que en una sociedad, especialmente cuando acaba el franquismo y llega la democracia, y con especial intensidad justo entonces, se multiplicasen esos "patriotas de la muerte", por usar el término de Fernando Reinares, los cuales con toda frialdad asesinaron uno tras otro a cientos de ciudadanos que en la mayoría de los casos no podían tener responsabilidad personal alguna en la supuesta opresión sufrida por Euskadi.

Hubo arrepentimientos, incluso pagados con la vida como el de Yoyes, pero en general tropezamos con creyentes empapados en una religión del odio, algo que han vivido en sus hogares o en los círculos de socialización como adolescentes. Habida cuenta del tipo de reacción complementaria de tantos nacionalistas ajenos a ETA, por ejemplo la actitud de los miembros de PNV y de EA en Andoain con ocasión del asesinato de Pagaza, resulta lícito apuntar al efecto perverso de una mentalidad forjada en el tipo de nacionalismo totalitario de Sabino Arana, creador de una auténtica identidad asesina.

No es posible de otro modo explicar la conversión de tantos jóvenes, inicialmente de existencia normal, en criminales sanguinarios legitimados por la búsqueda de un objetivo político que nunca ha sido ni será real. Tal y como resume el autor del prólogo, Fernando García de Cortázar, "aquí se ha matado por un concepto aberrante de patria". (El País, 04/02/2010)