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26/1/22

Suecia esterilizó a "indeseables" hasta hace 25 años para depurar la raza... y uno de los culpables fue el siniestro Lundborg, antecesor de Vallejo-Nájera... La espeluznante investigación de higiene racial que realizó el sueco Herman Bernhard Lundborg entre los sami apuntaló intelectualmente la esterilización de "idiotas", indígenas, gitanos y personas vulnerables. El charlatán antisemita anticipó al Mengele español, el franquista Vallejo-Nájera, quien tachó el comunismo de retraso mental

 "El primero de los directores del Instituto sueco para la Biología Racial de Uppsala (Suecia) Herman Bernhard Lundborg (1868-1943) lo tenía muy claro: los nórdicos constituyen la raza superior y cualquier clase de mestizaje con indígenas sami de Laponia, romaníes, judíos, tornedalianos, fineses u otras minorías raciales debilitaría al pueblo escandinavo, al que atribuía el mayor grado de perfección humana incluso mucho antes de que nazis como el doctor Mengele trataran de servirse de la ciencia para apuntalar sus criminales desvaríos racistas. Tal y como firma la escritora Maja Hagerman, autora de un libro y un documental sobre los experimentos de Lundborg con los sami, "colegas investigadores de Alemania, que más tarde se convertirían en influyentes expertos raciales y dictarían sentencias de muerte en el Tercer Reich, miraban con envidia a través del Mar Báltico hacia Suecia, donde se había creado el primer instituto racial del mundo".

El Instituto estatal sueco de Biología Racial de Uppsala, fundado en 1922, contribuyó de forma muy significativa a que esas teorías eugenésicas se extendieran por Alemania, Estados Unidos o el resto de países escandinavos. Para sustentar sus atroces prejuicios, Lundborg viajó a Laponia por primera vez en 1913 y comenzó a tomar medidas craneales de nativos a quienes alentaba a desnudarse. Tomaba fotografías, comparaba fisonomías, analizaba los pelos del pubis y, finalmente, clasificaba a los sujetos de su estudio en "superiores" o "inferiores". Fue solo el primero de los muchos viajes que realizó a Sapmi -denominación nativa de Laponia- con la intención de legitimar el desvarío racista de la superioridad nórdica. Se había obstinado en demostrar que los indígenas son braquicéfalos o de cráneo corto, a diferencia de los escandinavos, que eran dolicocéfalos o de cráneo alargado, lo que a su juicio ejercía también una influencia en la impronta moral de los individuos. No había de pasar mucho tiempo para que los científicos nacionalsocialistas con los que se carteaba le imitaran y crearan el Instituto Kaiser Wilhelm de Antropología.Thank you for watching

Tuvo sexo y procreó con una "raza inferior"

Lo más sorprendente de la historia del pseudocientífico antisemita sueco es que él mismo terminó mezclándose, teniendo sexo y procreando, con una mujer perteneciente a uno de los grupos del tipo equivocado. A la postre, esa fue la razón por la que la periodista Maja Hagerman se decidió a escribir un libro sobre Lundborg. "No tenía la intención de escribir una biografía completa, pero eso cambió cuando descubrí la identidad de su amante María, nativa del norte de Sapmi (Laponia). Al contratarla como limpiadora en su oficina de Uppsala y dejarla embarazada casi de inmediato, arriesgó su reputación como la principal autoridad en temas raciales. Constantemente, advertía a los suecos sobre la amenaza de otras razas. Entonces, ¿en qué estaba pensando?".

A la postre, Lundborg trató a los sami como a insectos a los que categorizaba y estudiaba. Las miles de fotografías que tomó fueron halladas en perfecto estado muchos años después de su muerte, lujosamente encuadernadas en voluminosos libros apilados en las instalaciones del antiguo instituto de biología racial. Ni siquiera sabían que eso estaba allí. Y ello trajo nuevamente a colación el trauma colectivo que causó su investigación. Nunca les explicó lo que se traía entre manos pero cuando la verdad se conoció, se sintieron humillados.

Quieren los huesos de sus ancestros

La percepción social de que pertenecían a una raza inferior no la inventó Lundborg. La designación común de sami -lapón- es un exónimo que significa también idiota y vagabundo, razón por la que ha caído en desuso en la propia Suecia en el nombre de la corrección política. Sin embargo, el charlatán racista brindó magníficas coartadas a las compañías mineras o funcionarios del Gobierno que literalmente despojaron y siguen despojando de sus tierras y de sus recursos a los sami. En última instancia, sus estudios terminaron inspirando campañas de esterilización de "indeseables" que se prolongaron, de diferentes modos, hasta mediados de los noventa, gracias, entre otras cosas, a la simpatía de los injustamente idealizados socialdemócratas suecos. Y el problema extiende sus oscuras sombras hasta hoy de diferentes modos porque las heridas no han sido restañadas todavía.

"El proceso de 'suecificación' de los indígenas fue muy duro", dice el presidente del parlamento sami Stefan Mikaelson. "La discriminación institucional estructural está basada en el racismo. Los nativos eran vistos como menos valiosos en comparación con los pueblos de la sociedad dominante".

Lo que vino a hacer Lundborg es echar algo más de leña al fuego de su marginación histórica. Hace solo una semana, los sami organizaron una protesta finalmente cancelada en Uppsala para reclamar que la universidad devuelva los restos óseos y cráneos que aún conserva. Esta es una de las peticiones más largamente planteadas por los sami. "Todavía hay mucho material allí. Hace unos diez o doce años nuestro parlamento hizo una declaración común para que se repatriaran esos restos, independientemente de la institución en la que estén almacenados", asegura Stefan Mikaelson. "Y mucho más recientemente, una de las organizaciones sami volvió de nuevo a demandarlo".

Se sabe que la universidad alguna vez tuvo 57 cráneos y seis esqueletos de sami, mezclados junto a los de colonos y los de reclusos muertos en prisión cuyos cadáveres eran entregados por el Gobierno sueco a la ciencia hasta el decenio de 1950. En noviembre pasado, el Ejecutivo del país trató de enmendar sus errores del pasado comprometiéndose a crear una comisión de la verdad que examinara el trato que el país ha dado a la minoría sami en el pasado. No hay dudas de que este era antaño pésimo, y según el escritor austriaco Gabriel Kuhn, autor del libro Liberating Sápmi: Indigenous Resistance in Europe's Far North, tampoco la hay de que lo sigue siendo ahora.

En 2007, la sesión plenaria del parlamento sami exigió a los Gobiernos nórdicos que identificaran todo el material óseo que se encuentra en todas las colecciones nacionales para su posterior repatriación a donde pertenezcan. Esta organización de carácter consultivo desea también saber cómo se consiguió ese material y donde se llevaron a cabo los expolios y profanaciones de cementerios sami. En opinión del órgano presidido por Stefan Mikaelson, "no debe subestimarse la importancia de los restos humanos que se almacenan en un estante en una institución sueca. Un funeral es un evento importante en la comunidad sami donde toda la familia se reúne y honra a los muertos con su presencia". Que sigan todavía almacenados en esas colecciones estatales solo refuerza, en su opinión, las viejas actitudes colonialistas y discriminatorias que todavía sufren.

Devolución de restos óseos

Las primeras devoluciones se produjeron en 1997 en Noruega. Eran los cráneos de Mons Sombys y Aslak Haettas, retornados por el instituto anatómico en Oslo y posteriormente sepultados en la Iglesia Talvik de Alta, en Noruega. Hubo otra repatriación en Suecia have veinte años, la del Soejvengeelle u hombre sombra, cuyos restos habían sido legalmente saqueados en los 50 por el investigador Ernst Manker.

Hace dos meses, el rector de la Universidad de Uppsala solicitó permiso al Gobierno sueco para devolver a la Asociación Sami de Arjeplog un esqueleto encontrado en el Museo de la Universidad Gustavianum. Los restos pertenecen a un condenado que cumplió cadena perpetua en la prisión central de Långholmen y que estaba registrado en la iglesia de la parroquia de Arjeplog.

Tanto el saqueo de sus cementerios, como las mediciones anatómicas u otros tratos humillantes fueron justificados y alentados por Lundborg y su Biología Racial, que junto con las ideas darwinistas de la época condujeron, por ejemplo, a leyes que prohibían el matrimonio a los deficientes mentales (1915) y algo más tarde a decretos (1934 y 1941) que permitían la esterilización o la marginalización de sami, tornedalianos, fineses, gitanos, disminuidos psíquicos o personas con trastornos mentales. Los ingenieros sociales suecos pensaron que podrían mejorar la sociedad para las generaciones mediante campañas de esterilización.

En 2014, el propio Gobierno reconoció que había estado esterilizando, persiguiendo e impidiendo la entrada en el país a los gitanos durante el siglo precedente. Junto al mea culpa de Estocolmo, volvieron a resonar los ecos del instituto de Lundborg y todos los esfuerzos para imprimir legitimidad científica a la noción racista de "blanquedad". Durante su retiro en Alemania, su antisemitismo se fortaleció más todavía.

Gracias a una comisión relatora creada para investigar lo sucedido se sabe que Suecia esterilizó a 230.000 personas entre 1935 y 1996 en el contexto de un programa basado en la eugenesia y los conceptos de "higiene social y racial". Las 63.000 esterilizaciones practicadas entre 1934 y 1975 tenían por finalidad garantizar la pureza de la raza nórdica. Esto fue posible, entre otras cosas, a leyes aprobadas con el consenso de todas las formaciones políticas del país. Ni la caída del nazismo marcó un hito en estas "soluciones finales" a la sueca. Ellos siguieron a la suya mientras la prensa internacional divulgaba panegíricos sobre las bondades de las sociedades escandinavas.

El Mengele español

Entre mediados de los setenta y 1996 se esterilizaron a otras 166.000 personas, en la mitad de los casos de un modo consentido. El grueso de las víctimas de los últimos años fueron madres solas con hijos, alcohólicas, personas con patologías psiquiátricas o que vivían en la marginalidad. En las tandas anteriores, fueron los gitanos y los sami quienes se llevaron la peor parte.

Campañas semejantes fueron también implementadas en Francia, Canadá, EEUU, Suiza, Austria, Finlandia y Dinamarca. El máximo exponente de la eugenesia en nuestro país es el psiquiatra franquista Antonio Vallejo-Nájera, quienes estudió en 1939 a presos republicanos con la esperanza de demostrar "la perversión moral" de la izquierda.

Para mayor gloria del caudillo, el palentino creía haber identificado un "gen rojo" que predisponía a la perversión sexual e ideológica. El aprendiz español de eugenista no podía plantear una teoría racial en una sociedad mestiza como la española, pero colaboró y fue fuertemente influido por los nazis que anteriormente habían rendido pleitesía a Lundborg. El palenciano todavía posee un paseo con su nombre en Madrid. En 2010, miembros del Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid retiraron la placa de la vía y la reemplazaron por otra con el nombre de Calle contra la Impunidad."           (Ferran Barber, Público, 22/01/22)

28/6/19

La maldad del ministro del Interior italiano, Salvini, al manifestar la idea repulsiva de esterilizar a una mujer gitana para que no pueda eludir la cárcel, es el reflejo de una parte de la sociedad europea del S.XXI que se degrada a sí misma al naturalizar las conductas de sus dirigentes...

"La maldad retorcida que encierra el ministro del Interior italiano, Mateo Salvini, manifestando la idea repulsiva de esterilizar a una mujer gitana para que no pueda eludir la cárcel, es el reflejo de que hay una parte de la sociedad europea del S.XXI que se degrada a sí misma al naturalizar las conductas de sus dirigentes. 

Esta naturalización  es un ataque a la tolerancia, la inclusión, la diversidad y la esencia misma de nuestras normas y principios de derechos humanos. En general, socava la cohesión social, erosiona los valores compartidos y puede sentar las bases de la violencia, haciendo retroceder, a pasos agigantados, los valores humanos y las reglas democráticas que todos los Estados avanzados y los países civilizados deben salvaguardar frente a la negación perturbadora del proyecto europeísta, que lleva como epicentro la bandera de los derechos humanos y sociales para todos los pueblos, naciones y culturas que componen nuestro viejo continente. Incluido claro está el pueblo gitano, integrado por más de 12 millones de personas, a las que se les ha negado e impedido históricamente su plena inclusión en esta gran Europa que deshumaniza la pobreza extrema criminalizando a quien desgraciadamente la padecen.

No basta con recordar la memoria de las víctimas del genocidio nazi para conmemorar aquella masacre histórica sin olvidar que el origen de aquella cruel ignominia comenzó con censos, persecuciones, esterilizaciones y deportaciones a nuestro pueblo antes que desarrollara la maldita maquinaria del Holocausto o el Samudaripen, denominado por el pueblo Romaní.

 (...) tenemos que remover las conciencias sobre la existencia de un discurso de odio que está abonando la semilla de la violencia en nuestro presente y en nuestro futuro más inmediato, y que triunfará si permanecemos como si nada ante las amenazas frecuentes de la ultraderecha.

 Una ultraderecha para la que la condición étnica de una mujer, de un ser humano, es tan insignificante en términos de dignidad ante el poder de las mayorías dominantes. Solo tendríamos que cambiar la mirada racista para darnos cuenta de que a Salvini no se le ocurriría reclamar este tipo de medidas, por ejemplo, para los líderes de su propio partido condenados por casos de corrupción. 

Por el contrario, saca el odio a pasear cuando los autores de algún delito pertenecen a las minorías étnicas. Pero lo que más me sorprende no son las malas intenciones del fascismo, sino que tengamos partidos políticos en nuestro país que logren consumar pactos con la extrema derecha -que comulga abiertamente con la ideología de Salvini- con el único propósito de calmar el hambre de gobernar y el ansia irrefrenable de poder, y no se abrumen al blanquear sus discursos contra la igualdad y los derechos humanos. (...)"                     (Beatriz Micaela Carrillo, Público, 27/06/19)

18/7/14

Suecia admite que durante 100 años marginó y esterilizó al pueblo gitano. Una de cada cuatro familias consultadas conoce algún caso de abortos forzosos y esterilización

"A lo largo del último siglo, Suecia esterilizó, persiguió, arrebató niños y prohibió la entrada en el país a los gitanos; y las personas de esa minoría étnica fueron tratadas durante décadas por el Estado como “incapacitados sociales”. 

Estos anuncios no los ha hecho una ONG militante. Es el relato del Gobierno conservador sueco, que en un gesto inédito en Europa, tanto por su honestidad intelectual como por la amplitud del respeto a la verdad, se ha decidido a mirar atrás y a rebuscar en sus archivos más oscuros.

La idea es saldar cuentas con el pasado para tratar de mejorar el presente: “La situación que viven los gitanos hoy tiene que ver con la discriminación histórica a la que han estado sometidos”, afirma el llamado Libro Blanco, que ha sido presentado esta semana en Estocolmo, y en el que se detallan los abusos cometidos con los gitanos a partir de 1900.

El ministro de Integración, Erik Ullenhag, ha definido esas décadas de impunidad y racismo de Estado como “un periodo oscuro y vergonzoso de la historia sueca”. Sus palabras han coincidido con un episodio que ilustra la situación actual: el miércoles, una de las mujeres gitanas invitadas a dar su testimonio vio cómo el personal del hotel Sheraton le prohibía la entrada al desayuno.

Los abusos históricos, señala el Libro Blanco, siguieron un patrón inventado hace siglos por las monarquías europeas: comenzaron con los censos que elaboraron organismos oficiales como el Instituto para Biología Racial o la Comisión para la Salud y el Bienestar, que identificaron a los gitanos que habitaban en el país.

 Los primeros documentos oficiales describían a los gitanos como “grupos indeseables para la sociedad” y como “una carga”. Entre 1934 y 1974, el Estado prescribió a las mujeres gitanas la esterilización apelando al “interés de las políticas de población”, como hizo Australia con los aborígenes. No hay cifras de víctimas, pero en el Ministerio de Integración explican que una de cada cuatro familias consultadas conoce algún caso de abortos forzosos y esterilización.

 Los organismos oficiales se hicieron con la custodia de niños gitanos que arrancaban a sus familias. El estudio tampoco ofrece datos sobre esta costumbre, pero Sophia Metelius, asesora política del ministerio, explica que se trataba de “una práctica sistemática”, sobre todo en invierno.

Estocolmo admite que prohibió entrar a los gitanos en Suecia hasta 1964, pese a que se conocía la suerte que había corrido la minoría bajo la expansión nazi: los expertos calculan que al menos 600.000 romaníes y sintis fueron exterminados en el Porrajmos, La Devoración en calé, a manos del régimen hitleriano y otros afines.

El Libro Blanco detalla los ayuntamientos suecos que prohibieron asentarse de forma permanente a los gitanos, y recuerda que los niños eran segregados en aulas especiales y que se les impedía acceder a los servicios sociales. “La idea era hacerles la vida imposible para que se fueran del país”, resume Metelius.  (...)

En Suecia, un país de unos nueve millones y medio de habitantes, viven hoy más de 50.000 gitanos. De momento, las autoridades no contemplan la compensación a los familiares de las víctimas de abusos, aunque el Libro Blanco abre la puerta a las demandas. 

El Gobierno ha establecido la verdad histórica cruzando entrevistas personales con docenas de gitanos y los archivos oficiales. “No son revelaciones nuevas. Los gitanos llevan años contándonos estas historias, pero no se les hacía caso. Ahora, simplemente, hemos recopilado los documentos oficiales y los hemos cruzado con testimonios”, dice Sophia Metelius.

La coalición de centro-derecha vigila el fuerte ascenso en los sondeos de la extrema derecha (un 10% de intención de voto), y se ha propuesto combatir los mensajes xenófobos con una firme defensa de la tradición progresista sueca. (...)"         ( / Madrid / Paris, El País,  28 MAR 2014)

24/4/14

Experimentos con gemelos de etnia gitana

"Los agentes de la Gestapo obligaron a Theresia Seible Winterstein, una bella y elegante bailarina gitana de Mannheim (Alemania), a firmar unos documentos en los que "autorizaba" su propia esterilización bajo amenaza de ser deportada a un campo de concentración. Era 1941 y el destino de los romaníes bajo el régimen Nazi era paralelo al de los judíos: serían perseguidos hasta el exterminio.

 La vida, sin embargo, corría con demasiada fuerza por las venas de Theresia Seible, de solo veinte años, que decidió junto a su novio, el músico y reparador de violines Gabriel Reihhardt, quedarse embarazada antes de la llamada de los médicos. Vendrían gemelas: Rolanda y Rita.

Los "higienistas raciales" del Régimen se sintieron contrariados al conocer el estado de la joven Theresia. Detuvieron a la familia y pidieron instrucciones a Berlín, que permitió a la pareja continuar con aquel embarazo. No era un acto de humanidad. Los bebés deberían ser entregados justo al nacer a la Clínica de la Universidad de Wüzburg. 

Allí, el Doctor Werner Heyde, personaje clave del programa de eutanasia nazi, hacía experimentos con gemelos de etnia gitana bajo las tesis de selección genética de Josef Mengele, el célebre Ángel de la muerte, según recogen los testimonios relacionados con este episodio.

De entre los millones de vidas marcadas antes del propio acto de nacer, están las de aquellas dos criaturas, Rolanda y Rita. Sus padres no pudieron llevárselas a casa. Un mes y medio después del parto, la pareja recibió una orden de deportación. Theresia fue a buscar a sus hijas. Irrumpió en la Clínica. Se zafó de las enfermeras. Y en la sala donde algún día contado vio a sus bebés, encontró el cadáver de Rolanda. 

Estaba depositado en una bañera, envuelto en un tejido fino. La madre aterrorizada solo pudo llevarse a su gemela, que también tenía la cabecita vendada, por unas horas, hasta que fue detenida. A las dos pequeñas les habían inyectado sustancias en la cabeza y en la parte posterior de las corneas con el objetivo de intentar transformar sus ojos oscuros gitanos en azules. (...)

A sus 71 años, Rita Prigmore se coloca su pañuelo de flores anudado al cuello y cuenta que fue de ella y de los suyos. Familiares despojados de sus propiedades y ocupaciones. Su tío Otto Winterstein, y su tío abuelo, Fruz Spindler, deportados a Auschwitz (ambos sobrevivieron). Su madre, finalmente esterilizada, como lo había sido su abuelo. Tantos otros amigos y familiares, agraviados, muertos, desaparecidos. 

 Ella se pregunta "¿por qué?". "Me he preguntado muchas veces por qué. No hicimos nada salvo pertenecer a otra raza y fuimos tratados como si no existiésemos, como la nada, despojados de cualquier dignidad". Entre 200.000 y 800.000 gitanos considerados de una "raza inferior" e "insociable" por el régimen Nazi fueron asesinados en el otro Holocausto, el Romaní. (...)"           (eldiario.es, 24/04/2014)

4/6/13

EEUU esterilizó forzosamente a 60.000 mujeres en la primera mitad del s. XX

"Las mujeres con apellidos hispanos, en su mayoría mexicanas, constituían hasta el 30% de las víctimas de la esterilización forzosa, que se llevó a cabo en EE.UU. en el siglo XX.
 
Tales operaciones, 60.000 en total, eran realizadas en asilos e instituciones psiquiátricas bajo los programas de eugenesia para “mejorar las cualidades innatas de una raza”, como dijo uno de sus promotores, Francis Galton.

Las esterilizaciones ocurrían bajo la Ley de Eugenesia de 1909 hasta 1964, la mayoría de casos, un 80%, se registró en California.

Según una nueva investigación de la Universidad de Michigan, los organizadores de esta esterilización forzada usaron varios argumentos, incluso tildaron a las mujeres de “epilépticas”, “débiles mentales” o con “desviaciones sexuales”. Para algunas era demasiado ser una madre soltera adolescente sin un sistema de apoyo o tener un coeficiente intelectual por debajo de 70 puntos.

Las familias mexicanas de las menores se opusieron a la esterilización eugenésica, como lo hizo también la Iglesia católica, dicen las autoras del estudio, Alexandra Minna Stern y Natalie Lira. Han estudiado miles de documentos, presentados por las familias en los tribunales, aunque sin éxito.

Los programas de eugenesia fueron cancelados solamente después de perder popularidad en la segunda mitad del siglo pasado, luego de haber sido usados por los nazis, que extendieron la práctica de esterilización forzada a grupos étnicos enteros."   (Contrainjerencia, 31/05/2013)

25/5/11

Esterilizadas 300.000 indias peruanas, contra su voluntad, por exigencias del Banco Mundial

"Tenía 30 años cuando me hicieron la operación y desde entonces soy casi inútil en el campo", asegura Cléofl Neira, de 50 años, desde la puerta de su casa de adobe.

En Yanguila, un pueblo de unos cien habitantes cerca de la ciudad de Huancabamba, en el norte del Perú, más de 15 mujeres sufrieron la misma operación de ligadura de trompas. La mayoría de estas campesinas se quedaron inválidas y con problemas dolorosos de salud. (...)

"No quería someterme a esta operación, pero no sabía que ya no podría nunca más tener hijos, no me lo dijeron. Ellos venían con promesas de comida, de medicamentos pero no vimos nada, sólo los dolores", explica Cléofl, madre de siete hijos que tuvo antes de la operación.

"Ellos" son los emisarios del Ministerio de la Salud del Gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) que fueron enviados a la sierra de los Andes entre 1995 y 2000 para cumplir los órdenes de las autoridades: reducir la tasa de natalidad en el campo como lo había reclamado el FMI.

El Banco Mundial entregó fondos para ayudar a aplicar el programa de planificación familiar que consistía en la Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria. Más aún, Estados Unidos, a través de US Aid, financió el proyecto de Fujimori, el cual tenía las manos libres para actuar, disfrutando de una cómoda reelección en 1995.

"De voluntaria no tenía nada. La gran mayoría fueron forzadas o engañadas a cambio de unos kilos de arroz o de azúcar", asegura Josefa, una militante de defensas de derechos de mujeres. En todo Perú, se calcula que unas 300.000 mujeres fueron víctimas de la esterilización forzada. Todas eran campesinas, indígenas, pobres y analfabetas o con muy poca educación.

"Cada día, una enfermera de fuera venía a vernos para convencernos de operarnos y nos decía que no podíamos seguir pariendo como cuyes [conejillos de indias], era muy ofensivo lo que nos decía y al final fuimos un grupo de cinco mujeres, todo pagado, el trayecto y la comida hasta Huancabamba", cuenta Cléofl. (...)

"Fui al hospital porque tenía un dolor en la espalda y de repente me pusieron en una camilla y me dieron inyecciones. Al día siguiente estaba operada", cuenta Bacilia, madre de cinco hijos, un número bajo en la sierra, donde las mujeres llegan a tener entre siete y diez hijos. (...)

En su drama, Bacilia tuvo la suerte de ser operada por el doctor Jesús, hoy fallecido. No fue el caso de la mayoría de las mujeres, que pasaron por las manos de practicantes de enfermería, los cuales tenían metas que cumplir. "Se descubrió luego, al interrogar a médicos, que les pagaban un porcentaje por cada mujer esterilizada", asegura Josefa." (Público, 24/04/2011)