24/4/14

Experimentos con gemelos de etnia gitana

"Los agentes de la Gestapo obligaron a Theresia Seible Winterstein, una bella y elegante bailarina gitana de Mannheim (Alemania), a firmar unos documentos en los que "autorizaba" su propia esterilización bajo amenaza de ser deportada a un campo de concentración. Era 1941 y el destino de los romaníes bajo el régimen Nazi era paralelo al de los judíos: serían perseguidos hasta el exterminio.

 La vida, sin embargo, corría con demasiada fuerza por las venas de Theresia Seible, de solo veinte años, que decidió junto a su novio, el músico y reparador de violines Gabriel Reihhardt, quedarse embarazada antes de la llamada de los médicos. Vendrían gemelas: Rolanda y Rita.

Los "higienistas raciales" del Régimen se sintieron contrariados al conocer el estado de la joven Theresia. Detuvieron a la familia y pidieron instrucciones a Berlín, que permitió a la pareja continuar con aquel embarazo. No era un acto de humanidad. Los bebés deberían ser entregados justo al nacer a la Clínica de la Universidad de Wüzburg. 

Allí, el Doctor Werner Heyde, personaje clave del programa de eutanasia nazi, hacía experimentos con gemelos de etnia gitana bajo las tesis de selección genética de Josef Mengele, el célebre Ángel de la muerte, según recogen los testimonios relacionados con este episodio.

De entre los millones de vidas marcadas antes del propio acto de nacer, están las de aquellas dos criaturas, Rolanda y Rita. Sus padres no pudieron llevárselas a casa. Un mes y medio después del parto, la pareja recibió una orden de deportación. Theresia fue a buscar a sus hijas. Irrumpió en la Clínica. Se zafó de las enfermeras. Y en la sala donde algún día contado vio a sus bebés, encontró el cadáver de Rolanda. 

Estaba depositado en una bañera, envuelto en un tejido fino. La madre aterrorizada solo pudo llevarse a su gemela, que también tenía la cabecita vendada, por unas horas, hasta que fue detenida. A las dos pequeñas les habían inyectado sustancias en la cabeza y en la parte posterior de las corneas con el objetivo de intentar transformar sus ojos oscuros gitanos en azules. (...)

A sus 71 años, Rita Prigmore se coloca su pañuelo de flores anudado al cuello y cuenta que fue de ella y de los suyos. Familiares despojados de sus propiedades y ocupaciones. Su tío Otto Winterstein, y su tío abuelo, Fruz Spindler, deportados a Auschwitz (ambos sobrevivieron). Su madre, finalmente esterilizada, como lo había sido su abuelo. Tantos otros amigos y familiares, agraviados, muertos, desaparecidos. 

 Ella se pregunta "¿por qué?". "Me he preguntado muchas veces por qué. No hicimos nada salvo pertenecer a otra raza y fuimos tratados como si no existiésemos, como la nada, despojados de cualquier dignidad". Entre 200.000 y 800.000 gitanos considerados de una "raza inferior" e "insociable" por el régimen Nazi fueron asesinados en el otro Holocausto, el Romaní. (...)"           (eldiario.es, 24/04/2014)

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