"¿Puede haber poesía después de Auschwitz?"(Adorno).............. "¡Es un deber vivir después de Auschwitz!"(Imre Kertéz).............
21/9/16
“Pero hay gente con la que mantenía distancia y la seguiré manteniendo. Aquello fue demasiado vil y canalla como para olvidarlo”
3/7/13
El impulso que hay en el hombre de construir para el futuro le da una especie de garantía de que la paz será duradera
1/8/12
Sobreviví a la batalla del Ebro, con sólo 17 años. . .
10/5/10
El odio a la guerra
"Tardi ha sido el encargado de presentar sus propias láminas. "Yo planteó preguntas porque no he encontrado respuestas sobre la guerra. ¿Por qué no había más combatientes que desertaban? Algunos historiadores presentan al soldado como alguien que lucha convencido por unos ideales. Se han inventado el concepto de sacrificio colectivo, que para mí es poesía pura", señala irónico el autor, hijo de un militar.
"Lo que yo quiero es mostrar al pobre tío que está en el frente, que pasa frío bajo la tempestad y quiere volver a casa. Nada de superhéroes, yo tengo más capacidad para identificarme con el que sufre. Por eso he querido mostrar la miseria del día a día en las trincheras", explica Tardi ante sus viñetas, que en ocasiones no ahorran en realismo y muestran las ratas y el agua putrefacta en la que se hincaban las botas de los soldados. Esos a los que las balas sí alcanzaban. "Es un tema del que no intento huir, hace unos 40 años que me dedico". (El País, 05/05/2010)
5/6/09
"He escrito para salvarme del frío de la guerra"
R. Fue una experiencia tan terrible e inesperada para un adolescente que forzosamente trazó una especie de estructura en la sensibilidad. Pasados muchos años percibí que necesitaba reelaborar literariamente aquel pasado. Y no creo que fueran los impactos más definitivos los que quedaran de manera más indeleble en mi retina. Fueron las pequeñas particularidades de la vida cotidiana.
P. Eso está en su trilogía: la vida cotidiana atravesada por la guerra.
R. Es lo que hice. Una travesía de Madrid relacionándome con los personajes, no precisamente ejemplares, que no se adscribieron a ninguno de los bandos que estaban en contienda, sino que vivían en soledad, con mala conciencia por no tener un compromiso. Éstos son los personajes que he querido ir poniendo en el papel.
P. No había en ellos heroísmo alguno. ¿O sí lo había?
R. No, no había heroísmo. Lo heroico estaba en esa cierta lejanía de una ciudad asediada, hambrienta, bombardeada. Ellos eran como personas que pretenden hacer algo y no lo consiguen. Es la búsqueda de una realización, por eso no son personas ejemplares; son personas más bien anodinas.
P. Pérez Minik solía decir que la guerra le dejó al rojo vivo. ¿A usted cómo le dejó?
R. Más bien lo que yo experimenté fue lo contrario. Una gran frialdad. Noté como un día nublado, un día de esos de llovizna madrileña que sopla el aire helado de la sierra. Ésa era la situación vital en aquellos años. Sobrevivía con el gran esfuerzo de la cultura. La cultura fue el punto de apoyo, la que me ayudó a tener ese cierto calor. Escribir me salvó de aquel frío. Y de esa frialdad del ambiente tuve que pasar a un periodo en el que yo sintiera ese vigor de la creación; debía inventar los personajes, revestirlos de interés.
P. Poner en pie otra vida después de la devastación.
R. Exactamente. Era como una forma de salvarme yo mismo, porque en estos personajes quién sabe si también había astillas de mi madera." (JUAN EDUARDO ZÚÑIGA: "He escrito para salvarme del frío de la guerra". El País, ed Galicia, Cultura, 04/06/2009, p. 46)