"DOCTOR GRAY
Fue una visión tonta, la primera vez que vi que
todo estaba destruido, su casa y todo lo que la rodeaba, incluso la valla. Lo
único que quedaba era la cancilla, que estaba sólo parcialmente destruida, y
cuando pasé por allí la estaba arreglando.
Me eché a reír, pero después empecé
a pensar que esta prisa por la conservación contrastaba vivamente con el amor a
la destrucción. He aprendido a sentir afecto por este amor a la conservación,
porque es uno de los pocos enemigos de la guerra que merecen confianza.
Después
de la guerra advertí que los alemanes construían casas que parecían destinadas
a durar cien años, cuando ni siquiera estaban seguros de que fueran a durar
cinco. Y me pregunté por qué las construían tan sólidamente.
La única respuesta
es un profundo impulso que hay en el hombre, de construir para el futuro; le da
una especie de garantía de que la paz será duradera."
(Richard Holmes: Un mundo en
guerra. Historia oral de la segunda guerra mundial, ed. Crítica, Barcelona,
2008, págs. 548/9)
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