23/3/17

Queipo de Llano, un "criminal" de guerra con 14.000 asesinatos

"Un crimen de guerra se define como una violación de las protecciones establecidas por las leyes y las costumbres de la guerra, con comisión de infracciones graves y violaciones del Derecho Internacional Humanitario durante un conflicto armado.

 El término se define claramente en el Derecho internacional, incluyendo la convención de Ginebra y en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Los malos tratos a prisioneros de guerra y civiles y los genocidios son considerados crímenes de guerra. 

 El homicidio intencional, la tortura o los tratos inhumanos, causar deliberadamente grandes sufrimientos, atentar gravemente contra la integridad física o la salud, son las acciones más destacadas que definen a un criminal de guerra".

España, campo de pruebas de genocidios: Guernika y la "Desbandá"
 
La guerra civil española supuso un claro ejemplo de la existencia de estos personajes siniestros. Dramáticos episodios bélicos como el bombardeo de Guernica, campo de pruebas para que 60 aviones de la Legión Cóndor nazi junto a la Aviazione Legionaria fascista y la española descargasen durante tres horas una treintena de toneladas de bombas explosivas y seis de bombas incendiarias sobre Guernica y sus 6.500 habitantes, es considerado como el primer "bombardeo en alfombra". 

En el sur de España la masacre de la "Desbandá", significó la marcha desde Málaga a Almería de centenares de miles de malagueños que, huyendo de la represión franquista encabezada por el general Queipo de Llano, fueron atacados desde el mar y bombardeados desde el aire en un continuo ametrallamiento. Supone otro gran triste exponente de la crueldad de criminales de guerra.

Queipo de Llano, "criminal de guerra"
 
Y es precisamente el personaje del general golpista Gonzalo Queipo de Llano, a quien historiadores e investigadores otorgan el tétrico calificativo de "criminal de guerra" por ser el responsable del asesinato colectivo de unas 14.000  personas. El denominado por sus matanzas "Carnicero de Sevilla", Queipo fue quien con horrible manu militari  ejecutó la victoria y represión franquista en el Sureste peninsular.

 Sin embargo por estos hechos demostrados y la saña y odio destilada, jamás fue juzgado por cometer delitos contra la humanidad. Lejos de ello fue objeto de lisonjas, homenajes, rotulación de calles y plazas y como guinda, al final de su vida, se decidió que tanto él como su esposa descansaran en dos grandes tumbas en lugar destacado de una capilla lateral de la basílica sevillana de la Macarena. Un templo reconstruido en 1949 y cuyo padrino en la inauguración bendecida por el Arzobispo fue el propio Queipo de Llano.

Cifras de asesinados
 
Las cifras que muestran a las claras que Queipo entra en esa siniestra calificación de "criminal de guerra" son claras: 12.854 asesinados son los "casos documentados de víctimas", según el libro del historiador José María García Márquez, "Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963). A estos hay que sumar 268 ejecutados de otras provincias y 862 muertos en prisión, "la mayoría de ellos en las semanas siguientes al golpe militar", según García Márquez. 

Episodio criminal fue el de como Queipo mandó fusilar a una columna completa de de mineros de Huelva en la muralla árabe lindante a la Basílica de la Macarena, a pocos metros de las lápidas donde reposa ahora-

Las purgas en Andalucía: Usar la máxima violencia como garantía de éxito

El hispanista, historiador y biógrafo de Franco, el inglés Paul Preston, en su obra "El holocausto español con un explícito 'El terror de Queipo: las purgas de Andalucía", mantiene la tesis compartida por otros investigadores de que la estrategia siniestra de Queipo de Llano fue la de perseguir la "máxima violencia" como garante de éxito. 

Abunda en la acción represiva del general mencionando que Cádiz, Huelva y Sevilla fueron provincias arrasadas con la "aniquilación de izquierdistas" por las fuerzas rebeldes del sur al mando de Gonzalo Queipo de Llano.  (...)"                 (Juan Luis Valenzuela, El Plural, 19/03/17)

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