30/1/08

Suharto, un criminal, contra la humanidad

“Fallece en Indonesia el General Suharto, rico, corrupto, criminal, y siempre fiel a Occidente. El uno de octubre de 1965 seis generales indonesios anticomunistas fueron secuestrados y asesinados en Yakarta, en lo que parecía una intentona golpista que se atribuía a la izquierda. Indonesia estaba gobernada por el Presidente Sukarno, un carismático líder del movimiento de los no alineados del Tercer Mundo en buena relación con el PKI, el Partido Comunista de Indonesia. El PKI era el mayor Partido Comunista no gobernante del mundo, tercero en votos en las elecciones de 1955. Al concluir aquella jornada otoñal, quienes habían tomado el poder no eran los comunistas, sino un grupo militar encabezado por el General Suharto (no confundir con el anterior), un doble colaboracionista, del poder colonial holandés y de los invasores japoneses, que ahora iba a convertirse en el hombre de Occidente en Indonesia.

Los generales dirigidos por Suharto ilegalizaron al PKI e incitaron a la violencia contra sus miembros y contra la importante, próspera y odiada minoría de indonesios de origen chino. Milicias populares conservadoras especialmente de los mayoritarios musulmanes, pero también hinduistas y católicas, pasaron a cuchillo a comunistas y chinos en una orgía de sangre. En esa campaña, la CIA ofreció a los militares una lista de 10.000 miembros del PKI. Comenzó una gran masacre, estimada entre centenares de miles y un millón, que la propia CIA describiría más tarde como, "una de las mayores matanzas del siglo XX". Centenares de miles fueron encarcelados.

En noviembre de 1966, el Presidente Lyndon B. Johnson dijo que, "en Indonesia la población de cien millones de personas disfruta hoy de una media de libertad de la que no disfrutaba en otros tiempos". Fue el comienzo del "Orde Baru" o "Nuevo Orden", de Suharto. (…)

Indonesia era un país grande y rico en recursos. Suharto fue el Mobutu de Asia. Abrió de par en par las puertas de su país a las inversiones y negocios occidentales, pero, naturalmente, también supo comenzar esa generosidad consigo mismo. El General y su familia se enriquecieron. Según "Transparencia Internacional", Suharto fue el dictador más ladrón del mundo. Su fortuna se estimaba a finales de los noventa entre 15.000 millones y 35.000 millones de dólares, 36.000 kilómetros cuadrados en propiedades inmobiliarias (incluidos 100.000 metros cuadrados en Yakarta), joyas, obras de arte, acciones y hasta el 40% de la tierra de Timor Oriental.

En 1975, después de que Portugal se retirara de su antigua colonia de Timor Oriental, Suharto invadió la isla, también con apoyo occidental de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Francia, se anexionó el territorio, y su ejército eliminó a 200.000 personas, una tercera parte de la población local, algo comparable a la barbarie de Pol Pot en Camboya.” (Rafael Poch: Nuestro hombre en Yakarta. La Vanguardia, 28/01/2008)

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