21/2/08

Las buenas intenciones y el tráfico de marihuana

“Si las reglas cambiaran, cambiaría el juego. Entonces alguien podría empezar a aportar soluciones. "Si se legalizara la marihuana, por ejemplo, no tendríamos que acudir al traficante que acapara el tablero". Un tablero donde manda la hipocresía. "Claro, porque muchos de los chicos universitarios que van a hacer trabajo social en las favelas compran la marihuana al traficante". La diferencia además se acentúa con otras contradicciones: "Si los guardias encuentran a un niño de las favelas vendiendo, lo acribillan y punto. Si descubren a un niño rico, que también trapichean con ella, se la quitan y le dicen: 'Vete y no vuelvas a hacerlo".

Hay que empezar por cambiar la policía. Eso es de cajón. Lo tiene claro Padilha, que anduvo por Berlín cada día con gorro de lana, tan simpático y sonriente. Pero no con soluciones como la BOPE. "Hay policías que no aceptan dinero, bien, pero que tienen las entrañas y el alma corrompida por la tensión, el estrés y el sufrimiento". La artimaña es hacerles creer que pertenecen a otra estirpe: "Les implantan una simbología, como esa calavera cruzada con armas tan siniestra que sale en la película, y una ideología. Les lavan el cerebro y los envían a la guerra". De eso no puedes esperar nada bueno: "Tan sólo una espiral sin salida en la que todos quedamos atrapados". (JOSÉ PADILHA (ganador del Oso de Berlín): "Ni derecha ni izquierda pueden arreglar tanta corrupción en Brasil". El País, ed. Galicia, Cultura, 18/02/2008, p. 48)

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