"De Franco impresiona su sangre fría en su actitud hacia la violencia. La acometía como una estrategia para mantenerse en el poder".
Algo que impresionaba hasta a los propios alemanes. "En 1936, el embajador nazi se mostró impactado cuando en mitad de una cena Franco dio orden de ejecutar a una milicia de mujeres y después siguió comiendo tranquilamente", comenta Beevor." (Jesús ruiz Mantilla: 'La escritura del horror'. El País Semanal, 21/02/2010, p. 16)
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