27/9/13

A mí enviénme un niño del Vallès con los ojos azules

"El medio siglo de las riadas del Vallès (Barcelona) se cumplirá la noche del 25 de septiembre y, 50 años más tarde, una investigación ha sacado a la luz casos de corrupción en la gestión de las donaciones y episodios oscuros, como niños huérfanos entregados en adopción. 

Lo ponen de manifiesto el periodista Ferran Sales y su hijo, el historiador Lluís Sales i Favà, en el libro "La riuada de Franco" (Pagès Editors), que por vez primera recopila, con la documentación que lo prueba, las "pugnas políticas, propaganda y corrupción" que hay detrás de la catástrofe.

En una noche, una tromba de agua de poco más de dos horas arrasó barrios como L Escardívol y La Font de la Via de Rubí, Les Arenes y la Rambla de Terrassa, Los Rosales en Sant Quirze, Les Fonts entre Sant Quirze y Terrassa, La Catalana de Sant Adrià de Besòs, y Torre-romeu, Can Puiggener, La Plana del Pintor y Campoamor, en Sabadell.

Todas estas áreas tenían elementos en común: por ellas discurrían rieras que, pese a ser zonas inundables, tenían viviendas, mayoritariamente autoconstruidas por inmigrantes del resto de España que trabajaban sobre todo en la entonces floreciente industria textil de la comarca.

Fue la peor catástrofe natural de la historia en la provincia de Barcelona, y los datos oficiales hablan de más de 600 muertos, más de 12.000 damnificados y pérdidas millonarias. (...)

Para el periodista, la peor cara de esta historia fueron los niños robados: "El gobernador civil de Barcelona recibió cartas de sus homólogos de toda España que le pedían niños. En un caso, uno con ojos azules. Las Hermandades Combatientes le pidieron 10 niños y hemos localizado la historia de una niña de Sant Cugat y que fue trasladada a Alemania" para ser entregada en adopción a escondidas.

Otra irregularidad es que "en el mercado de las Glòries, se pusieron a la venta colchones que habían donado para los damnificados. Los hechos se denunciaron pero la investigación se frenó".

Las donaciones de empresas y ciudadanos superaron los 200 millones de pesetas sólo en la provincia de Barcelona, gracias a maratones benéficas como las que hizo Joaquín Soler Serrano en Radio Barcelona.

Las cuantiosas donaciones las gestionó directamente el Gobierno español, y actas oficiales como las de la Diputación de Barcelona ponen de manifiesto el malestar que había en sectores del régimen por la arbitrariedad del reparto.

Según Sales, con las donaciones para ayuda a los damnificados se pagaron indemnizaciones, que se distribuyeron de forma opaca: "Hay personas que están inscritas dos veces o con los apellidos invertidos en las listas de damnificados", y una mujer que perdió marido e hijo en la riada de Terrassa nunca recibió un piso de protección oficial pese que el propio Franco así lo prometió. (...)

Ya en pleno desarrollismo, las localidades afectadas experimentaron un gran crecimiento, en un contexto de especulación inmobiliaria: solo en diez años, Rubí multiplicó su población, de no alcanzar los 10.000 habitantes en 1960 a 44.000 en 1981; y Terrassa pasó de 90.000 a casi 140.000 habitantes, que vivían en barriadas con calles sin nombre que se denominaban con letras y números.

Continuaron las riadas e inundaciones en los años posteriores, como las del Baix Llobregat y el Besòs (Barcelona) en 1971, y el problema continuó hasta mediados de los ochenta, cuando por fin se terminaron los trabajos de canalización de la gran mayoría de ríos y rieras."                (Rebelión, 27/09/2013)

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