2/6/10

¿Se puede comparar la represión republicana con la franquista? Pues no

"Los falsos historiadores distorsionan la verdad. No se puede meter en el mismo saco lo ocurrido en las mal llamadas dos zonas de la Guerra Civil española. En una, la republicana, se defendía la legalidad; en la otra, la rebelde, estaban los sublevados que provocaron la guerra.

En la retaguardia republicana, las crueldades tuvieron lugar durante los meses que duró la guerra y, casi exclusivamente, en los primeros. En el lado rebelde, los asesinatos y consejos de guerra no solo se produjeron durante el conflicto sino que se prolongaron durante 40 años.

Ni cuantitativa ni cualitativamente fueron iguales los crímenes cometidos. Cuantitativamente, las víctimas republicanas y luego antifranquistas fueron más desde el primer momento y se prolongaron mucho más en el tiempo. Cualitativamente, los generales traidores, desde que empezaron a preparar la sublevación, optaron por implantar el terror. Cuanto más dura fuera la represión, mejor. Consideraban que solo así podían triunfar contra un Gobierno que contaba con el apoyo de la mayoría del pueblo.

Desde la primera Instrucción reservada de Mola, de febrero de 1936, se exige a los conspiradores esa implantación del terror. También en las directivas para Marruecos, del 24 de junio de 1936, se detalla cómo proceder de manera inmediata a la eliminación de los izquierdistas, la detención de las autoridades civiles republicanas y el cierre de partidos y sindicatos. (...)

En la zona en la que mandaba el Gobierno legítimo, este se vio en primer lugar desbordado por la sublevación de buena parte del Ejército. Tuvo que ser el pueblo en armas el que lo defendiera. Con esas armas, algunos comenzaron la ola sangrienta de la revolución que se enfrentó a la previa ola sangrienta de la contrarrevolución.

Otra diferencia entre los crímenes cometidos en la zona republicana y los que tuvieron lugar en el lado de los sublevados, es que el Gobierno, en cuanto le fue posible, intentó y consiguió impedirlos. Los dirigentes republicanos, piénsese en Zugazagoitia, fueron los primeros en protestar por las barbaridades en su zona. Nada de eso ocurría en el bando rebelde.

El director general de Prisiones le decía al general Mola: "Hay que echar al carajo toda esa monserga de derechos del hombre, humanitarismo, filantropía y demás tópicos masónicos". Y con este espíritu, los sublevados prolongaron sus crímenes hasta la muerte del dictador, en 1975.

No es posible, pues, meter en el mismo saco los crímenes de unos y otros. Es mentira sostener que en ambos bandos se practicó una enfurecida limpieza étnica, como sostenía Joaquín Leguina en su artículo Enterrar a los muertos." (TEODULFO LAGUNERO: Enterrar a los asesinados por los fascistas. El País, ed. Galicia, opinión, 29/05/2010, p. 39)

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