3/2/16

Intentaba no contarle nada para que si algún día nos detenían ella no tuviera que pasar por las torturas

"(...) está Javier Navascués Chivite, de 67 años. Esta es la segunda vez que presenta una denuncia por las torturas que sufrió en la Dirección General de Seguridad (DGS) del régimen franquista con sede en la Puerta del Sol de Madrid. Tanto él como su mujer, Pilar Alcover, fueron detenidos el 28 de junio de 1973. 

Aquella noche, Javier y Pilar encontraron a una pareja de policías esperándoles. Durante su ausencia, habían encontrado propaganda de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR). No obstante. la excusa oficial para su detención era que la Policía pensaba que estaba relacionado con el asalto a la Escuela de Ingenieros, donde estudiaba Javier.

Pilar fue puesta en libertad tras unos días de interrogatorios. No obstante, no se libró de las represalias. "Fui trasladada a otro puesto de trabajo con menos salario y peores condiciones", cuenta a Público

Su marido, sin embargo, se llevó la peor parte. "Intentaba no contarle nada para que si algún día nos detenían ella no tuviera que pasar por las torturas", dice Javier antes de pasar a relatar su experiencia dentro de la DGS con la Brigada Política Social. 

"Como me negué a colaborar con ellos comenzaron las torturas. Me pusieron a hacer 'el pato', en cuclillas, con las muñecas esposadas por debajo de los muslos y me pusieron a andar sin parar por la sala de interrogatorios cubierto con una manta en pleno verano. Luego venían los golpes y las amenazas. 

 Así estuve varios días. Recuerdo cuando me negué a seguir porque no podía más. El policía me dio una patada en el costado, que me dejó sin aliento y me levantó en vilo tirando de los brazos", recuerda Javier, que señala que durante los interrogatorios también estuvo presente el policía Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño.

Javier fue condenado por asociación ilegal a dos años y cuatro meses de prisión e ingresó en Carabanchel el 27 de noviembre de 1974. El 4 de diciembre de 1975, tras la muerte del dictador y la promulgación de un indulto, salió en libertad. Ahora, espera que aquellos que le torturaron paguen, por fin, por sus actos. 

"Sólo espero que al menos no pasen a la historia como funcionarios condecorados por las instituciones españolas y sí como torturadores, que es lo que fueron", dice Javier. (...)"               (Alejandro Torrús, Público, 30/01/16)

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