"(...) Manuel es un ejemplo más de lo que significó la 'limpieza' de los sublevados, primero, y del régimen después. Y la fuerza de su testimonio reside, precisamente, en que no es excepción. En que su caso es, desgraciadamente, regla.
Su padre, camionero de profesión, fue enviado a un campo de
concentración donde murió al poco de ingresar por "causa desconocida".
Su madre, Elena Mesón, fue condenada a 12 años y un día de cárcel
aunque sólo cumplió tres años.
Después, cuenta Manuel, la detenían
cuando había "barullo" y la soltaban después de unos días. Hasta 1954.
En esa fecha, Elena es detenida y torturada. Las secuelas la tuvieron un año en el Hospital del Rey recuperándose.
Antes, los sublevados ya habían asesinado a su tío, Eugenio Mesón,
fusilado en 1941 y su abuelo, de idéntico nombre, fue enviado a otro
campo de concentración porque las autoridades franquistas le
confundieron con el ya fusilado.
El abuelo también fallecería en el
campo de concentración debido a su avanzada edad y a las precarias
condiciones. (...)" (Alejandro Torrús, Público, 30/01/16)
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