31/5/11

"Intento olvidar el pasado pero no puedo. Aparece una y otra vez. Cada vez que me preguntan vuelve desde el fondo de mi cabeza"

"Arbeit macht frei. Una vez al año, Franz Rosenbach (Horaditz, República Checa, 1927) cruza la inefable puerta de Auschwitz con ese letrero, que reza: el trabajo libera. La primera vez que la atravesó tenía 16 años.

"Allí éramos todos candidatos a la muerte: 'Espera a mañana; mañana te matamos', nos decían", recuerda a sus 84 años desde una cafetería con vistas a la Gran Vía de Madrid. Después del campo polaco le trasladaron a Buchenwald y de allí al de Dora-Mittlebau.

Es un superviviente del Samuradipen, el Holocausto gitano orquestado por los nazis. Medio millón de personas sinti y romá en Europa no se salvaron; parte de su familia tampoco. "Antes de la guerra éramos 21 miembros, después quedamos mis dos hermanas y yo". (...)

"Intento olvidar el pasado pero no puedo. Aparece una y otra vez. Cada vez que me preguntan vuelve desde el fondo de mi cabeza". (...)

A los 15 años le expulsaron de la escuela, le metieron en la cárcel, estuvo recluido en tres campos de concentración y, cuando la guerra estaba a punto de acabar, le sacaron del recinto. Su destino: una cuneta.

"Nos reunieron en grupos de 100 o 150 personas y nos dijeron que íbamos a Hamburgo, a la fábrica de aviones. Empezamos a caminar y durante 14 días casi no paramos. Fue espantoso". Así describe una de las múltiples todesmarsch (marchas de la muerte) que se sucedieron, al final de la guerra, en Alemania. (...)

"Mis experiencias son todavía importantes. Se trata de algo que no se debe borrar", cuenta antes de levantarse para curiosear en el bufé. (...)

"Me crié en Austria", aclara, y califica de "inaceptable el trato que Francia o Italia están dando a los gitanos". "Esas acciones son una razón más para recuperar mis memorias y divulgar la historia de mi vida. No podemos permitir que se repita algo así.

En Alemania, que se presenta muy abierta al mundo, también existe racismo. No es evidente pero está ahí, latente. Eso es algo que no debe pasar en los países modernos de Europa", sentencia." (FRANZ ROSENBACH: "Intento olvidar el pasado pero no puedo". El País, 30/05/2011, última)

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