13/3/10

"Y la que paría, iba 5 minutos a darle el pecho, no más”

"El documental recrea, en la cárcel de Segovia, imágenes de aquellos años posteriores a la Guerra Civil, cuando muchas mujeres eran llevadas por la Policía Político-Social de Franco a la Dirección General de Seguridad. En los sótanos eran sometidas a brutales interrogatorios que les han dejado secuelas para toda la vida. Durante su estancia en prisión eran continuas las visitas a estos calabozos.

“Cuando se oía decir: te llevamos a diligencias, suponía comenzar la tortura de nuevo”, asegura en el documental Maria Salvo, una catalana, nacida en Sabadell, militante en las Juventudes Socialista Unificadas, que pasó 16 años en prisión, donde fue torturada y, como consecuencia de las palizas, no ha podido tener hijos.

Otra de las participantes es Carmen Rodríguez, viuda del histórico dirigente comunista Simón Sánchez Montero, detenida en múltiples ocasiones, siempre absuelta, y con una larga experiencia de vida en la clandestinidad y de visitas a diferentes penales en los que cumplió condena su marido. “Recuerdo que, en Alcalá de Henares, a Simón lo pusieron en una celda solo y le pagaron. Tanto lo pegaron que, cuando salió destinado de Madrid a Burgos, llevaba las gafas atadas”.

Julia Manzanal pasó cinco años en prisión, donde murió su hija de pocos meses. Ahora, a los 91 años, recuerda con profunda emoción la despedida, en la cárcel de Ventas, de 13 mujeres menores de edad, que fueron fusiladas la madrugada del 5 de agosto del 39, en las tapias del cementerio del Este de Madrid. “Me tocó vivirlo; yo besé a las niñas, las niñas me besaron a mi, besaron a la niña y yo no pude dormir en toda la noche porque quería oír los tiros”.

“Yo hubiera preferido que me siguieran dando palos antes que ver a una compañera salir para no volver. Eso lo digo con el corazón y no encuentro palabras para describir eso porque eso es muy duro”, añade Concha Carretero, una de las condenadas a muerte que escapó del fusilamiento de las 13 rosas, como se denominó ese expediente de la cárcel de Ventas, una prisión con capacidad para 500 mujeres y que en esos años llegó a tener 12.000 reclusas.

“Del olvido a la memoria” describe la miseria y las injusticias que sufrieron muchas mujeres, en especial, las presas que parían entre rejas. “Las madres, oían llorar a sus niños y los veían pero no podían ir y, si los niños estaban enfermos, tampoco. Y la que paría, iba 5 minutos a darle el pecho, no más”, relata Trinidad Gallego, una comadrona que, durante los casi 8 años que pasó en prisión, asistió a múltiples partos en diferentes cárceles." (Boletín informativo de la Sanida Pública, 07/08/2009)

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