13/3/10

La rentabilidad de los trabajadores esclavos del franquismo

"Como los presos eran excelentes trabajadores, pues si trabajaban poco o mal podían volver a la cárcel y perder la posibilidad de reducir sus condenas, los informes de algunas empresas como Minas de Almadén, Industrias Egaña, Talleres Murga en Valmaseda (Vizcaya), Fundiciones del Ebro en Zaragoza, Pantanos y Canales SA, que construía la presa del embalse de Riosequillo, en Buitrago de Lozoya (Madrid), elogiaban su rendimiento, superior, decían, al de los productores libres.

Y lógicamente, muchas empresas pedían que les enviasen mayores contingentes de presos, aquella mano de obra administrada como propiedad del dictador y con la que beneficiaba a algunos amigos como Banús, encargado de las obras del Valle de los Caídos o Cuelgamuros. Así, el director de Estaños de Silleda, en Pontevedra, empezó con 36 presos en la mina y quintuplicó la plantilla hasta 200. Duro Felguera comenzó con 36 y en 1941 aumentó la plantilla de mineros penados hasta 300. En Quinto de Ebro (Zaragoza), donde 343 presos explotan las canteras de piedra y yeso, se solicitan 582 presos más.

El negocio para el régimen era además muy elevado. Según revelan los informes contables que el Patronato de Redención de Penas le presentaba a Franco, el Estado se beneficiaba de hasta el 76% de cada uno de los jornales que generaban los presos. En el año 1941, las autoridades franquistas reconocían que los presos de 68 destacamentos penales habían generado 8,8 millones de pesetas para el Patronato. Si a ello se añaden las reducciones en concepto de alimentación, la utilidad para el Estado se elevó a 11,7 millones" (Trafegando ronseis, 13/03/2010)

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