27/11/09

"Nos escupen, nos dan patadas, ríen a carcajadas mientras lloramos" El patrón describe el maltrato a bordo del 'Alakrana'

""Me han puesto una pistola en la frente. Tememos por nuestras vidas. Ellos están muy nerviosos y agresivos y nosotros estamos muy mal, cada vez peor. Nos estamos apagando". El patrón del Alakrana, Ricardo Blach, gallego, de 59 años, describe la deteriorada situación a bordo del barco. Éste es el relato que hizo a EL PAÍS en conversación telefónica desde el atunero, donde hoy cumple 39 días secuestrado.

"El jefe de los piratas lleva cuatro días aquí y no para de hacernos putadas. Tiene unos 40 años y los demás se dirigen a él como 'presidente'. Está pendiente de nosotros día y noche. No nos deja dormir. Nos despierta por las noches para pegar tiros con sus ametralladoras en la cubierta del barco para asustarnos. Están todos muy agresivos porque se pasan el día drogándose con una sustancia que se llama kat, que es como un laurel. Nos escupen a la cara, nos pegan patadas... De verdad, tememos por nuestras vidas. Están armados hasta los dientes y nos tienen siempre encañonados". Una discusión con uno de los secuestradores por la basura que se acumula en el barco terminó con el pirata presionando una pistola contra su frente. "Tenemos mucho miedo. Hacen gestos de que nos van a disparar y a tirarnos al agua", continúa. "He oído que al patrón de otro barco tailandés le pegaron un tiro y se lo llevaron a un hospital de aquí, que a saber los medios que tendrá".

Blach y su capitán, el bermeano Iker Galbarriatu, se encuentran en el puente de mando del barco separados del resto de la tripulación, recluida en el comedor. "No he visto volver al barco a los tres que se llevaron a tierra el jueves, pero han podido llegar sin que los hayamos visto", explica. (...)

Los piratas les hicieron llamar a sus familias aquel día, mientras disparaban al aire, conscientes de que iban a derrumbarse ante ellas al saber que se habían llevado a tres compañeros a tierra y que amenazaban con matarlos. "Como es lógico, muchos sufrieron ataques de pánico. Todos lloraban al oír llorar a sus familias y mientras, los piratas se reían a carcajadas de nosotros. Yo intento aguantar el tipo, porque soy el patrón y si caigo yo...", relata Blach. "A los marineros africanos que llevamos también les han dejado hablar con sus familias, pero después de los españoles". Ayer, los secuestradores volvieron a permitir responder al único teléfono que funciona en el Alakrana -los piratas han roto los otros dos- para trasladar lo mal que se lo están haciendo pasar a sus rehenes y presionar al Gobierno." (El País, ed. Galicia, España, 09/11/2009, p. 16)

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