20/9/18

Para llegar al tabú más grande que hay en nuestra cultura, matar a una persona, primero tienes que convertirla en el enemigo. En un ser que ya no es humano. Eso es justo lo que hace el nacionalismo. Deshumanizar...

"(...) De todos los crímenes de guerra de los que ha hablado en su libro, aparte de las violaciones y matanzas, me impactaba que les cortaran los testículos a los hombres.

Cito un artículo que se escribió, pero no puedo asegurar que fuese cierto. Aunque a los hombres también los violaron en la guerra. Eso sí que se supo. Pero lo relevante es que en nuestra guerra las mujeres han hablado de las violaciones que sufrieron más que en ninguna otra, porque en todas las guerras violan a las mujeres. 

En Yugoslavia, en los campos de concentración serbios, se violaron entre veinte y sesenta mil mujeres mayoritariamente musulmanas. También violaron a croatas y también violaron los croatas. Ahí no hay manos limpias.

De todo esto se reunió información muy pronto, cuando se creó el Centro para las Víctimas de la Guerra en Sarajevo. Aparte, la de Yugoslavia fue la guerra de la que más hablaron los medios y la que más detallaron. Lo fascinante es que con estas declaraciones que hicieron tantas mujeres se adoptó la ley que dice que la violación es un crimen de guerra.

 Creo que fue en 2001 cuando lo aceptó la ONU. Lo explico en el capítulo «Los chicos solo estaban de cachondeo». Ahora imagínatelos, en La Haya les está juzgando una mujer y además es negra. Eso debe ser un choque muy brutal para ellos.

Violar fue parte de la limpieza étnica. El significado de las violaciones estaba en intentar avergonzar a los hombres porque no habían sido capaces de protegerlas. Es un acto tan primitivo y tan bárbaro… En esas guerras nuestras de lo que se trataba era de dominar el territorio, un tipo de guerra brutal para producirse a finales del siglo XX

Y les salió bien la limpieza étnica, porque la gente que la sufrió nunca ha vuelto a sus tierras. Así se ha quedado Bosnia, desestabilizada y poco funcional como país.

¿Pudo evitarse la guerra?

Es una pregunta muy complicada. Nosotros no estábamos en el bloque, éramos los mejores candidatos para entrar en la Unión Europea. Nuestro estándar era alto, era un sistema comunista más liberal, se nos permitía viajar… En general, ya estábamos con un pie en Europa y lo que nos pasó fue un shock. Y somos los únicos responsables.

Hay una tesis que es paradójica sobre lo que pasó. Los países del bloque tuvieron sistemas más duros y por eso allí los movimientos de oposición fueron mejores que en Yugoslavia, donde el autoritarismo era más suave. Cuando empezaron los problemas, los únicos preparados para enfrentarse al Estado eran los nacionalistas. 

Pero no creo que ninguno de ellos tuviera en mente la guerra. Ni Milošević, no entraba en sus planes. El nacionalismo era la única vía que tenían para mantenerse en el poder y se les fue de las manos en un momento en el que no había ninguna oposición democrática.

El nacionalismo serbio empezó en Kosovo, no fue en Croacia ni en Bosnia. Como reacción, luego sí que se formaron movimientos nacionalistas en Croacia y en Bosnia. Eslovenia salió como una víctima colateral de toda la historia. 

Nosotros somos los culpables de todo por no haber sido capaces de construir una oposición democrática. Simplemente, no tuvimos un Václav Havel y punto. Este sería el resumen más corto que puedo hacer.

En Eslovenia hubo algo de sociedad civil, pero lo que a mí me interesa es con qué ligereza todos esos intelectuales, periodistas y escritores, la élite completa, se pasó al nacionalismo. Pero, bueno, la característica principal que definía a la sociedad de aquella época era el oportunismo y actuaron en consecuencia.

Lo que la gente en España tiene que entender es que la guerra no pasa de hoy a mañana, hay que prepararla. Requiere preparación psicológica, tienes que asegurarle a la gente que tiene un enemigo que va a por ellos, que están en peligro y que es legítimo luchar contra ellos. Este proceso necesita tiempo, en Yugoslavia fueron cinco años por lo menos. No fue de un día para otro.

Como he dicho antes, para llegar al tabú más grande que hay en nuestra cultura, matar a una persona, primero tienes que convertirla en el enemigo. En un ser que ya no es humano. Eso es justo lo que hace el nacionalismo. Deshumanizar. Sin legitimar la violencia la gente no se lanza a la acción, pero una vez que corre la sangre ya no se puede parar.

¿Ve algo así posible aquí?

Todo es posible en todas partes. Erdogan cuando empezó también era muy demócrata y ahora es un dictador. Nosotros en Balcanes hemos aprendido que la historia también puede involucionar. Si aquí nadie para el nacionalismo, claro que es posible que haya aquí una guerra. (...)"          (Entrevista a Slavenka Drakulić , El País, Jot Down

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