31/7/18

Como represalia, decenas de vecinos de Negreira, A Baña y Val do Dubra fueron interrogados, torturados y una docena de ellos condenados a diferentes penas de prisión

"Marzo de 1949. Están a punto de cumplirse diez años desde que Franco redactara el tristemente célebre parte en el que anunciaba el fin de las hostilidades bélicas después de que el Ejército republicano acabara "cautivo y desarmado". 

Sin embargo, y por mucho que dijera el ya dictador, la guerra aún no había terminado en España a finales de los años 40. En las sierras seguían actuando pequeños grupos de hombres y mujeres que todavía luchaban por la libertad y plantaban cara, con las armas en la mano, a las fuerzas militares y policiales del nuevo régimen. Una de estas unidades del maquis se sentía cada vez más acorralada.

Se trataba del destacamento Manolo Bello, perteneciente a la IV Agrupación del Ejército Guerrillero de Galicia. Lo formaban Carmen Temprano Salorio, José María Castelo Mosquera, Manuel Pena Camino, Vicente Peña Tarrasa y Manuel Ramiro Soto. En las primeras horas del día 5, fueron sorprendidos por la Guardia Civil mientras se escondían en una humilde casa ubicada en Zas, una pedanía del municipio coruñés de Negreira.

 Comenzó entonces un tiroteo en el que Carmen resultó gravemente herida. Muy probablemente porque ella misma se lo pidió, su compañero José María Castelo la remató en ese mismo instante para que no cayera en manos de los franquistas. 

Los cuatro hombres del grupo lograron escapar del cerco en compañía de una vecina, Manuela Teiga. Vicente Peña también había recibido varios balazos por lo que el grupo tuvo que hacerse con un caballo para intentar poner tierra de por medio.

 Esta penúltima etapa del viaje solo duraría 20 kilómetros. Pasadas las tres de la tarde, en los montes de Páramos, fueron nuevamente sorprendidos por sus perseguidores, que acribillaron a balazos a tres guerrilleros y a Manuela. Solo Manuel Ramiro logró escapar y acabó integrándose en otra unidad de resistentes. 

Su lucha se prolongaría tres años más, hasta caer abatido por la guardia civil el 2 de junio de 1952 en la también coruñesa localidad de Mesía.
 Las represalias en la zona por lo ocurrido no se hicieron esperar. Decenas de vecinos de Negreira, A Baña y Val do Dubra fueron interrogados, torturados y una docena de ellos condenados a diferentes penas de prisión. 

Erundino Vieto desapareció para siempre y todavía hoy su familia trata de averiguar cuál fue su último destino. El cuerpo de Carmen fue recuperado, pero los otros cuatro cadáveres permanecieron en una fosa olvidada durante casi siete décadas. (...)"           (Carlos Hernández, eldiario.es, 27/07/18)

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